Variedades Geográficas del Español: Los Dialectos del Castellano
El dialecto es un sistema lingüístico diferenciado que tiene su origen en otro anterior a partir del cual ha evolucionado. Según este concepto, son dialectos “romances” todas las lenguas que han evolucionado del latín. Incluimos, por tanto, lenguas históricas de la península que han desaparecido y son, actualmente, dialectos del español: el asturleonés y el navarroaragonés, considerados también como dialectos históricos del latín.
Dialectos Históricos
Como ya dijimos en temas anteriores, los primitivos romances peninsulares que surgen en las zonas montañosas del norte se extienden desde oriente a occidente y serán el germen de las actuales lenguas romances peninsulares.
Dos de esos primitivos romances serán absorbidos por el castellano en su extensión durante la Reconquista. Por eso, al hablar del leonés y el aragonés, tenemos que tener en cuenta ese doble hecho: fueron lenguas históricas, pero actualmente tienen consideración de dialectos del español, aunque en una época fueran lenguas hermanas del castellano.
Asturleonés o Bable
Se denomina genéricamente bables a los restos del antiguo romance asturleonés que se siguen hablando en zonas rurales de desigual extensión, tal como podemos ver en el mapa, desde la montaña leonesa hasta las zonas occidentales de Zamora y Salamanca. Se distinguen tres zonas geográficas: oriental, central y occidental.
Características lingüísticas:
- Cierre de vocales finales e, o en i, u, respectivamente: esti por este, suelu por suelo.
- Los diptongos ie, ei, ou se mantienen: amariello por amarillo, caldeiro por caldero, cousa por cosa.
- En el asturiano central, la a final de los plurales pasa a e: les cases por las casas.
- Se mantiene la f inicial latina: fornu por horno, facer por hacer.
- Diminutivo en in, ino: hombrín.
El Aragonés
Antiguamente se hablaba en todo el reino de Aragón. Hoy en día se mantiene y se evidencian los rasgos arcaizantes en algunos valles, como el de Ansó, Hecho, Lanuza, etc. Los restos del romance navarroaragonés medieval son hoy una serie de hablas (fablas) muy diferenciadas que se han mantenido en valles aislados del Pirineo central. Como en el caso del bable, se ha intentado difundir una “fabla” unificada, pero con escaso éxito.
Características lingüísticas:
- Se mantiene la f inicial latina: farina por harina.
- En lugar de ch castellana hay it: muito, dito por mucho, dicho.
- Uso de ll en lugar de j: muller por mujer.
- Metátesis: probe por pobre.
- Frecuencia del diminutivo –ico: cielico.
- Cambio de esdrújulas a graves: arbóles, catolíco.
- La e y la o diptongan: tiengo por tengo.
La Diversificación Dialectal del Castellano
El castellano, a pesar de ser usado en tierras y por gentes muy diferentes, tiene una vitalidad extraordinaria. Esta unidad no está dañada por la existencia de diferentes modalidades.
Las variedades dialectales del castellano se reparten en dos grandes zonas que tienen su origen en la evolución del castellano durante los últimos siglos de la Edad Media y los hechos históricos aparejados a este desarrollo. En concreto, ya comentamos en temas anteriores cómo las variedades meridionales (más avanzadas lingüísticamente) tendrán principalmente un reajuste consonántico diferente durante los siglos XV y XVI. El más significativo es, sin duda, la confusión de los fonemas /s/ y /θ/ que originará los fenómenos del seseo y ceceo, aunque el reajuste afecta a otros fenómenos que veremos a continuación. Es importante recordar que esta evolución se extiende a las hablas de Canarias y a numerosas zonas del español de América que ya hemos comentado. La variedad septentrional se convertirá en normativa por el traslado de la capital a Madrid y su repoblación por habitantes norteños.
Entre ambas variedades se extiende en el centro-sur de la península una franja donde se observan rasgos intermedios: son el extremeño, el murciano y el habla manchega.
Las Variedades Septentrionales del Castellano
Ocupa el área geográfica donde nació el castellano y la de su primera expansión, incluidas las expansiones horizontales que ocuparon las zonas históricas del leonés y el aragonés y las de zonas bilingües: Cataluña-Valencia, País Vasco-Navarra y Galicia.
