Evolución del teatro español en el siglo XX

Evolución del teatro español en el siglo XX

En las tres primeras décadas del siglo XX se observan dos grandes tendencias en el teatro español: el teatro comercial y el teatro renovador. El teatro comercial o tradicional va dirigido a un público burgués que busca entretenimiento con obras que reflejan sus problemas y sus formas de vida. Distinguimos tres tipos de obras:

> La comedia burguesa de Benavente. Don Jacinto Benavente propuso un teatro sin excesos, con atención preferente a los ambientes cotidianos. Su obra supone una crítica amable de los ideales burgueses (Los intereses creados). Otro el “drama rural” (La Malquerida ) Benavente se ganó el favor del público y una popularidad enorme a nivel nacional, en 1922 se le concede el Premio Nobel El teatro en verso. > El teatro en verso. Supone ante todo la presencia en los escenarios del arte verbal modernista. Estos son: Francisco Villaespesa (Aben Humeya), Eduardo Marquina (Las hijas del Cid), los hermanos Manuely Antonio Machado (La Lola se va a los puertos). > El teatro cómico. Los tipos y ambientes castizos que habían sido la materia de los cuadros costumbristas del Romanticismo son: hermanos Álvarez Quintero presentan en sus obras una Andalucia superficial, tópica e incluso falseada (Malvaloca). Carlos Arniches produce sainetes de ambiente madrileño, y por otra parte escribe “tragedia grotesca”, obras en las que se mezcla lo risible y lo conmovedor (La señorita de Trévelez). Pedro Muñoz Seca, inventor del “astracán”, parodia en verso del teatro romántico (La venganza de don Mendo). Teatro de innovación 

Muchos son los autores que pretenden hacer un teatro diferente en estos años, y en la mayoría de los casos cosecharon un rotundo fracaso con sus obras.

El teatro de los autores del 98. La Generación del 98 llevó a cabo una serie de intentos renovadores, como por ejemplo Unamuno con Fedra, Azorín con Lo invisible y Jacinto Grau con El señor de Pigmalion. Pretenden hacer un teatro que sirva como cauce para la expresión de sus conflictos religiosos, existenciales y sociales.

Pero será Valle-Inclán quien destaque en este periodo. Se dice de él que supo ver más allá de su tiempo debido a: la originalidad de sus obras, debido a sus temas y estética diferentes, sus planteamientos radicales, la riqueza y expresividad de su lenguaje.


 Valle-Inclán entra dentro de la corriente modernista decadente. Valle inicia el ciclo mítico con las Comedias Bárbaras, En estas obras aparecen personajes gobernados por instintos tremendamente fuertes, en un clima de supersticiones donde las episodios truculentos, cambios de escenario y de personajes se suceden sin parar. Con la obra Divinas palabras, donde trata los temas de la avaricia y la lujuria. Simultáneamente Valle escribe las farsas, donde utiliza lo grotesco y la caricatura para ridiculizar a los personajes.

Alrededor de 1920 Valle desarrolla el esperpento, un género propio basado en la deformación de personajes y valores, con el que denuncia diversos aspectos de la sociedad. Los personajes de este género son grotescos. Usa frecuentemente los contrastes Las obras esperpénticas son la trilogia Martes de Carnaval y Luces de Bohemia, considerada su obra maestra. Está caracterizada por el gran número de personajes, por sus escenas grotescas y por la crítica que se realiza a la España del momento. El teatro en la generación del 27

La mayor parte de la producción del 27 está constituido por poesía, varios se vieron tentados por el teatro. Las obras escritas por Salinas (El dictador), Rafael Alberti (El adefesio), Miguel Hernández (El labrador de más aire) y Alejandro Casona (La dama del alba).

Pero el referente principal de esta generación es Federico García Lorca con una obra variada, plena de elementos liricos y surrealistas a lo largo de tres etapas. Garcia Lorca no solo compuso obras de teatro sino que también fundó y dirigió “La Barraca”, compañía de aficionados con los que recorrió los pueblos de España representando a los clásicos.

Etapa inicial. Su primera obra fue El maleficio de la mariposa, donde ya está presente el tema de la frustración ante el amor imposible. En esta etapa también escribe Mariana Pineda (drama histórico en verso), La zapatera prodigiosa (mezcla de verso y prosa ) y teatro para guiñol, como Titeres de cachiporra

La segunda etapa incluye un teatro vanguardista que nunca se representó. Son obras dificiles: Así que pasen cinco años y El público.

