La Poesía y la Prosa Narrativa del Renacimiento Español

Poesía renacentista

Siglo de oro, revolución lírica por influencia italiana, la poética medieval no desaparece, perduran romances y poesía cancioneril.

Temas y aspectos formales

  • Literatura clásica y poesía italiana influida por Petrarca.
  • Tópicos clásicos: carpe diem, college virgo rosas, Aurea mediocritas, beatus ille.

Tema principal: el amor

  • Influido por la filosofía neoplatónica: virtud que hace mejores a los hombres.
  • Contemplación de la belleza femenina para acceder al conocimiento de la belleza absoluta, también fuente de frustración y dolor.
  • Descripción de la mujer canon de belleza renacentista, asociada a imágenes de la naturaleza.

Otros temas

  • Naturaleza descrita con locus amoenus (lugar ameno: flores, fuentes…).
  • Mitología clásica: historias de la metamorfosis de Ovidio para expresar relaciones amorosas, alusiones a dioses y seres mitológicos y sobre todo a parejas emblemáticas como Venus y Adonis, Hero y Leandro, Orfeo y Eurídice, Dafne y Apolo.

Formalmente

  • Poesía renacentista renovadora, verso predilecto endecasílabos alternado con heptasílabos.
  • Géneros: recupera muchos de la tradición grecolatina: églogas, elegías, sátiras…
  • Estrofa más frecuente: soneto, canción, lira, tercetos encadenados, silva, octava real.

Evolución de la poesía renacentista: dos etapas

  • Reinado Carlos I – Felipe II.
  • Primera mitad del siglo XVI: renovación poética por irrupción del petrarquismo e influencia clásica. Destaca Garcilaso de la Vega.
  • Segunda mitad: la Contrarreforma = grandes cambios culturales, auge de la literatura espiritual. Fray Luis de León, San Juan de la Cruz. Esta lírica aporta dos caminos: ascética (busca perfección moral) y mística (experiencia de unión con Dios) a través de tres vías de unión con Dios: purgativa (alma se purifica y libera de las pasiones), iluminativa (la luz de Dios ilumina al alma) y unitiva (hay unión plena).

Garcilaso de la Vega

Toledo 1501, corta vida. Primera parte del reinado de Carlos I. Se casa en 1525 con Elena Zúñiga, conoce a Isabel Freire, dama portuguesa de la emperatriz Isabel de Portugal, se enamora, ella se casa en 1529 y muere en 1533 de parto. Amor imposible y dolor dejan huella en sus poemas. En 1531 es desterrado a la isla del Danubio y después a Nápoles por asistir a un matrimonio no autorizado por el emperador. En Italia conoce a humanistas, lee a los clásicos y escribe sus mejores versos. Muere en Niza en 1536 en acción militar. Prototipo de caballero renacentista (soldado y poeta). Juan Boscán edita su obra, publicada en 1543, breve: 3 églogas, 40 sonetos, 5 canciones, 2 elegías, 1 epistola y poesías de cancionero.

Sonetos

  • Amorosos, de carácter mitológico.
  • Destaca el soneto XXIII, tema del carpe diem.

Canciones

  • Oda a la flor de Gnido: dedicada a una dama napolitana, reproche a sus desdenes amorosos.

Églogas

  • En las églogas la poesía de Garcilaso alcanzó la perfección.
  • Égloga I: la más conocida, los pastores Salicio y Nemoroso muestran dolor por desdén y muerte de sus amadas. Escrita en estancias de canción petrarquista.
  • Égloga III: escrita en octavas reales, a orillas del Tajo 4 ninfas bordan en sus telas historias de amor y muerte. 3 relatos mitológicos (Orfeo y Eurídice, Apolo y Dafne, Adonis y Venus), la cuarta refiere la muerte de Elisa, amada de Nemoroso.

Estilo

  • Lengua ajustada a los ideales renacentistas: naturalidad y elegancia, lenguaje sencillo, fluido y natural.
  • Equilibrio entre pasión y contención.
  • Tono de su poesía: triste y melancólico.
  • Uso de adjetivos antepuestos (epítetos), metáforas e hipérbatos.

Fray Luis de León

1527, Belmonte (Cuenca), ascendencia judía. Ingresa en los agustinos, estudia teología en Salamanca, desempeñó varias cátedras. Pasa 5 años en la cárcel por traducir al castellano el Cantar de los Cantares y defender el texto hebreo del Antiguo Testamento y no el latín de la Vulgata de San Jerónimo. Absuelto, regresa a sus clases con la frase “decíamos ayer”. Muere en 1591. Su obra está formada por traducciones de textos bíblicos (Salmos, Libro de Job), traducciones de autores clásicos (Virgilio, Horacio) y aproximadamente 30 poemas originales. Publicados 40 años después de su muerte por Quevedo.

