Orígenes y Evolución del Arte y Arquitectura Paleocristiana

Contexto Histórico del Cristianismo Primitivo

El cristianismo surgió en Palestina, una región oriental del Imperio Romano, liderado por Jesús de Nazaret en el siglo I a.C. En ese entonces, el emperador unificaba el poder religioso y político. Sin embargo, la sociedad estaba fragmentada en cuanto a lo religioso. Por un lado, estaban los paganos, que realizaban rezos y ofrendas a dioses como Júpiter, Ceres o Plutón. Por otro lado, había una gran parte de la población escéptica que negaba la existencia de dioses, aunque también existían grupos que profesaban religiones traídas de Oriente.

El cristianismo fue perfecto para estas clases populares, ya que apelaba a la emoción de los fieles: prometía salvación y un paraíso para los justos, incluía a todos en los actos religiosos (ricos, pobres, mujeres, niños…), presentaba un dogma sencillo para los humildes y ofrecía la promesa de una vida eterna en la que todos serían iguales, sin importar su condición social.

Esta dignificación del trabajo, la humildad y la sencillez iban en contra de los valores romanos. Este fue el motivo por el que los emperadores (que se consideraban de origen divino) ejercieron una dura represión contra la doctrina cristiana.

Esta represión explica la clandestinidad de los primeros cristianos, hasta que en el 313, con el Edicto de Milán, el emperador Constantino oficializó el cristianismo. En el 330, Constantino el Grande fundó Constantinopla en un punto estratégico de la ciudad griega de Bizancio, en el mar de Mármara, en el estrecho del Bósforo y en el nexo de Oriente y Occidente. Mientras que el Imperio Romano de Occidente cayó en el 476, el Imperio Romano de Oriente no lo haría hasta 1453, con la toma de Constantinopla por los turcos. El imperio oriental fue evidencia de un poder imperial enriquecido por ser el nexo de las rutas comerciales entre Oriente y Occidente, y el mar Negro y el Mediterráneo.

Constantino hizo de Constantinopla una urbe que no se quedaba atrás de las anteriores grandes ciudades, como Alejandría o la antigua Roma. Alcanzó cerca de 400.000 habitantes y se convirtió en el centro cultural, artístico y arquitectónico de la época. Hoy en día todavía se pueden apreciar evidencias de la rica civilización que hubo allí, como la basílica de Santa Sofía o el puerto del Cuerno de Oro.

El Arte Paleocristiano en las Catacumbas

Donde encontraremos mayor registro artístico será en las pinturas al fresco que recubrían las paredes de las catacumbas. Antes del 313, se usaban símbolos paganos propios de Roma para mayor discreción. Podemos distinguir distintas temáticas en estos frescos:

Temática Clásica

  • Buen Pastor: Un joven imberbe, rodeado de su rebaño de ovejas, animales sumisos como los creyentes, que deben rendir sumisión a Dios (“Agnus Dei”). A veces, aparecía el joven con un cordero en su cuello, recordándonos al Moscóforo griego.
  • Orante: Representación pagana de la Piedad.
  • Mitos paganos:
    • Orfeo: Se metió en los infiernos para salvar a Eurídice.
    • Eros y Psique.
    • Hércules: Dedicó toda su vida a la liberación de los hombres, al igual que Cristo, liberador y salvador de almas. Se le representa también en el jardín de las Hespérides, asociado con el paraíso y Adán.

Temas del Antiguo Testamento

Se pedía la salvación de las almas a Dios, al igual que salvó la de aquellos personajes bíblicos como:

  • Daniel en el foso de los leones.
  • La historia de Jonás y la ballena.
  • Los jóvenes hebreos en el horno de Babilonia.

Aparecen también Noé y la paloma con la rama de olivo, el sacrificio de Isaac y pasajes de Moisés como primer mesías.

