Totalitarismo, Alienación y Revolución: Una Mirada desde Arendt y Marx

El Totalitarismo según Hannah Arendt

Arendt analiza cómo el totalitarismo se basa en la creación de un enemigo interno constante, lo que justifica el uso del terror y permite al régimen mantener a la población en un estado de miedo y obediencia. La ideología totalitaria pretende tener respuestas absolutas y definitivas, lo que elimina la necesidad de debate y justifica la represión de cualquier forma de oposición.

El libro de Hannah Arendt se divide en tres partes debido a que el totalitarismo ha de ser comprendido y no explicado causalmente.

Raíces del Totalitarismo

Antisemitismo

El antisemitismo, que es la hostilidad contra los judíos, pasó, a partir de la constitución del Estado-nación a lo largo de los siglos XVII y XIX, a basarse en la idea del judío como un cuerpo externo que rompía con la idea de uniformización en una unidad cultural e incluso racial. En algunos casos se convirtió en un instrumento eficaz para lograr una cohesión nacional.

Imperialismo

El imperialismo, en consecuencia del desarrollo industrial que forzó el límite territorial del Estado nación, posibilitó su expansión en las colonias y se formaron situaciones en las que los derechos humanos podían suspenderse en nombre de la raza, alimentando a un racismo y un antisemitismo, que contribuyó, a despojar a los judíos de su estatus legal.

Características del Totalitarismo

Arendt considera que el totalitarismo se ha plasmado históricamente en el nazismo alemán y el estalinismo soviético, regímenes no caracterizados por la ausencia de leyes. Ambos tienen como objetivo la creación de un “hombre nuevo”, justificado por el terror.

Estos movimientos se apoyan, según Hannah, en el descontento y las dificultades económicas de las masas populares.

En el poder, establecen un sistema de partido único con un líder. Los individuos son manipulados mediante la propaganda y el terror. La dominación total cumple su ideal en los campos de exterminio, donde el individuo es humillado.

La dominación total del totalitarismo exige de tres fases:

  1. Matar a la persona jurídica: donde se anula al individuo como ciudadano sujeto de derechos.
  2. Asesinar la persona moral: donde se destruyen sus valores morales mediante la manipulación y el terror, corrompiendo toda solidaridad humana y convirtiendo al individuo en cómplice del terror.
  3. Destruir la individualidad: en la cual se convierte al individuo en un número, transformando a los individuos en especímenes del animal humano.

El totalitarismo suprime la esfera pública y la privada. En consecuencia, desaparece la política, que consiste en crear una esfera pública común en la que los seres humanos dialogan y llegan a consensos en igualdad de condiciones.

Tras el totalitarismo, se impone una forma de pensar desde el sentido común, poniéndose en el lugar del otro.

La Alienación según Karl Marx

Marx considera que la alienación se da en una clase social concreta: el proletariado. Critica a Feuerbach porque no tiene en cuenta la historia y porque sigue siendo un idealista, en el sentido de que Feuerbach no habla del hombre concreto, sino que cree en una esencia humana de la que cada individuo es realización particular. Para el marxismo, el hombre concreto es un ser que tiene que hacerse a sí mismo transformando la naturaleza mediante la actividad productiva.

El trabajo (praxis), constituye la esencia del individuo. Es la praxis lo que distingue al hombre de los animales y lo que configura su relación con el mundo y con los otros seres humanos.

La persona se constituye como tal en sociedad. El hombre es producto del conjunto de las relaciones sociales y sujeto de la historia. El objetivo del progreso histórico es que sea el hombre quien desarrolle totalmente sus capacidades creativas y controle su propio destino. Estas capacidades se manifiestan en la actividad productora: el hombre se proyecta en el producto de su trabajo, dejando en él algo de sí mismo. Cuando aquello que produce se convierte en mercancía, él mismo pasa a ser mercancía. El producto de su trabajo no retorna a él, sino que revierte en los propietarios de los medios de producción: el hombre queda, pues, desdoblado, se pierde a sí mismo.

La alienación se da cuando el trabajador considera el producto de su trabajo como algo ajeno a sí mismo y tiene lugar, por tanto, un distanciamiento y una deshumanización. Esta alienación no es natural, sino consecuencia de las relaciones de producción de un momento histórico, y se da especialmente en el capitalismo. Marx descubre distintas formas de alienación.

Formas de Alienación

  1. Alienación económica: Es la forma fundamental de alienación. El trabajador se siente alienado en relación con su propia esencia, su actividad y el producto de su trabajo, así como en sus relaciones con los capitalistas. Esta alienación contribuye a aumentar las desigualdades entre las clases sociales.
  2. Alienación social y política: La alienación económica subyace en la división de la sociedad en clases, y el Estado representa los intereses de la clase dominante, convirtiéndose en un poder que va en contra de los intereses del proletariado.
  3. Alienación religiosa: Marx ve la alienación religiosa como una consecuencia de la alienación económica y social. Considera que la religión actúa como un consuelo frente a la miseria y la injusticia, pero frena la transformación de las condiciones de vida en el mundo actual.

