Realismo, Naturalismo, Generación del 98, Modernismo y Vanguardias en la Literatura Española

Realismo

Definición: Género burgués que defiende el sistema de valores de la burguesía. El escritor realista observa la realidad y trata de reproducirla, con temas en torno a los conflictos humanos y las relaciones del individuo con la sociedad contemporánea.

Características:

  • Exactitud en los datos: fase previa de documentación.
  • La novela es el género más adecuado para reproducir la realidad contemporánea.

Orígenes y Evolución

En la aparición del Realismo influyeron géneros del Romanticismo, como la novela histórica y el artículo de costumbres. Surgió en Francia en la primera mitad del siglo XIX con autores como Stendhal y Balzac. En España surgió hacia 1870.

Etapas:

  • Prerrealismo: La Gaviota (1849) de Cecilia Böhl de Faber. Conserva elementos costumbristas y transmite una visión romántica del mundo.
  • Comienzo y auge del realismo: 1870: La Fontana de Oro. Escritores que idealizan la realidad desde planteamientos tradicionales y católicos: Alarcón y Pereda. Otros apoyan las ideas liberales y, a veces, no religiosas: primeras novelas de Galdós. El auge se da entre 1880 y 1890, época en que la burguesía accede al poder. En esta época se publican títulos fundamentales en la novela española del siglo XIX: Benito Pérez Galdós: Fortunata y Jacinta; Leopoldo Alas, “Clarín”: La Regenta.

Características del Realismo

  • La sociedad española pasa a ser el tema por excelencia. Interesa lo actual.
  • El interés por la vida urbana, frente a la rural.
  • Verosimilitud de los temas tratados. Se describen minuciosamente los lugares, las situaciones y los personajes. La acción se ambienta en lugares reales.
  • Los personajes proceden del mundo más inmediato: clero, burguesía, pueblo llano, y representan a un determinado grupo social. Personajes redondos.
  • Los protagonistas se definen por sus sueños, pensamientos, defectos o virtudes.
  • Al autor le interesa profundizar en el análisis de caracteres.
  • Un tema frecuente es el conflicto entre individuo y sociedad.
  • Estructura lineal: historia con principio y final; en un espacio y un tiempo concretos.
  • Predomina el narrador omnisciente. Es habitual el relato en tercera persona con diálogos en estilo directo. A veces el narrador interviene en la obra: ideología del escritor.
  • El diálogo es un elemento fundamental. También se usa el monólogo.
  • Las descripciones ocupan un lugar destacado.
  • El lenguaje: Hay que distinguir entre la voz del narrador, culta y cuidada, a veces retórica, y el habla de los personajes que varía para ajustarse a los rasgos específicos de cada uno de ellos. Hay que destacar los diálogos, que reflejan la lengua popular.

Autores y Novelas del Realismo

  • Fernán Caballero: La Gaviota (1849), novela prerrealista.
  • Juan Valera: Pepita Jiménez (1874), Juanita la Larga (1895).
  • Pedro Antonio de Alarcón: El sombrero de tres picos (1874).
  • José María de Pereda: Sotileza (1885), Peñas arriba (1890).
  • Benito Pérez Galdós: Episodios Nacionales (1873-1912), Doña Perfecta (1876), Gloria (1887), Fortunata y Jacinta (1887), Misericordia (1897), etc.
  • Leopoldo Alas, “Clarín”: La Regenta (1885).
  • Vicente Blasco Ibáñez: La barraca (1898), Cañas y barro (1902).

Benito Pérez Galdós

Aborda los problemas de la sociedad de su tiempo: la libertad, la educación, el progreso y la religión. Su propósito fue reproducir la sociedad de su tiempo.

Obra:

  • Los episodios nacionales: Cincuenta y seis novelas en las que narró acontecimientos recientes de la historia de España. Comienzan con la Guerra de la Independencia y terminan con la Restauración. Títulos destacados: Trafalgar y Zumalacárregui.
  • Las novelas:
    • Novelas de la primera época, son novelas de tesis: ideas políticas y religiosas tradicionales frente a las más liberales de la burguesía progresista: Doña Perfecta, Marianela.
    • Novelas contemporáneas: La desheredada, Fortunata y Jacinta.
    • Novelas espiritualistas: Misericordia, interés por la psicología de los personajes.

Técnicas narrativas:

  • Narrador omnisciente, que incluso puede intervenir para hacer comentarios.
  • El diálogo sirve para caracterizar indirectamente a los personajes.

