La lírica del siglo XVIII no es emotiva ni original, ya que el clima de la época, racionalista y utilitario, no es propicio para este género. El poeta más completo es Juan Meléndez Valdés. Tres tendencias predominan en este periodo:
- Poesía barroca: El autor más apreciado es Diego Torres Villarroel, por su poesía satírica, que sigue la línea de Quevedo.
- Poesía neoclásica: Juan Meléndez Valdés, sigue los principios clásicos con doble finalidad: utilidad y deleite. Los neoclásicos valoran la poesía didáctica y utilitaria, y cultivan los géneros clásicos que se ajustan a ese objetivo: poesía anacreóntica y rococó, la oda, la sátira, la epístola, y sobre todo la fábula.
- Poesía prerromántica: Plantea temas metafísicos, pedagógicos o sociales con un tono de intensa emotividad.
Juan Meléndez Valdés (1754-1817)
Su obra sintetiza las corrientes poéticas del momento: la neoclásica anacreóntica, sensual, fácil y juguetona, y la prerromántica que recoge las preocupaciones humanísticas.
Primera etapa: Compuso anacreónticas, odas, idilios, y églogas de un suave sensualismo, y también elegías y epístolas dedicadas a sus amigos y personajes conocidos.
Segunda etapa: Evoluciona hacia el prerromanticismo y escribe romances legendarios, como Doña Elvira, y una poesía de tema social y de tono humanitarista y sentimental.
En prosa escribió la comedia Las bodas de Camacho el rico y discursos forenses en las que expone sus ideas ilustradas. En torno a Meléndez Valdés se formó un grupo de poetas, entre los que destacan Nicasio Álvarez de Cienfuegos y Manuel José Quintana, con una poesía de tema patriótico y que funden elementos neoclásicos y prerrománticos.
La Prosa en el Siglo XVIII
Se dan las tendencias posbarroca, neoclásica y prerromántica. Pero lo más significativo es el desarrollo del ensayo, con Feijoo y Jovellanos, que emplean un nuevo lenguaje natural, preciso y funcional. También proliferaron los periódicos y revistas de divulgación, muy numerosos en la época. En la narrativa, el novelista más representativo es Cadalso, pero fue poco cultivada.
- Prosa posbarroca: Representada por Diego Torres de Villarroel, con escritos satíricos, y su novela autobiográfica de tono picaresco, Vida.
- Prosa neoclásica ilustrada: Logra una gran calidad en el ensayo y en la crítica de Feijoo, Cadalso, y Jovellanos. Como novelista destaca el padre Isla.
- Prosa prerromántica: Aparece a finales de siglo en autores que habían iniciado su obra en la estética neoclásica, como Cadalso y Jovellanos.
Fray Benito Jerónimo Feijoo
Es autor de numerosos ensayos didácticos, de tipo enciclopédico. Su objetivo es modernizar la sociedad de su época, y así ocurre, ataca en sus obras las supersticiones y las falsas creencias populares, siempre desde una perspectiva religiosa. Fue criticado por los sectores conservadores, pero defendido por Fernando VI, alcanzó una difusión considerable. Feijoo emplea un lenguaje conciso y antibarroco, muy adecuado a la finalidad didáctica de su obra.
José Cadalso
Gran conocedor de los neoclásicos y prerrománticos, es autor de la obra narrativa más representativa de la ilustración: Cartas marruecas, en ella realiza una sátira social, comentando todo lo que ve desde un punto de vista de forastero de la sociedad. En esas cartas repasa y critica las costumbres, ideas, y organización social hispánica. También escribió Noches lúgubres, elegía en prosa que se enmarca en la literatura sepulcral del prerromanticismo. En Los eruditos a la violeta Cadalso satiriza a los falsos sabios, pedantes y engreídos, que sin entender hablan con autoridad, tuvo un gran éxito pero también se le acusó de ser un erudito a la violeta.
Gaspar Melchor de Jovellanos
Escritor y político, vivió intensamente los acontecimientos de la segunda mitad del siglo XVIII, como recogen sus cartas y diarios. Participó en la política, lo que le acarreó el destierro y la prisión durante siete años, tras los cuales combatió contra las tropas napoleónicas. Como escritor es un destacado representante del ensayo, género en el que trata temas muy variados. Desde su perspectiva de ilustrado se propuso modernizar el país mediante obras como Memoria para el arreglo de la policía de espectáculos, una reflexión sobre las formas de entretenimiento que ofrece la sociedad, defiende el valor educativo y critica la fuerte vigilancia policial y los toros. En el Informe sobre la ley agraria estudia las causas del atraso del campo y propone reformas como establecer regadíos, el acceso de los campesinos a la cultura y la desamortización, es decir, la supresión de las leyes que impedían vender propiedades de los ayuntamientos, la iglesia, y la nobleza. En la Memoria sobre la educación pública Jovellanos considera que la cultura es el origen de la prosperidad social y de la felicidad personal, y plantea extender la educación y combinar los aprendizajes retóricos con la práctica de oficios. Jovellanos también escribió sátiras, epístolas y teatro en prosa, como Pelayo, obra que se acerca al prerromanticismo tanto por su tono emotivo de comedia lacrimosa como por su forma, pues no sigue las reglas clásicas.
El Teatro en el Siglo XVIII
El teatro vivió una época convulsa en el siglo XVIII, ya que se produjeron virulentas polémicas entre los partidarios del teatro barroco y los defensores del teatro ilustrado. El dramaturgo más representativo fue Leandro Fernández de Moratín.
- Teatro posbarroco: La comedia posbarroca triunfa durante la primera mitad de siglo en los escenarios y en las imprentas. Se imita sobre todo la comedia de capa y espada, así como las comedias de magia, que alcanzan una sorprendente escenografía, con encantamientos, etc. También triunfaron los autores sacramentales y los sainetes, herencia del teatro popular barroco, como Ramón de la Cruz.
- Teatro neoclásico: A pesar de que algunos dramaturgos intentaron crear un teatro neoclásico, como Agustín de Montiano o Nicolás Fernández de Moratín, no tuvieron éxito. Dentro de este panorama constituyen la excepción la tragedia de Raquel, de Vicente García de la Huerta, y las comedias de Leandro Fernández de Moratín.
- Teatro prerromántico: En las últimas décadas del siglo XVIII, el sentimentalismo prerromántico aparece en autores que se habían iniciado en el neoclasicismo, como Jovellanos.
Leandro Fernández de Moratín
El dramaturgo más sobresaliente del teatro neoclásico, creador de la comedia de forma clásica y finalidad didáctica, que plantea una suave crítica de las costumbres de la época. Hijo del escritor Nicolás Fernández de Moratín, refleja en su biografía los avatares de su época. Fue educado en un ambiente familiar culto e ilustrado, se alineó con los afrancesados y ejerció algún cargo público, luego tuvo que exiliarse y murió en París. Destaca como autor de teatro, aunque también escribió poesía y prosa. Gran conocedor de la tradición teatral, se propuso escribir una comedia que respondiera al espíritu de su época, y consiguió llegar a un público bastante amplio siguiendo las normas clásicas. Pretende educar y critica algunas normas sociales como costumbres y comportamientos, como los matrimonios de conveniencia. Censura sin dureza a través de una suave sátira, y su crítica alcanza tanto la actitud de las familias que actúan por interés como la obediencia de las jóvenes que aceptan casarse con hombres mayores, como se ve en El sí de las niñas.