Poesía:
1. La Generación de 1936 (los años 40):
Primera promoción de la posguerra. La generación de 1936 está constituida por poetas que padecieron la Guerra Civil y sufrieron la cárcel o el exilio. La crítica ha dividido a los poetas del 36 en dos grandes grupos que correspondían inicialmente a los dos bandos de la Guerra Civil: poesía arraigada y poesía desarraigada.
1.1. Grupo de las revistas: Escorial y Garcilaso (poesía arraigada):
Los poetas de este grupo, vinculados a la derecha, eran en general falangistas. La revista Escorial fue dirigida por Ridruejo y más tarde por Luis Rosales. Los autores de esta corriente pretendían una poesía humana, pero algunos de sus integrantes cayeron en una estética neoclásica, alejada de la realidad social del momento. Destacan: Ridruejo, Rosales y José García Nieto.
1.2. Grupo de las revistas: Proel, Corcel y Espadaña (poesía desarraigada):
Querían proclamar una poesía existencial, social, cercana a la de Hijos de la ira de Dámaso Alonso. Pretendían una lírica más apegada al mundo y sus problemas. A los temas de la época (amor, naturaleza, Dios), se añade el de los problemas sociales: el de una poesía dirigida a la inmensa mayoría. Destacan tres poetas: Eugenio de Nora, Victoriano Crémer y José Luis Hidalgo.
2. Poesía social (los años 50):
La tendencia hacia la humanización de la poesía se hace manifiesto público en el primer número de Caballo verde para la poesía, revista dirigida por Pablo Neruda. La llamada poesía social pervivió hasta la muerte de Franco. Se trata de una poesía escrita con urgencia para conseguir que el pueblo tomara conciencia de los problemas sociales y se rebelara contra la opresión y la injusticia. Los representantes más destacados son: Blas de Otero y Gabriel Celaya. Este último tiene una obra muy extensa y variada; sus libros más importantes como poeta social son: Las cartas boca arriba y Cantos iberos. Otros poetas como: José Hierro, Ángel González, José Agustín Goytisolo y Carlos Sahagún.
3. Grupos y estéticas marginales:
3.1 El grupo Cántico de Córdoba (años 50):
Cántico se constituyó en 1947 y pretendía crear una poesía esteticista basada en un lenguaje muy elaborado.
3.2 El postismo (generación de los 60):
Carlos Edmundo de Ory y Eduardo Chicharro; su revista, La Cerbatana.
4. La generación de los 50:
4.1 Características:
Rasgos:
- Expresión de la intimidad y de lo amoroso. Los poetas de la generación de los 50 prefieren mostrar su intimidad y relatan sus amores, reales o fingidos, sin pudor.
- Valoración de la palabra poética. Valoran más la palabra.
- Concentración y tensión expresiva. Se busca crear un poema construido como un todo. Es frecuente el uso de endecasílabos y alejandrinos, combinados con el pentasílabo, el heptasílabo y el eneasílabo.
- Inclusión de anécdotas.
- Pretensión cívica, ética. Se hace poesía ética o crítica, que gusta de la sátira y la autoironía.
4.2 Poetas de los 50:
Ángel González: Alterna la poesía íntima con la social y el tono irónico; su poesía se recoge en Palabra sobre palabra.
José Ángel Valente: En obras como La memoria y los signos, cultiva una poesía del silencio.
José Agustín Goytisolo: Su obra poética es extensa con motivos autobiográficos. Destaca Palabras para Julia y otras canciones.
Jaime Gil de Biedma: Destaca Compañeros de viaje. Su influencia en las generaciones de los 70 y los 80 fue muy poderosa.
Claudio Rodríguez: Es autor de Don de la ebriedad, uno de los libros poéticos más importantes de la posguerra.
Francisco Brines: Influencia de Cernuda como en Las brasas.
5. La generación de los 70:
Esta generación es conocida también como la de los novísimos, por el título de una antología: Nueve novísimos poetas españoles. Aparecían: Leopoldo María Panero, Ana María Moix, Félix de Azúa, Manuel Vázquez Montalbán, Antonio Martínez Sarrión, José María Álvarez, Pere Gimferrer, Guillermo Carnero y Vicente Molina Foix. También se conoce a estos con el nombre de venecianos porque escribieron sobre Venecia.
5.1 Características:
- Acentúan la importancia al aspecto verbal y a la huida de la realidad.
