Filosofía Medieval
La filosofía medieval se inicia con el “Renacimiento Carolingio”, impulsado por Carlomagno al fomentar la construcción de escuelas para clérigos. Su origen se remonta a San Agustín (siglo V), considerando la filosofía medieval como un desarrollo de la postpatrística. Finaliza en la segunda mitad del siglo XIV, con la muerte de Ockam o de Nicolás de Cusa. Esta época, a menudo vista como un retroceso cultural, fue un intento de recuperar, asimilar y conciliar los valores culturales clásicos con la fe. La Iglesia, especialmente a través de los monasterios, desempeñó un papel crucial en la conservación, recuperación y transmisión de la cultura del imperio. Su estabilidad económica les permitió dedicarse a la actividad cultural, convirtiéndose en promotores de la cultura europea. Los monasterios, con sus bibliotecas, preservaron numerosos textos antiguos gracias a los copistas.
La Escolástica
El movimiento filosófico más importante de la época es la escolástica, derivada del latín schola (escuela). Inicialmente, se refería al saber cultivado en las escuelas medievales bajo la dirección del maestro. Posteriormente, designó la materia enseñada y el método empleado en su enseñanza. Generalmente, la escolástica no se refiere a una corriente específica de pensamiento, sino a la enseñanza impartida en las escuelas monacales.
El Ensayo
El ensayo es un texto reflexivo que expresa una opinión sobre algún aspecto de la realidad. Michel de Montaigne (Essais, 1580) y Francis Bacon (Essays or Councils Civil and Moral, 1597) son considerados los creadores de este género. Fue el medio ideal para difundir las ideas de la Ilustración. Publicaciones periódicas como El Censor o el Diario de los Literatos contribuyeron a su desarrollo, influyendo en autores como Larra y otros ensayistas del siglo XIX (Campoamor, Valera, Clarín, etc.). El siglo XVIII, un siglo de polémicas, encontró en el ensayo un género propicio para la controversia. Autores como Quevedo y Gracián sirvieron de modelo, y en ocasiones, se utilizaba un soporte narrativo. Feijoo, Cadalso y Jovellanos fueron los autores más destacados.
El Teatro
Durante la primera mitad del siglo XVIII, el teatro mantuvo las formas del siglo XVII, acentuando los rasgos barrocos del lenguaje y buscando el efectismo escenográfico. El Neoclasicismo y las preceptivas de la segunda mitad del siglo cambiaron las tendencias teatrales. Las obras neoclásicas buscaban educar a los espectadores, siguiendo normas como:
- Respetar la regla de las tres unidades: una única acción, un solo escenario y un tiempo cronológico coherente.
- Presentar un argumento verosímil.
- Mantener el decoro en los personajes, actuando según su posición social.
- No mezclar tragedia y comedia.
- Adoptar una finalidad educativa y moralizante.
En la tragedia, destacaron Nicolás Fernández de Moratín, con obras de influencia francesa como Guzmán el Bueno (1777), y Vicente García de la Huerta, autor de Raquel (1778).
El Romanticismo
El Romanticismo se caracteriza por:
- Exaltación del yo: El artista romántico se siente superior, se aísla y experimenta la soledad.
- Irracionalismo: Se valora lo no racional: sueños, emociones, fantasías.
- Libertad: El héroe romántico busca la libertad en todos los ámbitos.
- Idealismo: El romántico es un eterno descontento, sus ideales no se realizan.
- Angustia: El hombre romántico sufre por la incompletud de la existencia.
- Naturaleza: La naturaleza refleja los estados de ánimo.
- Nacionalismo: Se valoran los rasgos propios del país.
Bécquer
La vida de Bécquer estuvo marcada por la pobreza y el sufrimiento. Cultivó la prosa y el verso, usando la prosa para explicar su concepción de la poesía. Sus amigos publicaron sus Rimas póstumamente en 1871. Son poemas breves, con predominio de versos endecasílabos y heptasílabos en asonancia alternante. Su poesía es culta, pero sigue las formas líricas tradicionales. Se caracteriza por la escasez de adjetivos y metáforas, la claridad, el uso de anáforas e hipérbaton, y la ausencia de narración y retórica. El centro de sus poemas es el sentimiento, buscando el amor y mostrando la confrontación entre el yo del poeta y el tú de la amada. Entre sus obras en prosa destacan las Leyendas, relatos breves y fantásticos con temas románticos.
El Drama Romántico
Los dramaturgos románticos cultivaron el drama, el drama histórico y la comedia. Rompieron con la tradición neoclásica:
- Rechazaron la regla de las tres unidades.
- Mezclaron lo trágico y lo cómico.
- Combinaron prosa y verso.
- Utilizaron la polimetría.
- Dieron importancia a la escenografía.
Los temas del drama romántico reflejan los anhelos y las angustias del hombre de la época, destacando la fatalidad y el amor apasionado. Los personajes son tipificados: el héroe apuesto y osado, y la dama hermosa y frágil. Los ambientes preferidos son castillos, conventos, paisajes inhóspitos, cementerios, tormentas, escenas nocturnas y ruinas.