El Modernismo
El Modernismo se desarrolló gracias a un grupo de poetas americanos que se pueden considerar premodernistas y, sobre todo, gracias al impulso creador de Rubén Darío, quien lo difundió en España, originando una renovación temática y formal. A pesar de que también encontramos narrativa y teatro modernistas, será en la lírica donde la búsqueda de la belleza a través de la imaginación alcance sus mejores logros.
Los temas más frecuentes son:
- El exotismo y el cosmopolitismo
- Simbología y mitología
- Indigenismo e hispanismo
- Espiritualismo y erotismo
- Melancolía y aristocratismo
Respecto al estilo, predomina la sensualidad mediante efectos sonoros (onomatopeyas), sinestesias. El léxico se aparta de lo habitual mediante la utilización de cultismos, neologismos e innovaciones métricas como necesidad de expresar vivamente los sentimientos, renovándose la métrica al recuperar versos antiguos y de procedencia francesa. Se prefieren versos largos.
El autor más representativo es Rubén Darío y hay que destacar tres de sus obras que constituyen tres etapas en la evolución de su poesía:
- Azul marca el inicio de su etapa modernista, influenciado por el parnasianismo.
- Prosas profanas, la consolidación de la estética modernista.
- Cantos de vida y esperanza, obra cumbre de Rubén Darío.
El Grupo del 98
Al igual que el Modernismo, reacciona contra la literatura realista y propone una renovación de los géneros tradicionales como en la poesía, preocupándose esencialmente por lo humano, una nueva forma de conocimiento personal y universal. Las características son:
- Asimilación de las corrientes ideológicas irracionalistas y de las tendencias de renovación estética del fin del siglo.
- La preocupación por el porvenir de España en un plano idealista que reflexiona sobre la necesidad de europeización de España y de españolización de Europa.
- Reivindicación del paisaje español como tema literario.
- La renovación de la lengua literaria.
El autor más destacado es Antonio Machado que cultivó preferentemente la poesía. En su obra se distinguen tres etapas en las que se destaca una evolución desde un modernismo becqueriano y simbolista hacia un lenguaje poético más depurado y conceptual.
Primera etapa
Período plenamente modernista con su primer libro, Soledades, de tono melancólico sobre los temas característicos del posromanticismo: amor, paso del tiempo, infancia perdida y aparecen símbolos característicos de Machado: fuente, camino, crepúsculo…
Segunda etapa
Se publica Campos de Castilla. Se produce una mayor confluencia ideológico-temática con el 98: el tema de España que se plasma en una mayor atención al paisaje y a los temas políticos y sociales.
Tercera etapa
En su última etapa encontramos la vertiente más filosófica y neopopular de Machado, Proverbios y cantares y Nuevas canciones, así como poesía amorosa, inspirada por un amor de madurez del poeta.
Su estilo se caracteriza por la economía métrica, concisión, uso del símbolo, adjetivación y color de efectos impresionistas y utilización de imágenes muy connotativas.
Novecentismo y las Vanguardias
El Novecentismo es la etapa de literatura española (1914-1925).
Juan Ramón Jiménez, buscador constante de nuevas formas de expresión poética, intentando alcanzar la perfección formal, la poesía pura y una poesía intelectual y conceptual, es el poeta más representativo del Novecentismo y además se ha convertido en uno de los grandes renovadores de la lírica del siglo XX. Sus etapas literarias son las siguientes:
Primera etapa o época sensitiva (1900-1915)
Incluye sus primeros libros de poemas entre los que destacan: Arias tristes, Jardines lejanos, Elegías, La soledad sonora y Poemas mágicos y dolientes. Estas obras sitúan al autor en la línea de la poesía modernista: adjetivación brillante, musicalidad, empleo de la sinestesia, evocación de ambientes melancólicos y de paisajes en los que el poeta proyecta su estado de ánimo.