La obra narrativa de Galdós es una auténtica “comedia humana” enmarcada en la sociedad de la Restauración. Estilo natural, espontáneo, antirretórico, de expresión ágil.

Leopoldo Alas, “Clarín”

Escribió La Regenta, tal vez la mejor novela del realismo español, novela compleja con abundantes descripciones y profundo análisis psicológico de los personajes. Se utilizan diversos puntos de vista. Refleja la mediocridad de la vida provinciana y es una feroz crítica a la Iglesia y la burguesía.

Naturalismo

Se inicia en Francia, con Zola, quien intentó dar una visión científica del hombre y del mundo, influido por el Determinismo y el Positivismo. Quería demostrar que la herencia y el ambiente influyen en el individuo. El escritor debía investigar los mecanismos que regulan el comportamiento humano; de este modo, la novela sería científica y serviría como vehículo de denuncia social. Zola proponía la aplicación del método científico-experimental al ser humano.

En España, en donde no había una ciencia floreciente, no puede hablarse de novelas estrictamente naturalistas, aunque hay textos realistas en los que se observan ciertas influencias del naturalismo, como ocurre en Los Pazos de Ulloa de la Pardo Bazán, y en algunas novelas de Galdós. Los escritores españoles rechazaron el determinismo biológico y reivindicaron el libre albedrío y el humor, aunque incorporaron temas y procedimientos narrativos naturalistas.

Características del Naturalismo

  • El novelista debe ser un observador y su actitud absolutamente objetiva e impersonal.
  • La novela se convierte en un puro documento que incluso llega a reflejar los aspectos más sórdidos, morbosos y repugnantes de la vida.
  • Interesan personajes con taras, psicópatas o viciosos, para analizar el determinismo hereditario y la influencia del medio.
  • El narrador se mantiene al margen de los acontecimientos, intenta ser impersonal, pero su deseo de manifestar las lacras de la sociedad capitalista es evidente.

Novela naturalista en España

Pardo Bazán: No siguió los planteamientos de Zola y fue tachada de inmoral. La escritora que más se aproxima a esta técnica es Emilia Pardo Bazán en novelas como Los Pazos de Ulloa, ambientada en la Galicia rural con una importante influencia del medio en el comportamiento de los personajes.

Generación del 98

  • Misma ideología, publican en la misma época, influidos por el desastre del 98, lenguaje sencillo y sobrio. Su guía es Miguel de Unamuno.
  • Grupo inicial de los 3: Ramiro de Maeztu, Baroja y «Azorín».
  • Ideas comunes: obsesión por España, interés en paisaje e Historia de España, interés en las tierras de Castilla. Preocupación por el sentido de la vida, influidos por filósofos (Schopenhauer o Nietzsche).
  • Rasgos comunes de sus obras: Novela: un personaje central, importancia del diálogo. Poesía: visión profunda de la vida antes que estética.

Escritores de la Generación del 98

José Martínez Ruíz, Azorín:

  • Novelas: descripciones minuciosas, importancia de los sentimientos del personaje, frases breves y precisas, ej. voluntad y en Antonio Azorín (inquietudes espirituales).
  • Ensayo: se acerca al tradicionalismo. Busca los valores de España. Ej. La ruta de don Quijote o Castilla.

Pío Baroja:

  • Novela: temas variados, final abierto, descripciones ligeras, mucha acción y muchos escenarios y personajes, mucha importancia a los diálogos, estilo sencillo y preciso.
  • Trilogías: La lucha por la vida incluye La busca; La tierra vasca incluye Zalacaín el aventurero; La raza incluye El árbol de la ciencia.

Miguel de Unamuno:

  • Ensayos: trata la angustia ante la muerte (Del sentimiento trágico de la vida) y el problema de España (Vida de don Quijote y Sancho).
  • Novelas: importancia del mensaje filosófico, rechaza el realismo. «Nivola»: tipo de novela que se centra en los conflictos interiores de sus personajes, gran importancia los diálogos y monólogos. Las llama así para burlarse de quienes le acusan de romper las normas de la novela. Habla de la razón, el sentimiento y la voluntad: En San Manuel Bueno, mártir presenta la tragedia de un sacerdote sin fe. En Niebla, el personaje (Augusto Pérez) lucha entre la realidad y la ficción.

