El Teatro en la Posguerra
Los Años 40: Continuidad y Tímidos Intentos Renovadores
Durante la Guerra Civil, el teatro fue utilizado como instrumento de agitación política por ambos bandos: las Guerrillas del Teatro republicanas y el Teatro de la Falange son ejemplos de ello. Sin embargo, la posguerra trajo consigo la dictadura y el aislamiento, impactando profundamente en el teatro español.
En los años cuarenta, se observa una continuidad de las tendencias previas a la guerra, especialmente el drama burgués al estilo de Benavente, con autores como Pemán, Calvo Sotelo y Luca de Tena. Este teatro, conservador y sin afán crítico, se ajustaba a las convenciones y no presentaba problemas con la censura.
No obstante, surgieron algunos intentos renovadores, centrados en el teatro de humor. Destacan:
- Miguel Mihura (Tres sombreros de copa): Su teatro, cercano al absurdo, presenta una intencionalidad crítica y acentúa el carácter inverosímil de la acción.
- Jardiel Poncela (Eloísa está debajo de un almendro, Cuatro corazones con freno y marcha atrás): Su obra, también próxima al absurdo, se caracteriza por un humor intelectual.
Los Años 50: El Realismo Social de la Generación del 50
En los años cincuenta, surge la Generación Realista, un grupo de autores de ideología izquierdista que buscaban criticar la realidad española a través de una estética predominantemente realista. Este teatro, poco innovador en su forma, priorizaba el contenido y el mensaje, buscando la identificación del público con los personajes.
Dentro de esta generación, destacan:
- Antonio Buero Vallejo (Historia de una escalera, El tragaluz): Su teatro crítico, con un lenguaje preciso y coloquial, otorga un papel primordial al diálogo.
- Alfonso Sastre (Escuadra hacia la muerte, La sangre y la ceniza): Concibe el teatro como un medio de concienciación y agitación social, mostrando las relaciones entre individuo y sociedad.
Los Años 60 y 70: La Renovación y el Teatro Experimental
La relajación de la censura en los años sesenta permitió la entrada de un movimiento de renovación influenciado por el teatro extranjero y las vanguardias. Este teatro soterrado, que apenas pudo representarse durante la dictadura, sentó las bases para la transformación del teatro español.
En los años setenta, se consolidan grupos como Tábano, Els Joglars, La Cuadra de Sevilla y La Fura dels Baus, que, a través de la improvisación, la creación colectiva y la ruptura de las convenciones escénicas, cambiaron radicalmente el panorama teatral.
Entre los autores individuales, destacan Francisco Nieva, Miguel Romero Esteo y, especialmente, Fernando Arrabal (Pic-Nic).
El Teatro Tras la Dictadura
Tras la muerte de Franco, el teatro español experimentó una serie de cambios. La libertad creativa contrastó con la recepción del público, que no siempre acogió los montajes más innovadores.
Se observa una tendencia hacia el teatro institucional subvencionado, que permitió la difusión del teatro clásico y contemporáneo. Paralelamente, surgieron festivales y ciclos de teatro, ofreciendo una variedad de géneros, aunque con poca innovación en técnicas o renovación.
En esta línea más tradicional, destacan autores como Antonio Gala (Anillos para una dama), José Luis Alonso de Santos (Bajarse al moro), José Sanchís Sinisterra (¡Ay, Carmela!), Fernando Fernán Gómez (Las bicicletas son para el verano) y Juan Mayorga (El chico de la última fila).
La Novela Española de Posguerra
Tras la muerte de Franco, la literatura española experimentó una gran transformación. La desaparición de la censura, la recuperación de autores exiliados y la apertura a la literatura extranjera marcaron el inicio de una nueva era.
La literatura española de las últimas décadas se caracteriza por su variedad temática y estética, la diversidad de tendencias y la proliferación de autores. A partir de 1975, surge una nueva generación de novelistas que se inclina hacia un realismo renovado, con La verdad sobre el caso Savolta de Eduardo Mendoza como obra clave.
Se observa un retorno a la concepción clásica de la novela, con una trama lineal y un argumento central. Algunos títulos relevantes son: Los delitos insignificantes de Álvaro Pombo, Luna de lobos de Julio Llamazares, La ciudad de los prodigios de Eduardo Mendoza o Las edades de Lulú de Almudena Grandes.
Diversidad de Tendencias en la Novela Actual
En la actualidad, la novela española presenta una gran libertad y diversidad de tendencias:
a. Novela de intriga y policíaca: Autores como Manuel Vázquez Montalbán (con su detective Pepe Carvalho) y Lorenzo Silva (con Bevilacqua y Chamorro) han destacado en este género.
b. Novela lírica o poemática: Obras como La lluvia amarilla de Julio Llamazares, Makbara de Juan Goytisolo o El lápiz del carpintero de Manuel Rivas se caracterizan por su belleza formal y su expresión íntima.
c. Novela histórica: Autores como Arturo Pérez-Reverte (El capitán Alatriste) y Matilde Asensi (El último catón) han cultivado este género con gran éxito. También se incluyen obras que reconstruyen la historia de España desde la Guerra Civil, como Los girasoles ciegos de Alberto Méndez, Soldados de Salamina de Javier Cercas o La voz dormida de Dulce Chacón.
d. Metanovela: Obras como El cuarto de atrás de Carmen Martín Gaite o El vano ayer de Isaac Rosa reflexionan sobre el proceso de creación literaria.
e. Novela neorrealista o de la generación X: Historias del Kronen de José Ángel Mañas y Héroes de Ray Loriga son ejemplos de esta tendencia que retrata la juventud de los años 90.
f. Novela culturalista: Autores como Juan Manuel de Prada (Las máscaras del héroe, La tempestad) se caracterizan por su erudición y su análisis de la cultura occidental.
g. Novela reflexiva: Obras como Sefarad de Antonio Muñoz Molina o Negra espalda del tiempo de Javier Marías se caracterizan por la introspección y la reflexión sobre temas existenciales.
En definitiva, el panorama actual de la novela española es plural y diverso, con autores de diferentes generaciones y estilos que conviven en un mismo espacio, enriqueciendo la escena literaria del país.