Generación del 98
La Generación del 98, un conjunto heterogéneo de escritores, pensadores y artistas, surge como respuesta a la profunda crisis de valores que atraviesa España a finales del siglo XIX, agravada por la pérdida de los últimos vestigios del imperio español en la guerra de 1898. Este grupo, cuyos miembros más destacados incluyen a Pío Baroja, Azorín, Miguel de Unamuno, Antonio Machado y Ramón María del Valle-Inclán, comparte inquietudes existenciales y sociales profundas, permeadas por la preocupación por el destino de España y la búsqueda de una regeneración moral, social y cultural del país.
En sus ensayos y obras, la Generación del 98 aborda temas como la identidad española, la fugacidad de la vida, el sentido de la existencia y la relación entre razón y fe. Se interesan tanto por la vida cotidiana de los pueblos y el paisaje castellano, símbolo del alma española y su historia, como por el pensamiento extranjero, particularmente influido por filósofos como Schopenhauer y Nietzsche. A través de la prosa, la novela y el ensayo, estos autores encuentran el medio adecuado para expresar sus inquietudes y reflexiones.
En la obra de Miguel de Unamuno, por ejemplo, se refleja una compleja personalidad marcada por crisis espirituales y angustia existencial, explorando temas como el alma castellana, el sentido trágico de la vida y la relación entre Dios y los hombres. En sus novelas, como “San Manuel Bueno, mártir”, Unamuno aborda la lucha interior de un sacerdote que oculta su pérdida de fe mientras continúa ejerciendo su ministerio con amor y abnegación.
Por otro lado, figuras como Azorín se centran en la descripción del paisaje y los pueblos de España, optando por una narrativa intrahistórica que resalta la dimensión autobiográfica y la atención a los detalles ambientales. En cuanto a Pío Baroja, su visión pesimista y crítica de la sociedad española se refleja en novelas como “El árbol de la ciencia”, donde aborda la inadaptación, el nihilismo y la frustración de los individuos frente a una realidad marcada por la mezquindad, la hipocresía y la falta de valores.
La poesía de Antonio Machado, en obras como “Soledades, galerías y otros poemas” y “Campos de Castilla”, se sumerge en la melancolía y el compromiso con la realidad española, explorando el paisaje y los problemas sociales desde una perspectiva patriótica y reflexiva. Por último, Ramón María del Valle-Inclán destaca por su innovación teatral con el esperpento, una estética grotesca que critica la sociedad burguesa mediante la exageración y deformación de la realidad. Obras como “Luces de bohemia” reflejan una España miserable y opresiva, confrontando al lector con una visión cruda y despiadada de la sociedad de su tiempo. En resumen, la Generación del 98 representa un movimiento literario y cultural que refleja la indignación y la protesta por la decadencia de España tras la pérdida de su imperio, al tiempo que busca comprender la verdadera esencia del país y el sentido de la vida en un contexto de profunda transformación social y cultural.
Modernismo
El modernismo en el mundo hispánico se presenta como una respuesta singular a la crisis espiritual y artística que recorre Europa hacia finales del siglo XIX y principios del XX. En este contexto, filósofos, artistas y escritores manifiestan un rechazo hacia el utilitarismo, la vulgaridad y el materialismo asociados a la mentalidad burguesa de la época, buscando nuevas formas de expresión y una renovación estética y temática en la literatura. Este movimiento literario surge como una protesta contra el mundo burgués y un anhelo de renovación frente al realismo imperante.
En contraste con la Generación del 98, que aborda preocupaciones más existenciales y sociales, el modernismo se enfoca en la búsqueda de la belleza absoluta y la exaltación del individualismo, influenciado por corrientes estéticas como el parnasianismo y el simbolismo. Rubén Darío, máximo exponente del modernismo, introduce este movimiento en España con la publicación de “Prosas profanas” en 1896. Sin embargo, será su obra posterior, “Cantos de vida y esperanza” (1905), la que tenga mayor impacto en el país, al acentuar la amargura existencial y atenuar la brillantez formal, mostrando una línea intimista y más centrada en lo humano que en lo ornamental o exótico.