Temas del Nuevo Testamento

Los más destacados son:

  • El joven Febo: Representación de Jesús en estilo helenístico.
  • Hombre barbado: Con rasgos más reales de Cristo.
  • La Profecía de Balaam.
  • La curación del paralítico y la resurrección de Lázaro.
  • Multiplicación de panes y peces.
  • El bautismo de Cristo.
  • El Espíritu Santo convertido en Paloma.
  • El ágape o banquete.

Símbolos Paleocristianos

Aparte de estos temas para los frescos, existían gran cantidad de símbolos que marcaban la identidad del creyente. Muchos de ellos se repiten con los temas de las pinturas:

  • El Crismón: Formado por las dos primeras letras de la palabra griega “Χριστός” (Mesías), es decir, la “χ” (ji) y la “ρ” (ro) combinadas. Se le suele añadir un círculo y, además, una alfa y una omega en los espacios libres.
  • El Pez: En griego, ΙΧΘΥΣ forma las siglas de Jesús, Cristo, Hijo de Dios, Salvador (Ιησούς Χριστός Θεου Υιός, Σωτήρ).
  • El Pan y el Vino: Simbolizan el cuerpo y la sangre de Cristo.
  • Otros: Paloma, ancla, delfín, ave Fénix, pavo real, etc.

La Basílica Paleocristiana: Un Nuevo Espacio de Culto

Tras la promulgación del Edicto de Milán en el 313 y, más tarde, en el 395, la proclamación del cristianismo como religión única por Teodosio, los fieles pudieron dejar de esconderse bajo tierra en catacumbas y se vieron con nuevas necesidades que cubrir. Por esto, construyeron templos más grandes.

Antes de la oficialización del cristianismo, los creyentes realizaban los actos religiosos en sus propias casas o en las catacumbas. Los cristianos necesitaban un lugar que diese cabida a todos los actos litúrgicos y asiento a todos los fieles. Además, necesitaban un altar. Es por esto que exigían un edificio grande y cerrado. Los primeros cristianos, al fin y al cabo, eran romanos culturalmente y se sirvieron de la arquitectura romana para la creación de sus nuevos templos. Existían varios candidatos, pero el más acertado fue la basílica romana, que anteriormente daba lugar a tribunales públicos de justicia y mercados cubiertos. En concreto, la elegida fue la basílica Ulpia, con cinco naves y dos cabeceras absidiadas.

Sin embargo, se eliminó una cabecera y se añadieron dos elementos más bien simbólicos, como la nave transversal y el arco de triunfo, que le daban una planta en forma de cruz latina al templo. Así nació el crucero, elemento trascendental para la arquitectura cristiana hasta nuestros días.

La basílica tiene una planta cuadrangular, formada por tres o cinco naves, la del medio más ancha y elevada. En un extremo de la nave central se encuentra la puerta y en el opuesto, el ábside, que puede ser semicircular o poligonal. Además, este marcaba la orientación del templo, que al principio solía ser hacia Oriente. El tejado se dispone a dos aguas y el método de iluminación era mediante las ventanas que se encontraban en la nave central. La basílica estaba compuesta por diferentes partes. La principal era la cátedra o trono del obispo, la cual estaba situada en el ábside. Al lado del obispo, estaba el clero mayor y, un poco más cerca de los fieles, el clero menor y el coro.

Si dicha basílica poseía reliquias, estas se guardaban en la cripta bajo el suelo.

Al templo solo podían entrar aquellos que habían recibido el bautismo. Los que no, ocupaban un espacio llamado nártex en la puerta. En el exterior del templo se situaba un atrio o patio fortificado con una fuente en el centro, que funcionaba como lugar de reunión para los fieles. Anexos a la basílica encontramos diferentes edificios, como por ejemplo los baptisterios, que podían ser de planta circular o poligonal con una cisterna en el centro, en la cual los fieles recibían el bautismo mediante la inmersión. Este edificio está claramente inspirado en las termas romanas.

Parecidos a los baptisterios son los sepulcros, pero cuyo elemento central es un sepulcro. Estos estaban dedicados a los más ricos, como por ejemplo el Mausoleo de Santa Constanza, y derivan de los mausoleos romanos.

