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Contexto
Durante la dictadura franquista, la cultura estuvo condicionada por la pérdida de las élites intelectuales, la represión, la restricción de las libertades y la censura. En pocos años, la cultura española pasó de ser denominada como “la edad de plata de las letras” a identificarse con un “páramo cultural”. Esta situación explica la anómala evolución de la novela española en los años cuarenta y cincuenta, en la que permaneció al margen de las principales tendencias de la narrativa occidental contemporánea.
La novela en los años cuarenta
Encontramos tres tendencias:
- Realismo convencional: desarrollado por autores que se sitúan en el bando de los vencedores y que escriben con un estilo realista. Entre los que destacan: Rafael Sánchez Mazas o José María Gironella. En un primer momento, se adscriben a esta tendencia Torrente Ballester y Miguel Delibes.
- Novela existencial: Se trata de relatos que reflejan la asfixiante realidad de la posguerra, protagonizados por seres angustiados marcados por la experiencia de la muerte. La novela más importante de esta tendencia es Nada, de Carmen Laforet.
- Novela tremendista: La misma angustia existencial que aparecía en la novela anterior, evoluciona hacia relatos en los que se acentúan la atrocidad y la violencia temática y expresiva. La novela paradigmática de esta orientación es La familia de Pascual Duarte de Camilo José Cela.
La novela de los años cincuenta: la novela social
Siempre dentro de la estética realista, los novelistas, al igual que los poetas y los dramaturgos, producen textos en los que se incorporan temas sociales, superando el individualismo de los años cuarenta. Este cambio lo llevan a cabo dos generaciones sucesivas: la generación del 36 (Cela, Delibes) y la de medio siglo (Ana María Matute, Rafael Sánchez Ferlosio, Carmen Martín Gaite, Ignacio Aldecoa). La novela fundamental para el lanzamiento del realismo social es La colmena (1951), de Camilo José Cela. Su característica principal es la experimentación con las siguientes técnicas:
- El protagonista colectivo: hay más de 300 personajes dentro de los que destacan doña Rosa, la dueña del café, y Martín Marco, poeta en la indigencia.
- La técnica caleidoscópica: la narración se desarrolla en múltiples secuencias a las que da unidad la reducción espacio temporal (dos días en centros típicos de la ciudad)
A partir de esta novela y durante 10 años (hasta la publicación de Tiempo de silencio, en 1962) se escriben relatos en los que se une crítica social y estética realista que pueden estudiarse en dos tendencias:
- El objetivismo: Consiste en describir la realidad de manera imparcial por medio de un narrador en tercera persona que se limita a registrar los diálogos de los personajes y a mostrar su comportamiento. La novela fundamental de esta forma de narrar “como la grabación de una cámara cinematográfica” es El Jarama, de Rafael Sánchez Ferlosio, en la que se retrata un día de asueto dominical que termina en tragedia.
- El realismo crítico: Los autores priorizan la crítica social y por ello, para llegar al pueblo, relegan los aspectos formales a un segundo plano. Destacan títulos como La zanja, de Alfonso Grosso o Central eléctrica de Jesús López Pacheco.
La novela experimental
En los años 60 se inicia la década más expansiva de la Dictadura (desarrollismo, emigración, turismo) que mejora notablemente el nivel de vida de una parte amplia de la población. Esta nueva realidad exige un nuevo estilo artístico que ponga al día la narrativa española con respecto a la europea y americana. La renovación se asienta sobre tres principios:
- El arte no debe supeditarse a la política
- La novela debe reflejar la conciencia del sujeto
- Es necesario dar rango artístico a la prosa narrativa
Por ello, en la novela experimental encontramos las siguientes características:
- Limitación de la importancia del argumento: ya que lo fundamental es la forma de presentar la acción; por ello, encontramos constantes saltos temporales, narrador que fluctúa entre la omnisciencia y la primera persona, sustitución del capítulo por secuencias o párrafos…
- El protagonista es el centro de la novela: La colectividad pierde importancia y el relato se centra en la crisis de un sujeto que es presentada a través de técnicas narrativas como el monólogo interior y el tú autorreflexivo.
- Renovación lingüística y estilística: Léxico rebuscado, oraciones complejas en contraste con léxico vulgar y frases breves; supresión de los signos de puntuación, rupturas sintácticas…
Las obras fundamentales de esta tendencia son:
- Tiempo de silencio de Luis Martín Santos. A través del fracaso de su protagonista (médico prometedor que termina derrotado en provincias) se realiza una crítica a la sórdida realidad española.
- Los autores veteranos también publican novelas ensayando nuevas técnicas. Destacamos:
- Cinco horas con Mario de Miguel Delibes. Se trata de un extenso soliloquio de una mujer de provincias mientras vela el cadáver de Mario, su marido en el que se enfrentan dos visiones del mundo.
- La saga/fuga de J.B, de Torrente Ballester
- San Camilo, 1936, de Camilo José Cela.
- Otros autores publican sus mejores novelas en este momento. Destacamos:
- Volverás a Región. Juan Benet. Se trata de una novela con un estilo hermético ambientada en Región, lugar simbólico en decadencia, sacudido por una guerra fratricida y habitado por personajes derrotados trasunto de España
- Señas de identidad. Juan Goytisolo. Está protagonizada por un intelectual que reflexiona sobre su vida e identidad. En esta novela, el autor ensaya técnicas como la utilización de diferentes personas narrativas, ruptura de las normas de puntuación y el entrecruzamiento de textos.
- Juan Marsé. Destacamos: Últimas tardes con Teresa (1966) sátira de la burguesía y de los estudiantes comprometidos; Si te dicen que caí (1973) retrata la realidad sórdida de los suburbios en la Barcelona de posguerra.
La narrativa en el exilio
Estos autores, silenciados en España por la censura, tienen en común su obsesión por la Guerra Civil (causas, desarrollo y consecuencias) y la reflexión autobiográfica. Destacan las siguientes obras:
- Réquiem por un campesino español. Ramón J. Sender. Es una reflexión sobre el cainismo y sobre la actitud de la iglesia en la Guerra Civil.
- Laberinto mágico. Max Aub. Formado por seis novelas y más de 25 cuentos que relatan los sucesos del conflicto e indagan sobre sus causas.