Comunicación oral y el sintagma nominal y verbal

La comunicación oral

Cuando realizamos un acto de comunicación, la primera opción lingüística que tenemos es elegir entre la lengua escrita y la lengua oral.

Desde el punto de vista comunicativo, la lengua oral y la lengua escrita son dos códigos con funciones diferentes que suelen utilizarse en situaciones distintas, aunque parten de la misma lengua.

Las diferencias entre la lengua oral y la lengua escrita son de dos tipos: contextuales, que derivan de la situación de la enunciación, y textuales, que son consecuencia de las anteriores y se refieren a la lengua.

Lengua oral

Contextuales: canal auditivo, espontánea, inmediata en el tiempo y el espacio, y uso de códigos no verbales.

Textuales: variantes dialectales, selección y organización de ideas poco cuidada, importancia de la entonación, la deixis y lo elíptico, sintaxis sencilla y léxico poco preciso.

Lengua escrita

Contextuales: canal visual, elaborada, diferida en el tiempo y el espacio, y uso muy reducido de códigos no verbales.

Textuales: neutralización de las variantes dialectales, estructuración de las ideas y evitación de las repeticiones, cohesión del texto mediante anáforas, puntuación y conectores, sintaxis más elaborada y léxico preciso.

Características de la lengua oral

El acto comunicativo se realiza con la presencia física de los interlocutores, que comparten el mismo espacio y tiempo.

El emisor puede rectificar, pero no borrar lo dicho. La fugacidad de lo oral hace que sea, en general, más informal que lo escrito.

Géneros textuales orales

La lengua oral varía, en su uso, en función del grado de planificación y en función del número de personas que gestionan el texto.

  • Según la planificación, atendiendo a que el tema esté fijado previamente y los turnos de intervención organizados, podemos distinguir entre textos orales espontáneos, como la conversación, y textos orales planificados, como el debate, la entrevista, el coloquio, la mesa redonda, la conferencia o la exposición oral.
  • Según la intervención de los interlocutores, hay textos singulares, que realiza una sola persona, como la conferencia, la exposición o el discurso, y plurales o dialogados, en que intervienen dos o más personas, como la conversación, la entrevista o el debate.

La comunicación oral espontánea: la conversación

La conversación es un intercambio oral entre dos o más personas que alternan sus intervenciones. Al tratarse de una comunicación no planificada, en ella aparecen varios puntos de vista, que van construyendo el texto a través de los turnos de palabra y el desarrollo del tema.

El sintagma nominal

El sintagma nominal se caracteriza por tener como núcleo un nombre u otro elemento nominal.

  • Determinantes: artículos, demostrativos, posesivos, indefinidos, numerales, interrogativos y exclamativos, y distributivos.
  • Núcleo: nombre, pronombre y elementos sustantivados.
  • CN: sintagma adjetival, sintagma preposicional, sintagma nominal en aposición, proposición adjetiva y proposición sustantiva.

El nombre o sustantivo

El nombre, también llamado sustantivo, es una clase de palabras que tienen variación de género y número, y constituye el núcleo de un sintagma nominal.

Clasificación semántica de los nombres

Desde el punto de vista semántico, los nombres sirven para designar la realidad: personas, animales, objetos y entidades abstractas.

Se clasifican en:

  • Comunes / propios. Mientras que un nombre común designa seres de la misma especie que se caracterizan por compartir las mismas propiedades semánticas, un nombre propio designa seres individuales sin aludir a sus cualidades propias.
  • Concretos / abstractos. Los primeros designan objetos perceptibles por los sentidos.
  • Individuales / colectivos. Los nombres individuales designan, en singular, un solo ser o cosa.
  • Contables / no contables. Los nombres contables pueden combinarse con numerales; en cambio, los no contables no pueden.
  • Animados / inanimados. Los nombres animados, como niña o gato, designan a personas y animales, mientras que los nombres inanimados, como piedra o roble, designan a objetos y vegetales.

Los determinantes

La función principal de los determinantes consiste en presentar al núcleo y delimitar la extensión de su significado sin añadirle ningún significado léxico.

  • Los artículos determinados (el, la, los, lo) presentan el nombre como conocido; los indeterminados (un, una, unos, unas).
  • Los demostrativos (este, ese, aquel), con sus femeninos y plurales, tienen como función principal señalar la situación en el espacio o en el tiempo de los seres u objetos designados por el nombre en relación con el hablante.
  • Los posesivos (mi, tu, su; nuestro, vuestro, suyo), con sus femeninos y plurales, indican la persona poseedora del ser u objeto designado por el nombre.
  • Los indefinidos (mucho, todo, ningún, poco, demasiado, cierto, otro, tanto…), con sus femeninos y plurales.
  • Los numerales (uno, dos, tres, cuatro…; primero, segundo…), con sus femeninos y plurales, indican cantidad u orden precisos.
  • Los interrogativos y exclamativos: se anteponen al nombre preguntando por algo concreto los primeros e indicando una exclamación los segundos.

