El teatro español del siglo XX: Tradición y vanguardia

El aislamiento de España respecto a la cultura europea y el escaso desarrollo económico y cultural a finales del siglo XIX, hicieron que el teatro español quedara al margen del drama innovador que se representaba en otros países. Además, los intereses económicos de los empresarios condicionaron el estilo de un teatro que se resistía a evolucionar, adaptándose al gusto del público.

Durante el primer tercio del siglo XX, el teatro comercial convivió con los intentos renovadores y rupturistas de autores como Azorín y Unamuno. Sin embargo, después de la Guerra Civil, la censura impuesta por el nuevo régimen, la necesidad de evasión de un país empobrecido y la muerte o exilio de algunos de los dramaturgos más innovadores, ocasionaron que el teatro español recuperara el planteamiento tradicional.

Panorama del teatro comercial del siglo XX

Dentro del panorama del teatro comercial del siglo XX, podemos destacar:

Teatro de alta comedia

Este género hacía una crítica suave de los conflictos sociales de la burguesía, con ambientes lujosos y un lenguaje cuidado. Su representante más importante fue Jacinto Benavente, cuyo único objetivo era entretener al público y realizar una sátira suave de la sociedad de su época. Destaca su interés por realizar una obra de calidad bien estructurada.

Teatro poético

Escrito en verso, mezclaba el drama histórico-romántico con un lenguaje modernista superficial y sensorial. Era un teatro muy tradicional en cuanto a ideas y concepción escénica, que recuperaba leyendas y personajes nobles del pasado histórico tradicional.

Teatro humorístico

Abordaba temas con un tramo fácil que se resolvía favorablemente. Los personajes eran populares y castizos, divertidos por su lenguaje.

Intentos renovadores en el teatro español

Durante el primer tercio del siglo XX en España, el drama decimonónico convivió con los intentos renovadores de algunos autores que, influidos por escritores europeos y por el desarrollo de las vanguardias, escribieron obras rupturistas. Sin embargo, la mayoría de ellas no se estrenaron por no conectar con el público.

Ramón María del Valle-Inclán

El autor más representativo del teatro español de esta época es Ramón María del Valle-Inclán (1866-1936). Este hidalgo gallego, de carácter rebelde y crítico, evolucionó desde una postura conservadora a una revolucionaria. Su obra abarca casi todos los géneros literarios.

Primero recibió influencia del Modernismo, desde el que evoluciona a una sátira deformadora, que será la base de lo que él llama el esperpento (estética deformadora que resalta lo grotesco y supone una superación del dolor y de la risa). A través de este, el autor hace una dura crítica de la España de la época y de sus instituciones, y muestra un mundo absurdo en el que todo está al revés. Aunque esta crítica le integra en el grupo del 98, su visión estética le aleja de este.

Etapas de su obra

  1. 1ª etapa: Recibe influencia de Rubén Darío en sus primeras obras, que son modernistas (El yermo de las almas, 1908).
  2. 2ª etapa: A partir de 1907 inicia una etapa de transición, llamada del ciclo mítico, en la que adopta un tono más crítico y agresivo y un lenguaje más duro. Destacan obras como las que integra bajo el título de Comedias bárbaras (Cara de plata, Romance de lobos y Águila de blasón).
  3. 3ª etapa: Desde 1920, año en el que publica Farsa italiana de la enamorada del rey, Farsa y licencia de la reina castiza y Luces de bohemia, inicia la estética del esperpento.

Características del esperpento

  • Deformación caricaturesca de la realidad y de los personajes (marionetas, animalizaciones, cosificación…).
  • Creación de situaciones absurdas y exageradas.
  • Uso de ironías, sátiras y de un lenguaje coloquial casi vulgar.

Después, Valle-Inclán escribe otros tres esperpentos conocidos como Martes de carnaval, en los que ridiculiza aún más la realidad.

Valle-Inclán destaca no solo como conocedor profundo del castellano, sino como un gran innovador teatral, que anticipó técnicas y acercó el teatro español a lo que otros autores estaban haciendo en el resto de Europa. Se consideraba que su teatro era irrepresentable, pero actualmente las nuevas técnicas permiten montar sus obras con gran libertad e imaginación.

Luces de bohemia

Obra que describe la última noche en la vida de Max Estrella, un poeta bohemio, ciego y pobre. En ella aparecen caricaturescamente deformados los aspectos negativos de la vida española y la condición humana. Cuenta con 15 escenas donde los personajes dispares realizan una fuerte crítica socio-política de España. La obra sintetiza las características del esperpento y ofrece la visión amarga de Valle-Inclán sobre España y la condición humana.

Federico García Lorca

Además de poeta, Lorca fue un gran autor dramático. Experimentó con formas de teatro diversas: el teatro simbolista, el modernista, el de marionetas, las farsas para personas (los personajes se desenvuelven de manera caricaturesca en situaciones no reales) o el teatro de vanguardia, surrealista.

Por otro lado, Lorca hace un teatro realista, más convencional, representado por tres tragedias de ambiente rural donde las fuerzas naturales impiden la realización personal del individuo (normalmente una mujer) e imponen un destino trágico:

  • Bodas de sangre (cuyos temas son el amor, el odio y la muerte).
  • Yerma (el conflicto entre el deseo de ser madre y la esterilidad del personaje).

Estas son dos intensas tragedias clásicas que mezclan prosa y verso, utilizan coros que comentan la acción (como en el teatro griego) y manejan elementos simbólicos.

La casa de Bernarda Alba es, quizá, la mejor obra del autor. Trata el tema del enfrentamiento entre el principio de autoridad (Bernarda) y el deseo de libertad (Adela, la hija menor), pero también plantea la represión que imponen las normas sociales o la condición sometida de la mujer. Todo en un espacio asfixiante (la casa) que agobia a los personajes.