La Narrativa Española Después de 1975: Tendencias y Autores Clave

1. La Narrativa Española en 1975

Tras la muerte de Franco en 1975, se inicia en España la Transición a la democracia, cuyo hito fundamental será la aprobación de la Constitución de 1978. El final de la dictadura propicia la progresiva normalización de la narrativa española, en un proceso análogo al de la lírica y el teatro. La novela experimental, predominante en los años sesenta, muestra signos de agotamiento. En 1975 se publica La verdad sobre el caso Savolta, de Eduardo Mendoza (1943), obra clave que anuncia un cambio de paradigma por la incorporación de elementos de la novela policiaca, la importancia de la intriga y del humor.

Características Generales de la Novela de los Últimos Años

  • Recuperación de la trama argumental.
  • Ambientación realista.
  • Novela posmoderna: El intimismo y cierto neo-existencialismo difuso son notas comunes al texto narrativo.
  • Renacimiento de la novela histórica: Neorromanticismo desleído.
  • Técnica narrativa.
  • Subgéneros narrativos múltiples.

2. La Continuidad Generacional

Novelistas de la Primera Promoción de Posguerra

Miguel Delibes escribe algunas de sus obras fundamentales: Los santos inocentes (1981), que denuncia las brutales desigualdades sociales que persisten en el ámbito rural mediante técnicas narrativas experimentales; Madera de héroe (1987) sobre la Guerra Civil; Señora de rojo sobre fondo gris (1991), novela autobiográfica; o El hereje (1998), una novela histórica cuya acción transcurre en Valladolid durante la primera mitad del siglo XVI.

Camilo José Cela vuelve también la mirada a la Guerra Civil en Mazurca para dos muertos (1983), ambientada en la Galicia rural. En sus obras tardías, Gonzalo Torrente Ballester recrea paródicamente subgéneros como la novela de espías (Quizá nos lleve el viento al infinito, 1984), histórica (Crónica del rey pasmado, 1989, sobre la corte de Felipe IV) o policiaca (La muerte del decano, 1992).

Novelistas de los Años Cincuenta y Sesenta

Ana María Matute: Olvidado rey Gudú (1996), donde crea una geografía imaginaria, medievalizante: el reino de Olar, con elementos de cuentos de hadas.

Carmen Martín Gaite escribe El cuarto de atrás (1978), novela metaliteraria encuadrable dentro de la literatura del yo; o Nubosidad variable (1992), centrada en el universo femenino.

Juan Marsé publica El embrujo de Shanghái (1993); y Juan Benet, Herrumbrosas lanzas (1983-1986), obra que retoma el tema de la Guerra Civil.

3. El Placer de Narrar

Como reacción a la dificultad extrema y al hermetismo de la novela experimental, algunos autores reivindican el gusto por contar historias que atrapen y entretengan a sus lectores. Con este fin, se recuperan estrategias narrativas del realismo decimonónico, así como subgéneros –novela histórica, novela policiaca– en los que prima la historia (qué se cuenta) sobre el discurso (cómo se cuenta).

3.1. Los Nuevos Realismos

Rafael Chirbes (1949-2015) refleja en La larga marcha (1996), La caída de Madrid (2000) y Los viejos amigos (2003) la evolución de la sociedad española desde la posguerra hasta el final de la Transición. En obras posteriores retrata de forma crítica la España actual; es el caso de Crematorio (2007), sobre la corrupción, o En la orilla (2013), sobre la crisis económica desencadenada en 2007-2008.

Almudena Grandes (n. 1960). En El corazón helado (2007) se novela el pasado reciente de España desde la Guerra Civil. Otras obras son Malena es un nombre de tango (1998) o Atlas de geografía humana (1998).

Otros autores cultivan un realismo de raíz cervantina: Luis Mateo Díez (La fuente de la edad, 1986), o Luis Landero, con Juegos de la edad tardía (1989).

Álvaro Pombo, con una trayectoria narrativa singular, trata en obras como El héroe de las mansardas de Mansard (1983), El metro de platino iridiado (1990), El cielo raso (2001) o Contra natura (2005), el tema de la homosexualidad.

4. Estrategias de Renovación (Autobiografismo, Autoficción, Metaficción y Fusión de Géneros)

4.1. Literatura Autobiográfica

El auge de la literatura del yo es una de las características del periodo. Destacan las autobiografías Pretérito imperfecto (1997) y Casa del Olivo (2004) de Carlos Castilla del Pino (1922-2009); o Mira por dónde (2003), del filósofo Fernando Savater; la serie de diarios Salón de los pasos perdidos, de Andrés Trapiello; junto con Tiempo de vida (2010), de Marcos Giralt Torrente, o También esto pasará (2014), de Milena Tusquets.

