La Literatura Barroca: Estilos, Autores y Obras

La Lengua Literaria

La concisión es la característica más evidente del estilo conceptista, que enriquece nuestra lengua con nuevas palabras o reutilizando voces del registro informal o de las voces de germanía, el argot de la delincuencia. Por ello, los conceptistas reaccionaron de forma tan airada cuando surgió el culteranismo, pues consideraban que la dificultad debía estar en el pensamiento, en el ingenio, y no en la forma.

Por su parte, el culteranismo busca un arte deliberadamente elitista, un “paraíso cerrado para muchos”, en palabras del poeta granadino Pedro Soto de Rojas. Para conseguirlo, este movimiento se vale de recursos como:

  • Contrastes de todo tipo (claridad/oscuridad, belleza/fealdad, paradojas, antítesis, metáforas ascendentes -ideales- y descendentes -menos bellas que el término real-)
  • Uso y abuso de perífrasis, alusiones, circunloquios, que evitan nombrar la realidad directamente.
  • Hipérbatos muy atrevidos, que rompen con el orden natural de los enunciados.
  • Latinismos e italianismos, que enriquecen la lengua pero dificultan el significado.
  • Alusiones mitológicas, cuyo conocimiento es necesario para interpretar los textos.
  • Metáforas e imágenes muy arriesgadas, a veces de segundo grado, lo que se conseguía haciendo una metáfora partiendo de otra previa.

Luis de Góngora

El estilo de Góngora es sumamente complejo. Entre sus rasgos más sobresalientes, destacamos:

  • El contraste, pues toda su obra se presenta como un juego intenso de contraposiciones y antítesis (léxicos, en el tono o en el tema)
  • La perfección geométrica, para lo que usa correlaciones, paralelismos y bimembraciones
  • El hipérbaton, rasgo más llamativo del estilo gongorino, ya que su uso desmedido dificulta la comprensión del texto
  • Los juegos de palabras con figuras como retruécanos, equívocos o dilogías, donde se manifiesta el conceptismo de Góngora

En cuanto al léxico, usa cultismos e imágenes ascendentes junto a imágenes descendentes y disfemismos (palabras malsonantes). Muchas veces, Góngora acostumbra a eludir el nombre directo de las cosas (alusiones y perífrasis)

Podemos, no obstante, clasificar su obra en dos bloques:

  1. Obras menores, en las que hallamos lírica descendente, romances y sus parodias, y sonetos de temas diversos.
  2. Obras mayores: Fábula de Polifemo y Galatea. Soledades.

Quevedo

La poesía de Francisco de Quevedo es también un claro exponente de la estética barroca, pues en ella encontramos los más vivos contrastes: desde la más apasionada exaltación hasta la degradación más grotesca, desde la misoginia más descarnada al amor más allá de la muerte, del lenguaje mas elevado y brillante al más soez y barriobajero.

Su poesía, que circuló dispersa en manuscritos, antologías y cancioneros y no se publicó hasta después de su muerte en compilaciones como El Parnaso español, puede clasificarse en tres gu pos principales: poemas metafísicos, morales y religiosos, poemas de tema amoroso y poema

satíricos y burlescos.

Poemas metafísicos, morales y religiosos

de este grupo de poemas, es fundamental el tema existencial, propio del estoicismo cristiano, donde

aparece como tema central la reflexión sobre el sentido de la existencia, la llegada inexorable de la muerte y el paso del tiempo, si bien frecuentemente se produce la mezcla con otros temas, en especial el amoroso y el religioso. En este grupo, se tratan obsesivamente los siguientes tópicos :vivir es ir muriendo (cotidie morimur), el tiempo fugitivo (tempus fugit) y la inconsistencia de la vida

(vanitas vanitatis). Otro motivo recurrente en este grupo es el desengaño, del que emanan ideas o temas como el pesimismo tras descubrir lo que en el mundo hay de apariencia y de vana ambición, con advertencias políticas y morales dirigidas a la decadencia de España. Todo ello le impulsa al apartamiento del mundo, idea que Quevedo predicó, pero no puso en práctica, como lo prueban sus numerosas polémicas literarias y cortesanas. En los poemas religiosos destaca su arrepentimiento y su admiración por la figura de Cristo. Aquí se sitúa Heráclito cristiano.

