Mester de juglaría
Puede ser tanto el oficio propio de los juglares – actuar ante el público cantando, recitando, tocando instrumentos – como su forma de componer y contar historias, así como el conjunto de obras creadas. Dichas historias son los cantares de gesta, que se refieren a hechos históricos o legendarios, que se recitaban ante el público con el objetivo de entretenerlo. Los cantares de gesta son anónimos, de carácter oral y en verso. Se transmitían de manera oral y cada juglar lo modificaba según la conveniencia. Estaban destinadas para un público iletrado. Es importante hablar de la métrica de estos poemas: el número de versos por cada estrofa es variable, su métrica es irregular y cada verso está dividido por un hemistiquio. La rima es asonante.
Mester de clerecía
Es la escuela poética que se desarrolló entre los siglos XIII y XIV; sus componentes eran principalmente clérigos, sus obras son cultas, tanto en la forma como en el contenido; su objetivo es entretener y enseñar y la estrofa utilizada es la cuaderna vía: cuatro versos alejandrinos con la misma rima consonante. Se dice que esta estrofa cerrada procede del influjo cultural francés, extendido principalmente por los monjes cluniacenses y del tetrástrofo latino. La cuaderna vía significó un esquema de verso más elevado que las series abiertas.
Coplas por la muerte de su padre
También citadas como Coplas a la muerte del maestre don Rodrigo o, simplemente, Las coplas de Jorge Manrique, son una elegía escrita por Jorge Manrique en la muerte de su padre, el Maestre de Santiago don Rodrigo Manrique. Escritas, al menos una parte, con posterioridad al 11 de noviembre de 1476, fecha de la muerte de don Rodrigo Manrique, constituye una de las obras capitales de la literatura española. Esta obra pertenece al género poético de la elegía funeral medieval o planto y es una reflexión sobre la vida, la fama, la fortuna y la muerte con resignación cristiana. Se inspira en los precedentes clásicos y medievales del género y en el Eclesiastés, pero también contiene alusiones a la entonces historia reciente de Castilla e incluso a sucesos en los que pudo estar presente el propio autor.
La obra
Se llama también Tragicomedia de Calisto y Melibea y es una obra dialogada en prosa que no se puede representar en el teatro debido a su gran extensión y a su estructura. La primera edición (Burgos, 1499) tenía 16 actos; la de Sevilla (1502) 21 actos; en la edición de Toledo de 1562 se le añadió un acto más.
El autor
Durante mucho tiempo se dudó acerca de la autoría de la obra. Se da como seguro que fue Fernando de Rojas, que nació en Puebla de Montalbán (Toledo), probablemente en 1476. Estudió leyes en la Universidad de Salamanca y llegó a ser Alcalde Mayor de Talavera (Toledo), donde murió en el año 1541. Hay críticos literarios que consideran la imposibilidad de que Fernando de Rojas se identificara tan perfectamente con el autor del primer acto; y que fue él quien escribió toda la obra. Hoy se acepta que en la creación de la obra intervinieron dos autores.
El argumento
En La Celestina se muestran los trágicos amores de Calisto y Melibea y las malas artes que emplea la alcahueta Celestina para que se enamoren. Calisto, un mozo inteligente y de clase alta, ha conocido en una huerta, algo alejada de la cuidad, a la bellísima Melibea, y se ha enamorado de ella. Vuelve a encontrársela en la ciudad, cerca de la iglesia, y le comunica sus sentimientos; ella lo despide irritada. Vuelve Calisto a su casa y confiesa su amor y su pesar a su criado Sempronio. Éste le propone que utilice a la vieja Celestina como intermediaria, para que suavice la aspereza de Melibea. Celestina logra entrar en la mansión de Melibea e intercede en favor del enamorado; consigue vencer su esquivez y la joven corresponde a Calisto. Sempronio y Pármeno, criados de Calisto, de acuerdo con Celestina, desean explotar la pasión de su amo, que había ofrecido a la vieja una cadena de oro si lograba sus propósitos. Los criados reclaman su parte a la vieja, que se niega; la matan y huyen. Pero son apresados y muertos por la justicia. Calisto suele visitar a Melibea trepando a su jardín por una escalera de cuerda; estando en él, se produce en la calle una pelea. El joven, pensando que uno de sus nuevos criados tiene problemas, desea intervenir en ella y al bajar por la escalera cae al vacío. Calisto muere, y Melibea, al saberlo, sube a una torre y se arroja desde lo alto. La obra termina con el llanto de Pleberio, padre de Melibea.