Análisis de la Obra de Ramón María del Valle-Inclán

Ramón María del Valle-Inclán: Modernismo, Generación del 98 y el Esperpento

Cuando Valle-Inclán escribió Luces de Bohemia, en España se daban dos movimientos literarios: el Modernismo y la Generación del 98. Ambos comparten un espíritu de protesta ante la realidad española y unas ansias de reforma estética frente a las corrientes literarias precedentes. A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, el Modernismo ejerció su influencia en España. Podemos considerar a Valle-Inclán como un autor modernista ya que en su primera época busca el arte por el arte, la musicalidad al estilo de Rubén Darío y huye de la literatura realista y utilitaria. Utiliza un estilo refinado, así como imágenes y símbolos. Entre sus obras modernistas destacan Las Sonatas y Flor de Santidad.

Por otro lado, Valle-Inclán forma parte de la Generación del 98, que es el nombre que se le ha dado tradicionalmente a un grupo de escritores, ensayistas y poetas españoles que se vieron afectados por la crisis moral, política y existente en España por la mala gestión del país y por la derrota militar en la guerra hispano-estadounidense y la pérdida de Puerto Rico, Cuba y Filipinas en 1898. Como miembro de la Generación del 98, vemos la preocupación que tenía por el tema de España, el pesimismo, el espíritu rebelde e inconformista. Entre las obras cercanas a la Generación del 98 destacan Las Comedias Bárbaras y Tirano Banderas. El cambio de un estilo modernista a otro noventayochista se hace gradualmente. Probablemente, Valle-Inclán no es solo el dramaturgo más original e interesante del siglo XX español, sino una de las primeras figuras del teatro universal contemporáneo. A él se debe un nuevo concepto del espacio escénico que nada tiene que ver con la rigidez que arrastraba desde Moratín hasta Benavente, y que lo emparentan con los intentos vanguardistas + revolucionarios, como el teatro del absurdo. Pero como en el caso de los demás renovadores, la mayoría de su producción no pasó por los escenarios, totalmente cubiertos por el teatro comercial.

Etapas de la Obra de Valle-Inclán

En Valle-Inclán podemos distinguir dos etapas:

  • La etapa modernista: en la que busca lo bello por lo bello. Imita a Rubén Darío.
  • La etapa esperpéntica y noventayochista: en la que busca lo feo por lo feo. Se trata de una creación personal.

Tras la etapa modernista, su producción será una constante búsqueda formal y temática que, por dos vías diferentes, la del mito y la de la farsa, le llevará a su máximo logro: el esperpento. Cultivó la narrativa, el teatro y la lírica, pero con frecuencia no se ajusta a lo preceptivo en cada uno de ellos. Su prosa tiene profundos rasgos líricos, su teatro presenta descripciones y acotaciones propias de la novela. Desde el punto de vista de la creación, Valle-Inclán recorrió un camino inverso al de algunos compañeros suyos de la Generación del 98, pues fue pasando lentamente de una estética y de una postura social conservadora y modernista a posturas que lo relacionan con las corrientes vanguardistas europeas, especialmente con el simbolismo y con el expresionismo. Fue precisamente esa atracción por las corrientes de vanguardia lo que provocó que su teatro no fuera bien comprendido. En ocasiones, no se trató solo del miedo de los empresarios a poner en escena obras que temían que serían un fracaso de público, sino que, además, los propios directores no sabían cómo solucionar problemas escenográficos, como que el sol guiñe un ojo, que de la cara de un militar salga brincando un ojo de cristal, o las evoluciones de un perro por el escenario. Se enfrenta directamente al teatro comercial vigente y muestra una clara oposición al teatro realista, costumbrista y de corte burgués.

Ciclos de la Producción Teatral

Su obra teatral se inicia en 1899 con Cenizas, dentro de la estética modernista. A este ciclo modernista pertenecen El marqués de Bradomín y El yermo de las almas. Pero son la trilogía de las Comedias bárbaras y Divinas palabras las obras que muestran a un Valle-Inclán dominador de las técnicas teatrales, al tiempo que se separa de la estética modernista (ciclo o vía del mito).

Ciclo del Mito

Valle-Inclán centra estas obras en el medio rural gallego que estiliza para darnos de él una imagen arcaica, con una estructura feudal donde poder situar unos personajes y unas pasiones desmesuradas. Crea un mundo mítico e intemporal. Las Comedias bárbaras suponen un paso clave hacia el esperpento. En ellas conviven lo bárbaro junto a lo delicado y poético o junto a lo deforme y grotesco. Divinas palabras se acerca todavía más al esperpento. Es el mismo ambiente gallego, pero con una diferencia: han desaparecido los nobles, los señores feudales, los aristócratas contemplados con ojos mitificados. El pueblo pasa ahora a protagonista colectivo; un pueblo de una elementalidad y primitivismo absolutos, víctima de la ignorancia y la superstición.

Ciclo de la Farsa

A partir de 1910 inicia lo que se puede considerar un nuevo ciclo, el ciclo o vía de la farsa. En este ciclo destaca La marquesa Rosalinda. Se trata de un grupo de comedias recogidas en un volumen titulado Tablado de marionetas para educación de príncipes. Representan un continuo contraste entre lo sentimental y lo grotesco, y sus personajes anuncian la llegada del esperpento.

Ciclo Esperpéntico

En 1920 Valle-Inclán crea el esperpento, un nuevo género dramático que definiría en la escena 12 de Luces de Bohemia. Comienza el ciclo esperpéntico. El esperpento, la deformación grotesca y crítica de la realidad, busca mostrar de manera más evidente esa misma realidad, dejar al descubierto lo que la sociedad, o algún grupo de la sociedad, desea encubrir. Se consigue por medio de los siguientes procedimientos:…

El ciclo esperpéntico está formado por Luces de Bohemia y por el volumen titulado Martes de carnaval.

Ciclo Final

Tras el ciclo esperpéntico viene el ciclo final. Lleva a su extremo las propuestas dramáticas anteriores: presencia de lo irracional e instintivo, personajes deshumanizados, esquemáticos y guiñolescos, y la técnica distorsionante del esperpento. Las obras de este ciclo quedan recogidas en Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte.

Conclusión

En definitiva, el teatro valleinclanesco se divide en cinco periodos:

  • Ciclo modernista
  • Ciclo mítico
  • Ciclo de la farsa
  • Ciclo esperpéntico
  • Ciclo final