El Teatro Español Después de la Guerra Civil (1936-Actualidad)

: EL TEATRO ESPAÑOL DESPUÉS DE LA GUERRA CIVIL (1936-ACTUALIDAD)

1. EL TEATRO EN LOS AÑOS 40

En la década de los cuarenta, el teatro en España se ve afectado por la falta de figuras influyentes debido al asesinato de Federico García Lorca y las muertes de Valle-Inclán y Unamuno, así como el exilio de importantes dramaturgos como Jacinto Grau, Rafael Alberti, Max Aub y Alejandro Casona. La censura franquista ejerce un control estricto sobre la creación escénica, lo que impide la representación de obras que reflejen fielmente la realidad del país o que critiquen de manera reflexiva. Como resultado, el teatro de esa época se caracteriza por la preferencia hacia la comedia y un tono evasivo o escapista.

1.1 La Comedia Burguesa

En los años cuarenta se desarrolla un teatro amable e intrascendente, dirigido a un público burgués, que toma como modelo las obras de Benavente (evolución de la segunda mitad del siglo XIX). Sus principales representantes son la alta comedia del propio Jacinto Benavente (1866-1954) y Joaquín Calvo Sotelo (1905-1993).

Se trata de un teatro estéticamente convencional e ideológicamente conservador, que pretende entretener al espectador y en el que apenas hay menciones ni a la Guerra Civil ni a las circunstancias sociales o políticas de la época.

El tema principal es la búsqueda de la felicidad. Los temas son los propios de la comedia burguesa: honor, celos, infidelidades, conflictos generacionales, que siempre acaban bien. Estas piezas muestran un dominio de la técnica: diálogos bien construidos para temas intrascendentes.

La muralla (1954), de Calvo Sotelo, que despertó gran polémica y superó las cinco mil representaciones. El protagonista, Jorge Hontanar, es un militar franquista que se aprovecha de su situación para apoderarse de una hacienda tras la Guerra Civil. Al final de su vida, se arrepiente y pretende devolver la finca al hijo del legítimo propietario. Sus familiares se oponen y Jorge muere sin poder llevarlo a cabo.

1.2 Teatro Humorístico

Humor absurdo, de raíz vanguardista, con situaciones dentro de las obras, alejadas de la norma convencional y cercanas al surrealismo.

Miguel Mihura es el autor de Tres sombreros de copa escrita en 1932 y estrenada en 1952. Relacionado con el teatro de lo absurdo. Dionisio, un joven pusilánime, pasa la noche previa a su boda en un hotel de provincias. Allí se enamora de Paula, que trabaja en un circo. Por un momento, Dionisio duda entre el mundo respetable y burgués, encarnado en don Sacramento (padre de su novia), y el mundo errante y libre del circo. Al final, será incapaz de saltar el muro infranqueable entre ambos.

Enrique Jardiel Poncela su principal obra Eloísa está debajo de un almendro, la acción se desarrolla en «Madrid. Época actual». Los protagonistas, Fernando y Mariana, pertenecen a dos familias llenas de secretos (Federico, el padre de Fernando, se suicidó; Eloísa, la madre de Mariana, desapareció). Los personajes muestran comportamientos extravagantes. Finalmente, los misterios se resuelven. Federico amaba en secreto a Eloísa; Micaela, hermana de Edgardo, creyendo que había algo entre ellos, la asesinó. Edgardo la enterró bajo un almendro, para no delatar a su hermana, que estaba perturbada. No se había levantado en estos años debido a su amor no correspondido por Clotilde, hermana de Eloísa. Fernando y Mariana terminan juntos, convencidos de que «esa tumba que florece todas las primaveras» es la que los ha empujado el uno hacia el otro.

2. TEATRO COMPROMETIDO. INTENTOS RENOVADORES. AÑOS CINCUENTA Y SESENTA.

En los años cincuenta, en España, surge un teatro comprometido con la realidad social y política. Se divide en el posibilismo de Buero Vallejo, con dramas simbólicos que desasosiegan al espectador, y el teatro de agitación de Alfonso Sastre, que denuncia abiertamente las injusticias y la situación política del país.

2.1 Antonio Buero Vallejo

El autor pretende que el espectador tome conciencia de la trágica situación condición del ser humano, arrojado a una existencia llena de dolor e incertidumbre.

En sus obras, tragedias construidas sobre una base realista con elementos simbólicos, hay una crítica a la realidad del momento marcada por la miseria, la ignorancia y la falta de libertad. Es una combinación de los problemas existenciales con el compromiso social. Historia de una escalera (1949). Muestra el inmovilismo social y la imposibilidad de que mejore la situación.

El uso de personajes históricos para reflexionar sobre el presente: Esquilache en Un soñador para un pueblo (1958); Velázquez, en Las meninas (1960); Goya, en El sueño de la razón (1970).

