La Novela Española del Siglo XX: Evolución y Autores Destacados

La Novela Española del Siglo XX

Introducción

La Guerra Civil española (1936-1939) marcó un punto de inflexión en la literatura española. La muerte de autores como Unamuno y Valle-Inclán, el exilio de otros como Max Aub, Francisco Ayala y Ramón J. Sénder, y la censura impuesta por el régimen franquista, condicionaron la producción literaria. La novela se centró en temas sociales y en la crítica al régimen.

Desarrollo

La crítica literaria ha dividido la novela española posterior a 1939 en cuatro etapas:

1. Novela de Posguerra (años 40)

Caracterizada por la amargura, la soledad y la frustración. Surgieron diversas tendencias, desde la novela triunfalista que defendía el régimen franquista, hasta la novela psicológica y simbólica. Destacan autores como Camilo José Cela (La familia de Pascual Duarte, 1942), Carmen Laforet (Nada, 1944) y Miguel Delibes (La sombra del ciprés es alargada, 1947), quienes abrieron la literatura española a un compromiso con la realidad.

2. Novela de Realismo Social (años 50)

Con la relajación de la censura, la novela se centró en la denuncia de la pobreza y la injusticia. Autores como Miguel Delibes (Los santos inocentes), Jesús Fernández Santos (Los bravos, 1954) y Caballero Bonald (Dos días de septiembre, 1962) retrataron la dureza de la vida rural. Otros autores como Juan García Hortelano (Central Eléctrica) y Camilo José Cela (La colmena, 1951) se centraron en el mundo laboral urbano y la ciudad.

3. Renovación Técnica (años 60)

Influenciada por el boom de la novela hispanoamericana y la relajación de la censura, la novela española buscó la renovación técnica y artística. Se experimentó con el desorden temporal, el perspectivismo, el monólogo interior y otros recursos narrativos. Autores como Luis Martín Santos (Tiempo de silencio, 1962) rompieron con el realismo social y buscaron nuevas formas de expresión.

4. Novela Contemporánea (años 70 en adelante)

Se caracteriza por la diversidad temática y estilística. Autores como Juan Benet, Juan Goytisolo, Eduardo Mendoza y Almudena Grandes han explorado nuevos caminos en la narrativa española.

Autores Destacados

Miguel de Unamuno

Cultivó todos los géneros literarios, centrándose en el problema de España y el sentido de la vida. Sus novelas, que él denominó “nivolas”, se caracterizan por la intervención del autor en el relato, el diálogo con los personajes y la reflexión filosófica. Obras destacadas: Niebla (1914), Abel Sánchez (1917), La tía Tula y San Manuel Bueno, mártir (1930).

Pío Baroja

Su obra se caracteriza por la acción, los diálogos abundantes y la crítica social. Sus novelas se centran en personajes inadaptados que luchan contra un mundo hostil. Obras destacadas: La busca (trilogía de La lucha por la vida).

José Martínez Ruiz, “Azorín”

Su obra se caracteriza por la melancolía, la obsesión por el tiempo y la búsqueda de lo permanente. Cultivó el ensayo y la novela, borrando las fronteras entre ambos géneros. Obras destacadas: La voluntad, Antonio Azorín y Las confesiones de un pequeño filósofo.

Carmen Laforet

Ganó el premio Nadal en 1944 con Nada, novela que retrata la desilusión de una joven en la Barcelona de la posguerra. Otras obras destacadas: La isla y los demonios (1952), La mujer nueva (1955) y La insolación (1963).

