Pintura Gótica y del Trecento: Un Recorrido por la Evolución Artística

Pintura Gótica

1. Gótico Lineal (s. XIII – principios XIV)

Se extiende sobre todo por Francia e Inglaterra. Coincide en Italia con la Escuela italo-gótica (Trecento). En España destacan las pinturas murales de la Sala Capitular de Sigena (Huesca, destruidas en la Guerra Civil, quedan restos en el Museo de Arte de Cataluña) y la capilla de S. Martín, catedral vieja de Salamanca.

2. Estilo Italo-Gótico (ss. XIII – XIV)

Paralelamente al desarrollo del estilo anterior, en Italia se van creando a lo largo del s. XIII (Duecento) unas formas artísticas bajo influencia bizantina, que darán origen a las Escuelas de Siena y Florentina o Toscana del Trecento. En España, la influencia italiana se hará sentir sobre todo en Cataluña: Pedro Serra es el autor del magnífico Retablo del Espíritu Santo de la catedral de Manresa y Ferrer Bassa pinta al fresco la capilla de S. Miguel (monasterio de Pedralbes).

3. Estilo Internacional (la mitad s. XIV)

Aparece en centro europa y adquiere gran desarrollo en las cortes de los duques de Berry y de Borgoña, sobre todo en miniatura. En España tiene gran impacto en la Corona de Aragón: así tenemos a Luis Borrasá y Bernard Martorell, autor del magnífico retablo de S. Jorge (Art Institute, Chicago y Louvre). En Castilla son importantes Nicolás Francés, autor del retablo mayor de la catedral de León y Nicolás y DeHo Delli, que trabajan en las pinturas de la bóveda y retablo mayor de la catedral vieja de Salamanca.

4. Estilo Flamenco (s. XV)

Es la escuela más importante de la pintura gótica. En Cataluña destacan Luis Dalmau autor de la Virgen de los Concellers (Museo de Arte de Cataluña, 1443), y Jaime Huguet y en Castilla sobresalen Fernando Gallego, autor de una Piedad (Prado) y Jorge Inglés entre otros.

La Pintura Italiana del Trecento: Giotto

1. La Escuela de Siena

Hasta fines del s. XIV (los “años trescientos”, de ahí el término Trecento) hay en Italia dos tendencias en la pintura: la Escuela de Siena, de tradición gótica y bizantina y la otra, la Escuela de Florencia que cambia “el arte de pintar de lo griego a lo latino”, es decir, se acerca más al naturalismo del arte romano. En ambas escuelas tiene mucha importancia la pintura mural, tradición que no se había perdido en Italia y que seguirá presente en el Renacimiento.

La Escuela de Siena funde la tradición bizantina, que se caracteriza por la imitación de los mosaicos con los típicos fondos dorados, con el gótico internacional francés. Esta síntesis la realizó Simone Martini (1284- 1344), dando como resultado un arte preciosista, muy refinado, elegante que constituye la cumbre de la pintura sienesa. Sus primeras obras fueron los encargos para decorar al fresco el Salón de Plenos del Palacio Comunal de Siena (Ayuntamiento): en 1328 pintó el primer retrato ecuestre del arte italiano, el condotiero Giudorico da Fogliano. El paisaje es muy ingenuo, falto de proporción, pero por lo menos el fondo no es dorado. Su obra cumbre es el Retablo de la Anunciación (Uffici, Florencia, 1333). El fondo es dorado, pero la elegancia de las figuras, muy refinadas, pintadas a base de líneas onduladas nos recuerda el gótico francés.