Escritores del Yo

Francisco Umbral. Sus mejores obras son evocaciones autobiográficas: Memorias de un niño de derechas (1972); Mortal y rosa (1975), o El hijo de Greta Garbo (1977).

Jorge Semprún (1923-2011). Es autor de Autobiografía de Federico Sánchez (1977), y de La escritura o la vida (1994).

4.2. Autoficción y Metaficción

La autoficción consiste en el préstamo del nombre o de las circunstancias biográficas del autor a un personaje de la obra (con frecuencia, el narrador), acentuando así la sensación de indefinición entre realidad y ficción. A menudo, se combina con la metaficción, en la que se reflexiona sobre el propio proceso de escritura de la novela. La autoficción es una de las características de la narrativa de Javier Cercas o de Enrique Vila-Matas. Otros autores que la utilizan son José María Merino y Juan José Millás.

4.3. Fusión de Géneros

La narrativa reciente se sitúa a menudo en la frontera entre la autobiografía, el ensayo, el reportaje o el libro de viajes. La ruptura de las fronteras entre géneros convierte la novela en un género multiforme, capaz de asimilar elementos de diversa procedencia. Algunos ejemplos son Javier Cercas, Antonio Muñoz Molina y Rosa Montero.

5. Antonio Muñoz Molina

Beatus ille (1986), primera obra de Antonio Muñoz Molina, se sitúa en el territorio imaginario de Mágina, trasunto de su Úbeda natal, que vuelve a aparecer en El jinete polaco (1991), Sefarad (2001) o El viento de la Luna (2006). En la narrativa del autor encontramos algunos temas y rasgos formales característicos:

  • Preocupación ante el fanatismo y la injusticia. Esta dimensión ética se refleja especialmente en sus numerosos artículos periodísticos, en su ensayo Todo lo que era sólido (2013) y en novelas como Sefarad –sobre las diferentes formas de exilio y desarraigo en la Europa del siglo XX, devastada por los totalitarismos– o La noche de los tiempos (2009) –sobre el clima de radicalización que precedió a la Guerra Civil y la disyuntiva vital de quienes optaron por el exilio–.
  • Reelaboración de subgéneros narrativos.
  • Incorporación de elementos autoficcionales o autobiográficos.
  • Estilo minucioso y descriptivo.

6. Javier Marías

Entre las obras de Javier Marías, reconocidas con numerosos premios nacionales e internacionales, destacan Todas las almas (1989), Corazón tan blanco (1992), Mañana en la batalla piensa en mí (1994), la autoficcional Negra espalda del tiempo (1998), Tu rostro mañana (2002-2007) o Los enamoramientos (2011). Los rasgos que definen la voz propia, inconfundible, del autor son los siguientes:

  • La inserción de digresiones de carácter reflexivo que interrumpen la narración.
  • La recurrencia de temas fundamentales.
  • Las referencias a otros textos.
  • La sintaxis laberíntica y la reiteración de giros o estructuras lingüísticas, a modo de ecos o ritornelos.

7. Enrique Vila-Matas

El tema principal de la obra de Enrique Vila-Matas es la reflexión sobre la propia literatura. Así, Bartleby y compañía (2001) es una mezcla de ficción y ensayo en la que el narrador hace inventario de aquellos autores que decidieron dejar de escribir (Rulfo, Rimbaud, Salinger…). El mal de Montano (2002) es un ejemplo de autoficción.

8. Javier Cercas

El primer e inesperado éxito de Javier Cercas fue la novela Soldados de Salamina (2001). A ella han seguido otras obras –La velocidad de la luz (2005), Anatomía de un instante (2009), Las leyes de la frontera (2012), El impostor (2014)– que conforman una de las trayectorias más originales de la narrativa española actual. Sus rasgos característicos son:

  • Indagación sobre un personaje histórico como eje de la novela.
  • Autoficción.
  • Metaficción.
  • Emborronamiento de los límites entre los géneros.
  • Combinación entre la indagación histórica y las circunstancias personales del narrador/autor.

9. El Cuento

Otro de los rasgos de la literatura de este periodo es la revalorización de la narrativa breve (cuento, microrrelato). Entre los volúmenes de cuentos publicados en las distintas lenguas de España, destacan:

  • Obabakoak (1988), de Bernardo Atxaga.
  • Qué me queres, amor? (¿Qué me quieres, amor?, 1996), de Manuel Rivas.
  • Vuitenta-sis contes (Ochenta y seis cuentos, 1999) del barcelonés Quim Monzó.

En castellano destacan Andrés NeumanEl que espera (2000), Hacerse el muerto (2011)–, José María Merino –escritor también de microrrelatos, agrupados en La glorieta de los fugitivos (2007)–, Fernando AramburuLos peces de la amargura (2006), sobre el terrorismo de ETA– o Mercedes AbadLigeros libertinajes sabáticos (1986) o Amigos y fantasmas (2004)–, entre otros muchos.

