Teatro Español: Evolución y Tendencias

El teatro comercial

El teatro comercial es un teatro que triunfa, muy del gusto de las clases burguesas urbanas que son sus espectadores habituales. Dentro de este frente se pueden distinguir los siguientes grupos:

La comedia burguesa de Benavente

Don Jacinto Benavente (Madrid, 1866-1957) eliminó todos los residuos del drama postromántico. Propuso un teatro sin excesos, con atención preferente a los ambientes cotidianos. Su obra supone una crítica amable de los ideales burgueses. Así sucede en sus obras Gente conocida, Lo cursi, Rosas de Otoño y Los intereses creados. Otras veces intenta el “drama rural” (Señora Ama y La Malquerida) aunque nunca alcanzaría la grandeza de las obras de García Lorca en este campo. A pesar de todo, Benavente se ganó el favor del público y una gran popularidad. Fue miembro de la Real Academia Española, se le colmó de honores oficiales y en 1922 se le concede el Premio Nobel.

El teatro cómico

Los tipos y ambientes castizos que habían sido la materia de los cuadros costumbristas del Romanticismo vuelven ahora a la escena de la mano de autores como:

  • Los hermanos Álvarez Quintero (Serafín y Joaquín), nacidos en Utrera (Sevilla) y que presentan en sus obras la imagen de una Andalucía superficial, tópica e incluso falsa a fuerza de eliminar cualquier referencia a los problemas económicos y sociales de aquella tierra. Algunas de sus obras más celebradas son: El ojito derecho, El patio, Las de Caín, etc.
  • Carlos Arniches (1866-1943). Por una parte produce sainetes de ambiente madrileño (El santo de la Isidra, Los milagros del jornal, El puñao de rosas), y, por otra parte, escribe lo que él mismo denomina “tragedia grotesca”, obras en las que se mezcla lo risible y lo conmovedor (La señorita de Trevélez, Los caciques,…) Mención especial merece La venganza de Don Mendo, obra teatral de Pedro Muñoz Seca, fue estrenada en el Teatro de la Comedia de Madrid en 1918 y su éxito fue enorme. La obra pertenece al subgénero del astracán: teatro de humor basado en el despropósito de las situaciones, el chiste fácil, los juegos de palabras… Los extremeños se tocan es otra de sus obras más representadas.

El teatro en verso

Supone ante todo la presencia en los escenarios del arte verbal modernista. Pero a estos versos tan sonoros y coloristas se les asocia una “ideología marcadamente tradicionalista” que exalta los ideales nobiliarios, las gestas medievales o los altos momentos del Imperio. Basta fijarse en los títulos para entender por qué derroteros discurren las obras. De los cultivadores de esta línea merecen citarse:

  • Francisco Villaespesa (1877-1936) con obras como Doña María de Padilla y La leona de Castilla.
  • Eduardo Marquina (1879-1946): Las hijas del Cid (en donde se recrea la escena de la Afrenta de Corpes, es una de sus obras más representadas), Doña María la Brava, E Flandes se ha puesto el sol, etc.
  • Los hermanos Manuel y Antonio Machado en obras escritas en colaboración como Juande Mañara o La Lola se va a los puertos.