El adjetivo

El adjetivo es una clase de palabras que se relaciona con el nombre o sustantivo, concuerda con él en género y número, y funciona como complemento del nombre, atributo o complemento predicativo.

El adjetivo, núcleo del S.Adj., está formado por un lexema y por los morfemas flexivos de género y número, que toma del nombre.

El adjetivo complementa al nombre atribuyéndole una cualidad, clasificándolo, indicando una situación espacial o temporal, etc.

Grados del adjetivo

La intensidad de la cualidad expresada por el adjetivo se puede presentar en distintos grados.

  • Grado positivo. Se expresa la mera cualidad del adjetivo sin compararla con otros seres.
  • Grado comparativo. La cualidad del adjetivo se compara con la de otros seres.
  • Grado superlativo. La cualidad del adjetivo se expresa en grado máximo. Se puede manifestar en forma de:
    • Superlativo absoluto. La cualidad se presenta sin tener en cuenta a los demás seres, con adverbios.
    • Superlativo relativo. Se presenta una cualidad que posee un ser en mayor grado que los demás de su grupo.

Clases de adjetivos

La relación semántica que mantienen los adjetivos con el nombre permite clasificarlos en especificativos y explicativos.

Los adjetivos especificativos expresan una cualidad del objeto designado por el nombre para diferenciarlo de los demás objetos que reciben el mismo nombre.

Los adjetivos explicativos se limitan a resaltar una cualidad ya conocida del objeto designado por el nombre.

Otros complementos del nombre

Aparte del S. Adj., el núcleo del SN puede complementarse con:

  • Un S. Prep., que va introducido por diferentes preposiciones.
  • Un SN en aposición, que se une directamente al núcleo.
  • Una proposición adjetiva o de relativo, que equivale a un adjetivo.

Funciones del SN

El sintagma nominal, vaya o no precedido de preposición, puede desempeñar distintas funciones: sujeto, vocativo, CN, CAdj, CAdv, atributo, CD, CI, CRégimen, CC, CAgente, CPred.

Textos orales planificados

La comunicación oral planificada

Aunque los textos orales espontáneos, como la conversación, son la auténtica base de la vida social, la sociedad actual nos exige competencia en todos los ámbitos del uso oral. Entre éstos, los textos orales planificados son cada vez más importantes en los ámbitos profesionales, escolares y académicos, así como en los medios de comunicación de masas.

Entendemos por textos orales planificados aquellos que requieren una preparación previa. Pueden ser singulares, si en ellos interviene una sola persona (por ejemplo, la conferencia), o bien plurales, si los gestionan varios interlocutores (por ejemplo, el debate o el coloquio).

Formas de la comunicación oral planificada singular

En sus distintas formas, los textos orales singulares son actos comunicativos en los que una persona expone, a través de la lengua hablada y de forma ordenada, sus ideas o sus conocimientos sobre un tema determinado para informar, convencer o persuadir a unos receptores.

Las distintas formas de la comunicación oral singular incluyen textos como la conferencia, el discurso, la ponencia, el sermón, el mitin, la charla y el informe, y también textos propios de situaciones académicas, como los exámenes y exposiciones orales.

  • La conferencia: es una disertación sobre un tema de contenido científico o cultural, dada por un especialista con finalidad didáctica o divulgativa.
  • El discurso: es una exposición de carácter solemne en la que el orador expone ideas de interés general a un auditorio. Es muy frecuente en el ámbito político.
  • El informe oral: es una exposición relativamente detallada de algunos hechos, datos o actividades pasados o presentes. Se utiliza en reuniones de empresa o de instituciones y debe presentar conclusiones o propuestas objetivas, claras y concretas.

Desde el punto de vista comunicativo, en este tipo de textos orales, emisor y receptor comparten el tiempo y el lugar, pero no intercambian sus papeles, al contrario de lo que sucede en el debate o coloquio. La comunicación oral singular es un acto comunicativo unidireccional. Por ello, el emisor, que no sólo elabora el texto, sino que lo gestiona desde el principio hasta el final en todos sus aspectos (contenido, estructura, duración, tono…), debe dominar las exigencias formales de este tipo de texto. El receptor es múltiple, pero actúa como público y apenas influye en el texto: no puede ser, a su vez, emisor, ni se espera respuesta ni interrupción por su parte durante la exposición. A pesar de ello, los receptores deben estar muy presentes en el proceso de elaboración, y el emisor se ha de adaptar a sus intereses y a su nivel, tanto en los contenidos como en la forma lingüística. De ello depende el éxito de la exposición.

