Cultura humana y animal: diferencias clave y su impacto en la evolución

Diferencias entre la cultura animal y la cultura humana

Cultura animal

  • Formada por el conjunto de informaciones sociales.
  • Forma de aprendizaje y transmisión: imitación.
  • Consecuencias:
    • Necesidad de contacto directo en la transmisión de la información.
    • Carácter fragmentario y restringido de la cultura.

Cultura humana

  • Formada por el conjunto de informaciones sociales.
  • Forma de aprendizaje y transmisión: mediante el lenguaje.
  • Consecuencias:
    • Posibilidad de la transmisión a distancia.
    • Carácter acumulativo de la cultura.
    • Dinamismo, variedad y riqueza cultural.

La cultura específicamente humana

En el ser humano, aunque la adquisición de nuevas conductas se pueda dar por imitación, existe una forma de transmisión cultural que es específicamente suya: la transmisión a través del lenguaje, el modo más evolucionado de comunicación, a partir del cual los sonidos se estructuran para dar lugar a sílabas, palabras, oraciones, etc. Como hemos visto, el lenguaje articulado se considera una cualidad específicamente humana y también una condición necesaria para el desarrollo de la cultura.

El lenguaje permite el pensamiento y la comprensión de la realidad. Gracias al lenguaje, la especie humana puede transmitir la información sin que sea necesario el contacto directo entre los miembros del grupo. El lenguaje permite la transmisión y asimilación de las nuevas conductas, técnicas, conocimientos o información, a distancia. Y así, los nuevos contenidos culturales se heredan de generación en generación, se acumulan y se incrementan con el paso del tiempo.

Podemos afirmar, entonces, que el lenguaje es la causa del carácter acumulativo de la información cultural y la principal diferencia entre el hombre y el resto de los animales. Si comparamos la cultura producida por el ser humano con la creada por algunos grupos de animales, destacan a favor de la humana su dinamismo y la gran variedad y riqueza.

Ahora, podemos matizar la definición de cultura que dábamos antes, de manera que ésta sea algo específicamente humano. Así decimos que cultura humana es el conjunto de informaciones adquiridas socialmente y transmitidas mediante el lenguaje.

Pero, ¿qué ha supuesto para el ser humano esta segunda naturaleza que es la cultura? Como ya hemos visto, los organismos se adaptan al medio por selección natural, de manera que los cambios genéticos se mantienen según su eficacia en la supervivencia. El ser humano, sin embargo, gracias a la cultura puede adaptarse modificando su propio medio. Cuando gracias a la cultura el ser humano modifica su entorno, de manera que éste le sea más favorable y le permita satisfacer sus necesidades y garantizar su supervivencia, decimos que la cultura tiene un valor adaptativo. Esto es lo que ha ocurrido a lo largo de la historia, es decir, la adaptación cultural ha sido más frecuente y significativa que la adaptación genética.

¿Por qué se dice que somos culturales por naturaleza?

Esta expresión, o el decir que la cultura es nuestra segunda naturaleza, significa que, gracias a todo lo que implica la cultura, el ser humano modifica su entorno y a él mismo, de manera que éste le sea más favorable y le permita satisfacer sus necesidades y garantizar su supervivencia, por lo que la cultura tiene un gran valor adaptativo. Así, desde construir un determinado tipo de viviendas o el cultivar un determinado tipo de plantas, aprendiendo con qué técnicas es mejor hacerlo, responde a esta capacidad de adaptación aprendida sin la que nos habría sido imposible sobrevivir.

El ser humano, al tener una mayor complejidad en su sistema nervioso, tiene una menor determinación genética en su comportamiento o, lo que es lo mismo, no está tan regido por los instintos como el resto de las especies y, en consecuencia, hay una mayor variedad de respuestas a los estímulos que recibe, o su capacidad de tener respuestas o conductas distintas es mucho más amplia.

Así, ante estas alternativas abiertas que tenemos desde que nacemos, necesitamos aprender prácticamente todo, desde cómo satisfacer nuestras necesidades fisiológicas, hasta cómo relacionarnos con los demás con todos los conocimientos, técnicas, tradiciones e ideologías que ello implica. Es así como va desarrollándose la cultura y sus formas tan diversas.

La cultura conlleva, en consecuencia, una estrecha relación con el aprendizaje y con la sociedad, porque se va desarrollando como algo compartido por los distintos miembros de un mismo grupo. Definimos, pues, que la cultura comprende todo lo producido por el ser humano en sociedad, ya sean objetos, normas o ideas y que puede ser aprendido por otros seres humanos.

“Por naturaleza tenemos pelo, y nuestro pelo es de tal color. Por cultura nos lo cortamos, peinamos o teñimos. Quien se queda calvo pierde el pelo naturalmente. El monje budista, o el punk o el skinhead que se tonsuran la cabeza pierden su pelo culturalmente. Por naturaleza somos capaces de hablar (en general) y por cultura somos capaces de hablar (precisamente) francés.”Jesús Mosterín, Filosofía de la cultura

Actividad de lectura complementaria: los casos de niños salvajes

  • ¿Qué conclusión se puede sacar de los estudios realizados con estos niños?

Actividad de comentarios de textos

Se relacionan dos textos que comparan el papel de los instintos y de las normas aprendidas en el comportamiento de animales y humanos respectivamente.

¿Qué contenidos implica la cultura?

Partiendo de la definición dada de cultura, hemos de considerar que ésta reside en los individuos, puesto que los contenidos culturales se almacenan en el cerebro. Sin embargo, las informaciones culturales que cada individuo posee son compartidas por los distintos miembros de un mismo grupo.

Pero, ¿qué clases o tipos de información se puede distinguir en la cultura humana? Jesús Mosterín enumera tres tipos básicos de información que vemos en el cuadro siguiente. Todo lo que el ser humano hace: la ciencia, el arte, la religión, la moral, la técnica, las supersticiones, los mitos, los ritos, etc., puede incluirse en alguno de estos tres tipos de información cultural.