La Lírica Española del Siglo XX hasta la Guerra Civil

La poesía española del siglo XX hasta el estallido de la Guerra Civil puede dividirse en dos grandes etapas:

La primera de ellas abarcaría los movimientos modernista y noventayochista, y la segunda, al novecentismo, las vanguardias y la Generación del 27.

Modernismo

El Modernismo hace referencia a una serie de tendencias artísticas europeas y latinoamericanas que revolucionaron el arte de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Consistía en la búsqueda de nuevas formas y de la belleza ornamental. Como movimiento literario, surge en Nicaragua a manos del poeta Rubén Darío y pasa por dos etapas:

  • Un modernismo canónico (más esteticista, sensorial e influido por el parnasianismo francés).
  • Un modernismo tardío (menos esteticista, más íntimo, de cierto compromiso e influido por el simbolismo).

En España no hay un modernismo exepticista (a excepción tal vez de Manuel Machado), sino un modernismo más tardío y simbolista. Estarían dentro de esta línea los primeros poemarios de Juan Ramón Jiménez y Soledades, Galerías y otros poemas de Antonio Machado.

Generación del 98

El movimiento noventayochista, si bien está inmerso en ese clima generalizado de fin de siglo al que hemos llamado Modernismo, presenta unas características propias que lo diferencian. La primera de ellas es que se trata de un movimiento exclusivamente español, y la segunda sería su carácter sociopolítico (el Modernismo era tan solo un movimiento cultural y artístico). En España surgirá un grupo de autores a los que se les conocerá como el Grupo del 98. Estos reaccionarán ante la llamada crisis del 98. Tras la pérdida de las últimas colonias, a la crisis económica, política y social que estaba sumida la nación, se le une una crisis de ideas que se manifiestan especialmente en la tambaleante idea de España: en los versos de Antonio Machado (que da un giro en Campos de Castilla) y de Unamuno se denuncia el atraso y la miseria del campesinado castellano y se reivindica esa necesidad de regeneración nacional. En cuanto a la estética, la poesía de este grupo limaba ya algunos de los excesos modernistas y mostraba cierta depuración formal: léxico menos retórico y versos más cortos.

Novecentismo y Vanguardias

En torno a 1914 surge en España una nueva generación de intelectuales, formados en universidades y de clara vocación europeísta que, influidos por el clima de las nuevas vanguardias europeas, reaccionan contra el sentimentalismo en el arte y proponen un nuevo concepto de poesía intelectual. Se les conoce como novecentistas o Generación del 14. A esta corriente de poesía pertenece la poesía pura de Juan Ramón Jiménez. Otro nombre clave es el de Ramón Gómez de la Serna, introductor de las primeras vanguardias en España con su traducción del manifiesto futurista de Marinetti y creador de sus famosas greguerías (pequeñas composiciones que aúnan metáforas y humor). Son los primeros pasos hacia un vanguardismo que tendrá en torno a 1920 sus primeras manifestaciones propias con el ultraísmo. El ultraísmo proponía una ruptura definitiva con los excesos verbales del Modernismo y la incorporación de la lírica del mundo contemporáneo y urbano, eliminando del poema los elementos narrativos o sentimentales y realzando la importancia de la metáfora, el humor y la sorpresa. Vicente Huidobro estimuló a los incipientes ultraístas, y su creacionismo influyó en autores como Gerardo Diego. Por último, habría que mencionar el ensayo de Ortega y Gasset La deshumanización del arte, cuyos postulados dieron base teórica a esta nueva lírica.

Rehumanización del Arte

Poco a poco, sin embargo, estos ideales de pureza de las primeras vanguardias se fueron abandonando. Tras los cambios sufridos en la sociedad del momento y por influencia del surrealismo francés, la poesía española sufre el proceso que se conoce como rehumanización del arte. Ahora, se reivindica una poesía que sirva para liberar al hombre (liberarlo de sí mismo, de su conciencia). Así, en los primeros años 30 se volverá a una poesía de denuncia y de contenidos sociales que se expresan por medio de la escritura automática, del versículo y de la libertad en la creación de imágenes. Lo onírico y lo irracional se reivindica como material poético.

Generación del 27

Los poetas que protagonizan este panorama son los llamados Grupo del 27: un grupo de jóvenes reunidos en torno a la Residencia de Estudiantes de Madrid y que elevarán el género poético a cumbres difícilmente superables. Sus miembros son Jorge Guillén, Pedro Salinas, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Luis Cernuda, Vicente Aleixandre, Manuel Altolaguirre y Emilio Prados. Casi todos ellos tienen poemarios escritos antes de 1930, en los que combinan lo culto con lo popular y la tradición con la vanguardia. Así, la poesía neopopular de Lorca (Romancero gitano), de Alberti (Marinero en tierra), la poesía pura de Dámaso Alonso (Poemas puros), de Guillén (Cántico), de Salinas (Presagios) y los poemarios creacionistas de Gerardo Diego (Manual de espumas). En torno a 1930 el grupo sufre, como hemos dicho, la influencia del surrealismo francés y de la poesía social y comprometida de Pablo Neruda. En esta línea de poesía rehumanizada se ubica los primeros poemarios de Cernuda (Los placeres prohibidos, de 1931 y Donde habite el olvido, de 1934), los de Vicente Aleixandre (Espadas como labios), Poeta en Nueva York de García Lorca y Sobre los ángeles de Alberti.

En un lugar aparte hay que poner la lírica amorosa de Salinas y sus poemarios (La voz a ti debida, 1933).

La Guerra Civil

Cuando estalla la Guerra Civil, los poetas se exilian al extranjero, algunos como Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre se quedan en España para apadrinar a los poetas huérfanos de otras generaciones. Muere Rafael Alberti.