- Reserva sentimental. El “yo” del autor prácticamente desaparece, los autores buscan personajes de otras épocas en los que representarse. Se emplean recursos como el prosaísmo y la ironía.
- Influencia del cine y de los medios de comunicación. Referencias a películas, canciones…
- Lectura restrictiva de la tradición. Buscaron un lenguaje poético exuberante, de procedencia simbolista, surrealista y modernista.
5.2 Poetas de los 70:
Juan Luis Panero: Importantes obras como A través del tiempo y Antes que llegue la noche.
Guillermo Carnero: Uno de los máximos representantes de los novísimos. Destaca Dibujo de la muerte.
Antonio Carvajal: Tigres en el jardín.
Pere Gimferrer: La muerte en Beverly Hills.
Luis Alberto de Cuenca: Paso del culturalismo a una poesía intimista y narrativa. Destaca Los mundos y los días.
Luis Antonio de Villena: Atracción especial por los malditos, los marginales, el dandismo y el decadentismo. Destaca Huir del invierno.
6. La generación de los 80:
Estos poetas, rechazando los aspectos más extremos de la estética novísima, vuelven a la poética de la generación de los 50. José Luis García Martín, en su libro La generación de los ochenta, ha señalado algunos rasgos perceptibles en esta poesía:
- Pluralidad. La diversidad de autores y corrientes.
- Predilección por el pastiche y la ironía.
(Aparte) Las tendencias más destacadas son las siguientes:
- Neosurrealismo. Se vuelve a los más audaces versos de las vanguardias; autores como: Luis Miguel Rabanal, Carlos Mestre, Fernando Beltrán y Blanca Andreu.
- Minimalismo o conceptualismo. Los autores de esta corriente intentan hacer una poesía en la que lo esencial es el objeto y no el “yo”. Los grupos más importantes son el canario, representado por: Andrés Sánchez Robayna y Manuel Martínón; y el extremeño, en el que destaca Álvaro Valverde.
- Poesía de la experiencia. Es una vuelta a la generación de los 50 con Gil de Biedma como principal modelo y manteniendo como objetivo la crítica ética e incluso social. Autores como Jon Juaristi, Carlos Marzal, Javier Salvago, Álvaro García, Luis García Montero y Felipe Benítez Reyes.
- Elegíacos y épicos. Es frecuente el tono elegíaco, desengañado; los intentos más notables son el de Julio Martínez Mesanza con el ciclo titulado Europa, y el de Julio Llamazares, que le canta a su tierra leonesa.
Blas de Otero:
Nació en Bilbao en 1916, se trasladó con su familia a Madrid donde cursó el bachillerato. Ejerció como abogado y estudió la carrera de Filosofía y Letras. En 1950 y 1951 aparecieron sus dos primeras obras más importantes: Ángel fieramente humano y Redoble de conciencia, bajo el título de Ancia.
La poesía desarraigada (años 40, existencia):
Las dos primeras obras de madurez de Blas de Otero constituyen una de las cimas de la llamada poesía existencial. El autor aborda temas de naturaleza existencial, como el sentido de la vida, la soledad del ser humano o la imposibilidad de alcanzar la plenitud del sentido amoroso. En esta etapa predomina la indagación en el “yo”, que conduce al poeta a una reflexión sobre la esencia misma de la humanidad. La conclusión resulta a menudo fatal, ya que el dolor, la muerte y el sufrimiento aparecen como elementos inevitables. Blas de Otero recurre con frecuencia a imágenes y temas religiosos. El estilo es complejo y agónico; en Ancia destaca el empleo del soneto.
La poesía social (años 50):
En los años 50, Blas de Otero evolucionó del “yo” de sus primeros libros hasta el “nosotros” en: Pido la paz y la palabra, En castellano y Que trata de España. La angustia existencial de Ancia se ve sustituida por la reflexión sobre la realidad de la posguerra y las cicatrices de la Guerra Civil. Aborda temas como la violencia, la pobreza o la falta de horizontes. En esta nueva etapa, Blas de Otero prefirió cultivar el verso libre buscando la comunicación con la inmensa mayoría.
La poesía experimental (años 60):
A mediados de los años 60, Blas de Otero comenzó a investigar y experimentar nuevas formas de expresión poética influidas por el surrealismo. A este periodo pertenece Hojas de Madrid con La Galerna. La densa trayectoria poética de Blas de Otero constituye algunas de las etapas más importantes de la poesía española de la segunda mitad del siglo XX.