Análisis de “La ciudad y los perros” de Mario Vargas Llosa

Análisis de La ciudad y los perros de Mario Vargas Llosa

Técnicas narrativas

Esta novela experimental destaca por su innovador manejo del narrador. Los narradores se mezclan en un mismo párrafo, lo que complejiza la lectura a lo largo del texto. El relato, contado por una sola voz plural, salta entre personajes, realidades y tiempos (presente y futuro). Esta voz colectiva busca involucrar al lector en la historia de Cuéllar.

Se distinguen dos voces narrativas:

  • Voz colectiva en primera persona del plural: Pertenece al grupo de los cuatro amigos y excluye a Cuéllar, percibido como un recién llegado. Tras la muerte de Cuéllar, esta voz narra su historia. Aunque no se especifica, se intuye que cualquiera de los amigos (Lalo, Choto, Chingolo o Mañuco) podría ser el narrador. Esta voz distancia a Cuéllar del grupo, enfatizando su incapacidad para integrarse.
  • Voz anónima en tercera persona: Esta voz se contrapone a la anterior, ofreciendo distintas perspectivas de la realidad. La alternancia entre ambas voces combina lo subjetivo con lo objetivo.

Temas

  • La castración: Punto de partida de la obra, inspirada en una noticia sobre un niño que leyó Vargas Llosa. La castración física de Cuéllar simboliza su castración psíquica, que lo conduce a una muerte prematura. Este hecho lo aísla del grupo y precipita su trágico final.
  • Machismo y sexo: La obra retrata una sociedad machista a través de las actitudes de los protagonistas. El machismo permea toda la novela, evidente en la forma en que se describe a los personajes femeninos, quienes, a pesar de estudiar, parecen destinadas al matrimonio. Un subtema relacionado es el fútbol.
  • Hipocresía y marginación: Cuéllar es el principal objeto de marginación, lo que constituye el eje central de este tema.
  • Fracaso, frustración y muerte: Estos temas, relacionados con los anteriores, también giran en torno a la figura del protagonista.
  • La sociedad burguesa: Vargas Llosa refleja la sociedad de la época, tema recurrente en su obra, que subyace en los temas anteriores.
  • La violencia: Se manifiesta principalmente en el protagonista, como resultado de su frustración y de la hipocresía que lo rodea.

Muchos de estos temas (sociedad burguesa, violencia, marginación) son recurrentes en la literatura de Vargas Llosa. El tema de la castración se aborda indirectamente mediante el uso de eufemismos.

Simbología

  • Perro (Judas): Presente desde el inicio, simboliza el cambio y la transición en la vida del protagonista. Representa la parte salvaje del ser humano que la sociedad adiestra y doblega. También simboliza la agresividad de la sociedad burguesa hacia lo diferente. Su nombre alude a la figura bíblica de Judas, el traidor. Para Vargas Llosa, el perro representa la relación padre-hijo.
  • Conejos blancos: Aparecen en la jaula tras el sacrificio del perro. Simbolizan a los cuatro amigos de Cuéllar. Algunos críticos los interpretan como una forma de encubrir la violencia del perro.
  • Apodo de Cuéllar (“Pichulita”): Recibido tras el accidente, ironiza sobre su pérdida, significativa en el contexto de la masculinidad.
  • Mar: Ofrece dos perspectivas. Por un lado, es el espacio donde Cuéllar se siente libre, realizado y tranquilo, permitiéndole descargar su ira. Por otro lado, representa la rabia contenida en su interior.
  • Cachorros: Simbolizan a los niños que se integran en la sociedad. La obra muestra su evolución hasta la adultez.

Elementos como los coches (Cuéllar es el primero en tener uno y conduce a gran velocidad) y las armas (escopetas, pistolas) simbolizan la virilidad. El protagonista utiliza estos elementos para mostrar su hombría.

El tiempo

La obra describe un ciclo completo, desde la niñez hasta la madurez, en un periodo de 25 años, estructurado en seis capítulos. Estos 25 años representan el paso de una generación a otra. La duración de cada capítulo varía: 2, 5, 5, 2, 2 y 10 años respectivamente. No es el tiempo el que conduce la obra, sino Cuéllar, quien actúa como hilo conductor. Los numerosos saltos temporales y espaciales condensan 25 años en un espacio narrativo reducido. El tiempo se marca a través del narrador, los tiempos verbales y los marcadores temporales.

El espacio

La historia se sitúa en un espacio real: el barrio de Miraflores, en Lima. Vargas Llosa busca retratar la vida de los jóvenes limeños. En ocasiones, aparecen espacios imaginarios, como cuando Cuéllar fantasea con irse a Nueva York.

El registro

El registro coloquial, característico de los jóvenes de la época, se mezcla con un registro más culto utilizado por el narrador. Esta combinación refleja la realidad lingüística de Lima.