Obras renovadoras

Junto al teatro de gran éxito, se escribieron obras renovadoras que no consiguieron el favor del público y quedaron reducidas a círculos minoritarios. Tiene su arranque con Electra, un ensayo de drama naturalista de Galdós, que causó enorme revuelo y desagrado entre la burguesía. El mismo tono de conflicto social comparte Juan José, de Joaquín Dicenta, que no obstante fue un gran éxito. Unamuno plantea inquietudes espirituales y filosóficas sobre el sentido de la vida humana, la inmortalidad, el problema de la identidad y la personalidad, etc. Es un teatro intelectual. Destacan Fedra y El otro. Azorín Lo invisible. Jacinto Grau fue un dramaturgo de carácter intelectual, que aspiró a restaurar la tragedia como género teatral. Su obra más lograda fue El señor de Pigmalión (farsa tragicómica en torno al poder y los peligros de la creación). Alejandro Casona Nuestra Natacha (1936), Federico García Lorca. Hay muchos aspectos que vinculan la inspiración teatral de Lorca con la de Valle-Inclán. Se trata, por un lado, de su interés por la farsa como género breve que permite satirizar aspectos de la conducta o de la sociedad humana, género que ellos enriquecen con numerosos recursos de origen carnavalesco; y, por otro, de su apego al teatro de guiñol. A Lorca, no obstante, le desagrada la truculencia del esperpento, de manera que cuando escribe su primer drama histórico, Mariana Pineda, opta por un tratamiento lírico, romántico de la heroína liberal que fue ejecutada por bordar una bandera. Su actividad dramática se desarrolla en tres etapas: a) Teatro modernista en verso: El maleficio de la mariposa, es un pequeño drama que simboliza la pérdida de la inocencia infantil con la irrupción del amor. En esta etapa también se incluye Mariana Pineda anteriormente mencionada. b) Búsqueda de nuevas formas: Lorca cultiva la farsa con la que pretende la exhibición grotesca de ciertas pasiones humanas. Realizó farsa para guiñol inspiradas en el teatro popular de marionetas: Tragicomedia de don Cristóbal y la señá Rosita y el Retablillo de don Cristóbal. En ambas obras aborda el tema de la condena del autoritarismo. Por otro lado, tenemos las farsas para personas en donde aborda el tema del matrimonio entre un viejo y una joven: La zapatera prodigiosa y Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín. La estancia de Lorca en Nueva York y la Habana en los años treinta le llevó a escribir dos obras vanguardistas: Así que pasen cinco años y El público. c) Etapa de madurez: la cima de la producción teatral de Lorca la forman las tragedias Bodas de sangre, Yerma y La casa de Bernarda Alba. A ellas hay que añadir el drama Doña Rosita la soltera. Comparten las cuatro piezas el protagonismo de la mujer y el tema de la represión que sobre su amor y su sexualidad ejerce la moral establecida. Son obras sobre la frustración de los deseos y la soledad de la mujer española. En ellas, Lorca se propone conmover al espectador y poner en tela de juicio sus convicciones.

Don Ramón María del Valle-Inclán

nació en Villanueva de Arosa (Pontevedra) en 1866. Su producción es variada e incluye novelas, cuentos, poesía, teatro… En todos esos géneros que cultiva se observa una evolución paralela a su cambio ideológico: pasa de un Modernismo elegante y nostálgico
(Las sonatas- entre 1902 y 1905-) a una literatura crítica, basada en una feroz distorsión de la realidad (“El esperpento”).
Su extensa producción puede dividirse en tres ciclos:
a) Ciclo mítico: obras desarrolladas en una Galicia rural y mítica. Aquí se encuentran sus “Comedias Bárbaras” compuesta por los títulos Águila de Blasón, Romance de lobos y Cara de Plata. En estas “comedias” se mueven personajes extraños, violentos o tarados, movidos por pasiones incontrolables y todos ellos presididos por la figura de don Juan de Montenegro, hidalgo tiránico y desmesurado, fiel representante de un mundo caciquil ahora ya en franca descomposición. En este ciclo también se incluye Divinas palabras (1920), cuyo protagonista es un enano hidrocéfalo que es mostrado por sus allegados en ferias y caminos para sacar dinero. De nuevo las pasiones se mezclan en un mundo de miseria y crueldad.
b) Ciclo de la farsa: constituido por Farsa infantil de la cabeza de dragón, La marquesa Rosalinda, Farsa y licencia de la enamorada del rey y Farsa y licencia de la reina castiza. En esta etapa, Valle-Inclán contrapone lo sentimental y lo grotesco para afrontar de otra manera la realidad y desmitificar la sociedad tradicional con un lenguaje cada vez más esperpéntico.