Ramón María del Valle-Inclán

Es un autor inclasificable que pasa por tres etapas. En la primera (Sonata): prosa modernista. La segunda: mundo rural gallego (Comedias bárbaras y trilogía de novelas La guerra Carlista). La tercera es la de los esperpentos: une lo grotesco, lo patético y lo admirable para retratar de manera deformada la sociedad. Como novela está El ruedo ibérico y como drama Luces de bohemia.

Modernismo

Características del Modernismo

El movimiento modernista surge en Hispanoamérica de la mano del nicaragüense Rubén Darío, quien fija sus características definitorias. Es un movimiento fundamentalmente poético que se inspira en dos corrientes francesas del XIX, el parnasianismo y el simbolismo.

Son característicos del modernismo el exotismo, el cosmopolitismo y el amor a la elegancia. Su consagración a lo estético llevó a los autores a recurrir continuamente a la mitología, a la referencia a obras de arte y a términos musicales. Además se da una mezcla de espiritismo y de erotismo que se manifiesta en la pasión por el misterio y el predominio de todo lo sensorial. Les interesa muchísimo la liturgia de la religión en sus aspectos más externos.

Con su pretensión de renovar el lenguaje poético se caracteriza por su abundante adjetivación, el uso de símbolos y un léxico plagado de cultismos y arcaísmos. Los escritores poseen un estilo y un lenguaje propios, lleno de musicalidad y refinamiento; su léxico, brillante, raro y sugerente, está repleto de metáforas e imágenes.

y no dudan en recurrir a nuevos metros (destaca sobre todo el uso de alejandrinos) y estrofas de procedencia francesa o en desuso. Su actitud es bohemia porque no se ajustan a convenciones sociales y es también aristocrática por su búsqueda de la belleza estética. Además su dandismo se refleja en el refinamiento y en su carencia de escrúpulos morales.

Escritores del Modernismo

Rubén Darío

Nicaragüense, principal autor modernista e introductor de esta literatura en España, presenta tres etapas. En la primera (Azul) destaca la influencia parnasiana y la búsqueda de la exterioridad sensible. A continuación llega una etapa de transición (Prosas profanas), en la que se van introduciendo nuevos temas más afines al simbolismo, se incide en el sentimiento de dolor y la intimidad atormentada va abriendo paso poco a poco a los poemas de contenido existencial. En su tercera etapa (Cantos de vida y esperanza) predomina la influencia del simbolismo y del Romanticismo, y se da voz al desengaño vital y poético, que hallará su máxima expresión en el poema «Lo fatal».

Manuel Machado

(Alma) mezclará elementos modernistas y románticos con otros populares andaluces. A las reflexiones profundas sumará la frivolidad, la ironía y el erotismo, para conformar una poesía muy personal.

El modernismo está también presente en la obra de algunos autores que no se encasillan estrictamente en este movimiento. La etapa inicial de Valle-Inclán, especialmente sus cuatro Sonatas, presenta algunos rasgos modernistas (decadentismo, sensualidad…). También Juan Ramón Jiménez partirá de una primera etapa modernista (Arias tristes). Su poesía introspectiva se muestra obsesionada por el paso del tiempo y por la llegada de la muerte. Su obra cada vez se hace más retórica pero nunca excluye los sentimientos. Finalmente, en el primer libro de poemas de Antonio Machado (1875-1939), Soledades, galerías y otros poemas, predominan temas del modernismo más intimista (el amor, el paso del tiempo, la soledad, la memoria perdida, los sueños…), que el poeta explora mediante el empleo de símbolos (el camino, la fuente, el río, la tarde…). En su siguiente libro, Campos de Castilla, ese intimismo da paso a una estética más realista y cercana a la del Grupo del 98. Se describen ahora paisajes reales, que se pueblan de presencias humanas o aluden a circunstancias históricas. Hay un interés especial por los campos y gentes de Castilla, subrayando el contraste entre su pasado glorioso y su decadencia actual, ya que antaño fue mística y guerrera. En la tercera su poesía se depura para intentar expresar la esencia del sentimiento y opta por un tono filosófico (Proverbios y cantares). Su obra poética se cierra con Nuevas canciones, a lo que se añaden después diversas composiciones dispersas, como las «Canciones a Guiomar».