A la tercera etapa o de plenitud, desde 1932-36 pertenecen sus grandes tragedias en las que las imponen un destino trágico a los personajes, muchos de ellos mujeres. Bodas de sangre (amor frustrado), Yerma (maternidad frustrada) y su obra maestra La casa de Bernarda Alba que acaba con la frustración total del amor y de la libertad representadas en el suicidio de Adela y en el triunfo de Bernarda


El corte drástico que supone la Guerra Civil en el desarrollo de la cultura española explica la anómala evolución de la narrativa española durante las décadas de los cuarenta y cincuenta.

Durante los años cuarenta

• Novelistas en el exilio. Escritores partidarios de la República o, enemigos del nuevo régimen, se exilian. Destacan: Ramón J. Sender (Crónica del alba, Réquiem por un campesino español), Max Aub (El laberinto mágico), Rosa Chacel (Memorias de Leticia Valle), Francisco Ayala (Muertes de perro). Temas: el recuerdo de España y la Guerra civil, la presencia de los nuevos lugares en los que tienen que vivir y la reflexión existencial.

En España, los novelistas se enfrentan a un panorama desolador. la tradición inmediata se ha visto interrumpida, no hay acceso a las tendencias europeas, ni modelos propios -salvo Baroja-. Tendencias:

• La novela existencial. Son relatos que reflejan la asfixiante realidad de la posguerra, protagonizados por seres angustiados a los que les obsesiona la idea de la muerte. La novela más importante es Nada, de Carmen Laforet. A esta línea también se adscriben Miguel Delibes (La sombra del ciprés es alargada), y Gonzalo Torrente Ballester.

• La novela tremendista. En ella se recrean los aspectos más violentos y desagradables de la realidad, con elementos picarescos, naturalistas y esperpénticos. La obra más representativa es La Familia de Pascual Duarte, de Camilo José Cela, narración en primera persona de un condenado a muerte, cuya vida miserable parece justificar sus crimenes Tremendismo y novela existencial son dos caras de la misma moneda, la literatura desarraigada de los años cuarenta.

Los autores de la novela de los años 50 se sitúan en la tradición del realismo. Incorporan temas sociales, la novela se convierte en instrumento de denuncia y compromiso social. La novela pionera de esta tendencia es La colmena, de Camilo José Cela, en la que cientos de personajes se entrecruzan y malviven en un ambiente de miseria moral. Temas. Partiendo del compromiso, abordan las penosas condiciones de vida de la gente corriente en la España de la época, con voluntad de denuncia. Técnicas narrativas. La técnica principal es el objetivismo, hay abundancia de diálogos, concentración de la acción en pocos escenarios y poco tiempo, destaca la presencia del personaje colectivo y representativo de una clase social.


Principales autores: Rafael Sánchez Ferlosio (El Jarama, máxima expresión del subjetivismo. Cuenta la historia de un grupo de jóvenes que pasan el dia junto al río Jarama; la banalidad de sus vidas contrasta con el accidente mortal de una de las jóvenes con el que se cierra el relato), Ana Maria Matute (Los Abel), Carmen Martin Gaite (Entre visillos), Ignacio Aldecoa (El fulgor y la sangre).

A principio de los años sesenta, momento en el que aparece la novela experimental, se produce un movimiento de renovación asentado sobre tres principios:

1. El arte no debe estar supeditado a la politica. 2. La pretensión de objetividad debe superarse para reflejar la conciencia del sujeto. 3. Es preciso conferir un rasgo artistico a la prosa narrativa.

En la novela experimental encontramos las siguientes caracteristicas:

• Subjetivismo. La indagación en la realidad española se realiza a través de personajes fuertemente individualizados, sumidos en una crisis de identidad, esto se traduce en el uso del monólogo interior o el tú autorreflexivo. • La sustitución del capitulo como unidad estructural por secuencias o párrafos. • La creación de espacios simbólicos o miticos. • La inclusión de materiales diversos (informes,anuncios…) y técnicas como el desorden cronológico o las licencias ortográficas y tipográficas. • La voluntad de renovación estilística.

Las obras fundamentales son Tiempo de silencio, de Luis Martin Santos, en la que un joven médica sumido en la desorientación existencial ve truncado su futuro por la penosa realidad del país; Cinco horas con Mario, de Miguel Delibes, largo soliloquio de una mujer frente al cadáver de su marido; Volverás a Región. de Juan Benet, Señas de identidad, de Juan Goytisolo; Últimas tardes con Teresa, de Juan Marse, etc…

En los años 70 se produce un abandono de lo experimental y se vuelve a ciertos aspectos de la novela tradicional de contar historias y se recuperan géneros marginales (fantástico, de ciencia-ficción, novela policiaca, de aventuras… Destacan Eduardo Mendoza (La verdad sobre el caso Savolta), Luis Goytisolo (Antagonia), Manuel Vázquez Montalbán (Los mares del sur) y Francisco Umbral (Mortal y rosa)


a) El teatro en los años 40. El teatro del humor.