Los elementos simbólicos y los efectos de inmersión, que sitúan al espectador en la conciencia de los personajes. En El concierto de San Ovidio (1962) y En la ardiente oscuridad, protagonizadas ambas por ciegos, la escena queda en ocasiones a oscuras; en El sueño de la razón, los espectadores, como el pintor protagonista, no oyen, a veces, qué dicen los demás personajes. La Fundación (1974) está protagonizada por cinco condenados a muerte que esperan su ejecución. Uno de ellos, Tomás, incapaz de afrontarlo, imagina que está en una lujosa fundación. El espectador ve, al inicio una habitación luminosa y confortable, que se transforma en una sórdida celda conforme el personaje toma conciencia de dónde se encuentra y de qué le va a ocurrir.

2.2 Alfonso Sastre

Alfonso Sastre, destacado dramaturgo madrileño, debuta con Escuadra hacia la muerte en 1953, obra influenciada por el existencialismo y censurada tras tres representaciones. La pieza puede interpretarse como una tragedia antibelicista o una reflexión sobre la libertad y la responsabilidad, al estilo de Sartre. Su teatro posterior, como La mordaza (1954), enfrenta la censura con temáticas sociales y políticas. La taberna fantástica, estrenada en 1985, denuncia el abandono social de los jóvenes en los suburbios de Madrid, mostrando la trágica muerte del protagonista, Rogelio, alias el Rojo.

2.3 Los Dramaturgos Realistas

Varios autores, en estos años, escribieron y estrenaron varias obras de teatro que hablan de la injusticia, la discriminación, la represión, la violencia o la hipocresía en la sociedad española, y en ellas suele asomar una honda amargura y en ocasiones una oscura desesperanza. A este realismo se le suma, en seguida, el simbolismo y el expresionismo, técnicas que ayudan a resaltar, aún más, la crítica social.

La Camisa (1960/1962) de Lauro Olmo es un drama que explora temas como la marginalidad, la miseria y la emigración a través de Juan y Lola, una pareja que vive en una chabola en las afueras de la capital española. Juan se niega a emigrar a pesar de la falta de trabajo, mientras que Lola decide abandonar España.

Por otro lado, Las salvajes en Puente San Gil (1963) de José Martín Recuerda retrata la llegada de una compañía de revista a un pueblo andaluz, donde se revela la hipocresía y la represión sexual a través de la oposición de la Iglesia, las beatas y los intentos de relaciones con las coristas.

3. EL TEATRO EXPERIMENTAL

Influidos por el surrealismo, el teatro del absurdo y el teatro de la crueldad, Fernando Arrabal y Francisco Nieva son los dos autores fundamentales del teatro experimental o vanguardista.

3.1 Fernando Arrabal

El melillense Fernando Arrabal (n. 1932) desarrolló parte de su obra en Francia, donde fundó en 1962 el movimiento pánico junto con los artistas Alejandro Jodorowsky y Roland Topor.

Se trata de un teatro provocador, que aspira a sobrecoger o a escandalizar al espectador por medio de la violencia, el sexo o la locura. Sus obras constituyen parábolas o alegorías en las que presenta una imagen atroz de la condición humana. Se trata de un teatro simbólico, vinculado al teatro del absurdo. En ellas cobran especial importancia los signos no verbales y los diálogos, poéticos o incoherentes, se apartan de la lengua cotidiana.

Obras:

  • Pic-nic. Los padres de Zapo acuden al frente con una cesta de alimentos para celebrar con su hijo un picnic, al que se suma Zepo, el enemigo. Al final, una bomba mata a los cuatro personajes, convirtiendo la obra en un alegato antimilitarista.
  • El cementerio de automóviles. Los personajes, seres violentos e incomunicados, viven en los coches de un desguace. Cada noche, Emanu toca la trompeta para aliviar la penosa existencia de los más pobres. Los habitantes del desguace, que no soportan esa muestra de altruismo, terminan por crucificarlo sobre el manillar de una bicicleta.

Sus influencias son del Teatro del absurdo y Teatro de la crueldad.

3.2 Francisco Nieva

Francisco Nieva (1924-2016) es conocido por su teatro furioso, que critica la España tradicional, con énfasis en la religiosidad y la represión sexual. Obras como Pelo de tormenta (1961/1997) y Nosferatu (1961/1993) exploran la transgresión y la liberación de los instintos a través de un lenguaje dramático erótico y desinhibido, que incorpora elementos del carnaval, el esperpento y el surrealismo. Muchas de estas obras fueron escritas en los sesenta pero no pudieron ser estrenadas hasta después de 1975.