2. La Escuela de Florencia

El primer pintor que se aleja de la tradición gótico-bizantina es Cimabue que logra infundir a sus personajes un marcado naturalismo, como se puede apreciar en los frescos de la basílica de Asís (1295). Será su discípulo GIOTTO (1266- 1337) el que dé el paso hacia el Renacimiento. Con este pintor adquiere gran importancia el paisaje natural de fondo en el que se mueven las figuras. La profundidad la consigue acumulando las figuras unas detrás de otras pero no emplea la perspectiva geométrica. Hay escorzos, cuerpos de espalda, movimiento y cierta monumentalidad de los ropajes. Pero las figuras son muy elementales, existiendo una clara desproporción entre los personajes y las arquitecturas o paisajes de fondo, pero es un gran avance con respecto al gótico, por ser una pintura muy realista y representar el volumen, gracias a la utilización de la luz que modela las figuras, dando sensación de que tienen masa.

La primera obra importante son los frescos para la basílica de S. Francisco de Asís (1298), en donde representa 28 episodios de la vida del santo, basándose en su biografía oficial. La originalidad de las composiciones y el repertorio iconográfico causaron sensación y fue rápidamente copiado por sus discípulos, hecho que hará famoso al pintor, que será contratado por los burgueses de la Toscana para decorar sus capillas funerarias. Su obra más famosa son los frescos de la Capilla Scrovegni (1304- 6) en la Arena de Padua, propiedad de Enrico Scrovegni. Giotto pintó 56 escenas en las paredes y la bóveda de cañón, con temas sacados de los Evangelios Canónicos y de los Apócrifos, así como de la Leyenda de S. Joaquín y S. Ana. También hay alegorías de la Fe, la Justicia etc., rematando el conjunto un Juicio Final en el muro de entrada. Algunas escenas, como el Encuentro de S. Joaquín y S. Ana son de una gran ternura. Otras 2 obras importantes son los frescos de las capillas de los banqueros Bardi y Peruzzi, en la iglesia de la Santa Croce (Florencia).

Los Primitivos Flamencos

1. Características generales de la pintura flamenca

A fines del primer cuarto del s. XV se inicia el estilo flamenco, que arranca de las formas del estilo internacional de los maestros que trabajaron en las cortes de los duques de Berry y de Borgoña. Flandes comprendía los actuales territorios de Bélgica y Holanda. Era una región muy poblada y con una importante industria textil, puertos muy activos (Brujas, Yprés, Gante … ) y una potente banca. En este marco político se desarrolla la escuela de pintura flamenca, que se puede considerar la última expresión del espíritu medieval.

La pintura flamenca es distinta a la gótica, pero no es plenamente renacentista, por lo que puede considerarse un “estilo puente” entre el gótico y el renacimiento y es, una vía distinta a la pintura italiana.

Características más destacadas:

  • Empleo de una nueva técnica pictórica: el óleo, en donde se usa como aglutinante de los colores aceite en vez de clara de huevo o cola.
  • La pintura se aplica por capas o “manos”, llamadas “veladuras” que se aplican unas sobre otras sin que se alteren las capas que se ocultan. Esta técnica permite trabajar con lentitud, facilita las correcciones, se consigue efectos de profundidad según se aplique más o menos veladuras, permite una finura y un detallismo extraordinarios y los colores quedan con tonos muy puros, sin que se alteren con el paso del tiempo.
  • El soporte es siempre madera (roble, encina, álamo). Los cuadros son de pequeño formato y con mucha frecuencia se pintan dípticos, trípticos (los más frecuentes) y polípticos.
  • La pintura flamenca es experimental, usa una perspectiva no científica (figuras amontonadas).
  • Es una pintura muy realista, muy interesada en la realidad cotidiana, muy propio del gusto burgués. Los cuadros aparecen llenos de objetos lujosos (vestidos, joyas, muebles … ). Se desarrollan nuevos géneros, como el paisaje (de fondo), los interiores y los temas cotidianos (tan propios de la pintura holandesa barroca) y el retrato, aunque también hay pintura religiosa (donaciones de burgueses a iglesias). Destaca en todos el extraordinario gusto por los detalles, pintados con pinceles finísimos, gracias al empleo del óleo.