La Revolución y el Comunismo

Marx sostiene que la historia avanza hacia un nuevo sistema, el comunismo, que superará el capitalismo y pondrá fin a la alienación. Además, cree que el proletariado puede acelerar este proceso revolucionario mediante su acción.

Marx visualiza un “nuevo hombre” en la sociedad comunista, liberado de la alienación, mediante un proceso revolucionario:

  1. Una etapa de transición, en la que el proletariado se apropiará de los medios de producción.
  2. Le seguirá una etapa de socialismo: se abolirán las clases sociales y los medios de producción serán colectivos.
  3. Finalmente, llegará el comunismo, fase en la que desaparecerá el Estado, supondrá la realización del hombre y el fin de las divisiones de clase, que son el motor de la historia: significará, por tanto, el final de la historia.

En este nuevo sistema, el hombre sería capaz de desarrollar plenamente su potencial creativo a través del trabajo, sin sentirse alienado ni explotado. La sociedad comunista permitiría al hombre vivir en armonía con sus semejantes, eliminando las divisiones de clase y otorgándole un mayor control sobre su destino.

Mecanismos del Capitalismo

Según Marx, los mecanismos objetivos que rigen el modo de producción capitalista son:

  1. El capitalismo es un modo de producción en el que el capitalista aporta bienes y dinero (capital) que lo convierten en dueño de los medios de producción.
  2. Para subsistir, el trabajador está obligado a vender al capitalista, a cambio de un salario, lo único que posee, su fuerza de trabajo. El producto de su trabajo es un objeto que puede ser cambiado por otros objetos, una mercancía.
  3. Esta mercancía tiene un valor de uso (basado en su utilidad) y un valor de cambio real, (determinado por una cantidad de dinero que depende del tiempo de trabajo necesario para producir la mercancía).
  4. Una mercancía tiene también un valor de cambio de mercado, que depende de la ley de la oferta y la demanda. Esta ley va ligada al consumo y es la que explica que suba o baje el precio de la mercancía.
  5. El salario que recibe el obrero no está de acuerdo con el valor que el producto de su trabajo tiene en el mercado: la diferencia entre lo que cobra y el beneficio que su trabajo genera en el mercado se denomina plusvalía. Este beneficio se queda en las manos del capitalista y no retorna al trabajador, que es quien lo ha generado.

Las consecuencias de este modo de producción son una distribución desigual de la riqueza y la explotación del asalariado. Es necesario sustituir la propiedad privada por la propiedad colectiva de los medios de producción. Mientras esto no ocurra, el trabajador, tratado como una mercancía (objeto), no podrá realizarse, sino que se sentirá esclavo de sus propios productos, es decir, alienado.

La Condena del Capitalismo

La burguesía ha desempeñado, según Marx, un papel revolucionario en la historia: acabó con la aristocracia y con el sistema feudal en nombre del comercio. Ahora ya ha cumplido con su papel, y el sistema burgués está condenado a desaparecer:

  1. Por un lado, la propia lógica interna del sistema capitalista lo llevará a crisis constantes: para incrementar su capital, la burguesía tratará de competir en el mercado con precios bajos, que puede conseguir aumentando la producción. El exceso de producción saturaría el mercado y los obreros se quedarán entonces sin trabajo. Eso se revertirá en un menor consumo y, por tanto, en una crisis para las empresas.
  2. Por otro lado, el capitalismo lleva en sí, el germen de su propia destrucción: el capital tiende a acumularse en pocas manos, mientras que el proletariado aumenta, y acaba por desarrollar conciencia de clase y por oponerse violentamente a la burguesía capitalista. La tensión entre ambas clases desembocará inevitablemente en la revolución del proletariado.

Marx señala tres etapas del proceso revolucionario:

  1. Una etapa de transición, en la que el proletariado se apropiará de los medios de producción.
  2. Luego una etapa de socialismo: se abolirán las clases sociales y los medios de producción serán colectivos.
  3. Finalmente, llegará el comunismo, fase en la que desaparecerá el Estado. Supondrá la realización del hombre y el fin de las divisiones de clase, que son el motor de la historia: significará, el final de la historia. Aunque la dialéctica de la historia parece implicar leyes necesarias, para Marx las superestructuras son creaciones del hombre y este tiene capacidad para cambiar las condiciones sociales. El comunismo supone la superación del conflicto entre necesidad y libertad.