La Novela Española de Posguerra (1939-1975)

El desenlace de la Guerra Civil tuvo consecuencias negativas para la literatura española: el exilio de muchos novelistas prometedores, unido a la censura y la pobreza cultural dominantes, influyó negativamente en la novela.

1. Novela de los años 40: exilio y novela existencial

1.1. La novela del exilio

El fin de la Guerra Civil provocó el exilio de un gran número de escritores que forman la España peregrina. Aunque cada uno tiene su propia personalidad, poseen tres aspectos comunes: el recuerdo del conflicto bélico y de España, la presencia de los nuevos lugares en donde tienen que vivir y la reflexión sobre la naturaleza y existencia del hombre.

Los autores más destacados de la novela en el exilio son:

  • Sender: enfoque realista y social sobre el tema de España y la Guerra Civil. (Réquiem por un campesino español).
  • Rosa Chacel: prosa muy cuidada (Barrio de Maravillas)
  • Max Aub: el tema principal es el ser humano como ser social, político y moral (Laberinto Mágico, visión épica de la Guerra Civil).
  • Ayala: visión pesimista, novelas moralistas. Critica los vicios del hombre y los aspectos políticos y sociales con humor e ironía (Muertes de perro)

1.2. La novela en España (’40)

En los primeros años de posguerra, en un ambiente de aislamiento y desorientación cultural, se produce un estancamiento de la creación narrativa. Aunque siguen publicando autores de generaciones anteriores (Baroja y Azorín, del ’98; Concha Espina y Fernández Flórez, del Novecentismo), los autores nuevos tienen que forjarse una nueva tradición a partir de la inexperiencia y de un profundo didactismo. Los autores de la primera generación de posguerra (“generación del ’36”) se caracterizan, en general, por el empleo de formas tradicionales y la ignorancia de planteamientos renovadores (predominio de historias de raíz autobiográfica, despreocupación por los aspectos formales, imitación de modelos decimonónicos de corte realista).

Suelen señalarse dos novelas como indicios de un nuevo arranque del género: La familia de Pascual Duarte (1942), de Cela, y Nada (1945), de Carmen Laforet.

Destacan fundamentalmente tres corrientes narrativas:

a) Novelas triunfalistas y propagandísticas de corte falangista. Defienden los principios del régimen franquista: exaltación de la patria, del orden establecido, de la religión. García Serrano (La fiel infantería), Agustín de Foxá (Madrid, de corte a checa).

b) Novela de humor y fantasía. Como remedio contra una realidad dura y sórdida se busca cierta evasión a través de la fantasía, el humor y la ironía. Álvaro Cunqueiro, García Pavón (Historias de Plinio), Fernández Flórez (El bosque animado).

c) Novela de tipo existencial y novela tremendista. Algunos autores de la “generación del ‘36” intentan abrir nuevos caminos en nuestra novela. Influencias: Baroja, novela picaresca, el cine americano (penetración psicológica de los personajes). Temas: reflejo amargo de la vida cotidiana, vista como algo desolador, vulgar, triste y monótono. Desde un enfoque muchas veces existencialista, reflejan el ambiente sórdido de la época, la miseria moral y material, la incomunicación, la soledad, la frustración, los tristes recuerdos de la guerra (sin llegar a cuestionarse políticamente su validez). Personajes: angustiados, indecisos, oprimidos, enfrentados muchas veces a situaciones extremas (la muerte, la culpa, el vacío, la soledad) que aceptan con resignación o a las que se ven arrastrados irremediablemente. Ambientes: aunque hay novelas rurales, predominan los ambientes urbanos y alienantes. Técnica: pocas innovaciones, destaca la técnica realista, elementos de la picaresca (autobiografismo), espacios cerrados, etc. Estilo: aunque hay excepciones, la calidad literaria es escasa, lenguaje muy funcional, poco elaborado, sin pretensiones estéticas, coloquial, etc. Autores: Carmen Laforet (Nada), Cela (La colmena), Delibes (La sombra del ciprés es alargada), Torrente Ballester (Javier Mariño), Ignacio Agustí (Mariona Rebull), Gironella, etc.

Dentro de este tipo de novelas destacan algunas novelas tremendistas, en las que se refleja con crueldad la violencia, la miseria y el primitivismo de algunas pasiones humanas, encarnadas por personajes marginales, desestructurados, brutales (La familia de Pascual Duarte, de Cela).