Novecentismo y Generación del 14

La Primera Guerra Mundial arrasa el continente europeo y lo sume en una crisis económica, social y cultural que se convertirá en el alimento de los totalitarismos. Tanto los fascismos como el comunismo, cuya revolución ha triunfado en Rusia, atraen a grandes masas de descontentos. España, neutral durante el conflicto, padece, tras declararse la paz, una fuerte recesión económica, guerra en sus colonias del norte de África, constantes enfrentamientos de las fuerzas del orden con los movimientos obreros y fuertes tensiones con los separatistas catalanes. La dictadura de Primo de Rivera supondrá en principio una mejora social, pero pronto sufrirá un desgaste que acabará arrastrando al final de la Monarquía y el comienzo de la República.

Se conoce como generación del 14 o novecentismo, al movimiento cultural que comienza en la segunda década del siglo XX y que, aunque en un principio incluye al modernismo, pronto se orienta hacia una literatura diferente, como vemos en las revistas Prometeo, Europa y Revista de Occidente, fundada por Ortega y Gasset.

Frente al intelectual bohemio del modernismo, los novecentistas son científicos, filólogos o juristas con una sólida formación intelectual, muchos de los cuales han cursado sus estudios en el extranjero. Frente al gusto por lo subjetivo e irracional de la generación anterior, los novecentistas se inclinan por el racionalismo y analizan con frialdad la realidad, con el propósito de cambiarla. Rechazan lo sentimental y lo romántico y prefieren una expresión de las emociones alejada de la sensiblería y regulada por la razón. Defienden un arte puro, que busca producir placer estético, pero se aleja de las emociones y renuncia a convertirse en el vehículo de ninguna ideología o religión. Creen que debe existir una minoría selecta que dirija tanto las ciencias como las humanidades. Escogen un estilo depurado y pulcro, pero rechazan los adornos modernistas, el patetismo del 98 y la vulgaridad costumbrista. Pretenden influir en su realidad, son, en su mayoría, aliadófilos y aplauden la tradición krausista de la Institución Libre de Enseñanza

José Ortega y Gasset

Es el filósofo español más relevante por su teoría de la razón vital, que sostiene que “la realidad radical es la vida de cada cual”. Suyo es el famoso “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella, no me salvo yo”, que escribe en Meditaciones del Quijote. En sus ensayos aborda asuntos literarios, estéticos, sociológicos, filosóficos, históricos… Catedrático de Metafísica, defiende la libertad individual, que siente amenazada por el peligroso dominio de una masa inculta formada por sujetos que no aspiran a la excelencia. En La rebelión de las masas muestra su doble preocupación por elevar el nivel cultural del pueblo (por eso afirmaba que la claridad es la cortesía del filósofo) y por proteger las fronteras de la individualidad, lo que le hace inclinarse por la formación de una minoría selecta que dirija los destinos de España, oriente a las masas y limite sus excesos. 

En La deshumanización del arte analiza sociológicamente las vanguardias y describe un arte nuevo, hermético, intelectual, antirromántico y antirrealista: un arte puro en el que el sujeto goza del objeto artístico y no de sí mismo. Ortega piensa que la novela es un género agotado, que debe revitalizarse potenciando el ambiente, minimizando la acción y eliminando la descripción psicológica, pues debe ser el lector inteligente quien descubra los rasgos de los personajes.

Eugenio D’Ors

Creador del término noucentisme, fue uno de los grandes referentes de la cultura catalana de este periodo y solo cuando se separa del catalanismo escribe en castellano sus glosas, unos microensayos. Defiende el clasicismo, la elegancia en el estilo y una actitud optimista y vital. En Tres horas en el Museo del Prado propone un itinerario estético, una visita ideal al museo, prescindiendo de gustos, escuelas o nacionalidades.

Ramón Gómez de la Serna

o simplemente Ramón, fue un agitador cultural empeñado en introducir en España la modernidad y las vanguardias. Escribió biografías, memorias, teatro y novelas, pero se hizo especialmente célebre por sus greguerías, unos textos brevísimos que mezclan la metáfora, el lirismo y el humor: “Como daba besos lentos, duraban más sus amores”.