Los rasgos distintivos de los escritores modernistas incluyen un ansia de vitalismo, una evasión de la realidad, la melancolía, el hastío vital y un deseo de renovación del lenguaje poético en busca de una belleza que trascienda lo cotidiano. Además, el modernismo se caracteriza por su cercanía a otras literaturas extranjeras, como el parnasianismo y el simbolismo, de los cuales toma elementos como la perfección formal, el arte de sugerir, el uso del símbolo y la sinestesia, y la musicalidad del poema.
La obra de Rubén Darío marca el desarrollo del modernismo, desde sus inicios con “Azul…” hasta su consolidación con “Prosas profanas” y “Cantos de vida y esperanza”. Aunque la lírica es el género más destacado del modernismo, también se encuentran ejemplos de novelas y obras de teatro modernistas, caracterizadas por las mismas temáticas y estéticas del movimiento. Los temas abordados por los modernistas van desde la desazón romántica hasta la evasión de la realidad y el erotismo como vía de escape ante las frustraciones. Esta “literatura de los sentidos” busca valores sensoriales mediante el uso de recursos estilísticos variados, como aliteraciones, sinestesias, léxico culto y exótico, y símbolos evocadores.
Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez, si bien comenzaron dentro de esta estética, evolucionaron hacia enfoques más intimistas, alejándose progresivamente del modernismo. En resumen, el modernismo supuso una renovación literaria en España, transformando tanto los estilos como las temáticas abordadas, y dejando un legado que influenció a generaciones posteriores de escritores.
Generación del 27
La Generación del 27 reúne a un conjunto de escritores y artistas que fusionan las innovaciones de Juan Ramón Jiménez en la poesía pura con el afán de experimentación de las vanguardias. Esta generación se consolida en 1927 conmemorando el tricentenario de la muerte de Luis de Góngora en Sevilla, y se caracteriza por la cercanía en edad, la amistad, la residencia en la Residencia de Estudiantes de Madrid, la publicación en las mismas revistas y la dedicación a la docencia.
La lista original de la Generación del 27 incluía nombres como Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Dámaso Alonso, Emilio Prados y Manuel Altolaguirre, además de destacados artistas como Buñuel, Falla y Dalí. Las mujeres también tuvieron un papel importante, conocidas como las “mujeres del 27”, entre las que se encuentran María Zambrano, Concha Méndez y Josefina de la Torre, entre otras.
Los poetas del 27 sintetizan tendencias anteriores y buscan una renovación estética de la poesía, combinando elementos de la tradición española con las influencias de las vanguardias. Se aprecia una síntesis entre la admiración por los clásicos y los poetas cercanos cronológicamente, así como un interés por el folklore, los romances y la lírica popular, junto con una tendencia a la poesía pura y una marcada libertad métrica.
La producción literaria de estos autores se divide en tres etapas:
- Una primera etapa, hasta aproximadamente 1927, marcada por la influencia de las vanguardias y la poesía pura.
- Una segunda etapa, desde 1927 hasta la Guerra Civil, caracterizada por la rehumanización de la poesía y el compromiso social.
- Una tercera etapa, después de la guerra, marcada por una ruptura con la literatura anterior y el exilio de la mayoría de los miembros del grupo.
En sus obras, podemos distinguir diversos temas y estilos. Pedro Salinas, conocido por su poesía del amor, busca la esencia de las relaciones amorosas en obras como “La voz a ti debida” y “Razón de amor”. Federico García Lorca destaca por sus exploraciones sobre el amor y la libertad, fusionando lo popular y lo culto en obras como “Romancero gitano” y “Poeta en Nueva York”. Vicente Aleixandre, influido por el surrealismo, emplea el verso libre y la metáfora visionaria en obras como “La destrucción o el amor” y “Sombra del Paraíso”. Otros miembros destacados, como Rafael Alberti, Luis Cernuda y Miguel Hernández, también contribuyen significativamente a la renovación de la lírica española, abordando temas como el amor, la realidad social y política, y la búsqueda de la belleza. En resumen, la Generación del 27 deja un legado duradero en la literatura española, influenciando a generaciones posteriores de escritores y renovando la lírica a través de la síntesis entre tradición y vanguardia, el uso de imágenes y metáforas visionarias, y la experimentación con formas innovadoras como el verso libre y el versículo.