Camilo José Cela

,con La familia de Pascual Duarte (1942), Carmen Laforet con Nada (1944) y Miguel Delibes con La sombra del ciprés es alargada (1947).b. Novela de realismo social (años 50), en las que se denuncia la pobreza y la injusticia.En la década de los cincuenta la censura se relaja y ese hecho permitirá la aparición de novelas en las que la denuncia de la pobreza, la persecución y la injusticia sean los temas predominantes. A esta tendencia se le ha llamado novela social y no es exclusivamente española, sino que durante todo el siglo XX surgen en muchos países una serie de novelas que convertían la denuncia social en la base de sus argumentos.En los años cincuenta, el francés Jean Paul Sartre define lo que es esta “Literatura social

Márquez, Carlos Fuentes, etc…).
  Los temas principales de la novela social española serán: la dureza de la vida en el campo (Los santos inocentes, de Miguel Delibes; Jesús Fernández Santos, en Los bravos (19549), describe la vida difícil de un pequeño pueblo leonés; Caballero Bonald en Dos días de septiembre ( 1962), sobre el trabajo en los viñedos andaluces ), el mundo del trabajo urbano (Central Eléctrica, de Juan García Hortelano, relata la construcción de una presa hidroeléctrica), la ciudad (La colmena, de Cela), las clases trabajadoras (El Jarama, de Sánchez Ferlosio, crónica de un día de asueto dominical de un grupo de jóvenes junto al río Jarama. Prácticamente desaparecido el narrador, la base de la obra la constituyen los intranscendentes diálogos de los personajes, reproducidos casi como la transcripción de una grabación magnetofónica), la burguesía (Entre visillos, Carmen Martín Gaite, retrato de la vida provinciana sin horizontes de unas jóvenes cuya única perspectiva es el matrimonio o la soltería; Juan García Hortelano, en Nuevas amistades (1959), describe la vida abúlica de la juventud universitaria), la Guerra Civil y sus consecuencias.
c. Renovación técnica (años 60), con la experimentación y renovación de las técnicas narrativas.
En la década de los 60 comienza a notarse el cansancio de la preponderancia de lo social y la novela busca la renovación técnica y artística. Contribuye a ello el boom de la novela hispanoamericana y que se conozcan las obras de los grandes novelistas extranjeros, debido a la relajación de la censura.
La novela de los 60 desarrolla temas ligados al tiempo y la identidad a través de la infancia, la adolescencia y la guerra. No se abandona el contenido social, pero se trata de manera más irónica, simbólica e incluso irracional. Se busca la renovación y se emplean técnicas narrativas nuevas y complejas como el desorden temporal, el perspectivismo, estilo indirecto libre y monólogo interior, entre otras; además, se vuelve al protagonista individual, en conflicto

CARMENLAFORET
Ganadora del premio Nadal en 1944 con la novela Nada, en la que Andrea, la protagonista, narra su viaje a Barcelona en los primeros años de la posguerra, donde va a vivir con su abuela y otros parientes mientras estudia en la universidad. En la novela, asistimos al desengaño de Andrea, al tiempo que se va revelando el ambiente mezquino que la rodea y la casa familiar se convierte en un símbolo de un ambiente moral degradado, tanto familiar como social.
Ese medio familiar asfixiante, en un piso que huele a “porquería de gato” revela una realidad social exterior degradada y miserable, tanto en el aspecto material como moral. Aunque apenas le permiten salir sola de casa, comienza a vivir con mayor libertad gracias a las amistades que hace en la universidad, aunque también vive penosas experiencias por la diferencia de recursos económicos entre su familia y sus amigos.


Finalmente, Andrea, que ha logrado sobrevivir a esa situación, se marcha de Barcelona desolada, habiendo comprendido la descomposición social que domina la realidad.
Entre sus obras también destacan La isla y los demonios (1952), La mujer nueva (1955) y La insolación (1963)