Poemas amorosos

Es paradójico que, siendo Quevedo un autor profundamente misógino, sea él precisamente el autor del último gran cancionero petrarquista, o que ridiculice en sus poemas el sentimiento amo-roso, pero que sea, a la vez, un intenso poeta erótico. Quevedo reproduce los tópicos amatorios cortesanos, aunque les da una nueva expresividad, un nuevo tratamiento.Dentro de este grupo podemos distinguir:

  1. Los poemas en los que define el amor, basados sobre todo en antítesis y paradojas.
  2. Los poemas galantes, en los que canta la gracia de una muchacha bellísima y desdeñosa (Amin-ta, Flora, Amarilis…) con un lenguaje petrarquista y juegos de palabras propios del conceptismo, donde prevalece el ingenio sobre el sentimiento.
  3. Los “Poemas a Lisi” merecen una consideración aparte, pues son el último gran cancionero del petrarquismo, en el que destacan los poemas en los que se unen el tema del dolor y la muerte con la experiencia amorosa, dando lugar a dos de los motivos más originales y sugestivos de Quevedo: el del “amor más allá de la muerte” y el de la “ceniza enamorada”, que se funden en el impresionante soneto “Cerrar podrá mis ojos…”.

– El estilo de Quevedo busca sobre todo los juegos conceptuales y de ingenio, pero no reniega de recursos formales como el encabalgamiento, la aliteración, la anáfora, el paralelismo o la bimembración (que suelen apoyarse en otras figuras como la antítesis)

– Usa muchos recursos conceptistas como equívocos, juegos de palabras, ironías e hipérboles. La antitesis y la paradoja aparecen más en los poemas amorosos y metafísicos

– El vocabulario es riquísimo, sobre todo con la incorporación de voces pertenecientes al lenguaje coloquial e incluso a la lengua de germanía (argot de los delincuentes) y los disfemismos

– Por último, Quevedo destaca como un gran creador de léxico, para lo cual se vale tanto de derivación, composición y parasíntesis, procedimientos de formación de palabras que tiene nuestra lengua (cabellecer, desnacer, protocornudos, naricísimo, diabliposa..), como de la recategorización, o conversión de palabras de una categoría a otra: soy un fue (verbo como sustantivo), mañana no ha llegado (adverbio como

Sustantivo), nariz sayón y escriba (sustantivos como adjetivo)

Poemas Satíricos y burlescos 

En este grupo Quevedo aborda por medio de moldes estrófricos diversos (romances, letrillas, so-. netos…) la sátira a ciertos grupos y comportamientos sociales (putidoncellas, cornudos, calvos, viejas, borrachos, médicos, jueces…), en los que muestra su crítica al género humano en general (misantropía) y, dentro de este, a los judíos, a los extranjeros y, muy particularmente, a la mujer.

Junto a estos odios, exalta formas de vida antiheroica o inmoral, como sucede en las jácaras, romance en el que canta, con un lenguaje obsceno y soez, las hazañas de un rufián. Otros simplemente son poemas burlescos que pretenden causar risa y admi

ración por sus juegos de ingenio. Finalmente, destacamos dos críticas muy personales en Quevedo: la mitología y los estilos literarios de la época, especialmente el culteranismo, personificado en su enemistad con Góngora.

OBRAS DRAMÁTICAS SERIAS

Tragedia: Suponen la implicación afectiva de los espectadores. Buscan la catarsis

Tragicomedia: Tratan temas variados. El final trágico es aparente, pues suelen terminar con la resolución del conflicto. Los elementos cómicos aparecen en episodios aislados

Autos sacramentales: Teatro religioso de gran espectacularidad, cuyo asunto principal es la exaltación de la eucaristía a través de la alegoría y otras convenciones

OBRAS DRAMÁTICAS CÓMICAS

Capa y espada Protagonizadas por caballeros particulares cercanos al espectador en el tiempo y en el espacio. Trata de asuntos amorosos y busca el entretenimiento y la sorpresa del público

Figurón Parecidas a las anteriores, aunque presentan un protagonista con una comicidad grotesca y provinciana, caduca

Palatinas Son como las comedias de capa y espada, pero el enredo está protagonizado por personajes nobles y alejados en el espacio y en el tiempo del espectador

Burlescas Se representan en carnaval o en las fiestas de San Juan. Suelen ser parodias de comedias serias, en las que se busca sobre todo la comicidad a través de situaciones incoherentes


Lope de Vega

Lope de Vega fue el creador del teatro nacional: una fórmula dramática capaz de aunar diversos elementos previos. Para defender su forma de hacer teatro, escribió un pequeño discurso en verso, Arte nuevo de hacer comedias, en el que opone su propia estética a la de los preceptistas aristotélicos (que propugnaban un arte basado en las reglas y la imitación de los clásicos).

