La Poesía y la Narrativa en Extremadura del Siglo XX

La poesía modernista: a finales del siglo XX se produce una extraordinaria renovación de la lírica hispánica que discurre paralelamente a uno y otro lado del océano, de la mano de Rubén Darío, quien recoge el influjo del simbolismo francés y de los poetas malditos. Los modernistas reaccionan contra la vulgaridad de la literatura realista. Transición del modernismo a la vanguardia: en la primera década de nuestro siglo, la literatura hispanoamericana comienza a dar síntomas de cambio de rumbo. La mirada de escritores como Amado Nervo o Guillermo Valencia se centró en la intimidad y lo cotidiano, descubriendo la vasta geografía del nuevo mundo. La poesía se enriqueció así de matices nacionales. También en estos años se aprecia un cansancio de las formas del modernismo; hay que señalar dos direcciones paralelas: *Una poesía más sencilla y humana:

  • Alfonsina Storni: su obra poética evoluciona desde el intimismo próximo a Bécquer hasta un simbolismo más hermético, “El dulce daño”.
  • Juana de Ibarbourou: alternó los libros de versos con las prosas poéticas y las narraciones líricas (“Lenguas de diamante”, “El cántaro fresco” y “Chico Carlo”, respectivamente).
  • Gabriela Mistral: recibió el Premio Nobel en 1945 y participó en la política educativa de su país, Chile. Busca por encima de todo la sencillez y la claridad.

*La poesía de vanguardia: Vicente Huidobro capitanea el movimiento que recibe el nombre de creacionismo. Se adelanta a las innovaciones de Pierre Reverdy y Guillaume Apollinaire. En su primer libro, “Ecos del alma”, hay poemas con una particular disposición tipográfica, próximos a los caligramas. Mariano Brull creó un lenguaje que él mismo dio el nombre de “jitanjáfora”, que ha pasado a designar un tipo de juegos puramente sonoros. Son muchos los poetas vanguardistas, pero los más importantes son César Vallejo y Pablo Neruda. La poesía pura: suele reunirse una serie de poetas en los que se observa un equilibrio entre tradición y renovación, entre clasicismo y modernidad. Se alejan de las estridencias vanguardistas; en muchos casos proceden de ellas, se ven influidos por Valéry y admiran a Góngora. La deshumanización no llegó a ser total: el calor humano está presente en ellos, aunque depurado por la inteligencia y la mesura. La poesía negra: surge en el Caribe en los años treinta. Es manifestación de un compromiso ético y político con los grupos marginados. Tres poetas:

  • César Vallejo: su poesía refleja un sentimiento trágico, torturado, de la existencia. Todo se impregna de tristeza y desesperación. Pese a su filiación vanguardista, no cabe en él una actitud deshumanizada. Inicia su labor poética en el ámbito del modernismo, con “Los heraldos negros”, impregnado de ecos parnasianos. Su actitud de rebeldía se refleja en “Trilce”; nace la mezcla de dulce y triste. Rompe por completo las fórmulas literarias precedentes para buscar nuevas formas de expresión. En 1939, “Poemas humanos” es su libro más personal y representativo.
  • Pablo Neruda: poemas con metáforas convencionales, tienen aún ecos modernistas. “Crepusculario” es un epígono de la estética finisecular en el que se advierten algunos avances. “Veinte poemas de amor y una canción desesperada” presenta versos adolescentes de tono neorromántico. Recurre a diversos esquemas métricos, pero se abre a la tendencia a la versificación libre.
  • Octavio Paz: influido por la poesía barroca española y por las corrientes orientales. Su lírica se compone de un rico entramado de imágenes y percepciones sensoriales, y se enriquece con la incorporación de componentes míticos. Preocupado por el abandono y la soledad en los que vive el hombre y por la dolorida proyección cósmica. Tiene una actitud abierta a todas las tendencias y su trayectoria personal parece atravesada por varias corrientes significativas que se entrelazan en poemarios a veces distantes en el tiempo.


