Antropología, cultura y lenguaje: claves de la evolución humana

La antropología y la paleontología son ciencias que avanzan incesantemente con cada nuevo descubrimiento; sus teorías rara vez permanecen estáticas, cambian y evolucionan al ritmo de los nuevos hallazgos y estudios efectuados.

Los fósiles humanos hallados en Atapuerca demuestran la presencia del ser humano en el continente europeo desde hace un millón de años.

Para desvelar el misterio de dónde y cómo apareció nuestra especie existen dos teorías:

Teoría del Candelabro (Wolpoff)

El origen del ser humano es multirregional, se produjeron distintos procesos evolutivos en lugares dispares del mundo prehistórico, y hubo un cambio genético entre las poblaciones existentes y que el origen del ser humano pudo haberse dado en cualquiera de estos enclaves. Así mismo, el cruce genético habría ido contribuyendo a crear la especie humana como la conocemos ahora. Esta teoría se apoya en cantidades importantes de fósiles encontrados en distintas partes del mundo.

Teoría del Arca de Noé (Stringer y Andrews)

Afirma que el ser humano actual tiene un origen único situado en el continente africano. Los humanos actuales habrían emigrado desde África y ocupado otras partes del planeta sustituyendo a las poblaciones más antiguas que hasta entonces las habían habitado.

El lenguaje y la capacidad simbólica

Gracias al lenguaje, el ser humano es capaz de realizar generalizaciones y abstracciones, y referirse a realidades pasadas, futuras o imaginarias. El lenguaje supone una diferencia cualitativa, es decir, un rasgo específicamente humano.

Existen diversas teorías acerca del origen del lenguaje tal y como lo conocemos hoy.

Se supone que el lenguaje articulado ha derivado de un primer lenguaje gestual, en el que los homínidos se comunicarían a partir de gestos más o menos acompañados de sonidos. ¿Cómo, cuándo y por qué los gestos dieron lugar a la comunicación articulada? Existen varias hipótesis:

  • Una mutación genética habría causado esta especialización. Habría sido múltiple y comportaría un largo proceso, pues habría debido producir cambios en la organización del cerebro, conducto vocal y sistema auditivo.
  • El aumento progresivo de la inteligencia general favorecería la aparición y el crecimiento de la capacidad simbólica y lingüística.
  • La generalización de señales gestuales de alarma o de aviso provoca que éstas se vayan combinando paulatinamente con señales vocales. La utilidad de estas últimas haría que estas fueran imponiéndose y finalmente originarían un lenguaje exclusivamente vocal que simbolizara objetos y situaciones.

Es posible que las tres teorías anteriores sean complementarias y compongan una explicación multicausal del origen del lenguaje. Lo que sí está claro es que para que apareciera el lenguaje en los homínidos tuvieron que darse varias condiciones: una predisposición para comunicarse, capacidad de imitar sonidos, inteligencia necesaria para aprender a poner nombres y relacionar entre sí clases de objetos y fenómenos y la sensibilidad a la sensibilidad a las diferencias de orden en las secuencias de sonidos.

La cultura

La cultura como factor humanizador

En el proceso evolutivo de millones de años no solo se produce la hominización (aparición del género Homo y de todas sus especies), sino que también se produce la humanización (aparición de las primeras especies que se pueden considerar propias/humanas).

Si la determinación biológica y genética con la que venimos al mundo constituye que consideramos nuestra dimensión natural, nuestra dimensión cultural, en cambio, está compuesta por todo aquello adquirido socialmente: conocimientos, técnicas, hábitos, normas y formas de vida. Consideramos que la cultura es el conjunto de informaciones adquiridas a través del aprendizaje social.

La cultura no es exclusiva de los seres humanos ya que los animales tendrían también un poco de cultura, ya que son capaces de transmitirse conductas sociales nuevas.

La adquisición de nuevas costumbres en los animales es social, la forma de aprendizaje es la imitación.

En el ser humano existe una forma de transmisión cultural que es específicamente suya: la transmisión a través del lenguaje, el modo más evolucionado de comunicación, a partir del cual los sonidos se estructuran para dar lugar a sílabas, palabras, oraciones… Como hemos visto, el lenguaje articulado se considera una cualidad específicamente humana y también una condición necesaria para el desarrollo de la cultura.

El lenguaje permite el pensamiento y la comprensión de la realidad. Gracias a este, la especie humana puede transmitir la información sin que sea necesario el contacto directo entre los miembros del grupo. El lenguaje permite la transmisión y la asimilación de las nuevas conductas, teorías, conocimientos o información, a distancia. Y así, los nuevos contenidos culturales se heredan de generación en generación, se acumulan y se incrementan con el paso del tiempo.

El lenguaje es la causa del carácter acumulativo de la información cultural y la principal diferencia entre el hombre y resto de los animales. Así decimos que cultura humana es el conjunto de informaciones adquiridas socialmente y transmitidas mediante el lenguaje.

El ser humano, gracias a la cultura puede adaptarse modificando su propio medio. Cuando gracias a la cultura el ser humano modifica su entorno, de manera que éste le sea más favorable y le permita satisfacer sus necesidades y garantizar su supervivencia, decimos que la cultura tiene un valor adaptativo. La adaptación cultural ha sido más frecuente y significativa que la adaptación genética.

Contenidos fundamentales de la cultura humana

Las informaciones culturales que cada individuo posee son compartidas por los distintos miembros de un mismo grupo. En este sentido, se puede hablar de cultura de grupo o cultura colectiva.

Jesús Mosterín enumera tres tipos básicos de información:

Información descriptiva

  • Explican y representan la realidad
  • Permiten comprender el funcionamiento y las características de nuestro entorno.
  • Se pueden agrupar en varios tipos, según el grado de certeza y objetividad que proporcionan: ciencias, creencias naturales, mitos…

Información práctica

  • Proporciona pautas para la acción.
  • Enseñan a realizar tareas de forma eficaz.
  • Capacitan para el desarrollo de técnicas de modificación del entorno.

Información valorativa

  • Originan sentimientos de atracción o de rechazo hacia lo que nos rodea.
  • Permiten valorar lo que nos rodea como bienes deseables y dignos de estima, o como todo lo contrario.
  • Posibilitan la posesión de normas, prejuicios y valoraciones éticas y morales.

Diversidad cultural

La cultura constituye un rasgo diferenciador del ser humano. Hay que reconocer que no hay una sola cultura, sino muchas. Esta pluralidad se conoce como diversidad cultural.

La variedad de culturas es consecuencia de una característica propia del ser humano. El hombre es un ser abierto que cuenta con un gran número de posibilidades de realización. Ante la vida, no está programado para responder de forma fija, sino que posee libertad para determinar su propia conducta.

A lo largo de la historia, el aislamiento y la falta de contacto entre los distintos grupos han favorecido la diferenciación y la diversidad.

Posturas ante la diversidad cultural

  • Etnocentrismo: Actitud adoptada por los que juzgan y valoran la cultura de otros grupos desde criterios o creencias de la propia cultura. Desde la seguridad de que la suya es la buena, se desprecian y critican los elementos culturales diferentes y extraños.
  • Racismo: Toda creencia, actitud o conducta que se basa en la consideración de que hay unas razas superiores a otras, es decir, defiende que hay razas humanas y razas subhumanas. Se manifiesta en la marginación o el aislamiento de un grupo o persona en función de su raza, religión, nivel cultural…
  • Xenofobia: Actitud de desprecio y rechazo hacia lo extranjero, diferente o extraño.