Antonio Machado nació en Sevilla en 1875, dentro de una familia de intelectuales. Su familia se trasladó a Madrid y recibió una gran influencia: la Institución Libre de Enseñanza. Los primeros poemas de Antonio Machado son de 1898, año del “Desastre” (España renuncia a Cuba, Puerto Rico y Filipinas; queda sin colonias y sin dinero). Como escritor debe mucho a Rubén Darío, Juan Ramón Jiménez y los románticos Bécquer y Rosalía de Castro.
Tras la muerte de su padre, su hermano Manuel (también escritor) y él se trasladaron a París. Allí fue traductor y entró en contacto con la vida literaria parisiense. En 1907 se trasladó a Soria como profesor de francés de instituto, y dos años después contrajo matrimonio con una joven, Leonor, de 15 años. En 1911 muere Leonor, y Machado, huyendo de los recuerdos, abandona Soria. Hacia 1924 conoció en Segovia a una mujer que en sus poemas se llamará “Guiomar” (como la esposa de Jorge Manrique). Pero ella se marchó con su familia debido al estallido de la Guerra Civil. También él fue trasladado a Francia con parte de su familia en 1938, y tuvieron que hacer un recorrido a pie bajo la lluvia. Antonio Machado perdió la maleta en la que llevaba sus únicas pertenencias. Enfermos su madre y él se alojaron en un pueblecito pesquero donde murió en 1939.
Las obras de Machado son: Soledades (1903), que luego amplió y retocó en 1907 con el título de Soledades, Galerías y otros poemas. Se publican estas obras en pleno apogeo del movimiento modernista. En Campos de Castilla (1912) hay un cambio importante: se reducen el subjetivismo y la introspección, y pasa a primer plano la realidad exterior. Esta obra es como un diario de su vida: reflexiones sobre la ignorancia, la hipocresía, la envidia, España, la búsqueda de Dios y de la verdad…Se produce un descubrimiento del paisaje como experiencia estética y experiencia de vinculación emocional a la patria: es el espíritu de la Generación del 98, arraigada al paisaje castellano y con una visión desesperanzada y crítica de la realidad. Abundan poemas que describen paisajes y gentes de Castilla, se habla del pasado glorioso y del andrajoso presente. Decía Machado. “Tengo un gran amor a España y una idea de España ampliamente negativa. Todo lo que es español me encanta y me indigna al mismo tiempo”. En Nuevas Canciones, obra publicada en 1924, la desesperanza y la amargura son los tonos dominantes.
Su mundo poético fue siempre coherente y unitario, pero hay una evolución que comienza con una poesía modernista, dentro de un tono intimista, sobrio y personal, para abrirse después a las preocupaciones propias del 98: España, los demás, el paisaje…Su trayectoria termina en una poesía de contenido ideológico-filosófico, de carácter sentencioso (composiciones breves, con pensamiento festivo, irónico o satírico). Al final de su trayectoria inventó personajes “apócrifos”, seres de ficción a quienes atribuir lo que el propio autor veía (“alter ego”). Cuando compone “A un olmo seco”, Leonor, la mujer de Machado, está a punto de fallecer; con la llegada de la primavera, que siempre trae la vida a la naturaleza, él sueña com que Leonor se recupere. Este poema es el último que apareció en la primera edición de Campos de Castilla, en 1912.
El tema del poema es la esperanza que expresa el poeta de que haya una mejoría a pesar de todo lo negativo que observa. Con respecto al resumen, el poema describe la situación de un árbol a orillas del Duero, que está a punto de morir a causa de un rayo que lo ha partido en dos mitades. El poeta se refiere a los posibles destinos de la madera. No obstante, este texto tiene dos interpretaciones metafóricas: habla de Leonor, enferma y a punto de fallecer, o de la situación de España. Respecto a la estructura interna, podemos distinguir tres partes: la primera del verso 1 al 14, en la que hace una descripción general del estado del árbol y de su situación y entorno, comparándolo con los álamos y citando también la aparición de las hojas nuevas con la llegada de la primavera. En la segunda parte, de los versos 15 al 27, el poeta expresa su deseo de dejar constancia de su renacer antes de ser derribado y convertirse en otra cosa. Los tres últimos versos formarían la tercera y última parte, que expresa la esperanza en la recuperación del árbol. Respecto a sus formas métricas, la obra poética de Machado es variadísima en metros y estrofas. Mezcla tradición y modernidad, sencillez y complejidad, popularismo y clasicismo. Sus versos preferidos son: octosílabo, endecasílabo, alejandrino, y heptasílabo. En cuanto a los recursos literarios, elimina toda retórica, las metáforas brillantes, el vocabulario rebuscado, etc.
Estamos ante un texto lírico, que expresa los sentimientos del autor, en este caso en verso. Respecto a la métrica, el poema está formado por 30 versos de arte mayor (11 sílabas) y menor (7 sílabas), que responde al esquema de la silva (combinación libre de versos heptasílabos y endecasílabos). La rima es consonante. Su obra se caracteriza por la presencia de símbolos personales: El AGUA: inevitable fluir del tiempo, agua de la fuente (ilusión, pero también monotonía del vivir); el río (fluir de la vida); mar o agua quieta (muerte, donde “desemboca” el río). El CAMINO: vida como peregrinaje y búsqueda. LA TARDE: momento para la meditación, melancolía, nostalgia, premonición de la muerte. Respecto a las figuras literarias, encontramos paralelismo en el verso 29: “hacia la luz y hacia la vida”, ya que se repite la estructura sintáctica; también en el verso 3: “lluvias de abril y sol de mayo”. A su vez, “luz” es metáfora porque hace referencia a otra realidad (claridad mental). Otras metáforas: versos 17 y 18, por mencionar las cosas en las que se convertirá el olmo. En los versos 15, 19, 22 y 24 hay anáfora (“Antes que”) al repetirse el comienzo de los versos para dar ritmo y musicalidad. También encontramos personificaciones, como “ejército de hormigas”, “…que lame el Duero”, “álamos cantores”, “soplo de las sierras blancas”, ya que se atribuyen rasgos de personas a animales, a elementos de la naturaleza o a conceptos. Existe enumeración de las diferentes cosas que pueden pasarle al árbol (versos 15 a 25). Hay hipérbaton (desorden sintáctico), por ejemplo en los versos 2, 4, 19 y 22. Símil en el verso 9: “…cual los álamos cantores” ya que establece una comparación. Tenemos hipérbole en “milagro de la primavera” por tratarse de una exageración. Apóstrofe en las diferentes ocasiones en que se dirige al olmo (además de personificarlo).”