Lope propugna un arte natural, libre de preceptos “y cuando he de escribir una comedia, / encierro los preceptos con seis llaves”. No son las reglas clásicas, sino el gusto del pueblo el que condiciona su forma de escribir obras de teatro “porque, como las paga el vulgo, es justo / hablarle en necio para darle gusto”.

Veamos las características más sobresalientes de esta comedia nueva, que será el modelo para todo nuestro teatro nacional:

• La comedia nueva como género literario es tragicomedia

Lope rompe con la división entre comedia y tragedia, diferenciadas por Aristóteles, y permite que pasen elementos de un género a otro, creando la comedia española o tragicomedia. Lope sabía que la mezcla de lo trágico y lo cómico era para el espectador de su tiempo una fuente de placer, pues

“que aquesta variedad deleita mucho: / buen ejemplo nos da naturaleza, / que por tal variedad

tiene belleza”.

• Ruptura de las unidades dramáticas

Aristóteles defiende las unidades de acción (que ha de ser única) y tiempo (la obra debe transcurir en un día como máximo); la unidad de lugar (todo debe suceder en un único espacio) no la promulga Aristóteles, sino los preceptistas y Lope ni siquiera la nombra; defiende la ruptura de la unidad de tiempo para atenerse a la realidad de los hechos representados y hacer más verosímil el desarrollo argumental o incluso porque “la cólera / de un español sentado no se templa / si no le representan en dos horas / hasta el Final Juicio desde el Génesis”.

Lope solo considera válida la unidad de acción, pero se trata de una unidad múltiple, integrada por una acción principal y otra u otras secundarias. Estas acciones se desarrollan paralelamente hasta coincidir en el desenlace, que trae la solución simultánea de todas ellas, a veces de forma un tanto forzada.


División de la obra en tres actos

Lope hace definitiva la división en tres actos (hasta entonces solía haber cinco). Aconseja la unidad de tiempo dentro de cada acto y hacer los saltos temporales necesarios entre acto y acto. El desenlace debe mantenerse hasta el final, para que el público no se vaya. Esta partición tuvo éxito por corresponder mejor a las tres fases en que se dividía la trama según la teoría clásica:

– exposición o planteamiento del asunto, que ocupa las primeras escenas del primer acto.

– nudo o complicación de la intriga, que abarca casi toda la obra.

– desenlace. Se aplaza hasta cerca del final para mantener en pie el interés del público, de ahí que tienda a ser precipitado y mecánico.

• Verosimilitud y decoro

En este sentido, Lope es un seguidor de Aristóteles y Horacio y aconseja que el lenguaje, e incluso el rostro y el gesto de cada personaje, se adecue a la situación comunicativa y al tipo de personaje (esta correspondencia se denomina decoro poético). Así, Lope recomienda la gravedad para los re-yes; para el viejo, el escudero o el pobre, la modestia sentenciosa; para los amantes y soliloquios, una gran tensión dramática; etc.

• Polimetría y adecuación métrico-temática

Las obras se escriben en verso, pero a cada situación dramática corresponde un tipo de estrofa diferente: décimas, para las quejas; sonetos, para el soliloquio; romances, para narrar; octavas, para narraciones suntuosas; tercetos, para asuntos graves; y redondillas, para las cosas del amor.

Lope emplea tanto la métrica tradicional española como la italiana.

• Trucos teatrales para agradar al público

Como buen hombre de teatro, Lope conoce los trucos que son más del gusto del público y recomienda usar los siguientes, sobre todo en la comedia de capa y espada:

– El equívoco: la anfibología (doble sentido de una palabra o frase), la ambigüedad.

– El engaño con la verdad: ofrecer la realidad de manera que pueda tener una interpretación distinta a la inmediata.

