1. La Poesía Lírica
La obra literaria se define como la creación de un texto con intención artística. Esta se puede agrupar según los denominados géneros literarios, que son las categorías en que se clasifica una obra literaria atendiendo a su forma, contenido y finalidad. Así, se consideran géneros la narrativa, el teatro, el ensayo y la lírica.
Se consideran líricos aquellos textos que expresan de manera subjetiva los sentimientos, vivencias o pensamientos. La lírica es un género amplio y variado en temas y actitudes literarias, con un empleo intensivo de la función poética del lenguaje, muy por encima del que se da en los otros géneros. Se caracteriza, al mismo tiempo, por la presencia de la función emotiva, que se manifiesta en la expresión de los sentimientos, imaginaciones y emociones del autor.
Elementos comunes de los textos poéticos:
- Concentración y brevedad: no se cuentan elementos accesorios ni anecdóticos.
- Renuncia al desarrollo de marcos espacio-temporales.
- Ausencia de trama argumental: la poesía se detiene en lo fragmentario, en imágenes concretas.
Aunque se suele citar como rasgo diferencial de la lírica el empleo del verso frente a la prosa, existe la prosa poética. El verso facilita la aparición de otros elementos consustanciales al género lírico: el ritmo y la musicalidad. La lírica admite no solo una enorme variedad de temas y formas, sino también una gran diversidad de tonos e intenciones: irónico, satírico, reflexivo, comprometido…
Principales subgéneros líricos:
- Elegía: expresa el dolor por la muerte de un ser querido (Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, de Federico García Lorca).
- Égloga: expone sentimientos amorosos a través de pastores, en un paisaje natural idealizado. Las más conocidas son las Églogas de Garcilaso.
- Oda: poema de extensión variable que suele tratar un tema elevado (Oda a la vida retirada, de Fray Luis de León).
- Himno: poema para honrar a una persona destacada o celebrar un suceso memorable.
- Sátira: composición que censura o ridiculiza vicios o defectos (algún aspecto de El libro de Buen Amor, del Arcipreste de Hita).
2. La Lírica desde 1940 a 1970
La lírica española de la posguerra no puede entenderse sin la situación histórico-política y social. Tras la Guerra Civil, la sociedad queda dividida en dos bandos: vencedores y vencidos, lo que afecta al ámbito cultural. Ante el horror de la guerra, los poetas buscan respuestas en una poesía espiritualista que se dirige a Dios. Posteriormente, surge la poesía social, donde los poetas se convierten en la voz de la mayoría.
Los años 40
La actividad lírica se centra en revistas como Garcilaso o Espadaña. También hubo lugar para la poesía pura, con la revista Cántico y su principal representante, Pablo García Baena, con el amor como tema principal. El postismo, fundado por Carlos Edmundo de Ory, reivindica la libertad creativa y el sentido lúdico del arte.
Los años 50
La poesía evoluciona del individualismo a la poesía social, con autores como Gabriel Celaya y Blas de Otero. José Hierro comienza a escribir en esta época. La poesía social se centra en lo colectivo, buscando la claridad y empleando rasgos coloquiales.
Los años 60
Surge un grupo de poetas que se aparta de la poesía social: Ángel González, Jaime Gil de Biedma, Claudio Rodríguez… Su poesía vuelve al intimismo, con preocupación por la estética.
La poesía del exilio
El tema recurrente es la patria dejada atrás. Inicialmente, hay rechazo, pero luego surge la añoranza.
3. La Lírica del Siglo XX hasta 1939
Se divide en dos etapas: Modernismo y Generación del 98, y Novecentismo y Vanguardias.
Inicios de siglo: Modernismo y Generación del 98
El modernismo busca nuevas formas y belleza ornamental. Sus temas son la soledad, el escapismo, el cosmopolitismo, el amor y el erotismo. Rubén Darío inicia este movimiento, con dos etapas: parnasiana y simbolista. Juan Ramón Jiménez (Arias Tristes) y Antonio Machado (Soledades, galerías y otros poemas) representan el modernismo simbolista en España.
La Generación del 98 reacciona ante la crisis del 98. Antonio Machado, en Campos de Castilla, trata el tema de España y dedica poemas a su esposa Leonor.
Novecentismo, Vanguardias y Generación del 27
El novecentismo o Generación del 14 propone una poesía intelectual. Juan Ramón Jiménez y su poesía pura pertenecen a esta corriente.
Las vanguardias (futurismo, cubismo, expresionismo, dadaísmo, surrealismo, creacionismo y ultraísmo) revolucionan el arte. Ramón Gómez de la Serna introduce las vanguardias en España.
La Generación del 27 surge de la síntesis entre vanguardia y tradición. Sus miembros son Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre, Federico García Lorca, Luis Cernuda, Rafael Alberti, Emilio Prados y Manuel Altolaguirre. Góngora es su modelo común.
Poetas andaluces de la Generación del 27:
- Vicente Aleixandre: temas de amor y naturaleza. Primera etapa onírica, segunda etapa centrada en el hombre (Historia del corazón).
- Federico García Lorca: Poema del cante jondo y Romancero Gitano (tema andaluz). Poeta en Nueva York (surrealismo). Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías y Sonetos del amor oscuro (amor, erotismo, angustia).
- Rafael Alberti: neopopularismo (Marinero en tierra), etapa gongorina y surrealista (Sobre los ángeles), poesía comprometida.
- Luis Cernuda: poeta del amor (Los placeres prohibidos). Obras: La realidad y el deseo y Ocnos.
La Guerra Civil trunca la evolución poética de esta generación.