Tras la guerra, este género se convierte en uno de los principales medios de evasión o difusor de los nuevos valores del régimen de Franco. Destacan:

-El drama burgués, en la estela de las obras de Benavente, con autores como Joaquin Calva Sotelo, José María Pemán o Edgar Neville, que cultivan un teatro estéticamente convencional e ideológicamente conservador. – La teatro de humor, cuyos representantes son Miguel Mihura (Tres sombreros de copa) y Enrique Jardiel Poncela (Eloisa está debajo de un almendrol, se caracteriza por el amor absurdo de raiz vanguardista.

b) El teatro en el exilio.

Paralelamente, siguen escribiendo teatro los grandes dramaturgos españoles en el exilio: Rafael Alberti (El adefesio), Max Aub (San Juan) y Alejandro Casona, cuyas obras (La dama del alba, La barca sin pescador) presentan una combinación escapista de poesía y misterio, caracterizada por el conflicto entre fantasia y realidad, y la presencia de personajes alegóricos.

c) Los años cincuenta: el teatro comprometido o realista.

En los años cincuenta surge en España un teatro comprometido con la realidad social y politica del pais. Antonio Buero Vallejo, escribe dramas de indagación en el ser humano, envueltos en conflictos sociales (Historia de una escalera), dramas caracterizados por el uso de personajes históricos para reflexionar sobre el presente (El sueño de la razón), la presencia de elementos simbólicos (La ceguera, en El concierto de San Ovidio o En la ardiente oscuridad) y efectos de inmersión (La fundación), que pretenden que el espectador tome conciencia de la tragica condición del ser humano, así como de la realidad de la época, marcada por la miseria, la ignorancia, la corrupción moral y la falta de libertad

El teatro de agitacion politica y social de Alfonso Sastre, cuyos dramas (La taberna fantástica) contienen, de manera más explicita, una denuncia de las injusticias sociales y de la situación política de España. Otros dramaturgos optan por una estética realista para retratar criticamente la realidad del país. Destacan Lauro Olmo (La camisa), José Martin Recuerda (Las salvajes en Puente San Gil), José María Rodríguez Méndez (Los inocentes de la Moncloa) o Ricardo Rodriguez Buded (La madriguera)


d) El teatro vanguardista de los años sesenta.

Influidos por el surrealismo, el teatro del absurdo y el teatro de la crueldad, Fernando Arrabal y Francisco Nieva son los dos autores fundamentales del teatro experimental o vanguardista.

El teatro de Fernando Arrabal (El cementerio de automóviles), fundador del Movimiento Pánico, tiene carácter simbólico o alegórico, y aspira mediante la violencia, el sexo o la locura.

El tema del teatro furioso de Francisco Nieva (Pelo de tormenta) es la critica de la España tradicional, a través de un lenguaje dramático caracterizado por el erotismo y la desinhibición verbal con elementos del carnaval y el esperpento.

e) El teatro de los años setenta y la democracia

Está condicionado por dos factores: •El apoyo institucional. •La perdida de importancia del dramaturgo y del texto dramático. Este último tiene dos consecuencias: •La importancia del director de escena. •La aparición de grupos de teatro independiente (Els Joglars, Tábano…), con tendencia a la creación colectiva y al teatro no verbal.

En cuanto a los autores citaremos a Antonio Gala con aparición de las mujeres como protagonistas, sus temas abordan los conflictos individuales y la reivindicación política (Los verdes campos del Edén).

En los años 80, la llegada de la democracia y la desaparición de la censura trajeron para el teatro unas expectativas enormes de libertad de creación y de renovación, se representan obras de autores extranjeros, autores españoles exiliados y otros censurados previamente. Se siguen fundando grupos de teatro independiente, llega también el teatro institucional (Compañia Nacional de Teatro Clásico) y se convocan diversos premios teatrales, becas y ayudas a la creación y a la producción.

Como autores destacados señalamos a Ana Diosdado (Los ochenta son nuestros), Fernando Fernán Gómez (Las bicicletas son para el verano), José Luis Alonso de Santos (Bajarse al moro), José Sanchis

Sinisterra (¡Ay, Carmela!).

En los últimos años estrenan sus obras los autores de la llamada Generación de Brandomín, con dos tendencias fundamentales:

Un teatro de la palabra, representado por Juan Mayorga, cuyas obras (Cartas de amor a Stalin ) reflexionan sobre las distintas formas de opresión y dominación.

Un teatro de experimentación radical, con autores como Angélica Liddell y Rodrigo Garcia.