Generación del 27: Poesía, Vanguardia y Legado Literario

Generación del 27: Características y Trayectoria Poética

Introducción

Se conoce como Generación del 27 al grupo de escritores, nacidos entre 1891 y 1905, que participaron en la conmemoración, en Sevilla, del tercer centenario del fallecimiento de Luis de Góngora. Diversas circunstancias aglutinan a estos escritores: fueron amigos, colaboraron en las mismas revistas (p. ej., Litoral), figuraron juntos en antologías, escribieron acerca de sus compañeros y convivieron en la Residencia de Estudiantes, centro cultural vinculado a la Institución Libre de Enseñanza que fue crucial en la formación de muchos de ellos.

Nómina de Autores

La nómina inicial de autores del grupo del 27 suele incluir a Pedro Salinas, Jorge Guillén, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Luis Cernuda, Dámaso Alonso… Dentro del grupo del 27, existió una generación de mujeres, conocidas como Las Sinsombrero, nombre por el que se conoce a un grupo de mujeres nacidas entre 1898 y 1914. Se cuentan entre las mujeres del 27 nombres como Concha Méndez, Maruja Mallo, Margarita Manso o Rosa Chacel.

Características Estéticas

La estética del 27 es ecléctica, es decir, mezcla elementos dispares con una voluntad de renovación. Acogen con entusiasmo la influencia de los movimientos vanguardistas y de la tradición literaria española. Valoran de Góngora su empleo de la metáfora. Estuvieron influenciados por la poesía pura de Juan Ramón Jiménez y el arte deshumanizado de Ramón Gómez de la Serna y José Ortega y Gasset.

Etapas y Tendencias Poéticas

Sucesivas corrientes marcan la producción literaria de estos escritores a lo largo de su dilatada trayectoria. Tres tendencias se suceden en los primeros años de la andadura poética de la Generación del 27 (1919-1929): el vanguardismo, la poesía pura y el neopopularismo.

  • Vanguardismo: A la tendencia vanguardista pertenecen los siguientes libros: Manual de espumas, de Gerardo Diego; Cal y Canto, de Rafael Alberti; y algunos poemas de Pedro Salinas, como “Underwood girl”.
  • Poesía Pura: A partir de 1926, encaminan su poesía hacia la poesía pura, desvinculada de lo sentimental y lo humano (Cántico, de Jorge Guillén; Fábula y signo, de Pedro Salinas, y Nadador sin cielo, de Emilio Prados).
  • Neopopularismo: Posteriormente, inician un proceso de rehumanización con el neopopularismo, es decir, con el cultivo de la poesía popular, entendiendo lo popular como expresión del sentimiento más profundo y humano; apreciable en obras como Marinero en tierra, de Alberti, Romancero gitano de Lorca, Romancero de la novia, de Gerardo Diego, o Canciones de mar y tierra, de Concha Méndez.

La década de los años treinta es un periodo convulso (hundimiento de la Bolsa de 1929, irrupción de regímenes totalitarios o el enfrentamiento en la España republicana). Esto lleva a la Generación del 27 a interesarse por temas humanos y por los problemas de su tiempo (1929-1939). Este nuevo interés por lo humano hace que los escritores vuelvan sus ojos al surrealismo para bucear en lo más profundo del ser humano. Entre los libros más representativos de la poesía surrealista, encontramos Espadas como labios, Los placeres prohibidos o Poeta en Nueva York. Además, Bécquer alienta la poesía amorosa de Pedro Salinas (amor gratificante en La voz a ti debida o Razón de amor) y de Luis Cernuda (frustración por la imposibilidad de cumplir sus expectativas en Los placeres prohibidos o Donde habite el olvido).

Cuando finaliza la Guerra Civil, el grupo se dispersa: la mayoría marcha al exilio y solo permanecen en España Gerardo Diego (Canciones a Violante y referente de la poesía arraigada de la posguerra), Vicente Aleixandre y Dámaso Alonso (raíz de la poesía desarraigada de la posguerra con Sombra del paraíso e Hijos de la ira, respectivamente). Los poetas que sufren el destierro recogen en sus composiciones palabras en contra de los vencedores, la condena de la guerra y la nostalgia de la patria perdida. Es el caso de Rafael Alberti (Entre el clavel y la espada), Pedro Salinas (Confianza) y Jorge Guillén (Clamor).

El Teatro Lorquiano

Entre los escritores de la Generación del 27, encontramos a Federico García Lorca, que destacó tanto por su poesía como por su teatro. Contribuyó decisivamente a la renovación de la escena española. Además de asumir la dirección de un grupo de teatro universitario (La Barraca), desarrolló su actividad teatral en tres etapas:

  • Teatro modernista en verso: El maleficio de las mariposas.
  • Búsqueda de nuevas formas: con farsas de guiñol (Retablillo de don Cristóbal), farsas para personas (La zapatera prodigiosa) y exploración de nuevas técnicas con El público y Así que pasen cinco años.
  • Obras de madurez: piezas, de protagonismo femenino, que denuncian la opresión de la mujer en la sociedad (Bodas de sangre, Yerma y La casa de Bernarda Alba).

Conclusión

En general, la Generación del 27 se caracteriza por un arte renovado, lleno de influencias y capacidad creativa. Por todos sus logros, constituye la Edad de Plata de nuestras letras, protagonizando, durante los tres lustros anteriores a la Guerra Civil, uno de los momentos culminantes de la poesía española.