La Crisis del 98 y la Narrativa de Fin de Siglo
8.1. Contexto histórico y social
La transición entre el siglo XIX y el siglo XX coincide en España con una situación de crisis política, económica y social:
- Ha fracasado la Primera República.
- Se ha restaurado la monarquía.
- España no ha avanzado al mismo ritmo que los países europeos.
- En 1898, pierde las últimas colonias de ultramar: Cuba, Puerto Rico y Filipinas.
Esta situación, conocida como”Crisis del 9″, provoca en la sociedad española un sentimiento de malestar y desmoralización, que se refleja en la literatura de aquellos años.
En este contexto, aparece un grupo de intelectuales que expresan su desacuerdo con la situación de España y que proponen medidas para regenerar el país. Este grupo se conoce con el nombre de regeneracionismo, y ejerce una notable influencia en los escritores de la época.
8.2. Tendencias de la narrativa y rasgos
8.2.1. Afán de renovación
Los escritores de esta época manifestaron su disconformidad con respecto a la literatura de su tiempo. En el ámbito de la narrativa, se aprecia una reacción contra el patrón de la novela realista del siglo XIX, que ya había llegado a una situación de anclaje y estancamiento. Este carácter novedoso es el fundamento del término nivola propuesto por Unamuno a través de uno de los personajes de Niebla.
8.2.2. Temas
a) Las preocupaciones filosóficas y existenciales
En el caso de Baroja, es especialmente significativo su pesimismo vital; Unamuno plantea en algunas de sus novelas conflictos religiosos y asuntos relacionados con el sentido de la existencia. En el tratamiento de estos temas, es evidente la influencia de los filósofos europeos.
b) La reflexión sobre España
Se denuncia su decadencia, el atraso político y cultural, los vicios consustanciales al carácter español, la desmoralización y el escepticismo de la sociedad española, etc. El árbol de la ciencia de Pío Baroja es un buen ejemplo de novela que acoge simultáneamente los dos temas.
8.2.3. Personajes
Las novelas suelen girar en torno a las preocupaciones vitales de los personajes y, a su vez, estos personajes suelen representar las actitudes de sus autores.
En el caso de Baroja, sus personajes tienen una escasa capacidad para la lucha, se dejan llevar por la fuerza de las circunstancias que los rodean, adoptan una actitud abúlica.
8.2.4. Técnica narrativa y estilo
En el estilo se tiende a la sencillez. Se concede una gran importancia al diálogo, pues mediante él consiguen dar autonomía a sus personajes que pueden darse a conocer manteniendo una cierta independencia con respecto al narrador. Hay que señalar, finalmente, que los autores de esta generación de fin de siglo tienen una forma de novelar muy personal; entre todos los aspectos comunes destaca su afán de renovación y de oposición a la tradición narrativa del siglo XIX.
8.3. Autores
Los más destacados en el ámbito de la narrativa fueron Miguel de Unamuno, Pío Baroja y Azorín.
8.3.1. Miguel de Unamuno
Fue poeta, ensayista y novelista. Se mostró especialmente preocupado por asuntos de temática religiosa y existencial. Entre esos asuntos destaca el conflicto interior entre la razón, que le impedía tener fe, y la fe que deseaba mantener porque para él suponía una garantía de una vida más allá de la muerte. Estos temas se abordan en dos de sus novelas más conocidas: San Manuel Bueno, mártir y Niebla. En otra de sus novelas, Abel Sánchez, aborda el tema de la envidia, entendiendo este aspecto como algo muy frecuente en el carácter español.
8.3.2. Azorín
Destacó sobre todo por la calidad de su estilo, aspecto apreciable sobre todo en sus descripciones. Sus dos novelas, Antonio Azorín y La voluntad tienen un carácter autobiográfico. Son novelas totalmente alejadas de la tradición realista; apenas tienen argumento y en ellas abundan las reflexiones personales y las descripciones detalladas y subjetivas del paisaje y de las cosas.
8.3.3. Pío Baroja
Autor prolífico, destaca por su pesimismo existencial: el mundo carece de sentido, la vida le parece absurda y no alberga ninguna confianza en el hombre. Esta concepción hunde sus raíces en Schopenhauer, el filósofo más leído y admirado por Baroja. Baroja nos muestra a través de sus personajes como un inconformista, caracterizado por su hastío vital, lo que le lleva a encerrarse en un radical escepticismo, a la búsqueda de la ataraxia (el paraíso del que no cree). En El árbol de la ciencia prefigura uno de los aspectos básicos de la crítica social de la novela de posguerra: el intento de desmitificación de todos los valores culturales, sociales, económicos y religiosos que han determinado una forma de ver el mundo y un modo de actuar, es decir, una idiosincrasia tan peculiar como la hispánica. Otros temas colaterales son, entre otros, la denuncia social de las injusticias, donde se entrevén todas sus ideas políticas, algunas de ligero corte socialista, y la crítica a la religión, que queda reducida a la categoría de superstición.
8.4. Conclusión
Como se ha visto, en esta época y desde la narrativa, aparece un grupo de intelectuales que expresan su desacuerdo con la situación de España y que proponen medidas para regenerar el país. Este grupo se conoce con el nombre de regeneracionismo, y ejerce una notable influencia en los escritores de la época.