Análisis de La Casa de Bernarda Alba de Federico García Lorca

Este fragmento propuesto para comentar pertenece a “La Casa de Bernarda Alba”, obra escrita por Federico García Lorca, nacido en 1898, que además fue un gran dramaturgo y poeta español de gran influencia para la literatura española del siglo XX.
Lorca vivió asolado por la guerra civil española y pertenece a la corriente literaria de la Generación del 27, la cual se nombra de esta forma por la consagración de un grupo de jóvenes artistas que se reunieron para conmemorar el tercer centenario de la muerte de Gongora. (dentro de ella) También se encuentran otros autores como Pedro Salinas, Alberti o Jorge Guillén. Este movimiento literario supone una importante renovación de la poesía española, mezclando lo clásico y tradicional de la poesía hispánica y los nuevos movimientos “vanguardistas” que van apareciendo en la época. A lo largo de su vida, Lorca experimentará continuamente con los géneros, temas y personajes y creará un teatro poético de una índole muy personal.


Sus obras teatrales, y en concreto la denominada “trilogía lorquiana” (Bodas de Sangre, Yerma y La casa de Bernarda Alba) cuentan con una profunda unidad temática: el protagonismo encarnado en personajes femeninos, el destino trágico, la muerte, el conflicto entre la realidad y el deseo, el amor imposible… (temas constantes en sus obras).Dicha obra se divide en tres actos: en el primero se presenta a los personajes, los antecedentes y el conflicto.En el segundo acto, se desata el conflicto. En el tercer acto, el desenlace, donde tiene gran protagonismo el amor inalcanzable perseguido y frustrado.El fragmento que se comenta perteneciente al acto I presenta una de las primeras escenas de la obra. Bernarda Alba y sus hijas regresan justamente del funeral del marido y padre difunto, proclamándose en este momento la obligación de llevar a cabo un riguroso luto de ocho años. Las cinco hijas, unas más que otras, intentan demostrar su descontento ante la situación. Sin embargo, su madre las silencia de inmediato a través del argumento de que todas tienen la obligación de soportar dicho luto por el hecho de ser mujeres.


Por ello, el tema central del fragmento es el encierro que sufren las hijas de Bernarda, el cual es originado por una costumbre o tradición. Además tiene gran importancia el intento constante de guardar las apariencias y la preocupación por el que diran, factores esenciales que marcaran el comportamiento de los personajes y el desarrollo de la obra en general. En adición, se tratan los estereotipos de género, además de la situación de la mujer en ese contexto. Con respecto a la estructura externa, se trata de un texto en prosa, de género teatral/dramático, de la Casa de Bernarda Alba. Predomina el diálogo y las pequeñas descripciones en las acotaciones.En cuanto a la estructura interna, el diálogo se puede dividir en tres partes, que reflejan la evolución de la obra.En primer lugar, se nos presentan las recriminaciones de Bernarda hacia los asistentes al entierro de su marido, la segunda parte comienza con la escena del abanico, de este modo, proclamando el luto de Bernarda hacia sus hijas.Y en último lugar, podemos observar la resignación y lamentos de las hijas, aunque vuelven a ser silenciadas por su madre.


En cuanto a los personajes, en este fragmento, se puede observar el enfrentamiento de dos principios; el principio de autoridad y el de libertad.Bernarda (una mujer rica, autoritaria y conservadora), posee el principio de autoridad durante toda la obra, como por ejemplo cuando le dice a Adela; “dame uno negro, y aprende a respetar el luto de tu padre” o cuando se impone ante sus hijas; “aqui se hace lo que yo mando”, es la madre de la familia que es violenta y pretende controlar a todas sus hijas e imponer en ellas una disciplina mediante el luto y la opresión, intentando así sustituir el papel del hombre de la casa de modo autoritario (representa los valores tradicionales, caducos).También aparecen la criada y la Poncia que intervienen en conversaciones con Bernarda intentando aconsejar sobre sus actos. Distintas mujeres vienen a la casa a rezar el luto de su marido. Una mendiga que aparece a pedir las sobras (terciario).Por otro lado, en Adela, la hija más joven de Bernarda, se puede observar el claro principio de libertad, y, además, ella era la única a oponerse a su madre. El personaje de Magdalena refleja por un lado cierta rebeldía al negarse a bordar; “Ni las mías ni las vuestras.


Sé que no me voy a casar”, pero por otro lado, a pesar de no querer aceptar el encierro, siempre era sumisa ante su madre.El espacio en el que se desenvuelve la acción de Bernarda Alba es un espacio cerrado y asfixiante, con unos grandes y gruesos muros que impiden el contacto con el exterior y aluden a la pureza de las hijas (semejanza a una cárcel, un convento) Desarrollándose en la época estival del año, pero sin presenciar el tiempo exacto debido a que el autor no lo menciona. Por otro lado, existe un tiempo no representado, como los hechos que suceden pero no son representados en escena. Además, es relevante decir que era lento ya que era un reflejo de la monotonía y aburrimiento de la vida en la casa.El texto es una obra literaria, ya que se desarrolla una historia ficticia con un lenguaje elaborado, caracterizado por su simbolismo, connotación y realismo. Por ello, una de las funciones del lenguaje predominantes es la poética.Aunque también se encuentra la apelativa, cuando se dirige a un personaje a otro o cuando intenta conmover.Y por último, también encontramos la expresiva, ya que el autor expresa su opinión sobre la sociedad del momento y sus emociones y sentimientos a través de los personajes.


El lenguaje del fragmento es sencillo y popular, aunque Lorca incorpora con naturalidad un lenguaje poético, incluyendo gran cantidad de recursos estilísticos. En primer lugar, cabe destacar que se incluye un símil o comparación en “igual que si hubiese pasado por ella una manada de cabras” (empleado para remarcar lo mal que dejaron el suelo los visitantes). Luego, destaca el uso de una metáfora en “sudor de sus refajos” o “veneno de sus lenguas” refiriéndose al pueblo, ya que, realmente iban a la casa de Bernarda a chismear. Asimismo, se aprecia la presencia de una hipérbole para recalcar lo duro que será el luto durante los 8 próximos años; “no ha de entrar en esta casa ni el viento de la calle”. Además, también destaca el continuo simbolismo; se nombra el pozo que simboliza la represión (agua estancada) y el bastón de Bernarda que caracteriza su poder tiránico. Además, de los colores del abanico, que simbolizan la libertad y rebeldia con los colores estipulados; el negro que representa la muerte y el blanco la pureza. En relación a la actitud autoritaria de Bernarda, cabe destacar en el nivel morfosintáctico los verbos en presente del imperativo “dales, échales, busca, dame”. 


Aunque también se observa el uso de infinitivos con valor imperativo; “¡Andar a vuestras cuevas!, que refleja la expresión coloquial, cercana a lo vulgar.Mientras que en el nivel léxico-semántico destacan las palabras pertenecientes al campo semántico del agua (río, pozo, agua, beber, envenenada) o del hogar (puertas, ventanas, sala, arco de la puerta).