Características de la descripción
Texto descriptivo, los rasgos léxico-semánticos. Predominio de sintagmas nominales entorno a los que se construye la descripción y en los que se incluye el uso de modificadores especificativos (descripción objetiva) que indican las cualidades del elemento descrito y explicativos (descripción subjetiva) que destacan las características del objeto o lo valoran. Empleo de verbos de estado (convertirse, hacerse, llegar a ser, ponerse, quedarse, volverse) que sirven como enlace entre el elemento descrito y sus cualidades. Presencia de sintagmas adverbiales (tiempo, lugar y modo) que contextualizan la descripción o modifican el significado de otros adverbios, adjetivos o de verbos empleados durante la descripción. En cuanto a los rasgos morfosintácticos: variedad de formas verbales con predominio del presente por su valor atemporal y universal y del pretérito imperfecto para acciones pasadas pero inacabadas. Empleo de la tercera persona del singular pues aporta más objetividad y porque, por lo general, es la persona más usada para representar a algo o alguien. Empleo del modo indicativo (presente, pretérito imperfecto) porque aporta información. Oraciones simples enunciativas, por su capacidad para aportar los datos de forma objetiva e informar sobre un hecho, y atributivas, dada la presencia de los verbos de estado que son los que presentan cualidades. Oraciones coordinadas y yuxtapuestas que sirven para enlazar y relacionar los atributos, características o cualidades del elemento descrito. Y por último los rasgos textuales, donde el uso de figuras literarias (metáfora, metonimia, hipérbole, símil, personificación) para embellecer el texto y despertar emociones en el lector ya que se hace un uso especial del lenguaje, por otro lado aportan subjetividad y uso de conectores discursivos, que dan cohesión al texto y sensación de unidad, además de organizar la descripción.
Características de la exposición
Exposición, los rasgos léxico-semánticos. Uso monosémico y denotativo de las palabras para garantizar la objetividad y evitar la ambigüedad y los dobles sentidos. Empleo de léxico específico, es decir, tecnicismos propios del ámbito o de la disciplina de la que se hable, así como de siglas, préstamos, cultismos y expresiones latinas que aportan un mayor grado de especialización al texto. Rasgos morfosintácticos: La función del lenguaje que predomina es la referencial porque la finalidad de este tipo de textos es informar, por lo tanto, la modalidad oracional empleada será la enunciativa que potenciará la objetividad de lo expuesto. Predominio de estructuras oracionales extensas como coordinadas para vincular unas ideas con otras o subordinadas para desarrollarlas. Predominan el presente de indicativo por su valor atemporal y las fórmulas impersonales que otorgan mayor objetividad al texto y pasivas reflejas que subrayan la importancia del objeto frente al agente de la acción. Es frecuente el uso de la 3ª persona de sing. para evitar presunción por parte del autor y 1ª pl. de modestia o cortesía para incluir al receptor. Y por último rasgos textuales: Marcadores discursivos de diferentes tipos porque logran la cohesión de los elementos lingüísticos que integran el texto relacionándolos entre sí de una forma coherente.
Características de la argumentación
Argumentativo: rasgos léxico-semánticos: – Léxico polisémico, abstracto y connotativo que aporta una gran carga de subjetividad al texto, favoreciendo que se generen varios sentidos y, por tanto, se cree debate y opinión. Empleo de máximas y refranes para apoyar la tesis que se defiende por ser reglas, principios o dichos sentenciosos generalmente admitidos y de uso común. Apoyo en ejemplos y referencias a encuestas, datos concretos, estadísticas… para defender la tesis por ser información exacta que se puede comprobar. Predominio de verbos de voluntad a través de los cuales se expresa la opinión del autor (proponer, permitir, para deciros verdad…) Uso de vocativos para llamar la atención del receptor. Uso frecuente de expresiones valorativas: adverbios, adjetivos… (la situación se hizo insostenible) que implican valoración por parte del autor e intentan influir en el lector. Rasgos morfosintácticos: – Las funciones del lenguaje que predominan son la conativa/apelativa porque la intención es convencer al receptor y llamar su atención, y la expresiva porque a través de esta expresa sus sentimientos, deseos, dudas, emociones… sobre la tesis que defiende. Esto implica que las modalidades oracionales empleadas sean numerosas: la enunciativa por su capacidad para aportar los datos de forma objetiva e informar sobre un hecho, la interrogativa para lanzar preguntas retóricas que no esperan respuesta inmediata pero que hacen reflexionar al receptor, la exclamativa para expresar sentimientos, deseos o emociones, la dubitativa para expresar dudas y la exhortativa o imperativa para dar órdenes, ruegos o mandatos. Oraciones extensas como coordinadas que vinculan entre sí las ideas del texto y subordinadas que ayudan a desarrollar los argumentos con los que se defiende la tesis. Oraciones impersonales que otorgan mayor objetividad al texto y pasivas reflejas que desplazan la atención hacia el objeto. Es frecuente el uso de la 3ª persona de singular para lograr objetividad o la 1ª persona del conocido como plural de modestia o cortesía para evitar presunción por parte del autor o para incluir al lector. Y rasgos textuales: – Marcadores discursivos de distintos tipos porque logran la cohesión de los elementos lingüísticos que integran un texto relacionándolos entre sí de una forma coherente.
La familia de Pascual Duarte
La familia de Pascual Duarte (1942), es una obra de Camilo José Cela, que inaugura la novela existencial en su variante más truculenta, la del tremendismo, dándole importancia en las realidades y conductas humanas más aberrantes. La novela de los años 40 estuvo también marcada por el exilio de numerosos creadores tras el triunfo de Franco, que impuso una dura censura artística y estimuló, por otro lado, el surgimiento de novelas idealistas que exaltaban los valores del régimen. Junto a esta novela idealista destaca el realismo existencial. Este tipo de novelas intenta, ser un reflejo amargo de la vida cotidiana. Su marco argumental se centra en la cercana guerra civil o en los años sombríos de la posguerra. Sus temas habituales son la soledad, la frustración de las ilusiones, el desarraigo de los personajes en una sociedad vulgar y miserable y la presencia constante de la muerte. Esta novela gira en torno a un criminal que escribe su vida antes de ser ejecutado, con la intención de descargar su conciencia. Al ser criado en un clima hostil en su casa, le marcará la mala suerte que Pascual tendrá, así como la muerte de sus hijos, la muerte de su mujer, la muerte de su hermano Mario, la prostitución de su hermana, el asesinato del Estirao con sus propias manos y hasta su muerte. Aunque vive algunos momentos de tranquilidad y felicidad como cuando nace su hijo Pascualillo, o cuando mata a su madre, y puede respirar. El principal tema del libro es la violencia como respuesta ante las adversidades que tiene la vida. Pascual se esfuerza en toda la obra para convencernos de que la influencia del entorno le condujo a matar. De haber nacido en otro contexto, criado por otra familia y educado convenientemente no habría acabado siendo un asesino. Por tanto, la violencia y el asesinato son la única respuesta posible a la amenaza exterior. Así como la soledad y el aislamiento, la visión primitiva y animal del ser humano y el fatalismo. El realismo que domina la obra, donde se puede reconocer a Baroja e incluso a Galdós, influirá en la narrativa posterior. En la novela hay, sin duda, influencia de la picaresca (autobiografía en primera persona, el hallazgo del manuscrito…). El lenguaje es una sabia mezcla de registro popular (refranes y vulgarismos) con comparaciones, descripciones. Su estructura externa es compleja ya que el relato principal de Pascual queda rodeado de textos de terceras personas (el cura, el policía) con la doble intención de aumentar la verosimilitud y de jugar con el perspectivismo.