Esto implica que el castellano del norte no es ni mucho menos homogéneo. Veamos algunas variedades:
- Variedad norteña central. Coincide aproximadamente con la tradicional “Castilla la Vieja”, incluyendo Madrid, Guadalajara y zonas del norte de Toledo. Rasgos:
- Leísmo, laísmo y loísmo cada vez más extendidos.
- Relajación y pérdida de -d- intervocálica cada vez más extendida.
- Pronunciación descuidada de la -s analógica en pretéritos perfectos simples: “comistes”.
En realidad, comprobamos que los rasgos anteriores son incorrecciones o vulgarismos que se ajustan más al nivel de estudio diastrático que diatópico.
- Variedad oriental o aragonesa. Mantiene rasgos peculiares por el contacto con las antiguas “fablas”, como una especial entonación ascendente, alargamiento de la vocal final, tendencia a pronunciar graves las esdrújulas “medíco” o uso del diminutivo -ico.
- Variedad occidental. Como en Aragón, en las zonas de mayor vigencia del dialecto bable, el castellano adquiere rasgos influidos por este dialecto. Son más abundantes en Asturias y la montaña leonesa. Entre ellos, el cierre de las vocales finales -e, -o, uso de la negación non, etc.
- El castellano en las zonas bilingües. Como ya hemos estudiado en temas anteriores, las lenguas en contacto provocan interferencias de distinto tipo. En primer lugar, algo muy peculiar que genéricamente llamamos acento.
- En Cataluña es muy peculiar escuchar un castellano con un timbre impreciso en las vocales átonas, la velarización general de las consonantes palatales, especialmente la “l”, o incorrecciones gramaticales como el llamado “dequeísmo”.
- En Galicia es peculiar la entonación alta al comienzo del período, el cierre de las vocales -e, -o finales o el uso casi exclusivo del pretérito perfecto simple (lo vi por lo he visto).
- En el País Vasco y Navarra son frecuentes las alteraciones en el orden de las palabras (interferencia con el vasco) y uso incorrecto del condicional en posiciones que exigen el imperfecto de subjuntivo.
Andaluz y Canario
Desde un punto de vista diacrónico, el andaluz se define como una variedad o dialecto, bien de la lengua castellana primigenia, bien de la lengua española normativa. En el primer caso, se defiende que el andaluz es un dialecto que proviene del castellano histórico. En el segundo caso, se define al andaluz como una variedad lingüística proveniente de la lengua española propiamente dicha, entendida esta como el sistema lingüístico normativo y culto.
Rasgos genéricos de las variedades meridionales. Responden a dos tendencias generales:
- La simplificación del sistema consonántico.
- La relajación articulatoria.
- Yeísmo. Pérdida del fonema /ʎ/ que pasa a realizarse como /y/. Es un rasgo que se está propagando con rapidez a todas las zonas del castellano.
- Aspiración de -s en posición implosiva. Consiste en una relajación de la -s cuando va al final de sílaba seguida de una consonante: /cahcos/ por cascos.
- Neutralización de /l/ y /r/ en posición final de sílaba: Mi arma por mi alma.
- Relajación y caída de consonantes sonoras intervocálicas, especialmente la -d-, pero también -g- o -b-: Pare por padre, caeza por cabeza, sentio por sentido…
- Relajación de consonantes /tʃ/ y /x/: mushasho por muchacho, garahe por garaje.
El Andaluz
Los fenómenos descritos arriba son genéricos del andaluz, pero con peculiaridades que pasamos a ver.
- Seseo y ceceo son consecuencia del reajuste consonántico que tuvo lugar en los siglos XVI y XVII. El resultado de esta neutralización tiene diversas soluciones articulatorias. No olvidemos tampoco la consideración social que tiene cada uno de estos fenómenos: el seseo es parte del modelo lingüístico “de prestigio andaluz”, pero no así el ceceo.
- En el andaluz oriental, la aspiración u posterior pérdida de la -s implosiva ha acabado produciendo alteraciones más importantes en el sistema fonológico de las vocales, en ejemplos como la casa para el singular y laa casaa para el plural, con vocales finales encargadas de diferenciar el número de la palabra.
- Por último, la confluencia de vosotros y ustedes se ha producido en el andaluz oriental, con la desaparición de vosotros y la utilización de ustedes (fórmula de cortesía) en todas las ocasiones: ustedes vinieron o ustedes tenéis tiempo, alternando las personas en tercera o segunda.