10. Últimas Voces

Los principales autores nacidos después de 1965 siguen empleando procedimientos como la autoficción o la metanovela. Cabe señalar, además, otros rasgos comunes:

  • Ruptura de las fronteras con América Latina.
  • Experimentación radical con el concepto de género.
  • Desdibujamiento de los límites entre alta y baja cultura.
  • Salto tecnológico.

11. Eduardo Mendoza

Eduardo Mendoza Garriga (Barcelona, 11 de enero de 1943). Autor teatral, novelista, abogado y traductor. Es, sobre todo, un gran contador de historias. Novelista eminente, tan sencillo como profundo, agudo y con sentido del humor. Ha sido galardonado con el Premio Cervantes de las letras españolas en 2016. Debuta con La verdad sobre el caso Savolta, una novela que debía haberse llamado Los soldados de Cataluña, pero la censura consideró el título una flagrante toma de postura a favor de la clase obrera y no lo permitió. Algunas obras fundamentales en la obra de Mendoza son:

  • La verdad sobre el caso Savolta (1975), Premio de la Crítica de 1976. Fue un texto sorprendente, que los censores no supieron entender. Cuenta las peripecias de Javier Miranda, un joven vallisoletano que viaja a Barcelona a principios del siglo XX en busca de trabajo. Ambición, ansias de poder y también amor, en una historia donde la femme fatale se llama María Corral. La narración corresponde al relato del testimonio en un juicio celebrado diez años después, compuesto por las memorias del protagonista y relatos de otros personajes secundarios, así como documentos judiciales y policiales. La ciudad y los símbolos urbanos se convierten en un elemento protagonista de la trama. Los hechos se desarrollan mayoritariamente en Barcelona en 1918, una época de gran inseguridad para la clase obrera, que se levanta en huelgas para reclamar lo que es suyo; mientras la alta burguesía, para mantener sus privilegios, no duda en utilizar la violencia de matones contratados a sueldo para amedrentar a los instigadores o para inculpar a la propia clase obrera. Se da un marcado contraste entre la primera parte, en la que son frecuentes los textos intercalados y los flashbacks, que le dan una perspectiva cinematográfica, constituyendo una novela puzle; con la última parte en la que, sin embargo, se da una narración clásica y lineal. La obra presenta también una gran variedad de géneros, así como un marcado sentido del humor.
  • La ciudad de los prodigios (1986): Onofre Bouvila escala socialmente desde que reparte panfletos anarquistas en el parque de la Ciudadela, que albergará la Exposición Universal de 1888, hasta que se hace rico y se ve forzado luego a regresar a una Barcelona todavía con fiebre de renovación, la de la Expo de 1929. La novela ofrece una panorámica de cómo el desarrollo industrial y económico, los prodigios, han alterado la sociedad.
  • Sin noticias de Gurb (1991): En 1990 comienza a publicar en el diario El País, de forma episódica, al modo de los folletines de finales del XIX y principios del XX, una experiencia que entonces se calificó de “insólita”. El folletín, publicado como libro en 1991, empezó con esta frase: “Día 9 00.01 (hora local). Aterrizaje efectuado sin dificultad…”. El extraterrestre, que desde que arriba a Cendanyola se dedica a buscar a Gurb, realiza una alocada búsqueda sin fruto, durante la que el protagonista se transforma en Conde-Duque de Olivares, Miguel de Unamuno o Paquirrín, constituyendo una finísima sátira que sigue año a año entre los libros más vendidos del autor.
  • Una comedia ligera (1996): Ambientada en la Barcelona del primer franquismo, Mendoza recrea un mundo que conoce bien y por el que siente pasión: el del teatro. A partir de las vicisitudes de Prullás y de cuanto acontece en su vida cuando un crimen irrumpe en los ensayos de su texto, el autor ofrece de nuevo una mirada crítica sobre la burguesía catalana.
  • Riña de gatos (2010): La obra fue galardonada con el Premio Planeta de ese año. En ella, un historiador del arte busca afanosamente una obra perdida de Velázquez en la convulsa España de 1936. El personaje de José Antonio Primo de Rivera, que transmite un magnetismo deslumbrante, tilda de “pelea de perros” la disputa de los generales que conspiran para derribar la República. La truculencia política de la época contada con inteligencia, como en una suerte de vodevil.

Mendoza ha publicado 15 novelas, dos libros de relatos y dos obras de teatro. La ironía y el humor se despliegan en las páginas de toda su obra. Dueño de una narrativa clara y sencilla, Mendoza aprovecha sus historias para hacer crítica política y social.