El Modernismo y las Vanguardias en la Poesía Española del Siglo XX

La llegada del siglo XX coincide con el agotamiento y el rechazo a los postulados del realismo y el naturalismo, que, por otra parte, habían aportado muy poco a la poesía. La renovación llegará desde Hispanoamérica, con un movimiento, el modernismo, que supone para nuestra lírica la mayor renovación métrica y formal después del Renacimiento. De la mano de Rubén Darío la poesía cobra una gran importancia.

El Modernismo

1. Contexto y Características

El modernismo es un movimiento artístico panhispánico que agrupa autores y obras de distintos estilos y es fruto de la crisis espiritual de fin de siglo XIX.

Características generales de la poesía modernista:

  1. Voluntad de innovación y búsqueda de nuevas formas expresivas.
  2. Individualismo y cosmopolitismo (París).
  3. Exotismo y evasión en el espacio y en el tiempo.
  4. Símbolos de elegancia y aristocracia: el cisne, el pavo real, princesas, flor de lis, las joyas…
  5. Temas: lo histórico (evocaciones de ambientes lejanos y épocas remotas; Grecia y Roma, el renacimiento); exotismo (Extremo oriente, China y Japón); temas americanos indígenas y temas hispánicos.
  6. Vocabulario: muy rico, con palabras exóticas, extranjerismos, arcaísmos y cultismos. Gran abundancia de adjetivación y términos sensoriales (“azul”), por lo que abundan sinestesias y otros recursos como imágenes y metáforas.
  7. Métrica: el modernismo supone una gran renovación de los versos y del ritmo. Usan el alejandrino, dodecasílabo y eneasílabo, la silva y el soneto (en toda clase de versos) junto al verso libre, de gran importancia para las vanguardias.

2. Rubén Darío (1867-1916)

Es la figura más sobresaliente del modernismo hispánico. Desarrolla su vida personal y literaria por varios países de Hispanoamérica y Europa, lo que ayudará a la expansión de este movimiento. Su poesía refleja brillantemente todas las características modernistas. Obras: Azul… (1888), Prosas profanas (1896), Cantos de vida y esperanza (1905).

El Modernismo en España

En 1900 el modernismo se había extendido entre nuestros poetas tras la visita de Rubén Darío en 1898. Sin embargo los poetas modernistas españoles (Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado) buscaron pronto un nuevo camino que elimina la ornamentación externa para tender a una mayor profundidad, aplicando técnicas modernistas a una poesía melancólica e introspectiva con influencia de Bécquer.

1. Antonio Machado (1875-1939)

Antonio Machado, nacido en Sevilla en 1875, se trasladó a Madrid para estudiar en el Instituto Libre de Enseñanza. Más tarde, como catedrático, se mudó a Soria, donde se familiarizó con el paisaje de Castilla y conoció a su esposa, Leonor, con quien se trasladó a París. Tras la muerte de Leonor, Machado se trasladó a Baeza. Durante la guerra civil española, se exilió y falleció en Francia en 1939. Su poesía evolucionó desde el modernismo intimista hacia posturas más afines a la Generación del 98. La depuración poética y el tiempo son temas recurrentes en su obra. Destacan obras como “Soledades, Galerías y otros poemas”, donde predominan las emociones íntimas y la melancolía. “Campos de Castilla” muestra su madurez, tratando el paisaje como expresión de la realidad nacional e histórica. En su última etapa, publicó “Nuevas canciones” y “Poesías de guerra”, esta última incluyendo poemas dedicados a la muerte de García Lorca.

2. Juan Ramón Jiménez (1881-1958)

Juan Ramón Jiménez nace en Moguer (Huelva) en 1881, estudia en Sevilla y se traslada a Madrid donde conocerá a los escritores del momento. La muerte repentina de su padre le obliga a ingresar en un sanatorio cerca de Burdeos donde leerá a escritores simbolistas, parnasianos e italianos. Vuelve a Madrid donde conoce a Zenobia con la que finalmente se casa en Nueva York y casi aislado se dedicará a escribir y revisar su obra. Finalmente falleció en 1958 solo dos años después de morir Zenobia y recibir el premio Nobel de literatura en 1956. El poeta reducía toda su obra a tres etapas fundamentales: sensitiva, intelectual y la etapa suficiente o verdadera. Para abordar su obra señalamos cuatro etapas, dividiendo la etapa sensitiva en dos:

  • Obras de juventud: de los primeros libros hasta Baladas de primavera, de relativa sencillez.
  • Poesía modernista: de 1908 a 1915. Toca temas típicos del movimiento: la belleza, el amor, la tristeza, las flores, las fuentes, los pájaros pero de forma personal.
  • Etapa de “poesía desnuda”: que iría hasta La estación total, de 1936. Su poesía se dificulta por su contenido intelectual, el poeta se dirige a la inteligencia y se empeña en expresar con exactitud las emociones y reniega de su poesía anterior.
  • Etapa final: en la que destaca Dios deseado y deseante. Es una etapa de poesía “suficiente o verdadera” caracterizada por la búsqueda incesante de Dios con pinceladas de misticismo.

Las Vanguardias

Las vanguardias surgieron a principios del siglo XX como una ruptura radical con la literatura anterior, proponiendo una nueva concepción del arte. Sus características generales incluyen el rechazo del sentimentalismo, una revisión crítica de la tradición literaria, la atención a lo novedoso e instantáneo, el interés por lo fragmentario y lo irracional, y la reivindicación del juego y el humor.

Las vanguardias europeas más importantes son el Futurismo, que exalta la civilización mecánica y técnica; el Cubismo, que descompone la realidad; y el Dadaísmo, que propone la rebeldía pura. En España, destacan el Ultraísmo, con elementos futuristas y cubistas, y el Creacionismo, que busca la creación absoluta en lugar de la imitación de la realidad.

El surrealismo, surgido en Francia, fue la vanguardia más tardía y tuvo una influencia significativa en la poesía española, especialmente en el grupo del 27. Propugnaba la liberación total del hombre y la expresión de impulsos reprimidos en el subconsciente, utilizando técnicas como la escritura automática y el collage. En España, Juan Larrea fue uno de sus principales difusores.