Estructura y formas lingüísticas

La comunicación oral singular requiere un buen conocimiento global del tema, una planificación cuidadosa, que incluye el estudio previo de su contenido a partir de diversas fuentes, y el dominio del registro formal, además del conocimiento de unas técnicas específicas del acto de hablar en público, como vamos a ver a continuación.

La estructura es un aspecto fundamental que debe trabajarse a partir de un guión. Éste ha de incluir el esquema del texto, que recoge las ideas fundamentales y el modo en que se relacionan entre ellas.

  • Introducción: incluye el saludo y la presentación del tema, que, si es muy general o muy amplio, hay que delimitar aquí. Es conveniente explicar el interés del tema para motivar al auditorio y captar su atención.
  • Desarrollo: consiste en la exposición ordenada de las ideas, a partir del guión previo elaborado por el emisor. Según tenga un carácter más expositivo o más argumentativo, predominarán más hechos u opiniones; pero, en cualquier caso, deben distinguirse unos de otras y argumentar o probar los razonamientos, para lo que podemos contar con la documentación que aportamos. Conviene, con moderación, repetir algunos contenidos y el esquema principal, con el fin de recordarlos al auditorio y facilitar el seguimiento y la buena comprensión del texto. También es conveniente aportar ejemplos, que suponen una pausa para el receptor que le puede permitir asimilar mejor las ideas.
  • Conclusión: es una breve síntesis de lo expuesto; puede aprovecharse para presentar otras perspectivas del tema; es imprescindible que sea clara y concisa para que sea fácil de recordar. Al terminar, según el tipo de texto de que se trate, se puede abrir un coloquio.

Técnicas extralingüísticas de la comunicación oral planificada singular

Los aspectos extralingüísticos son tan importantes en este tipo de comunicación oral como la organización del contenido y la corrección lingüística.

Debe cuidarse la posición del cuerpo, la expresividad de la cara y de las manos, y los gestos en general. Conviene mantener una actitud natural y espontánea, pero también comedida, de modo que no distraiga la atención sobre lo que se dice. Con respecto a la pronunciación, la articulación debe ser clara; el ritmo ha de ser el adecuado, ni rápido ni excesivamente lento, y debe ir variándose en función de la importancia de la idea que se está exponiendo. Esto mismo debe hacerse con la entonación y el volumen, para huir de la monotonía que producen un ritmo y un tono monocordes, y un volumen de voz excesivamente bajo. Finalmente, la expresión ha de ser fluida y hay que evitar tropiezos.

La comunicación oral planificada plural: el debate

El debate es una controversia o confrontación de opiniones que mantienen varias personas sobre un mismo tema. La finalidad del debate es analizar un problema desde diferentes puntos de vista: el intercambio de opiniones diversas enriquece el conocimiento que se tiene sobre el tema.

Al intervenir varias personas, es importante plantear cómo debe estructurarse el espacio, de modo que no suponga una barrera y facilite la intervención de todos los participantes.

Las personas que intervienen en el debate tienen las siguientes funciones:

  • Moderador: introduce el tema, organiza el turno de intervenciones. Debe evitar las divagaciones e interrupciones, y procurar que todos los participantes intervengan y lo hagan de forma concisa. De vez en cuando, resume o clarifica las aportaciones que se han hecho, abre la posibilidad de profundizar en un aspecto o reconduce el tema. Suaviza las tensiones que la controversia puede provocar entre los participantes. Al final, a modo de conclusión, sintetiza las principales causas del desacuerdo y las soluciones que se han aportado.
  • Secretario: toma nota por escrito de lo fundamental de cada intervención. Está a las órdenes del moderador para cualquier aclaración sobre el desarrollo del debate. Secretario y moderador deben estar cerca y situarse en el centro del espacio.
  • Participantes: aportan argumentos con opiniones claras y definidas. Si interviene un grupo, puede haber un portavoz. Es preciso que los participantes cuiden los siguientes aspectos: el contenido, el uso de la lengua y la mecánica del debate.
  • Coloquio: reunión de personas para intercambiar informaciones u opiniones acerca de un tema o problema, sobre el que no necesariamente tienen que estar en desacuerdo. También suele haber un moderador.
  • Mesa redonda: reunión de un grupo de personas que dominan una determinada materia y confrontan sus opiniones sin diferencia de jerarquía entre los participantes.

El sintagma verbal: el verbo

El sintagma verbal funciona como predicado de la oración y tiene como elemento obligatorio el verbo, que desempeña la función de núcleo.