Ramón Pérez de Ayala

Además de artículos periodísticos, escribió ensayo y poesía, pero destacó especialmente como creador de una novela cargada de meditaciones morales y psicológicas y de crítica social. En AMDG (Ad Maiorem Dei Gloriam, esto es, para mayor gloria de Dios, el lema de los jesuitas) narra su dolorosa experiencia en el colegio jesuita donde se educó. Todas sus primeras novelas contienen abundantes elementos autobiográficos, que retratan la crisis de conciencia de un personaje pasivo, bastante próximo a los tipos desorientados que vemos en Baroja, aunque más descreído y burlón. En la década de los 20 escribe una novela más intelectual, reduce la acción y recurre a constantes reflexiones acerca de filosofía, estética, moral o política, a menudo desde su fina ironía. En Tigre Juan reflexiona acerca del machismo, a través de un personaje que evoluciona desde posturas misóginas al descubrimiento del amor.

Gabriel Miró

Presenta en su primera etapa (Las cerezas del cementerio) ambientes decadentes y enfermizos, con personajes inadaptados y una atmósfera sensual. En la segunda (Nuestro Padre San Daniel, El obispo leproso), construye un estilo muy elaborado y de un acentuado barroquismo, rico en descripciones, en el que lo lírico y lo sensorial se imponen a la acción, para retratar una España atrasada y estancada en la intransigencia moral, donde chocan la sensualidad y la represión religiosa.

Juan Ramón Jiménez

Concibe la poesía como belleza y como un modo privilegiado de conocimiento, que es superior al que concede la razón y que permite acercarse a lo esencial, lo universal y lo eterno. Incapaz de mejorar la realidad, el poeta debe crear otra realidad sencilla y hermosa. En su época sensitiva (Arias tristes) escribe con un estilo intimista y sencillo, de suave musicalidad y fuerte influencia becqueriana. Pronto asume los aspectos más externos y vistosos del modernismo y se entrega a una ornamentación brillante, con alejandrinos de cuidada sonoridad (Poemas mágicos y dolientes). Abre su época intelectual, de poesía pura, con Diario de un poeta recién casado.

Las Vanguardias en Europa, España e Hispanoamérica

La agitación política y social vivida en Europa a comienzos del siglo XX tuvo su reflejo artístico en un movimiento que reaccionaba contra el orden establecido, la vanguardia. La vanguardia supone un ataque al racionalismo y a la idiosincrasia burguesa. La crisis de valores que se produce tras la Gran Guerra causa una desconfianza hacia las democracias y favorece la radicalización de la sociedad, que gira hacia el fascismo o el comunismo. Durante el periodo de entreguerras se vive una auténtica revolución intelectual que nace, entre otras, de la influencia de la teoría psicoanalítica y del marxismo.

Los movimientos de vanguardia, también denominados ismos, quieren romper con la lógica, el realismo y el sentimentalismo, y van en contra de la técnica, las normas y el clasicismo. Son muy abundantes y fugaces, y buscan la originalidad y la creatividad mediante la experimentación. No forman un sistema coherente y a menudo se enfrentan entre sí. Las corrientes vanguardistas elaboran manifiestos, unos documentos fundacionales que condenan el arte caduco y contienen el espíritu del nuevo ismo. Suelen ser provocadores, vitalistas, activos, polémicos, exhibicionistas y caprichosos, y entienden que la revolución estética es un aspecto más del cambio profundo hacia un mundo nuevo.

Expresionismo

Es el único ismo que no niega radicalmente la tradición anterior, sino que acentúa rasgos que ya contenían el impresionismo y el naturalismo. Antes de que se inventara el nombre, España ya contaba con una rica tradición artística expresionista, que unía a Quevedo, Goya y Valle-Inclán. A principios del siglo XX, se desarrolla especialmente en Alemania, Centroeuropa y los países nórdicos. Desea pintar una realidad insoportable y deprimente por medio de trazos gruesos, una estética deformante, personajes extraños, ambientes crudos, uso libre del lenguaje, situaciones absurdas y una visión atormentada y pesimista del mundo. Sus representantes más destacados son el narrador checo Franz Kafka, autor de El proceso, que escribe en alemán, y el dramaturgo alemán Bertolt Brecht.

Futurismo

Caracterizado por la modernidad y la velocidad, y fundado por Marinetti, rechaza radicalmente el pasado, muestra atracción por las máquinas de reciente creación y por la violencia, admira el progreso tecnológico y aboga por la destrucción de la sintaxis y la omisión de los signos de puntuación. La línea italiana se siente atraída por la filosofía de Nietzsche, por la guerra, por el nacionalismo y por el fascismo; la rusa, de Vladimir Maiakovski, ve en el comunismo soviético la fuerza que puede llevar a la sociedad sus ideales estéticos revolucionarios.