Narradores extremeños: son los nacidos en Extremadura o vinculados con ella a lo largo del siglo XX. La calidad es bastante desigual y la fama que han cosechado dista mucho de unos a otros. En la primera mitad del siglo destaca Felipe Trigo, quien tuvo una dedicación intensiva a la literatura, lo que le permitió escribir una treintena de obras. Sus cuatro novelas eróticas le dieron fama en su tiempo. Escribe dos novelas con ambiente extremeño: “El médico rural” y “Jarrapellos”. En ellas denuncia el atraso, la manipulación, la opresión de las clases trabajadoras por los terratenientes y los abusos del caciquismo. En el último tercio de siglo han destacado novelistas de prestigio:

  • Luis Landero: en su obra aparecen dos constantes: una pasión desbordada por el puro relato de historias y un cuidado extremo del lenguaje, ej: “Caballeros de fortuna”.
  • Dulce Chacón: sus cinco novelas pueden clasificarse en dos grupos; en las tres primeras se aborda desde puntos de vista diferentes un mismo asunto: deterioro de las relaciones humanas e incomunicación (“Algún amor que no me mate”) y en las dos últimas la autora se adentra en lo más reciente de la historia de España.
  • Javier Cercas: conoció el éxito editorial con “Soldados de Salamina”, una historia reconstruida a partir del hecho real del fusilamiento de Sánchez Mazas. Se trata de una metanovela porque el narrador va emprendiendo la búsqueda de su narración.

Otros nombres más jóvenes son Alonso Guerrero, que obtuvo premios nacionales con sus primeras novelas “Los años imaginarios”; Eugenio Fuentes, que ha alcanzado notoriedad cultivando una peculiar novela negra, “Las manos del pianista”; y Pilar Galán, que ha obtenido más de veinte premios de relatos, que han ido apareciendo en recopilaciones como “El tiempo circular”. Extremadura ha aportado algunos nombres importantes a la lírica del siglo XX, como Luis Chamizo, que tuvo inicios modernistas, para decantarse después por el casticismo; Jesús Delgado Valhondo, cuya obra poética es extensa y abarca casi todo el siglo, y los temas que aborda son la naturaleza, el paisaje extremeño, la muerte, etc. Ya en la segunda mitad del siglo destaca Manuel Pacheco, quien militó en la poesía social de los años 50 y 60 y desarrolló una obra poética muy extensa, “Poesía en la tierra”. Otros poetas son Ángel Campos Pámpano, cuya lírica se caracteriza por la brevedad de los textos, de una gran intensidad lírica y muy cuidados formalmente, “Ciudad Blanca”; y Álvaro Valverde, que se caracteriza por la sobriedad expresiva. El empleo del verso libre le permite adoptar un ritmo pausado para hablar de la soledad del ser humano, el paso del tiempo, de la memoria y de su territorio íntimo, “Territorio”. En el panorama actual existen poetas jóvenes: Javier Rodríguez Marcos cultiva el relato breve y el ensayo, ha conseguido premios diversos con títulos como “Naufragios”. Ada Salas empezó a recibir premios en el ámbito de la comunidad con “La Sed”. Santos Domínguez es probablemente el más premiado de los poetas actuales y obtuvo el Premio Nacional de Poesía del Ministerio de Educación con “Cavernas de la piedra”.

Ambiente literario en Extremadura: ha sido más evidente en la segunda mitad del siglo, manifestaciones artísticas como certámenes literarios o festivales de teatro, o también en la creación de aulas literarias repartidas por toda la comunidad. Tiene gran importancia en estos últimos años; el mundo editorial se ha desarrollado bastante a partir de los años 70, una vez terminada la dictadura y conseguida la autonomía de la comunidad. Dramaturgos extremeños: el teatro es el género literario de menor cultivo en Extremadura, han surgido autores de fama nacional.

  • Manuel Martín Mediero: en sus primeras piezas teatrales se aprecia una fuerte crítica social y política, por lo que la censura le impidió representarlos. Para evitarla, usó diversos medios; “El bebé furioso”; la acción se desarrolla en Gran Bretaña.
  • Miguel Murillo: escribe piezas muy críticas con la historia de nuestro país. Defiende por encima de todo la libertad de los individuos y se revela contra la injusticia social y la insolidaridad (“Sudaca”).
  • Jorge Márquez: estrena su primera obra a los 21 años. Desde entonces es autor y director teatral de un buen número de piezas. Su producción se caracteriza por un permeante afán de experimentación, como demuestra “Sucio amanece”, una obra que aborda un asunto presente en la mayoría de sus piezas: la soledad y la incomunicación.