Existían también los martyria, iglesias-sepulcro dedicados a un mártir, con una disposición similar a la de los sepulcros. Solían ser de planta circular y coronadas con una cúpula. Las más destacadas son las iglesias de Tierra Santa, como la de la Natividad en Belén y el Santo Sepulcro.

Desde un punto de vista práctico, en esta época es cuando se empieza a ver un cambio. En la arquitectura cristiana se deja de lado la horizontalidad de la basílica romana y se empieza a apreciar cierta verticalidad en la tendencia constructiva de estos nuevos cristianos, que marcará en los próximos siglos la forma de construir para esta religión.

La Basílica de Santa Sabina en Roma: Un Ejemplo Paradigmático

Nombre de la obra: Iglesia de Santa Sabina
Ubicación: Roma, Italia
Fecha de construcción: Entre 422 y 432 d.C.
Estilo artístico: Arte paleocristiano

Santa Sabina es un ejemplo representativo de la basílica cristiana primitiva. Presenta una planta basilical de tres naves, con la nave central más ancha y alta que las laterales, lo que permite la iluminación mediante ventanas de arquería en el clerestorio. Como era habitual, el acceso se encuentra en un extremo y el ábside en el otro, donde se sitúan la cátedra del obispo y el altar.

Los materiales usados en esta edificación son materiales nobles. Por ejemplo, el exterior es de ladrillo y madera, materiales más austeros, y el interior cuenta con cierta decoración de mármol. Uno de los elementos arquitectónicos más destacados es la cubierta de madera a dos aguas, a diferencia de las estructuras abovedadas que se desarrollarían en etapas posteriores.

Sus columnas corintias, reutilizadas de templos romanos, reflejan la tradición del spolia, práctica común en la época.

El atrio original se ha perdido, pero se conservan importantes detalles decorativos, como las puertas de madera de ciprés talladas con escenas bíblicas, que son una de las piezas más antiguas de su tipo.

La construcción de Santa Sabina se enmarca en el periodo en el que el cristianismo, tras la legalización por Constantino en el Edicto de Milán (313 d.C.) y su conversión en religión oficial con Teodosio (380 d.C.), necesitaba templos amplios para acoger a los fieles.

El modelo basilical fue adoptado porque permitía congregar a grandes masas y otorgar jerarquía al espacio litúrgico. El ábside se orientaba hacia el este, siguiendo la tradición de mirar hacia la luz del sol naciente, símbolo de Cristo.

Santa Sabina también influenció las iglesias medievales, al introducir elementos como la nave transversal (crucero) y la verticalidad, que evolucionaría en estilos posteriores como el románico y el gótico.

La Iglesia de Santa Sabina es una de las mejor conservadas del arte paleocristiano y refleja la transición entre la arquitectura romana y la cristiana. Su sobriedad exterior contrasta con la luminosidad y riqueza simbólica del interior, donde se sentaron las bases para la evolución del templo cristiano en los siglos siguientes.

Las Catacumbas: Refugio y Arte en la Clandestinidad

Antes del Edicto de Milán en el 313 (legalización del cristianismo) y de que Teodosio convirtiese el cristianismo en la religión oficial del Estado, los creyentes habían estado en la clandestinidad, ya que eran duramente perseguidos. Los cristianos necesitaban enterrarse. Al principio lo hacían en las propias casas, pero la escasez de espacio los obligó a enterrar los cuerpos en galerías subterráneas, que a menudo eran minas abandonadas.

Las conocidas como catacumbas están formadas por largos pasillos (ambulacrum) en cuyas paredes están ubicados los nichos excavados en sentido horizontal (loculi). Al fondo de las galerías, a veces se construía una habitación más espaciosa (cubiculum) donde se enterraba a personas más importantes, cuya tumba se coronaba con un arco anexo al muro para demostrar su poder. Cuando este cubículo era de dimensiones más grandes de lo habitual, se llamaba cripta. Estas estancias a menudo se usaban para realizar la liturgia y dar misas, de manera clandestina, claro está.