Literatura Española de Fin de Siglo: Modernismo, Generación del 98 y Vanguardias

NARRATIVA DE FIN DE SIGLO

La literatura de finales del siglo XIX surge en un contexto marcado por eventos significativos como el desastre del 98 (la pérdida de las colonias de España: Cuba, Puerto Rico y Filipinas), la deslegitimación del sistema político de la Restauración, la creciente conflictividad social, el auge del anarquismo y las tensiones que llevaron a la Primera Guerra Mundial. Este contexto impulsó un pensamiento regeneracionista que desafiaba el status quo burgués, abrazando el irracionalismo, el individualismo y el pesimismo, entre otros principios. Influenciados por corrientes como el nihilismo de Nietzsche y el psicoanálisis de Freud, los artistas y escritores de la época exploraron la búsqueda del sentido de la vida y se vieron inmersos en el spleen o hastío, buscando evadir la realidad y adoptando actitudes decadentistas.

Dos movimientos literarios surgieron en este contexto: el Modernismo y la Generación del 98, que aunque diferentes, estaban estrechamente relacionados. Algunos escritores del 98, como Antonio Machado y Valle-Inclán, antes de adherirse al regeneracionismo del 98, exploraron una etapa modernista inicialmente.

La Generación del 98 se manifiesta a través del “Manifiesto de los tres” firmado por Baroja, Azorín y Maeztu. Sus temas principales incluyen la angustia existencial, la reflexión sobre la identidad española y el cuestionamiento de la realidad social y política. Estilísticamente, se destacan el primitivismo, el subjetivismo y la renovación formal en la narrativa.

En los primeros años del siglo XX, la novela experimenta una ruptura con el paradigma realista decimonónico, reflejando la crisis social, política e ideológica de la época. Obras como “Amor y pedagogía” de Unamuno, “Camino de perfección” de Baroja, “La voluntad” de Azorín y “Sonata de Otoño” de Valle-Inclán marcan el inicio de esta renovación novelística.

Las características de la nueva narrativa de fin de siglo incluyen la introspección, el simbolismo y una debilitación del elemento narrativo en favor de la reflexión. Los protagonistas masculinos reflejan conflictos internos, mientras que los relatos son más breves, fragmentarios y desestructurados.

Autores destacados de este período son Pío Baroja con “El árbol de la ciencia”, Azorín con “Diario de un enfermo” y Unamuno con obras como “Niebla” y “San Manuel Bueno, Mártir”. En “Niebla”, Unamuno explora temas como el deseo de inmortalidad y el existencialismo, mientras que “San Manuel Bueno, Mártir” aborda la reflexión sobre la verdad y la ilusión en la vida.

POESÍA DE FIN DE SIGLO Y MODERNISMO

El fin del siglo XIX fue testigo de importantes acontecimientos que moldearon el panorama literario y social de la época. En medio del desastre del 98, con la pérdida de las últimas colonias españolas y la agitación política de la Restauración, surgieron corrientes literarias marcadas por un fuerte sentimiento de rebeldía y desencanto. Este contexto dio lugar a dos movimientos principales: el Modernismo y la Generación del 98, que aunque diferentes en sus enfoques, estaban estrechamente relacionados.

El Modernismo, originado en Hispanoamérica con obras como “Azul…” de Rubén Darío, se caracterizó por su alejamiento del Realismo y el Naturalismo, buscando escapar de la realidad a través de la belleza, el exotismo y la fantasía. Su poesía se distinguió por su musicalidad, colorido y esteticismo extremo, utilizando figuras retóricas abundantes y una simbología rica. Rubén Darío destacó como una figura central de este movimiento, con obras como “Azul…” y “Prosas profanas”.

