A. La Formación de las Lenguas Peninsulares
Hay dos periodos fundamentales en la formación de las lenguas peninsulares: la romanización y el asentamiento árabe.
A.1 Los Pueblos Prerromanos
Las lenguas más extendidas eran las iberas, las celtas y el vasco. Estas lenguas prerromanas desaparecieron con la romanización, pero han dejado algunos términos que llegaron al castellano a través del latín (perro, barroco, cerveza…). La influencia del vasco en el castellano se puede observar en la existencia de los sufijos -rro, -sco (cazurro, borrasca); en aspectos fonéticos, como la aspiración y la posterior desaparición de la f- inicial latina; o en el sistema de cinco vocales.
A.2 La Romanización
La llegada de los romanos a la península ibérica significa el comienzo de un largo proceso: poco a poco, el latín se va imponiendo como única lengua peninsular.
El latín hablado en las diferentes zonas romanizadas comenzó a desarrollar rasgos diferenciadores que acabarían fragmentando la unidad del latín clásico. Así surgieron con el tiempo los primitivos dialectos romances del latín, cuya evolución posterior originaría las lenguas románicas.
A.3 El Reino Visigodo
En el siglo V, los pueblos germanos del centro y norte de Europa invaden un Imperio romano cada vez más débil y acaban con la unidad cultural anterior. En el siglo VI se establecen los visigodos en la Galia romana, con su capital en Toledo.
Los hispanovisigodos se romanizan: asimilan el latín como lengua propia. El contacto de su idioma de origen germánico con el latín peninsular nos ha dejado en castellano palabras como guerra, espía; ciertos topónimos, como Burgos; y antropónimos como Enrique.
A.4 Los Árabes en la Península
Los árabes y otros pueblos musulmanes inician una rápida conquista de la Hispania visigótica, lo que supone una gran influencia en la cultura peninsular y también en los primitivos dialectos romances de la Península, sobre todo en el ámbito léxico.
El castellano incorpora muchas palabras de origen árabe referidas a multitud de campos léxicos como la agricultura (aceite), la construcción (albañil), la medicina (alcohol), las matemáticas (álgebra) o la toponimia (Guadiana), entre otros.
A.5 La Reconquista y los Primitivos Dialectos Romances
La situación lingüística de la Península hacia el siglo X era la siguiente: en el centro y en el sur, convivían el árabe de los musulmanes y el dialecto románico de los mozárabes; en el norte, donde los cristianos se dividieron en reinos independientes, la diversidad dialectal se fue haciendo cada vez más acusada. Esa evolución nos permite hablar ya en esa época de cinco dialectos romances diferenciados: el gallego-portugués, el astur-leonés, el castellano, el navarro-aragonés y el catalán. El vasco es la única lengua de origen no latino. Durante los cinco siglos siguientes, el mozárabe va desapareciendo poco a poco, absorbido y desplazado por los dialectos de los reinos cristianos; el gallego-portugués y el catalán se extienden verticalmente hacia el sur; y el castellano va abarcando el territorio de sus reinos vecinos.
B. El Castellano o Español
El castellano nace en lo que hoy es Cantabria y el norte de Burgos, en contacto directo con el vasco, lo que puede explicar su carácter lingüístico innovador respecto a los demás dialectos y lenguas románicas.
B.1 El Castellano en los Siglos XI-XV
Las primeras manifestaciones literarias (Cantar de Mio Cid, Auto de las Reyes Magos, ambos del siglo XII) y, en el siglo XIII, la labor de Alfonso X el Sabio y la escuela de traductores de Toledo, convierten el castellano en lengua de cultura. En el siglo XV, esa regulación se completaría con obras como la Gramática de Antonio de Nebrija.
B.2 El Español Clásico. Los Siglos de Oro
A partir del reinado de los Reyes Católicos, España, constituida como nación tras la unión de los reinos de Aragón y Castilla, comienza una etapa de expansión territorial que conduce a la época imperial de Carlos I y Felipe II. La literatura en lengua castellana alcanza su periodo de mayor esplendor en los siglos XVI y XVII, que se conocen como los Siglos de Oro de la literatura española.
La unidad política lleva al castellano a convertirse en la lengua nacional. Desde este periodo, el castellano se denominará también español. El humanismo renacentista aviva el interés por los idiomas, como demuestra el Tesoro de la lengua castellana o española, de Sebastián de Covarrubias. La difusión de la imprenta favorece la consolidación de una norma que da homogeneidad al castellano.
En estos siglos se producen cambios importantes en el sistema fonológico del español, que originan el sistema que aún conservamos hoy:
- La x de dixo, la g de muger y la j de fijo se convierten en un único sonido, el de las actuales g (ante e, i) y j: mujer, hijo, genio.
- La ç de abraçar y la z de fazer evolucionan hasta el sonido único de las actuales c (ante e, i) y z: abrazar, hacer.
- Las dos variedades de s (fuesse, casa) se simplifican en una, la consonante sorda que conservamos hoy: fuese, casa.
- La b y la v se igualan y se pierde la pronunciación labiodental original de la v.
- La f- inicial latina pasa por un periodo de aspiración, que se va perdiendo hasta desaparecer completamente en la pronunciación: filiu > hijo.
B.3 El Español desde el Siglo XVIII: Español Moderno
Gracias a las ideas procedentes de Francia, surge interés por fijar y ordenar el idioma. En 1713 se funda la Real Academia Española, que publica un diccionario, una ortografía y una gramática de la lengua castellana.
- La Ortografía trata de reflejar la pronunciación real. Se estabiliza el uso de las grafías c/z, se suprimen la c/ç y la ss. Se distingue el empleo de b/v y se simplifican las grafías dobles (f, t en vez de ph, th).