Dadaísmo

De Tristan Tzara, pretende aniquilar la cultura, la expresión y el arte. Rastrea lo más primitivo del hombre, de ahí que busque lo absurdo, lo infantil, la destrucción de lo lógico. Desarrollan un fuerte componente lúdico y se muestran convencidos de que cualquier cosa puede construir arte, porque lo importante no es el resultado, sino el proceso de creación.

Cubismo

Cuyo principal exponente literario es Apollinaire, creador de los caligramas, surge de la pintura de Picasso y Braque, pretende plasmar la realidad desde diferentes puntos de vista simultáneos y emplea las palabras para dotar al poema de formas y dibujos. Muy influido por el surrealismo, se concentra en el individuo y su psique y emplea una sintaxis fragmentada.

Surrealismo

El único ismo junto con el expresionismo que humaniza la literatura, fundado por André Breton y muy influido por el dadaísmo, es el movimiento más longevo y productivo. Muestra interés por el inconsciente, los sueños y los mecanismos mentales no sometidos a la razón. Su base intelectual es el psicoanálisis y utiliza como técnica la escritura automática mediante el alcohol, el sueño o cualquier proceso que libere al individuo del control de sus propios procesos mentales y le sirva para rescatar los contenidos subconscientes instalados en su ello, el rincón de la psique humana donde, según Freud, se guardan los deseos insospechables. Su técnica del cadáver exquisito consiste en que varios escritores participen en la misma obra sin conocer lo escrito por quienes los preceden.

Creacionismo

En España también se desarrollaron movimientos de vanguardia. El creacionismo pretende crear el mundo con las palabras del poeta, lo que supone prescindir de la anécdota y de la descripción. Buscan una imagen múltiple que señale simultáneamente a tantas realidades distintas que no remita de forma específica a ninguna y goce, por tanto, de significado autónomo. Resulta fundamental la aportación de Juan Larrea y del chileno Vicente Huidobro, que exhibió una inusual capacidad para la invención de nuevas imágenes. Altazor, dividida en siete cantos, supone una profunda reflexión lírica y metafísica, que juega con el lenguaje buscando sus límites expresivos.

Ultraísmo

Impulsado por Rafael Cansinos Assens, pretende unificar todas las vanguardias deshumanizadas. Guillermo de Torre, en Hélices, forja una poética nueva buscando interpretaciones originales a situaciones y objetos cotidianos y renunciando al sentimiento. Borges, que se había establecido en Madrid, se interesó por este movimiento y lo exportó a América. Para él, caracterizan el ultraísmo la eliminación de todo adjetivo o nexo inútil, la renuncia a cualquier adorno, la búsqueda de nuevas disposiciones tipográficas, la eliminación de la rima, el uso de metáforas chocantes y el canto a los objetos del mundo moderno, como el automóvil, la bombilla o el cinematógrafo. Años después, Borges renegó de esta etapa y cargó con dureza contra el ultraísmo.

Ramón Gómez de la Serna

o simplemente Ramón, fue un agitador cultural empeñado en introducir en España la modernidad y las vanguardias. Escribió biografías, memorias, teatro y novelas, pero se hizo especialmente célebre por sus greguerías, unos textos brevísimos que mezclan la metáfora, el lirismo y el humor: “Como daba besos lentos, duraban más sus amores”.

Vanguardias en Hispanoamérica

Para abordar las vanguardias en Hispanoamérica hemos hablado ya de Borges y de Huidobro. Tras su etapa modernista, el peruano César Vallejo se convierte en una referencia mundial de las vanguardias con Trilce.

La Generación del 27: Características y Trayectoria Poética. El Teatro Lorquiano

En 1927 se celebró un acto de homenaje al escritor barroco Luis de Góngora al que acudieron jóvenes poetas que lo reivindicaban por su esteticismo, su ausencia de sentimentalismo y su cuidado de la forma, del que surgió el grupo del 27. Sus miembros fueron amigos, colaboraron en las mismas revistas, figuraron juntos en distintas antologías y escribieron acerca de sus compañeros de grupo.

Antes de formar grupo, los poetas del 27 estuvieron influidos por la poesía modernista, la poesía pura y las vanguardias deshumanizadas (futurismo y creacionismo, especialmente). Desde entonces hasta la Guerra Civil, el surrealismo humaniza sus versos. Junto a la experiencia personal y la angustia existencial, sus poemas reflejan la preocupación social por una España condenada al abismo de la lucha entre hermanos. Tras la Guerra Civil, Lorca ha muerto y los demás deben escoger entre el exilio o permanecer en un país donde no pueden expresar libremente sus ideas (exilio interior).