El verbo está formado por un lexema y unos morfemas. El lexema aporta el significado conceptual o léxico del verbo; resulta de restar a su infinitivo la terminación -ar, -er o -ir.

Los morfemas o accidentes verbales expresan informaciones gramaticales: persona, número, tiempo, modo y aspecto.

Persona y número

El morfema verbal de persona indica si el sujeto es la primera, la segunda o la tercera, y el morfema verbal de número expresa si el sujeto es uno o varios.

El tiempo, el modo y el aspecto

El tiempo es el accidente verbal que indica el momento en que se sitúa la acción del verbo respecto al que habla.

El modo es el accidente verbal que permite al hablante manifestar su actitud ante la acción verbal.

El aspecto es el accidente verbal que se refiere al desarrollo interno de la acción verbal e indica si está acabada o no, independientemente del tiempo en que se exprese.

Formas verbales

Formas personales: las que tienen persona, número, tiempo, modo y aspecto reciben el nombre de formas personales.

Formas no personales: hay formas que carecen de persona, número, tiempo y modo. Son las formas no personales: infinitivo, gerundio y participio. Su valor gramatical es fundamentalmente aspectual.

  • Infinitivo: expresa aspecto imperfectivo. Presenta la acción sin precisar si está en curso de realización o si ha terminado: cantar, temer, partir.
  • Gerundio: expresa aspecto imperfectivo. Presenta la acción en su desarrollo: cantando, temiendo, partiendo.
  • Participio: expresa aspecto perfectivo. Presenta la acción en su término: cantado, temido, partido.

Verbos regulares e irregulares

Los verbos regulares no presentan ninguna variación en el lexema o raíz de sus formas, y los morfemas flexivos son los mismos que los del verbo modelo de su conjugación. Los verbos irregulares presentan variaciones en el lexema o en los morfemas flexivos respecto al verbo modelo de su conjugación. Las alteraciones también pueden darse a la vez en el lexema y en los morfemas.

Verbos defectivos: son aquellos verbos que tienen una conjugación incompleta: soler, abolir, llover, tronar…

Verbos con participio irregular: son los verbos cuyos participios no acaban en -ado o -ido: abierto, escrito, dicho…

Verbos con doble participio: algunos verbos tienen dos formas para el participio: una regular, terminada en -ado o -ido, para construir los tiempos compuestos, y otra irregular, que se usa como adjetivo.

Las perífrasis verbales

Las perífrasis funcionan como núcleo del SV predicado y se construyen con un verbo auxiliar conjugado seguido de un infinitivo, un gerundio o un participio: los dos juntos expresan un solo significado. Las perífrasis verbales se utilizan cuando ciertos matices del aspecto y del modo no pueden expresarse con la conjugación verbal.

El verbo auxiliar pierde, en mayor o menor grado, su valor semántico y aporta fundamentalmente los morfemas verbales, es decir, se gramaticaliza, mientras que el verbo en forma no personal aporta el contenido semántico fundamental. Para comprobarlo, baste comparar el valor semántico del verbo deber en Debe llegar puntual al trabajo y Debe un mes de alquiler.

Las perífrasis más usuales son las siguientes:

  • Perífrasis modales: informan sobre la actitud del hablante ante la acción: de obligación (tener que + infinitivo, deber + infinitivo, haber de + infinitivo) o de suposición o duda (deber de + infinitivo, venir a + infinitivo, poder + infinitivo).
  • Perífrasis aspectuales: informan sobre el desarrollo de la acción: ingresivas: acción a punto de empezar (ir a + infinitivo, estar a punto de + infinitivo); incoativas: acción en el momento de empezar (comenzar a + infinitivo, echarse a + infinitivo, romper a + infinitivo, ponerse a + infinitivo, empezar a + infinitivo); reiterativas: acción que se repite (volver a + infinitivo); durativas: acción en desarrollo (estar + gerundio, seguir + gerundio, venir + gerundio, llevar + gerundio, andar + gerundio); perfectivas: acción acabada (dejar + participio, llevar + participio, tener + participio, llegar a + infinitivo, acabar de + infinitivo).

La voz

La voz es un accidente verbal que expresa la relación entre el verbo y el sujeto gramatical, es decir, indica si el sujeto gramatical realiza la acción o la padece. El verbo está en voz activa si el sujeto gramatical es el actor de la acción, el agente. El verbo pasivo se forma con el auxiliar ser y el participio del verbo que se conjuga. También se puede formar la voz pasiva con se y un verbo activo en tercera persona del singular o del plural. Esta pasiva se llama pasiva refleja, y su uso es muy frecuente. Este tipo de oraciones presentan un sujeto paciente que concuerda con el verbo en persona y número; el complemento agente se omite.