2. La novela de los 50: novela social (1951-1962)

A principios de los 50 se produce un cierto renacimiento del género narrativo. De la angustia existencial de los ’40 pasamos a las inquietudes sociales. Conviven dos grupos generacionales: la primera generación de posguerra (Cela, Delibes, Torrente Ballester), que consolida su obra, y una nueva generación: la “generación del medio siglo”, que buscará una novela de mayor testimonio y compromiso social, temática y estéticamente nueva. Este periodo está enmarcado por dos novelas claves: La colmena (1951) y Tiempo de silencio (1962), de Martín Santos.

En los primeros años aparecen novelas precursoras: La colmena (Cela), es una novela clave en la que se conjugan lo existencial, lo social y lo experimental. Mediante procedimientos técnicos innovadores (personaje colectivo, desorden cronológico, estructura caleidoscópica, diversos puntos de vista, etc.) se nos presenta una desoladora realidad dominada por el hambre, la hipocresía, la alienación, el materialismo, los instintos, etc. También hay que destacar a Delibes (El camino, Mi idolatrado hijo Sisí, Las ratas), Torrente Ballester, Luis Romero (La noria).

Generación del medio siglo: en 1954 se publican cuatro novelas que ponen las bases del desarrollo posterior de esta novela social: Juegos de manos (Juan Goytisolo), Los Bravos (Fernández Santos), Pequeño teatro (Ana Mª Matute), El fulgor y la sangre (Aldecoa).

La novela social nace del concepto de literatura comprometida: una obra debe denunciar testimonial y críticamente las injusticias sociales y convertirse en instrumento de transformación.

Temas:

  • La sociedad española (la sociedad pasa de ser un simple marco ambiental a convertirse en tema del relato)
  • La dura vida del campo: Los bravos (Fernández Santos), El fulgor y la sangre (Aldecoa), La zanja (Alfonso Grosso).
  • El éxodo rural y los suburbios: La resaca (Juan Goytisolo)
  • El mundo del trabajo (relaciones laborales, explotación): Central eléctrica (López Pacheco)
  • Novelas de tema urbano: La colmena
  • Crítica de la burguesía (vacía, superficial, hipócrita): Juego de Manos (Juan Goytisolo), Entre Visillos (Carmen Martín Gaite)
  • La Guerra Civil: recordada desde la memoria de un niño o un adolescente. Duelo en el paraíso (Juan Goytisolo), Primera memoria (Ana Mª Matute).

Tendencias de la novela social:

a) Objetivismo: plasma la realidad, la pobreza, las injusticias de una forma testimonial y escueta, sin aparente intervención del autor. Influido por el neorrealismo italiano y el “Nouveau roman” francés, su expresión más radical es el conductismo, que consiste en registrar simplemente la conducta externa de los personajes y recoger sus palabras sin comentarios ni interpretaciones. El narrador se limita a “grabar” lo que ocurre y lo que se dice. El Jarama (Sánchez Ferlosio), Fernández Santos, Aldecoa, Ana Mª Matute, Martín Gaite.

b) Realismo crítico: crea una novela más comprometida y combativa. Del testimonio se pasa a la denuncia de las desigualdades, de las injusticias sociales, desde posturas dialécticas, a veces marxistas, con el fin de convencer y de transformar la sociedad. Caballero Bonald, García Hortelano (Tormenta de verano), Alfonso Grosso, Juan Marsé, López Pacheco.

Técnicas y estilo: se ha reprochado a la novela social la pobreza estética. Aunque es verdad que la técnica está supeditada al contenido, esta acusación es algo exagerada. Algunos rasgos relevantes de la novela social son: estructura del relato lineal y sencilla, preferencias por personajes colectivos o individuos representativos de un grupo, objetivismo (precisión de las descripciones), importancia del diálogo, lenguaje funcional, a veces coloquial.

3. La novela de los 60: novela experimental

Al entrar en los años ‘60 el realismo social se va agotando (cansancio de los temas y empobrecimiento estético) y se evoluciona hacia la novela estructural o experimental. El germen de esta evolución se halla en los mismos autores medioseculares, pues se dan cuenta del fracaso de la novela social como instrumento de concienciación y transformación. Es decisiva la influencia de novelistas extranjeros: los grandes renovadores del siglo XX (Proust, Kafka, Joyce), novelistas estadounidenses (Faulkner, Steinbeck, Dos Passos, Hemingway), hispanoamericanos (García Márquez (Cien años de soledad), Vargas Llosa (La ciudad y los perros), Cortázar, Borges, Rulfo).