La estética del 27 es ecléctica: su rasgo más característico es la mezcla de elementos dispares. Admiran la poesía popular, que se manifiesta en el folclore y los romances, y sienten devoción por la literatura clásica española. Admiran a Bécquer, a Antonio Machado, a Rubén Darío y a Juan Ramón Jiménez. Acogen con entusiasmo la influencia de los movimientos vanguardistas. Aspiran a una poesía pura, lúdica y deshumanizada, pero también son capaces de emplear las técnicas surrealistas para bucear en lo más profundo del ser humano. Desean expresar lo más hondamente español, sin dejar de estar abiertos a la influencia de las corrientes extranjeras.

Jorge Guillén

Es el poeta más intelectual del grupo. Su obra se acerca a la poesía pura. Usa un léxico muy elaborado, con pocos adornos y mucha densidad. En Cántico expresa su entusiasmo ante la vida y su pasmo ante sus maravillas y en Clamor protesta airadamente contra las injusticias del mundo.

Gerardo Diego

Se inclina por el creacionismo y el ultraísmo (Manual de espumas). Simultáneamente, desarrolla temas y formas tradicionales, con poemas dedicados al paisaje, al amor, a los toros, a la música y a la religión (Alondra de verdad).

Rafael Alberti

En Marinero en tierra, expresó la nostalgia por su Cádiz natal, que identifica con la infancia y el paraíso perdidos, siguiendo la estética neopopularista. Sobre los ángeles se orienta al surrealismo y El poeta en la calle a la denuncia social.

Pedro Salinas

Muestra características futuristas en Presagios y desarrolla un fuerte intimismo en La voz a ti debida, donde presenta un ser humano que solo está completo cuando la voz del amor lo lleva un espacio místico en el que los amantes encuentran la plenitud absoluta, la identidad y el gozo.

Luis Cernuda

Anhela un mundo habitable y humano donde se disfrute con libertad la belleza y el amor, pero solo encuentra desesperanza y dificultad para adaptarse a un entorno hostil. Agrupa sus obras en La realidad y el deseo, de notable influencia surrealista y expresión vehemente, donde explora la posibilidad del amor para unir los cuerpos y los espíritus de los enamorados.

Vicente Aleixandre

El nobel Vicente Aleixandre reflexiona sobre el amor, la naturaleza y la muerte. Es el poeta más influido por el surrealismo: abundan en él las imágenes sorprendentes y grandiosas y el versículo de sonoridad y contenido solemne de Espadas como labios.

Dámaso Alonso

Es el mejor representante del exilio interior. Hijos de la ira, publicado tras la Guerra, inaugura la poesía existencial, que se convierte en el medio por el que el ser humano expresa su dolor vital, con una forma voluntariamente antirretórica.

Las Sinsombrero

Se llama Las Sinsombrero a las mujeres del grupo del 27: poetas, narradoras, dramaturgas, artistas.

Ernestina de Champourcin

Recibió una fuerte influencia de la poesía pura y de la vanguardia, pero no renunció a las formas clásicas. Se sumerge en el amor humano y el divino con una poesía conmovedora.

Concha Méndez

Partió de una tendencia neopopular y recibió influencias del futurismo y del ultraísmo. Más tarde su poesía se entristece y refleja la añoranza de los seres queridos, la voluntad de resistir, la soledad, el dolor.

Carmen Conde

Primera académica de número de la RAE, publicó ensayo, poesía, relato, novela… En su poesía, erótica y sensual, el sexo se vive con entusiasmo y sin culpa, y el cuerpo de la mujer disfruta de él sin ninguna cortapisa.

Federico García Lorca

Asesinado en agosto de 1936, muestra una vitalidad desatada junto a un profundo sentimiento de frustración. Los grandes temas de su producción son el destino trágico, la muerte inevitable y el amor imposible. En Romancero gitano suma la influencia de la poesía popular, del surrealismo y del modernismo, y convierte al pueblo gitano en el símbolo de las personas enfrentadas a su propio destino fatal. En Poeta en Nueva York muestra con técnicas surrealistas la conmoción que sufrió tras visitar la ciudad: el progreso se había convertido en una cárcel para el ser humano, en la negación de la naturaleza, del instinto, de la comunicación y de la felicidad.