CELA
Con La familia de Pascual Duarte Cela inicia la tendencia denominada Tremendismo, y retrata un mundo y unos personajes dominados por la violencia y por la miseria. Se encuadra en la novela existencial, y sus personajes reflejan el tema de la angustia existencial, la tristeza y la frustración de las vidas cotidianas. El protagonista de La familia de Pascual Duarte es un condenado a muerte, ejemplo de inadaptación, soledad y frustración. Las causas de esta amargura vital se encuentran en la sociedad de la España de los años cuarenta, marcada por la pobreza, la incultura, la violencia, la persecución política, la falta de libertades… Pero en ninguna de las novelas de esta década encontraremos una crítica o denuncia directa. Para eso habrá que esperar a los años cincuenta.
En cuanto a técnicas narrativas, estas novelas hay que conectarlas con el Realismo del XIX y se caracterizan por su sencillez , narración cronológica lineal, narrador en tercera persona (mayoritariamente) y ausencia de saltos temporales.
En la década de los cincuenta surgen en las que la denuncia de la pobreza, la persecución y la injusticia sean los temas predominantes. A esta tendencia se le ha llamado novela social y no es exclusivamente española, sino que durante todo el siglo XX surgen en muchos países una serie de novelas que convertían la denuncia social en la base de sus argumentos.
En 1951 Cela publica (en Buenos Aires) La colmena, que refleja la vida del Madrid (1942) con sus miserias económicas y morales y que se considera precursora de la novela social. El argumento se reduce al mínimo y los personajes se mueven por dos motivos fundamentales: sexo y hambre. Unos ciento sesenta personajes de cierta relevancia aparecen y desaparecen de las páginas de esta novela de protagonista colectivo. Los protagonistas son “los miles de hombres sin historia”. Todos viven sometidos a los problemas cotidianos y vencidos por la miseria y la desesperación, aislados en las celdillas de la inmensa colmena que simboliza la ciudad de Madrid.
La colmena se estructura en múltiples secuencias o viñetas, de longitud variable. En estas secuencias se salta de unos personajes a otros y de unos sitios a otros, de modo que asistimos a hechos que ocurren, a veces, de modo simultáneo en lugares distintos (técnica del “contrapunto”, que mezcla y alterna historias distintas que, a veces, suceden al mismo tiempo).


La historia transcurre en poco más de dos días y los espacios son siempre los centros típicos de relaciones sociales de la época: cafés, casas de vecindad, burdeles, la calle. Se ha hablado del objetivismo de la novela (considerar en la narración sólo lo que podía ser percibido por un observador externo; limitarse a registrar los comportamientos de los personajes sin penetrar en su interior), pero Cela interviene como narrador omnisciente haciendo observaciones y comentarios sobre situaciones y personajes.
En la década de los 60 se busca la renovación y se emplean técnicas narrativas nuevas y complejas como el desorden temporal, el perspectivismo, estilo indirecto libre y monólogo interior, entre otras; además, se vuelve al protagonista individual, en conflicto. A esta novelística experimental se unen novelistas de generaciones anteriores, como es el caso de Cela:
San Camilo, 1936 (1969),donde se tratan temas obsesivos en su prosa (la Guerra Civil, el sexo, la violencia…) pero ahora con nuevos moldes narrativos: el protagonista ofrece un angustioso monólogo interior ambientado en los días previos a la Guerra Civil. Otros títulos del autor son Oficio de tinieblas 5 (1973),construida en una sucesión de fragmentos narrativos y poemáticos surrealistas; Mazurca para dos muertos (ambientada en la Galicia rural) y Madera de boj.

MIGUEL DELIBES
Además de las novelas es autor de libros de viajes, de libros dedicados a sus aficiones de la caza y la pesca , a su amor por las tierras castellanas.
Delibes cuenta con una obra narrativa amplia, continuada, que se inicia, en 1947 con La sombra del ciprés es alargada y termina en 1999 con El hereje. En este importante conjunto novelesco se aprecia una notable evolución que va de un relato de concepción tradicional a otro de técnica más novedosa. Esta evolución permite señalar en su producción varios períodos diferentes:
– Una época inicial guiada por un fuerte subjetivismo y caracterizada formalmente por la abundancia de descripciones y por una concepción tradicional de la trama novelesca (estilo realista). A esta etapa se suelen adscribir La sombra del ciprés es alargada, Aún es de día y Mi idolatrado hijo Sisí .
– La siguiente etapa, se abre con un libro de 1950, El camino, precursora del realismo social, novela sobre el despertar a la existencia de un niño, Daniel el Mochuelo. La obra supone una metamorfosis en la obra de Delibes y entre sus logros destacan la expresión de la ingenuidad del mundo infantil y la acertada narración del paulatino descubrimiento de la vida. Sigue con Diario de un cazador, Diario de un emigrante, La hoja roja, Las ratas: una de las obras más significativas del llamado “realismo social”, denuncia la subsistencia y las desigualdades sociales en un pueblo agrícola de la Meseta, sujeto al caciquismo y a la tiranía de las condiciones meteorológicas, retratando la supervivencia casi animal en un medio hostil.