– El disfraz, sobre todo el de mujer vestida de hombre “porque suele / el disfraz varonil agradar


Lope de Vega: su obra dramática

La capacidad creativa de Lope era desbordante. No por otro motivo era llamado “Fénix de los in. genios” y “Monstruo de la naturaleza”. Se ha llegado a decir que escribió más de 1.800 comedias.

Él mismo afirma, en la Égloga a Claudio, haber escrito unas 1.500, de las cuales “más de ciento, en horas veinticuatro / pasaron de las musas al teatro”.

La realidad es que se conservan alrededor de cuatrocientas obras teatrales de Lope (algunas de atribución dudosa), que han llegado a nosotros con arreglos (debido a las modificaciones de los autores, editores y profesionales que aprendían las obras de oído para luego venderlas).

Su producción dramática se caracteriza por la mezcla de elementos cultos y populares y por su variedad temática (comedias religiosas, mitológicas, históricas, épicas, de capa y espada, trage. dias…). Lope busca argumentos en las crónicas, las leyendas, la Biblia, las hagiografías (vidas de santos), los romances y letrillas populares o el refranero, lo que hace prácticamente imposible un estudio pormenorizado de su obra; de modo que nos detendremos en dos grupos: las comedias de amor y de enredo y los dramas del poder injusto (con el tema del honor y la honra ultrajada).

Comedias de amor y enredo

Se catalogan en este grupo las llamadas comedias de enredo, de costumbres, de capa y espada y palatinas. En todas ellas el motor escénico es el amor, sentimiento que, pese a los obstáculos a los que debe enfrentarse a lo largo de la obra, finalmente acaba triunfando. En estas obras el protagonista no es el galán ni la dama, sino la pareja, y el final es feliz, lo que no deja de ser una mera

convención dramática.

En este grupo situamos obras como El perro del hortelano, La dama boba, Los melindres de Belisa, La discreta enamorada o Las bizarrías de Belisa, última obra firmada por Lope.


Dramas del poder injusto

En este grupo se insertan las que la crítica considera algunas de las mejores obras de Lope como:

El mejor alcalde, el rey, Peribáñez y el comendador de Ocaña y Fuenteovejuna.

En las tres se produce la misma estructura argumental: el poderoso abusa de su poder y se enfrenta al villano (los habitantes de las villas, las personas de pueblo), quien, guiado por su honradez y limpieza de sangre, acude al rey en demanda de justicia, bien para que castigue al noble tirano, bien para que corrobore la venganza que ha tomado por su propia mano.

El rey actúa como representación de la justicia absoluta, absolviendo al villano y castigando al no-ble, que no ha sabido usar correctamente su poder. De este modo, la identificación entre el pueblo (protagonista de estas obras dramáticas) y la monarquía (que lo va a defender siempre) forman una unidad armónica e indisoluble.

Para entender bien estas obras, hay que diferenciar los conceptos de honor y honra. El honor se lleva en la sangre y es un concepto “vertical”, pues se hereda de padres a hijos: es patrimonio de la nobleza, pero se puede adquirir con un puesto social “honorable” (un cargo militar o un cargo público de importancia). La honra no la tiene uno, sino que la otorgan sus convecinos y es un concepto “horizontal” (puesto que no se pasa de generación en generación, la da la buena opinión de los demás, siempre que se tuviera limpieza de sangre).

En estas obras, el tirano injusto provoca la pérdida de la honra del villano. Esta mancha solo puede limpiarse con derramamiento de sangre, pero para ello hay que tener honor, lo que conlleva diferentes tratamientos dramáticos (el villano adquiere honor y se venga, acude directamente al rey, etc.).

Los personajes del teatro barroco responden a seis tipos básicos: la dama (bella y fiel, aunque a veces tiene capacidad para el enredo), el galán (tiene las mismas virtudes que la dama; a veces, también es el héroe), el poderoso (si es el rey, imparte justicia; si es un noble y joven, suele ser como un galán, pero soberbio e impetuoso, que abusa de su poder; si es un noble viejo suele ser prudente y sabio), el viejo (prudente, honrado y defensor de su honra si es ultrajada), el gracioso (encargado de las escenas humorísticas, suele ser criado del galán o cercano a él), la criada (pareja del gracioso).