Odas más conocidas

  • Oda a la vida retirada: desarrolla el beatus ille (dichoso aquel).
  • Noche serena de Medina y a Francisco Salinas: deseo de contemplar la armonía divina, ayudado por la belleza del universo y por la música de su amigo Salinas. Influencia neoplatónica (naturaleza reflejo de Dios) y pitagórica (música armonía del universo).

Otras obras

  • Obras religiosas (Y la Ascensión) y algunas de asunto épico (Profecía del Tajo) acerca del tema del rey Don Rodrigo y la pérdida de España.
  • Escribe libros (La perfecta casada (virtudes que debe tener una esposa) y De los nombres de Cristo (diálogo entre tres agustinos sobre cómo llaman a Jesús las Sagradas Escrituras)).

San Juan de la Cruz

1542-1591, Fontiveros (Ávila). Orden carmelita, cursa estudios en Salamanca, conoce a Santa Teresa de Jesús y decide participar en la reforma de la orden. Tiene problemas con los carmelitas calzados, va a la cárcel y a los 8 meses huye de prisión, donde escribió algunos de sus poemas seguramente. Producción muy breve: tres poemas: Cántico espiritual (sigue muy de cerca al Cantar de los Cantares), diálogo entre la Amada (alma) y el Esposo (Dios), a quien ella ha buscado por valles y montañas hasta encontrarlo; La noche oscura: la Amada sale disfrazada de su casa por la noche y se une al Amado; La llama de amor viva: júbilo del alma abrasada en el amor divino.

La lírica de San Juan persigue expresar por vía poética la unión del alma con Dios, estado de felicidad inefable que no se puede explicar con palabras, lo compara con el amor humano. El poeta, para reflejar tal experiencia, recurre a un profundo simbolismo.

Estilo

  • Frecuentes paradojas (la música callada), comparaciones, figuras de sonido (silbo del viento), interrogaciones y exclamaciones.
  • Léxico: vocabulario de origen popular, procedencia bíblica y latinismos.

Prosa narrativa

El Renacimiento aumenta el auge de las narraciones en prosa. Géneros narrativos del siglo XV, relato sentimental y caballeresco, siguen teniendo éxito. Del primero apenas se escriben obras nuevas, se reeditan las de Diego de San Pedro y Juan de Flores. Hay numerosos relatos de caballería nuevos: el Amadís de Gaula de Garci Rodríguez de Montalvo y el Palmerín de Oliva, seguidas por sus continuaciones. La publicación del Quijote en 1605 pone fin al género. Junto a estos subgéneros, hay nuevos modelos:

La novela bizantina

  • Inaugurada en 1552 con Los amores de Clareo y Florisea y Los trabajos de la sin ventura Isea de Alonso Núñez de Reinoso.
  • Le sigue la obra de Jerónimo Contreras, Selva de aventuras, y ya en el siglo XVII las escritas por Lope de Vega (El peregrino en su patria) y Cervantes (Los trabajos de Persiles y Sigismunda).
  • Se inspiran en los autores griegos Helidoro y Aquiles Tacio: narra las peripecias que suceden a dos enamorados durante un largo viaje, todo tipo de contratiempos separan a los amantes que se reencuentran felizmente al final de la obra.

Novela pastoril

  • Su modelo inmediato es la Arcadia del italiano Sannazaro, su género procede del griego Teócrito y el latino Virgilio.
  • El gran éxito de la primera novela, La Diana de Jorge de Montemayor, provoca la publicación de más novelas pastoriles como Diana enamorada de Gil Polo, La Galatea de Cervantes y La Arcadia de Lope de Vega.
  • Varios pastores se comportan y hablan como refinados cortesanos, cuentan sus penas amorosas en medio de una naturaleza idealizada.

Novela morisca

  • Recoge lances caballerescos en los que se idealiza tanto el mundo árabe como la relación entre moros y cristianos.
  • La primera es la anónima Historia de Abencerraje y de la hermosa Jarifa, publicada suelta e incluida después dentro de La Diana de Montemayor.
  • Dentro del género morisco, destaca la obra de Ginés Pérez de Hita, Guerras civiles de Granada, o la historia del cautivo que se puede leer en Don Quijote.