1962 es un año clave. Se publica Dos días de septiembre (Caballero Bonald) y, sobre todo, Tiempo de silencio, de Luis Martín Santos. Entre 1962 y 1975 se suceden aportaciones decisivas en esta línea de renovación experimental: Delibes (Cinco horas con Mario), Cela (San Camilo 1936), Torrente Ballester (La saga/fuga de J.B.), Juan Marsé (Últimas tardes con Teresa), Juan Goytisolo (Señas de identidad), Volverás a Región (Juan Benet)

La novela en estos años no abandona la reflexión crítica sobre la sociedad española, pero su presentación formal es radicalmente novedosa. La novela de los ‘60 utiliza un léxico riquísimo, lleno de invenciones y expresividad, y crea estructuras narrativas complejas. Algunas de las técnicas narrativas más sobresalientes son:

  • El narrador: distintos tipos de narradores. Cuando es omnisciente posee un tono irónico y satírico.
  • Cambio de perspectivas narrativas: multiperspectivismo.
  • Monólogo interior: nos abre el mundo interior del personaje.
  • Ruptura de la secuencia cronológica: acontecimientos presentados como un rompecabezas temporal.
  • Novedades y experimentos estructurales: yuxtaposición de secuencias
  • El argumento: es irrelevante. Lo que importa es el enfoque.
  • Personajes: seres en conflicto con su entorno y con su propia personalidad.
  • Inserción de collages: en las narraciones aparecen dibujos, guías turísticas…

4. La novela de los años 70: la “generación del 68”

Hijos de esta novela experimental de los ’60 surge a principios de los años ’70 la llamada “Generación del 68”, formada por narradores jóvenes nacidos entre 1936-1950 que publican sus primeras obras a partir de 1968. Características generales:

a) Prosigue la búsqueda de nuevas fórmulas. Se preocupan, sobre todo, por la estructura novelística, las técnicas narrativas y la investigación del lenguaje. El experimentalismo llega a límites insospechados y se desemboca en una novela intelectual y minoritaria en la que la realidad es sustituida por la imaginación, la fantasía, lo onírico, lo absurdo, el puro juego.

b) Con los años se llega a una cierta moderación del experimentalismo y se retoman aspectos de la novela tradicional (se recupera el placer de contar, la historia).

c) Aunque los temas son muy diversos, podemos señalar algunas preferencias: los problemas personales se entremezclan con los sociales y políticos (crítica del franquismo, nuevos planteamientos sobre la Guerra Civil); visión desencantada de la existencia (reaparición de los problemas existenciales), escepticismo, ironía, recuperación de la intimidad, etc.

d) Se desarrollan algunos subgéneros narrativos marginales: novela policiaca (La verdad sobre el caso Savolta), novela fantástica, novela negra, novela de aventuras, etc.

Autores: Manuel Vázquez Montalbán (Los mares del sur), Eduardo Mendoza (La verdad sobre el caso Savolta, La ciudad de los prodigios), J. Mª Guelbenzu, Félix de Azúa (Diario de un hombre humillado), Juan José Millás (La soledad era esto), José Mª Merino (La orilla oscura), Luis Mateo Díez, Julio LLamazares (La lluvia amarilla), Antonio Muñoz Molina (El invierno en Lisboa, Beltenebros), Javier Marías (Todas las almas), etc.

5. La novela española en los últimos años

En los últimos años conviven las distintas generaciones de posguerra: los autores “mayores” siguen consolidando su obra (Cela, Delibes, Torrente Ballester); los novelistas medioseculares se encuentran en su madurez creadora y tratan de conjugar su visión de la realidad española con los procedimientos innovadores; la “generación del ‘68” ha abandonado su radicalismo experimental y busca una voz personal. Aparece, además, una nueva generación que empieza a publicar ya en la democracia. Aunque todavía nos falta perspectiva, sí podemos observar algunas tendencias fundamentales:

a) se confirma la recuperación del relato tradicional (un narrador cuenta, en 3ª persona, una historia de una forma lineal).

b) se confirman también novelas de temas existenciales e intimistas

c) escasa ambición ideológica (en muchas novelas falta una “visión” del mundo)

d) abundantes referencias culturalistas

e) cuidado del lenguaje y conocimiento de los procedimientos formales

f) consolidación de los géneros marginales (novela policiaca, novela negra, novela histórica, novela de intriga)

g) eclosión de las novelas escritas por mujeres (Rosa Montero, Almudena Grandes, Soledad Puértolas, etc.).

Autores: Luis Landero (Juegos de la edad tardía), Luis Mateo Díez (La fuente de la edad), Álvaro Pombo (El héroe de las mansardas de Mansard), Adelaida García Morales (El sur), Alejandro Gándara, Carlos Ruiz Zafón (La sombra del viento), etc.