Por otro lado, la Generación del 98, acuñada por Azorín en 1913, fue un grupo de escritores que reflexionaron críticamente sobre el atraso de España y abogaron por su regeneración. Entre ellos se encontraban figuras como Unamuno, Antonio Machado y Valle-Inclán. Este grupo se caracterizó por su compromiso con España, su reflexión sobre la identidad nacional y sus conflictos filosóficos y existenciales. Destacó la obra “Campos de Castilla” de Antonio Machado, que reflejaba una conexión profunda con la tierra castellana y una evolución hacia una mayor objetividad.

En resumen, la poesía de fin de siglo se vio influenciada por un contexto de crisis y cambio, dando lugar a movimientos literarios que reflejaban la búsqueda de belleza, la crítica social y la reflexión sobre la identidad nacional y el sentido de la vida.

EL TEATRO HASTA 1936

Después de la muerte de Alfonso XII en España, su esposa María Cristina asumió la regencia. Este período se caracterizó por una serie de acontecimientos significativos, como el desastre del 98, en el cual España perdió sus últimas colonias de Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Además, se evidenció la invalidez del sistema político de la Restauración debido a la corrupción en la alternancia de partidos, así como un creciente conflicto social que dio lugar al surgimiento de sindicatos. Estos eventos contribuyeron a la decadencia del país. Posteriormente, en 1923, se estableció la dictadura de Primo de Rivera, seguida de la instauración de la Segunda República en 1931 y el estallido de la Guerra Civil española en 1936. En el contexto europeo, destacan la Revolución Rusa y el inicio de la Primera Guerra Mundial.

En el ámbito teatral del primer tercio del siglo XX, se observan dos fenómenos importantes: el estreno de numerosas obras y la coexistencia de varias generaciones de dramaturgos, que incluyen realistas, modernistas, pertenecientes a la Generación del 98 y la Generación del 27. El teatro de la época se divide en dos vertientes:

  1. Teatro comercial: representado por autores como Benavente, Marquina, Villaespesa, Arniches y los hermanos Machado, que se caracteriza por satisfacer los gustos del público y seguir las directrices de los empresarios.
  2. Teatro renovador o anticomercial: encabezado por figuras como Valle-Inclán, Unamuno, Azorín, Ramón Gómez de la Serna, Lorca y Alberti, que, aunque menos presente en los teatros, se distingue por su innovación estética y su enfoque menos convencional.

El teatro comercial se caracteriza por la creación de obras convencionales que reflejan una visión acrítica y que continúan la tradición del drama posromántico y la comedia burguesa. Por otro lado, el teatro renovador abandona el realismo y adopta una postura crítica hacia la burguesía, utilizando el teatro como medio de reflexión filosófica. Autores destacados en este ámbito son Federico García Lorca y Valle-Inclán. Lorca, por ejemplo, se distingue por obras como “Bodas de sangre”, “Yerma” y “La casa de Bernarda Alba”, que exploran temas de frustración y represión en un lenguaje poético y simbólico. Por su parte, Valle-Inclán evoluciona a través de diferentes ciclos temáticos, incluyendo el modernismo, el esperpento y la farsa, destacando obras como “Divinas palabras” y “Luces de bohemia”.

LAS VANGUARDIAS

En la primera mitad del siglo XX, se produjeron profundas transformaciones en diversos ámbitos como la política, economía, ciencia y arte. La Primera Guerra Mundial (1914-1918) tuvo un impacto devastador tanto en términos de pérdidas humanas como psicológicas. Posteriormente, se presenció el surgimiento de la Revolución Rusa (1917) y la Gran Depresión (1929), que generó un rechazo hacia el sistema liberal, dando paso al avance del comunismo, anarquismo y movimientos fascistas que desembocaron en la Segunda Guerra Mundial. En el ámbito científico, destacaron la teoría de la relatividad de Albert Einstein (1905) y la mecánica cuántica.

En España, este período estuvo marcado por la dictadura de Primo de Rivera (1923-1931), la Segunda República (1931-1936) y el inicio de la Guerra Civil (1936-1939).

