La Ilustración: El Auge de la Razón y el Progreso

El ser humano es dueño de su propio destino. Para conquistar esa autonomía es preciso someter a crítica todos los valores y conocimientos heredados. El espíritu crítico es uno de los rasgos fundamentales de la Ilustración. Así, los ilustrados cuestionaron los valores del Antiguo Régimen: el absolutismo monárquico, los privilegios del clero y de la aristocracia. La Ilustración ofrece una mirada optimista sobre la condición humana y la historia. Confía en el progreso moral y material del ser humano. La educación es el instrumento que ha de hacer posible una sociedad más justa y próspera. La redacción de la Enciclopedia, la promoción de la educación pública, la aparición de instituciones orientadas a la difusión del conocimiento o el desarrollo de una literatura útil.

La razón, la observación y la experimentación son las únicas fuentes fiables del conocimiento frente a la tradición, la autoridad o la revelación divina. El racionalismo y empirismo dominantes provocan la difusión de nuevas doctrinas y formas de religiosidad:

  • Ateísmo: desarrolla una visión materialista del mundo.
  • Deísmo: admite la existencia de un ser superior, que creó el universo y le dio un orden racional, pero sin aceptar ninguna religión en particular. Los deistas como Rousseau o Voltaire defienden una religiosidad interior y sin mediación de la Iglesia.

Todos comparten la defensa de la libertad de conciencia y critican la superstición y la intolerancia religiosa. Propugnan la secularización de la sociedad y la emancipación del poder civil frente al eclesiástico. Los ilustrados no fueron revolucionarios sino reformistas; no preconizan la rebelión contra la autoridad sino que esta fuera ejercida de forma racional. El despotismo ilustrado fue la forma de gobierno característica en la Europa ilustrada. Los monarcas ilustrados promovieron obras públicas para mejorar las condiciones de vida de sus súbditos y fomentaron la educación, la ciencia y las artes. A finales del siglo XVIII se produce un desbordamiento del ideario ilustrado. Los ciudadanos intentan llevar a sus últimas consecuencias el deseo de emancipación. Estas circunstancias darán lugar a la revolución americana y francesa.

La literatura ilustrada

El movimiento artístico y literario característico de la Ilustración recibe el nombre de Neoclasicismo, que convivió con otros estilos.

  • Neoclasicismo: propone como modelos de imitación la literatura grecolatina y el clasicismo francés. – Cultivo de géneros heredados de la Antigua Grecia y Roma. – Sometimiento de la literatura a las normas de la razón. – Intención crítica o didáctico moral. – Claridad y verosimilitud.
  • Rococó: Se trata de un estilo galante, refinado y superficial.
  • Prerromanticismo: Enlaza con las distintas manifestaciones del sentimentalismo, Sturm und Drang, cuyo máximo representante es Goethe.

Características de la literatura ilustrada

  • Racionalidad: El racionalismo proporciona la renuncia a la expresión de sentimientos, lo que se traduce en el retroceso de la poesía lírica y en el auge de géneros de carácter reflexivo, como el ensayo en sus distintas manifestaciones. – Filosófico – Sociopolítico – De crítica social.
  • Utilidad: A este propósito didáctico o crítico responden, además del ensayo, otros géneros característicos del periodo: – La fábula – La novela satírica – La comedia neoclásica.

La Ilustración en Francia

La Enciclopedia

La Enciclopedia fue un ambicioso proyecto editorial dirigido por Denis Diderot y D’Alembert. Pretendía ofrecer un compendio del conocimiento humano, desde el convencimiento de que la difusión de la cultura contribuye al progreso moral y a la felicidad de los individuos y las sociedades. La Enciclopedia está animada por un espíritu liberal y tolerante, que se corresponde con el ideario ilustrado. Condenan el absolutismo, el fanatismo religioso, la esclavitud o los privilegios de la nobleza.

Diderot

Diderot es un autor de una relevante obra literaria, en la que destacan dos novelas filosóficas:

  • El sobrino de Rameau: Denuncia la corrupción e hipocresía de los círculos aristocráticos.
  • El fatalista: Diálogo entre Jacques y su Amo, entre el libre albedrío y el fatalismo, determinismo natural.

Voltaire

Sus relatos filosóficos realizan una reflexión intelectual o moral. Siguen el modelo narrativo del viaje, con elementos fantásticos o alegóricos. En Cándido, cuenta las desventuras del protagonista en sus viajes por el mundo.

Rousseau

El eje de pensamiento de Rousseau es la distinción entre estado natural y social. El ser humano es bueno por naturaleza, pero la civilización y la vida en sociedad lo corrompen, abocándolo a la hipocresía y al sometimiento. Estos planteamientos se recogen en sus ensayos:

  • Emilio: tratado pedagógico en el que el autor propone educar a los niños en contacto con la naturaleza.
  • El contrato social
  • Julie
  • Confesiones

El rechazo de la civilización o la consideración de la naturaleza como ámbito privilegiado para el encuentro con uno mismo convierten a Rousseau en precursor del Romanticismo.

El teatro en el siglo XVIII

Los principales dramaturgos son:

  • Pierre de Marivaux: Autor de comedias en prosa de asunto amoroso.
  • Pierre Agustín De Beaumarchais: creador del personaje de Fígaro. Fuera de Francia destaca el veneciano Carlo Goldoni.

La novela del siglo XVIII

En Francia y en Inglaterra se desarrollan durante el siglo XVIII una importante producción novelística:

  • La novela libertina francesa: Está protagonizada por clérigos o aristócratas dominados por su apetito sexual. Aunque critica la depravación de los libertinos, también justifica filosóficamente su conducta amoral. Ejemplos de ella son “Las amistades peligrosas” de Choderlos de Laclos y las novelas del marqués de Sade.
  • Novela Inglesa: Influida por Cervantes y la novela picaresca en España, sus principales representantes fueron Daniel Defoe (Robinson Crusoe) Jonathan Swift (Los viajes de Gulliver) Samuel Richardson (Pamela) Henry Fielding (Joseph Andrews) y Laurence Sterne (Tristam Shandy)