Segunda etapa o época intelectual (1916-1936)
En los libros que corresponden a esta etapa se observa el abandono definitivo de la estética modernista y la evolución hacia la poesía pura: eliminación de lo anecdótico y de lo conceptual, depuración expresiva y predominio de lo conceptual. Los títulos más representativos de esta segunda etapa son Diario de un poeta recién casado, Eternidades, Piedra y cielo, Poesía y Belleza.
Tercera etapa o época suficiente o verdadera (1936-1958)
En la última etapa se agrupan los libros escritos durante el exilio: Animal de fondo y Dios deseado y deseante, obras en las que el poeta manifiesta el gozo del hallazgo de lo eterno, lo infinito o lo invisible.
La Generación del 27
Se proponen renovar la poesía, para lo que asumen los principios estéticos de las vanguardias, aunque sin rechazar la tradición literaria española. Los poetas del 27 declaran su admiración por los poetas clásicos: Garcilaso, Góngora, Lope, Quevedo; por la tradición popular, las canciones tradicionales y el romancero; y por poetas más recientes, como Bécquer o Juan Ramón Jiménez.
- Empleo de la metáfora y de las imágenes sorprendentes como recurso expresivo fundamental y base del lenguaje poético. En este aspecto los poetas del 27 se muestran herederos tanto de Góngora como de las vanguardias.
- Utilización de una métrica variada. Los poetas del 27 emplean en sus obras estrofas tradicionales, tanto cultas como populares: el soneto, el romance, los villancicos…, y al mismo tiempo experimentan con el verso libre y el versículo.
- Preocupación por los aspectos formales de la poesía, que se manifiesta en la extraordinaria calidad artística de sus obras.
Federico García Lorca
Nació en Fuente Vaqueros (Granada) en 1896. En 1919 se trasladó a estudiar a Madrid y se instaló en la Residencia de Estudiantes, donde trabó amistad con Salvador Dalí y Luis Buñuel y entró en contacto con otros poetas del grupo del 27. Tras una crisis personal, viajó a Estados Unidos, donde permaneció hasta 1930. Es un poeta aunque también se dedicó al teatro. Además de escribir obras dramáticas, dirigió el grupo universitario “La Barraca”, con el que difundió el teatro por los pueblos de España. Murió fusilado en Granada en agosto de 1936 nada más comenzar la Guerra Civil.
Los primeros libros de García Lorca se sitúan en la línea del neopopularismo: Canciones, Romancero gitano y Poema del cante jondo, son obras inspiradas en la poesía tradicional castellana, el folclore andaluz y el cante jondo. Lorca retoma de estas fuentes tradicionales temas, símbolos, esquemas métricos y recursos expresivos (repeticiones, paralelismo) y los somete a una cuidada elaboración artística.
Su libro Poeta en Nueva York, escrito en 1929 durante su estancia en Estados Unidos y publicado póstumamente, manifiesta la influencia de la estética surrealista. Con este libro, Lorca se propone mostrar el fracaso del mundo civilizado, que lleva al ser humano al desarraigo, la miseria, la soledad y la muerte. La ciudad de Nueva York se convierte en el símbolo del materialismo de la sociedad industrializada, que vive de espaldas al mundo natural.
Entre sus últimas obras destaca Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, elegía compuesta con motivo de la muerte de un torero amigo; y Sonetos de amor oscuro, que no se dieron a conocer hasta 1984 y en los que el poeta continúa la larga tradición de los sonetistas españoles.
La Poesía de los años 40
Poesía arraigada
Destacando a Luis Felipe Vivanco. Quieren olvidar la guerra recién acabada. Para ello, escriben sobre temas como Dios, la naturaleza, el amor, la familia o el paisaje. Publican sus poemas en las revistas Escorial y, principalmente, en la revista Garcilaso, de José García Nieto, director de la revista.
Poesía desarraigada
La publicación de Hijos de la ira, de Dámaso Alonso, y de Sombra del paraíso, de Vicente Aleixandre, así como la aparición de la revista poética Espadaña.