4. EL TEATRO EN DEMOCRACIA

La llegada de la democracia supuso una transformación radical de las estructuras teatrales en España. La diversidad de tendencias, la convivencia en los escenarios de sucesivas generaciones de actores y actrices, directores de escena y dramaturgos, y el largo periodo de tiempo transcurrido dificultan la tarea de encontrar unos rasgos compartidos en la producción dramática de este periodo.

La labor de los dramaturgos y directores de escena en las últimas décadas ha estado condicionada por dos factores: el apoyo institucional al teatro y el desplazamiento del centro de gravedad del hecho teatral del texto dramático a la representación.

4.1 El Teatro En Los Años Ochenta Y Noventa

Los autores presentan una gran diversidad de temas, en ellos hay algunos elementos recurrentes.

  • El teatro contemporáneo refleja la complejidad de la sociedad y la política actuales, explorando una amplia gama de temas que van desde la drogadicción hasta el terrorismo, la corrupción política, la violencia de género, la inmigración y los prejuicios xenófobos y racistas. Obras como Caballito del diablo, La estanquera de Vallecas, Bajarse al moro y Yonquis y yanquis de José Luis Alonso de Santos, así como Betizu, el toro rojo de Ignacio Amestoy, arrojan luz sobre estos problemas contemporáneos, ofreciendo reflexiones profundas sobre el clima social y político de la época.
  • Además, el teatro aborda la memoria histórica y la Guerra Civil española, especialmente desde la perspectiva del bando derrotado. Obras como Las bicicletas son para el verano de Fernando Fernán Gómez y ¡Ay, Carmela! de José Sanchis Sinisterra son ejemplos destacados de este enfoque, que busca recordar y examinar eventos pasados desde una perspectiva crítica y reflexiva.
  • Por otro lado, el teatro contemporáneo también se sumerge en los conflictos psicológicos y las relaciones interpersonales, explorando la intimidad y los vínculos humanos. Obras como Pares y Nines de Alonso de Santos y las obras de Paloma Pedrero como La llamada de Lauren y El color de agosto profundizan en las complejidades de la amistad, el amor y la familia, convirtiéndolos en motores de la acción teatral y ofreciendo una mirada introspectiva a la condición humana.
  • Por las relaciones de poder, la mediocridad. El lector por horas de José Sanchis Sinisterra.

5. EL TEATRO RECIENTE, EL TEATRO EN EL SIGLO XXI

A finales de los años noventa y principios del siglo XXI, surge una nueva generación de dramaturgos, cuyas obras de madurez se escriben ya en el siglo XXI. Aunque un sector de la crítica ha acuñado para ellos la denominación de “generación Bradomín”, aún a riesgo de simplificar, en este grupo pueden distinguirse dos vertientes:

  • Un teatro basado en la preponderancia del texto dramático.
  • Un teatro de experimentación radical, influido por el teatro de la crueldad, el happening, el body-art o el accionismo vienés, en el que la representación se convierte en una acción artística o performance que, por medio de la violencia y la provocación, pretende suscitar un rechazo de la condición humana, de la sociedad burguesa o del mundo contemporáneo. En esta tendencia se inscriben dos de los grandes creadores escénicos de nuestro tiempo: Angélica Liddell (La casa de la fuerza) y Rodrigo García.

El madrileño Juan Mayorga, uno de los autores españoles contemporáneos de mayor repercusión internacional, escribe un teatro de la palabra, cuyo tema central es la reflexión sobre las distintas formas de opresión o dominación, y la indefensión de las víctimas ante el abuso y la violencia ejercida por los otros.

En su amplia producción hallamos dos vertientes fundamentales:

  • Dramas sobre los grandes hechos de la historia del siglo XX: la Guerra Civil española, el exilio republicano, el Holocausto, el estalinismo, la Guerra Fría, muchos de ellos basados en personajes históricos. Cartas de amor a Stalin (1997). Este drama recrea la figura del escritor ucraniano Mijail Bulgakov, condenado al silencio por Stalin en los años treinta, que escribe incesantemente cartas al tirano para reclamar la publicación de sus textos o la libertad para salir del país.
  • Dramas ambientados en el presente, en los que reflexiona sobre temas como la pederastia, la corrupción y las relaciones de poder en las altas esferas políticas y económicas o la fascinación por las vidas ajenas. Himmelweg (2003). Un delegado de Cruz Roja visita un campo de concentración en la Segunda Guerra Mundial. El director del campo organiza una realidad ficticia, idílica, y fuerza a los judíos a participar en la representación. El delegado cae en el engaño y escribe un informe favorable, expresión de la ceguera ante la barbarie. Hamelin (2005). Un juez investiga a un pederasta cercano a la familia de una de sus víctimas. Descubre entonces que los padres, que tienen otros cinco hijos y viven en la indigencia, han consentido los abusos a cambio de un beneficio económico.