El Novecentismo y las Vanguardias en la Literatura Española

El Novecentismo

En la segunda década del siglo XX, ya superado el Realismo decimonónico y en plena crisis del Modernismo, aparece en España una nueva generación de escritores que reclama unos nuevos modelos estéticos. Se expresan a través de las revistas literarias, entre las que destaca la Revista de Occidente, fundada por Ortega y Gasset. Se les conoce como Novecentismo.

Los intelectuales novecentistas no son bohemios modernistas, sino profesionales cualificados y muchas veces con estudios en el extranjero. Su ideología es progresista, formada en el krausismo y la Institución Libre de Enseñanza, promueven la modernización de España en todos los campos y participarán activamente en las medidas educativas y políticas de la II República.

Las características de su literatura son:

  • Racionalismo y Antirromanticismo: prefieren el rigor intelectual y la claridad expositiva.
  • Defensa del arte puro o el aristocratismo intelectual y estilo cuidado: es, conscientemente, un arte para minorías.

Aunque el Novecentismo se desarrollará principalmente en el campo de la filosofía y el pensamiento con Ortega, Eugenio D’Ors o Manuel Azaña, también la novela cuenta con importantes creadores como Gabriel Miró o Ramón Pérez de Ayala.

Juan Ramón Jiménez

Los primeros libros de este poeta están marcados por el Modernismo. Dentro de la división de su poesía que él mismo crea, en la primera etapa se puede apreciar un tono neorromántico y decadente en obras como Almas de violeta; en Arias tristes y Jardines lejanos se sitúa dentro del modernismo intimista y simbolista: sentimientos de melancolía, dolor y enfermedad; el paso del tiempo y la muerte; o la descripción simbólica de paisajes otoñales, crepúsculos con abundancia de sinestesias y adjetivación.

Durante su estancia en Moguer, publica varios libros, entre ellos Elegías o La soledad sonora en los que, tras la ornamentación modernista, aparecen ya elementos más personales que manifiestan un intento de superación del Modernismo. Así, Estío, es un ejemplo de su siguiente etapa.

La época intelectual se inicia con Diario de un poeta recién casado, escrito durante su viaje de novios por mar a Nueva York, que rompe con la estética modernista y abre la poesía española a las innovaciones de las Vanguardias. Además de la renovación formal, supone un cambio profundo en la poesía al eliminar casi por completo la anécdota y dar paso a la poesía pura. No desaparecen totalmente los elementos externos.

Sus siguientes libros, Eternidades, Piedra y cielo, siguen esa línea de concisión y búsqueda de la expresión esencial, lo que dificulta su comprensión. La estación total añade el concepto de conciencia, que debe permitir al poeta escapar a los límites temporales y espaciales que impone la muerte. La conciencia se identifica con desnudez, plenitud, armonía o eternidad.

La etapa suficiente o verdadera es la última etapa de su poesía y se inscribe en la época del exilio. En En el otro costado, poema en prosa, se reúnen conceptos del último Juan Ramón: la unidad de todo lo existente, el panteísmo o la conciencia del poeta como un Dios que da sentido al mundo, al recrearlo permite a los demás una comprensión más completa del mismo. Dios deseante y deseado supone la posesión de esa conciencia que se identifica con el concepto del Dios panteísta, que nada tiene que ver con el cristianismo. Dios que se identifica con la belleza y la naturaleza. Aunque escrito en prosa, Platero y yo, es un excelente ejemplo de prosa poética que supone la aparición de una idea constante en su obra: la comunión con la naturaleza, con el medio rural y la belleza.

Las Vanguardias

Al mismo tiempo que se desarrolla el Novecentismo aparecen en Europa las Vanguardias que quieren romper con lo anterior desde unos presupuestos más revolucionarios, inspirados por manifiestos en los que exponen sus principios estéticos e intenciones. Los principales movimientos de vanguardia son:

Expresionismo

De origen alemán, es el único que no niega los principios del Naturalismo. Rechaza que el arte sea una mera representación externa de la realidad sino que ha de revelar la realidad interior. Para ello resaltan los aspectos que mejor describen o caricaturizan las características físicas o psicológicas. Muestran predilección por los ambientes sórdidos, la deformación y el discurso ilógico.

Futurismo

Su primer manifiesto es obra de Marinetti. En él rechaza el pasado ya que el arte se debe al futuro. Ensalzan la máquina, el movimiento y la guerra. Tiene una clara influencia de Nietzsche.

Cubismo

Más desarrollado en la pintura, en literatura promulgan la fragmentación de la realidad, la simultaneidad, y el poema como objeto en sí mismo. La mejor muestra del cubismo poético son los Caligramas de Apollinaire.

Dadaísmo

Su origen, unas veladas de “aniquilación estética”, dan una idea de su intención destructora y transgresora. Defienden el absurdo, lo infantil e ilógico, lo primitivo. Ponen en tela de juicio los valores burgueses y cuestionan los valores lógicos que han provocado la guerra. Su principal representante es Tristán Tzara.

Surrealismo

Impulsado por André Breton. Es fundamental su interés por las teorías freudianas del subconsciente y de los sueños como medio de desvelarlo. El arte debe conectar con ese subconsciente reprimido por la sociedad para liberarlo de las ataduras de lo convencional y sacarlo a la luz. La libertad comienza por liberar la escritura permitiendo el flujo de la conciencia.

Creacionismo

Será el chileno Vicente Huidobro quien traiga el Creacionismo: según el cual el poeta no debe limitarse a imitar la naturaleza, debe crearla en el poema mediante la imagen, pero no al modo tradicional, sino basándose en la asociación ilógica. El ideal poético es la imagen múltiple que, al referirse a muchas realidades, no se refiera a ninguna y por tanto sea inédita y autónoma.

Ultraísmo

Recoge principios de distintas Vanguardias. Se expresa a través de las nuevas revistas literarias que dan cabida tanto a los nuevos poetas: Juan Larrea, Gerardo Diego, o a figuras consagradas como Juan Ramón o Machado. Trata de ver el mundo con ojos nuevos, rompiendo con la retórica tradicional. La belleza se busca, no en el referente exterior, sino en el propio poema como objeto fruto de la perfección formal alejada del sentimentalismo modernista. Con influencia del Modernismo, busca referentes símbolo de la modernidad.