La Literatura del 98: Una Reflexión sobre la España Decadente

La Narrativa del Grupo del 98

El”Desastre del 9″ marcó un punto de inflexión en la literatura española, dando lugar a una corriente crítica conocida como el Grupo del 98. Este grupo, que no cumplía los requisitos de una generación según Petersen, se caracterizó por su propósito regeneracionista y su reflexión sobre el atraso de España.

Características Temáticas

  • España: Reflexión sobre la situación del país, influenciada por el regeneracionismo, el socialismo y el krausismo.
  • Paisaje castellano: Símbolo y punto de partida para las reflexiones de los autores.
  • Reflexión existencial: Influencia de filósofos alemanes, con temas como la voluntad, el sentido de la vida, la muerte y la existencia de Dios.

Características Formales

  • Renovación del lenguaje literario: Rechazo del realismo y el parnasianismo, preferencia por la sobriedad y la naturalidad.
  • Innovación del género novelístico: Las ideas prevalecen sobre la acción, cada novelista plantea una concepción distinta del género.
  • Revitalización del ensayo: Importancia del ensayo como medio de reflexión y crítica.

La Novela del 98

La novela del 98 se alejó del realismo y el naturalismo, presentando las siguientes características:

  • Pérdida de importancia del argumento.
  • Inclusión de pasajes expositivos y argumentativos.
  • Juegos con el narrador y el punto de vista.
  • Experimentación con el tiempo y el ritmo narrativo.

Autores Destacados

  • Miguel de Unamuno: Creador de la”nivol”, caracterizada por su ausencia de fábula, brevedad y carácter filosófico.
  • Pío Baroja: Novela de acción heterogénea, pesimismo existencial y estilo sobrio.
  • José Martínez Ruiz”Azorí”: Ritmo lento, ausencia de trama argumental, lenguaje preciso y digresiones metaliterarias.

Un Autor Inclasificable: Valle-Inclán

Valle-Inclán destacó por su estilo único, que abarcaba poesía, novela y teatro. Sus obras se caracterizaron por:

  • Ritmo solemne y suave.
  • Recreación de un mundo decadente y arcaico.
  • Cuidado del estilo y renovación del lenguaje.

Poesía de Fin de Siglo: Modernismo y 98

En 1898 tuvo lugar el denominado “Desastre del 98”, la pérdida de las últimas colonias españolas: Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Esta derrota hiere el orgullo de los españoles, ya que es, para ellos, un simbolo de la decadencia del país. Se agravan los problemas sociales. Continúa la inestabilidad política del siglo anterior, el régimen de la Restauración está en crisis permanente.

En este momento tan peculiar surgen dos movimientos coetáneos: el Modernismo y la Generación del 98, que nacen de la misma actitud de insatisfacción y deseo de cambio. Son dos formas de reaccionar ante esta crisis. Entre ellos no se da una separación absoluta ya que tienen el mismo origen: rebelión contra la literatura realista anterior y búsqueda de un lenguaje nuevo. La principal diferencia entre ambos estriba en que el Modernismo deseaba superar las fronteras nacionales, su literatura era de los sentidos, del color y su lenguaje era minoritario. En cambio, la mayor preocupación del 98 era España. Su literatura se basaba en su actitud íntima y radical ante el mundo y su lenguaje era totalmente antirretórico, basado en la realidad española, dejando de lado la musicalidad y utilizando un lenguaje válido para todos. Los modernistas reivindican el alejandrino, el dodecasílabo y el eneasílabo; los del 98 prefieren el octosílabo y pocas figuras retóricas.

El Modernismo surgió como un movimiento sincrético (que trata de conciliar influencias diferentes con el deseo de nutrirse de todo). Al principio el término “modernista” se usó de forma despectiva para designar a un grupo de jóvenes escritores rupturistas. Pero Rubén Darío reivindicó pronto el término. Se caracteriza por: la evasión a tierras lejanas y exóticas; por la búsqueda de una actualidad universal; por la renovación de la métrica y el lenguaje poético ; por la musicalidad; porque buscan la belleza por encima de todo (esteticismo); pretenden que el lector disfrute con la lectura de algo bello; su imaginación huye de lo cotidiano y en las obras abundan las hadas, los cisnes, las pagodas…; introducen muchas alusiones a la mitología clásica y a épocas pasadas; buscan nuevos modos de entender el mundo y por ello rechazan la religión oficial, centrándose en las ciencias ocultas y en el espiritismo; los temas más frecuentes son: hastío, desidia, melancolía… El objetivo principal de la poesía es transmitir sentimientos y sensaciones (no expresarlos con un argumento). En España destaca la vertiente poética simbolista influenciada por Bécquer, la actitud de rebeldía, una gran subjetividad y se cultiva la poesía cívica.

Este movimiento nace en  Hispanoamérica de la mano del poeta nicaragüense Rubén Darío, en torno a 1880. Es el máximo exponente con Azul (1888) y Prosas profanas. En España, Manuel Machado escribe Alma, Antonio Machado tiene alguna obra modernista (Soledades, galerías y otros poemas) y Juan Ramón Jiménez también (Jardines lejanos), aunque es difícil separar los dos movimientos.

La Generación del 98 [si es que la podemos llamar así -muchos críticos no los consideran generación, al no seguir los requisitos de Petersen, sino grupo- y si no, directamente, noventayochistas), por otro lado, presenta unas características bien diferenciadas. En poesía presentan como temas recurrentes la decadencia de España y la angustia existencial. Les interesan los oficios tradicionales y la vida cotidiana. Algunos de ellos revisan de forma crítica la historia del país. En cuanto al lenguaje, renuevan la expresión y buscan que sea depurada, sencilla, clara y precisa. El objetivo sigue siendo transmitir un mensaje conciso y claro, sin adornos, en el que lo superfluo no tiene cabida. Quieren que el lector reflexione y medite sobre la realidad que lo rodea. El autor más importante es Antonio Machado, que tiene un estilo intimista ya que expresa sus emociones y sentimientos. Sus temas más frecuentes son el paso del tiempo, la nostalgia de tiempos pasados, la tristeza, la visión pesimista de España sumida en su atraso de siglos, la descripción del paisaje castellano, la reflexión sobre la identidad nacional española.

Su estilo destaca por el uso de elementos simbólicos, la experimentación métrica, la simplicidad. La obra más representativa es Campos de Castilla. Su vida está íntimamente ligada a su obra. Entre sus símbolos destaca el camino, la fuente, el sueño, el ciprés, la noche, el jardín, al alma, la tarde y la primavera. También podemos hacer alusión al inclasificable Ramón María del Valle-Inclán con La pipa de Kif.