La tercera y última etapa , perteneciente a la época de la renovación técnica y artística de la década de los 60, arranca con Cinco horas con Mario (1966) su obra maestra, consiste en el diálogo/ monólogo interior de Carmen, una mujer de clase media que está velando el cadáver de su esposo. El contraste entre Mario, un profesor solidario y progresista, y Carmen, de mentalidad cerrada y convencional, refleja el de la España tradicional y el de la progresista. Dos rasgos notables distinguen este último período de los anteriores una mayor conciencia, desarrollando temas como la deshumanización del hombre contemporáneo, y un notable interés por las vivencias íntimas y las experiencias personales del escritor. Otras obras: Parábola para un náufrago, El príncipe destronado, La guerra de nuestros antepasados, El disputado voto del señor Cayo, Los santos inocentes…
Su última novela, la única novela de carácter histórico de Delibes, es, a su vez, una de sus mejores

obras: El hereje, novela estructurada sobre la historia del Valladolid del siglo XVI, de la que nos va presentando los cambios económicos, sociales, urbanos, de costumbres, etc., aunque tomando como eje la vida de Cipriano Salcedo que entrará en contacto con las corrientes

LUIS MARTÍN SANTOS
Tiempo de silencio (1962) de LUIS MARTÍN SANTOS es la pionera de todo el experimentalismo narrativo posterior. En ella se recogen las experiencias de Pedro, un investigador científico envuelto en un asunto penal y en una persecución amorosa. Con el personaje, el lector recorrerá los distintos ambientes de Madrid, la marginalidad de las chabolas, la clase media, el mundo intelectual y la aristocracia. Tiempo de silencio rompe con la hasta entonces pujante novela social-realista. El narrador interviene con comentarios varios; se introducen digresiones ajenas a la trama central; empleo del monólogo interior; uso del lenguaje con intención paródica, irónica o cómica. Hay una ruptura con la sencillez expresiva y el prosaísmo de la novela social y se utiliza un lenguaje barroco y complejo (abundantes hipérboles, paralelismos, enumeraciones, metáforas, léxico científico…)
La publicación de Tiempo de silencio, de Luis Martín Santos, marcó un hito en la novela española contemporánea, no tanto por su argumento, vinculado al realismo, como por la búsqueda de nuevas formas narrativas. En esta novela se ve la influencia de diversos novelistas extranjeros como Kafka, Faulkner y, especialmente, James Joyce.
El asunto de la obra, si se reduce a su puro esqueleto, tiene mucho de relato folletinesco, con ribetes de novela negra. Lo que sucede es que su tratamiento da a la anécdota un alcance existencial.


El tema de la novela es la frustración existencial de un investigador médico cuyo fracaso humano es consecuencia de la miseria social, del atraso científico que le rodea y de su propia debilidad para llevar a cabo su proyecto. Todo esto lo realiza el autor desde la óptica del intelectual que pretende comprender y explicar las causas profundas de aquella sociedad vacía y empobrecida y del fracaso existencial de quienes la habitan.
En cuanto a su estructura externa, se organiza en una sucesión de secuencias. Atendiendo a la estructura interna o desarrollo del argumento, pueden distinguirse episodios compuestos por varias secuencias. Su gran novedad es la forma, el estilo, que supone una ruptura radical y definitiva con el realismo convencional: en esta novela los diálogos no abundan, pero en cambio se explota el monólogo interior cuya función principal es caracterizar a los personajes; hay un constante cambio de narrador (1a,2a y 3a persona); se acude a digresiones para ironizar o criticar sucesos y situaciones; se modifica el lenguaje, a veces metafórico, o técnico – científico; se ofrecen diversos registros lingüísticos, etc