En este contexto surgieron las vanguardias, caracterizadas por la formación de grupos, la declaración de principios en manifiestos y la publicación de obras en revistas literarias. Estos movimientos artísticos se oponían a la tradición, buscando un cambio total, y rechazaban la verosimilitud, aspirando a crear una nueva realidad por sí misma. También rechazaban el sentimentalismo y la subjetividad, optando por expresiones lúdicas y explorando el inconsciente a través de los sueños. Además, se destacaba su voluntad de renovación y experimentación poética, utilizando metáforas e imágenes de forma acumulativa, y mostrando entusiasmo por el mundo moderno y la vida urbana, así como por los juegos, deportes y nuevas formas de entretenimiento.

Estos movimientos vanguardistas incluyeron:

  • Futurismo
  • Dadaísmo
  • Expresionismo
  • Surrealismo
  • Cubismo

Cada uno con características distintivas y líderes reconocidos como Filippo Marinetti en el Futurismo, Tristán Tzara en el Dadaísmo, André Breton en el Surrealismo, entre otros.

En España, las vanguardias coincidieron con la Generación del 14, aunque se distinguieron por su carácter irracionalista y antiburgués. Destacaron figuras como Pablo Picasso, Juan Gris, Salvador Dalí, Joan Miró y Luis Buñuel, así como Ramón Gómez de la Serna, quien introdujo las vanguardias en España y creó el género de la greguería.

LA GENERACIÓN DEL 27

En la primera mitad del siglo XX, se presencian profundas transformaciones que abarcan la política, la economía, la ciencia y el arte. La Primera Guerra Mundial (1914-1918) provocó un gran número de muertes y dejó un impacto psicológico significativo. A esto le siguió el triunfo de la Revolución Rusa en 1917 y la Gran Depresión de 1929, que resultó en un rechazo hacia el sistema liberal. Como consecuencia, surgieron movimientos como el comunismo, el anarquismo y el fascismo, desencadenando así la Segunda Guerra Mundial. En el ámbito científico, destacaron la teoría de la relatividad de Albert Einstein en 1905 y el desarrollo de la mecánica cuántica. En España, este período estuvo marcado por la dictadura de Primo de Rivera (1923-1931) seguida de la Segunda República (1931-1936). Posteriormente, se desencadenó la Guerra Civil Española (1936-1939) tras el golpe de Estado de Francisco Franco, quien estableció una dictadura que perduró hasta su muerte en 1975.

La Generación del 27 estuvo compuesta por un grupo de escritores españoles que se destacaron principalmente en la poesía, publicando sus primeras obras en la tercera década del siglo XX, durante la Edad de Plata. Estos poetas, quienes se reunieron en Sevilla en 1927 para conmemorar el tercer centenario de la muerte de Góngora, formaron un grupo homogéneo con características similares. Se destacaron por su formación homogénea, sus estrechas relaciones de amistad, la difusión de sus obras en las mismas revistas literarias, y su aspiración a fusionar tradición y vanguardia. Sus temas recurrentes incluyeron el amor, la muerte, la naturaleza y las preocupaciones sociales. Se caracterizaban por el uso del verso libre y un lenguaje lírico, haciendo hincapié en la metáfora y la imagen visionaria para transmitir sus ideas.

Pedro Salinas, nacido en Madrid en 1891 y fallecido en Boston en 1951, fue uno de los poetas destacados de esta generación. Se doctoró en Filosofía y Letras y fue catedrático de Lengua y Literatura, siendo mentor de figuras como Luis Cernuda. Con el estallido de la Guerra Civil Española, se exilió en Estados Unidos, donde continuó enseñando en la universidad. Su poesía evolucionó desde una influencia machadiana hacia una visión más intelectualizada de la realidad, centrada principalmente en el tema del amor y la reflexión sobre sus diferentes facetas en la vida del ser humano. Sus obras se dividen en tres etapas principales:

  1. Los primeros poemarios (1923-1932)
  2. La trilogía sobre el amor (1933-1939)
  3. Las obras del exilio (1940-1951)

Cada una explorando diferentes aspectos de su visión poética y de su relación con la realidad circundante.