La lírica y el teatro posteriores a 1936

Ya en la década de los cuarenta los escritores que han vivido la guerra civil española publicarán sus obras. Asistimos a un panorama desolador: el exilio de unos, la censura franquista, la cultura desarraigada, la muerte de poetas como Miguel Hernández…

A esto hay que añadir que la poesía que se publica en las revistas que permanecen, como Escorial o Garcilaso, es una poesía arraigada en la etapa anterior, clasicista, con un marcado acento en lo intelectual y la evasión, como les gustaría a los vencedores de la guerra. Los poetas que no pueden expresarse como desearían se quedan callados.

La poesía de la posguerra

Por razones obvias, los poetas que crean en la inmediata posguerra (1936-1944) se encuentran con un panorama cultural muy difícil de superar. Se pueden diferenciar dos grupos:

  • Los poetas del exilio: aquellos que, como León Felipe, se habían exiliado durante la guerra y continúan su labor en el extranjero. Sus obras están marcadas por el dolor del exilio y la nostalgia de la patria perdida.
  • Los poetas del interior: aquellos que permanecieron en España y tuvieron que someterse a la censura franquista. Dentro de este grupo, podemos distinguir a su vez dos tendencias:

Poesía arraigada

La poesía arraigada se caracteriza por su tono intimista, religioso y formalista. Sus temas principales son el amor, la muerte, la religión y la patria. Sus autores más representativos son:

  • Dámaso Alonso, que publicará por entonces su obra maestra Hijos de la ira.
  • Luis Rosales
  • Vicente Aleixandre, que con Sombra del paraíso sigue teniendo un marcado acento en lo comercial.

Poesía desarraigada

La poesía desarraigada surge como reacción a la poesía arraigada. Sus autores se muestran críticos con la realidad social y política del momento. Su poesía se caracteriza por su tono existencial, angustiado y rebelde. El autor más representativo de esta tendencia es:

  • Dámaso Alonso, que publicará por entonces su obra maestra Hijos de la ira.

El teatro de posguerra

En cuanto al teatro, en este periodo se aprecia la pervivencia de la comedia benaventina, con obras de crítica social muy superficial, y el teatro de humor con autores como:

  • Enrique Jardiel Poncela
  • Miguel Mihura (Tres sombreros de copa)

Años cincuenta: La literatura social

En los años cincuenta se impone la literatura social. La literatura es vista como “un arma cargada de futuro”. Los escritores se lanzan a escribir con la idea de que con la palabra se puede cambiar la sociedad. Es una literatura dirigida a la inmensa mayoría.

Así aparecen poetas como:

  • Gabriel Celaya (Cantos íberos)
  • Blas de Otero (Pido la paz y la palabra)
  • José Hierro (Quinta del 42)

Y dramaturgos tan relevantes como:

  • Antonio Buero Vallejo (Historia de una escalera)
  • Alfonso Sastre (Escuadra hacia la muerte)

Años sesenta: La renovación

Avanzada la década de los sesenta se inicia una etapa renovadora en ambos géneros pues la literatura social fue perdiendo adeptos progresivamente por su prosaismo y su incapacidad de cambio.

Poesía

En poesía aparece la generación del medio siglo que introduce temas intimistas como el amor.

  • Ángel González (Áspero mundo)
  • Jaime Gil de Biedma

Teatro

En teatro se inicia un proceso de renovación que se acerca al teatro extranjero como el teatro épico de Bertolt Brecht y comienza a valorarse más el teatro independiente porque, con sus nuevas técnicas, sacarán al teatro de su rutina.

Los grupos de teatro independiente se caracterizan por la creación colectiva, la improvisación, la valoración de la música, danza, etc. frente al texto y la participación del espectador. También se puede hablar de teatro soterrado, de autores individuales cuyas obras no fueron comprendidas ni aceptadas como:

  • Francisco Nieva (Pelo de tormenta)
  • Fernando Arrabal (El cementerio de automóviles) con su teatro pánico, provocador y rebelde.

Años setenta: Los Novísimos

En los setenta aparece la Antología de los nueve novísimos poetas españoles, de José María Castellet, entre los que sobresalen:

  • Pere Gimferrer (Arde el mar)
  • Antonio Colinas

En sus obras se advierte la influencia de los medios audiovisuales, la cultura extranjera, el antirrealismo y la preocupación por el lenguaje.

Años ochenta: Silencio vs. Experiencia

En los años ochenta se imponen dos tendencias:

Poesía del silencio

Reivindica la poesía vanguardista. Elimina la anécdota y la circunstancia e impone un tono reflexivo, filosófico e intelectual.

  • Clara Janés (Rosas de fuego)

Poesía de la experiencia

Manifiesta un carácter realista. Habla de lo cotidiano y recurre a la narratividad, al diálogo dramático y al humor.

  • Luis García Montero (Completamente viernes).

Últimas tendencias

En los últimos tiempos parece haber un mayor compromiso social del poeta frente al mundo insolidario e injusto. Es una poesía rehumanizada, reflexiva, existencialista con un tono de desarraigo y desolación.

  • Carlos Marzal
  • Ana Merino
  • Vicente Gallego

Teatro

A partir de los setenta surge un fuerte movimiento denominado “teatro independiente“, que compensaba su modestia de recursos con dosis de imaginación y libertad. Hablamos, por ejemplo, de:

  • El grupo Tábano
  • Los Goliardos
  • Els Joglars
  • Comediants

Estos grupos, en general, cultivaron lo que se llamó “teatro colectivo“, es decir, sus obras que no pertenecían a un autor sino que se gestaban con la participación de toda la compañía.

Desde 1975, final de la dictadura, se intentan restituir los textos silenciados por el régimen, pero el gran público siguió sin asimilar los cambios y desertó de los teatros. El autor de más éxito fue Antonio Gala, con temas sobre conflictos individuales como el amor a la sociedad.

El panorama de los últimos años es heterogéneo. Existe un circuito comercial que se identifica con el teatro de humor y los dramas costumbristas, etc. Hay una sólida red de teatro institucional que lleva a cabo montajes de calidad tanto de obras clásicas como de apuestas más arriesgadas y contemporáneas. Algunos autores que han estrenado obras regularmente y con éxito son:

  • José Luis Alonso de Santos (Bajarse al moro)
  • José Sanchis Sinisterra (¡Ay, Carmela!)
  • Juan Mayorga con obras como Cartas de amor a Stalin.

Por último, hay que mencionar el circuito de teatro alternativo, heredero del independiente de los 70, muy variado e irreverente. Compañías consolidadas nacidas de este teatro serían:

  • Yllana, con 666
  • The Opera Locos o Animalario, con Pornografía barata o El montaplatos.