El universo narrativo de El Aleph: claves de la maestría cuentística de Borges

El Aleph – La técnica del cuento

Los cuentos de El Aleph se alejan de la visión tradicional que tenemos del cuento como género menor, pues son auténticos ejercicios literarios en los que Borges hace gala de su intelectualidad y erudición. La primera edición constaba de catorce cuentos; en la segunda se añadieron cuatro más, dieciocho en total. Borges, entre ambas ediciones, se dedicó a revisar los textos, a hacer correcciones, añadidos y supresiones. A partir de esto, podemos hacer los siguientes apuntes respecto al estilo de El Aleph:

El discurso narrativo y la temporalidad

  • El discurso narrativo nos ofrece una historia siempre parcializada, incompleta. A Borges le interesa el final, breve y de impacto, sorprendente y violento, con un punto de clímax ascendente. Ello ocurre porque, con frecuencia, al final se revela el trágico destino y único momento válido que acredita toda una vida.

  • La historia se presenta de forma fragmentaria; los casos de disfunción de la temporalidad de la narración se concretan en elipsis, hiatos, retrospecciones, suspensiones, etc.

  • Con dos excepciones, los cuentos son breves o muy breves.

La voz narrativa y la verosimilitud

  • En general, Borges presenta los relatos como historias, biografías, sucesos ya existentes de los que ofrece un resumen. Alude a textos sagrados, notas, glosas, versiones, especulaciones de lo preexistente…. El propio Borges, en el prólogo, insiste en que los únicos relatos realistas son Emma Zunz y la Historia del guerrero y la cautiva.

  • Borges, debido a lo que apuntamos anteriormente, al hecho de presentar sus historias como versiones de hechos anteriores, simula incertidumbres, dudas, desconocimientos… Sus narradores confiesan un dominio parcial, vacilante, relativo de la historia, que en algunos finales desaparece o se niega. Las versiones extratextuales, a veces, son discrepantes cuando no contradictorias. Desde el punto de vista de la estructura narrativa, cada cuento de Borges es una obra perfecta. El relato avanza con una seguridad absoluta; casi siempre con un ritmo lento, pausado, inconfundible. Y así, los enigmas que nos presenta van haciéndose más y más densos, más y más inquietantes, hasta que nos envuelven con singular fuerza. A veces, es un solo hilo que va devanándose inexorablemente; otras veces, la historia se ramifica o se rompe en facetas contrapuestas. Y casi siempre, el desenlace nos sorprende en el último párrafo.

  • Hay, en diversos terrenos del texto, una tendencia a la dualidad, a la bimembración, a estructuras paralelas y opositivas.

  • Es frecuente el tema de las usurpaciones de personalidad o de dualidad entre parejas de personajes de paralelos destinos: Juan de Panonia es Aureliano; el Villari que espera toma el nombre de aquel a quien delató; Zaid juega a ser Abenjacán…

  • Es muy frecuente el encaje sucesivo de historias, de narraciones enmarcadas, técnica conocida con el símil de las cajas chinas (El Aleph: la muerte de Beatriz Viterbo nos lleva a conocer a su primo, y de sus peticiones de prologar su historia nos lleva al conocimiento del Aleph).

  • La modalización puede distanciarse en tercera persona o acercarse, fundirse con la historia en la forma autobiográfica.

  • Para dar sensación de verosimilitud y realismo, hay una desmesurada recurrencia a fuentes (en El hombre en el umbral se refiere a Bioy Casares, Abenjacán remite a The Times, hay referencias a Dante en El Aleph…).

  • El autor interfiere una y otra vez en el desarrollo de la historia narrada, en la que mezcla seres de ficción, personajes literarios, escritores, amigos y parientes.

Personajes y Temáticas

  • Los personajes se subordinan a la trama, son las piezas del juego en el que intervienen con un número limitado y concreto de actuar, pues son caracteres o tipos, sin peculiaridades propias, encarnaciones de figuras universales.

  • Todos los personajes, sin discusión, recorren un derrotero que los lleva a enfrentarse, en un punto o instante preciso, con su destino y a encarar lo fatal, lo trágico de tal encuentro. Algunos encarnan el coraje, el valor y la libertad a la hora de cruzarse con el destino (Isidoro Tadeo Cruz), otros esperan impacientes la hora de enfrentarse al destino liberador (Asterión, La espera), otros asumen el destino sin oponer resistencia (Historia del guerrero…). Los temas se extraen de ámbitos muy diversos: teología, literatura, mundo gauchesco, panteísmo, clásicos griegos, mitologías varias, libros teológicos sagrados.

Originalidad y estructura

  • Algunos relatos desafían al lector a resolver un enigma. Como en un buen laberinto policial, exhiben todas las pistas necesarias para deducir las respuestas; es el caso de Abenjacán, El Aleph o Emma Zunz.

  • Por lo que respecta a la originalidad de construcción, no siguen un patrón repetido. Los 17 cuentos que componen la obra no siguen un patrón repetido: unos comienzan como si se tratara de un estudio erudito; otros carecen de anécdota y adoptan la apariencia de un ensayo o una disquisición filosófica; en otras se presentan como falsas confesiones autobiográficas… Se ha llegado a decir que Borges «ha inventado su propio género, a medio camino entre el cuento y ensayo» (L. Harss).