Teatro de Lorca

En su teatro aparecen las mismas obsesiones que configuran su poesía. Escribe farsas para guiñol y para actores de carne y hueso (Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín). El drama Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores muestra la paulatina destrucción de una mujer abandonada por su novio, que se niega a reconocer su situación y se convierte en motivo de burla o compasión en su pueblo. Si en las tragedias clásicas el destino venía del exterior (un dios, un oráculo, la ley), en las suyas viene de las entrañas, del subconsciente. Bodas de sangre muestra cómo, el mismo día de su boda, la novia escapa con su antiguo novio, Leonardo. El marido los encuentra y los dos hombres se matan a navajazos. Mezcla verso y prosa y elementos verosímiles con fantásticos, poniendo, por ejemplo, a la luna como personaje. Yerma presenta la angustia de una mujer casada que ansía sobre todas las cosas tener hijos y no puede. En La casa de Bernarda Alba, tras la muerte de su segundo marido, Bernarda impone a sus cinco hijas un luto riguroso, que las aísla del mundo. El conflicto entre las mujeres por el amor de Pepe el Romano provoca la catástrofe. Los temas fundamentales son la opresión, la negación del derecho de una persona a luchar por sus deseos y la moral hipócrita. Fuera del ciclo de tragedias, en El público desarrolla un teatro surrealista, de difícil comprensión para los espectadores.

La Lírica y el

TEATRO POSTERIOR A 1936

La Guerra Civil deja devastado y aislado al país en lo político, social y cultural. El grupo del 27 se disuelve. Muerto Lorca, los demás poetas deben elegir entre el exilio interior y el exterior. La obra de Miguel Hernández parte de la unión entre poesía pura, vanguardia, tradición popular y clasicismo, pero pronto encuentra su propio camino literario. Es difícil hallar en un poeta una técnica tan depurada y un sentimiento tan vehemente, arrebatado y sincero como el de El rayo que no cesa.
Años 40: Miguel Hernández, Cántico, postismo y poesía existencial
En estos años, además, encontramos otras corrientes poéticas. Por una parte, la POESÍA ARRAIGADA o formalista, puesto que dan mucha importancia a la forma del poema y suelen recurrir a la métrica clásica y a temas como el amor, la patria o la religión. Publican en las revistas Escorial y Garcilaso. Luis Rosales va evolucionando progresivamente hacia el versículo y recibiendo influencias surrealistas, como vemos en La casa encendida.
A mediados de los 40 surge el grupo Cántico, formado por poetas como Pablo García Baena, que intentan retomar la poesía pura y la senda de la Generación del 27. Por esas fechas un grupo de pintores y poetas, entre los que destaca Carlos Edmundo de Ory, elabora el manifiesto del postismo, que pretende recuperar el espíritu del surrealismo y la irracionalidad.
Frente a esta poesía, se escribirá otra, atormentada, cargada de angustia, de contenidos existencialistas, a la que suele llamarse DESARRAIGADA, que aparecerá en la revista Espadaña. Su principal iniciador es Dámaso Alonso, integrante de la generación del 27. En Hijos de la ira la poesía se convierte en el medio por el que el ser humano expresa su dolor. Con su léxico coloquial y violentísimo, sus versículos violentos, sus metáforas agresivas de sabor surrealista y su forma voluntariamente antirretórica, transmite toda la angustia del absurdo de la vida, de la maldad del hombre, del miedo al vacío, a la soledad y a la muerte.
Años 50 y 60: poesía social y Grupo de los 50
Muchos de los poetas que comienzan escribiendo poesía existencial sienten la necesidad de dar el paso del YO AL NOSOTROS en los años 50, de sustituir las quejas ante el absurdo de la vida por la denuncia de las injusticias sociales.
Blas de Otero se convierte en una de las voces imprescindibles de la poesía desarraigada. En Pido la paz y la palabra los problemas existenciales, sin llegar a desaparecer, son sustituidos por otros asuntos: la denuncia de la injusticia y de la ausencia de libertad, la invitación a la solidaridad, la esperanza en el ser humano para solucionar sus propios problemas sin necesidad de Dios.
El léxico de Gabriel Celaya es especialmente vehemente, agresivo, violento. Aplica a los temas existenciales y sociales la fuerza del surrealismo en Tranquilamente hablando.