c) Ciclo del esperpento: el esperpento es una nueva estética, una nueva visión del mundo desde una posición crítica que coincide con un movimiento de protesta contra la sociedad burguesa, ya que muestra sus aspectos más corruptos de forma despiadada, al tiempo que comporta una intención renovadora de las formas literarias y del lenguaje. El prodigio permanente del esperpento es la deformación idiomática. Se mezcla la forma discreta,
refinada y hasta pedante, con las expresiones más vulgares o la jerga más oscura y castiza, el habla de la taberna, de la delincuencia o del prostíbulo. Es magistral el uso de la ironía y el sarcasmo para revelar lo absurdo de una sociedad grotesca que vive de las apariencias y para desenmascarar la corrupción en todos los estamentos sociales.
Este ciclo se inicia en 1920 con Luces de Bohemia, la primera obra a la que el propio Valle-Inclán da el nombre de “esperpento”. Con esta palabra (cuyo significado habitual entonces era el de “persona o cosa extravagante, desatinada o absurda”), designa el autor a esas obras suyas en las que lo trágico y lo burlesco se mezclan con una estética que quiere ser “una superación del dolor y de la risa”.
La significación de Valle dentro del teatro contemporáneo es excepcional. Si en sus comienzos compartió con Rubén Darío la estética modernista, su inquietud le llevó a fraguar un “arte de ruptura”, libre en el más hondo sentido, abriendo caminos que solo más tarde habrían de ser seguidos. Valle fue más allá de lo que permitían las convenciones estéticas de su tiempo y no se doblegó nunca a los prejuicios de los públicos o de los empresarios. Por ello, es considerado como un “vanguardista” que se anticipa considerablemente a las nuevas tendencias del teatro occidental posteriores a la segunda Guerra mundial.


El final de la Guerra civil y el inicio de la dictadura franquista abren un periodo en el que la creación literaria, y
con ella la novela, aparece sometida a los dictámenes del régimen y a la censura, de manera que a medida que este
vaya flexibilizándose, la novela irá buscando nuevos cauces expresivos, todo ello con la misma lentitud con la que se
producen los cambios políticos.
La novela española en la posguerra (años 40) se caracteriza por:
1. Aislamiento político-cultural como consecuencia de la Guerra civil
2. Censura de los autores extranjeros más importantes e innovadores (ej: Proust)
3. Censura de los escritores de preguerra: Generación del 98, Gómez de la Serna,…
4. Autodidactismo y pobreza creativa.
En estos años se distinguen principalmente dos tendencias:
a) Novela nacionalista: los temas de esta novela son la Guerra civil y la exaltación de los valores franquistas, se
trata de una novela de escasa calidad artística y panfletaria. Ejs: Concha Espina, Princesas del martirio; Rafael
García Serrano La fiel infantería.
b) Novela existencial: la publicación en 1942 de La familia de Pascual Duarte de Camilo J.
Cela, abre un nuevo camino. Esta novela narra en 1a persona la biografía de un condenado
a muerte y los motivos que le han llevado a ser un asesino. Tiene un tono pesimista y
sombrío y, con ella se inicia la llamada corriente tremendista que presenta una realidad
violenta con personajes y ambiente desgarrados y, a veces, crueles. Más tarde, la novela
Nada, de una joven escritora, Carmen Laforet, inaugura la corriente existencialista. Estas
novelas reflejan la amargura de la vida cotidiana desde un punto de vista existencial. Tratan temas como la
lucha del individuo con su destino o con las circunstancias cotidianas que rodean su vida, la cercana Guerra
civil, la vida gris y sombría del momento, la subsistencia, la frustración o la soledad. Suelen utilizar la primera
persona. Otras obras: La sombra del ciprés es alargada de Miguel Delibes.


Se suaviza el régimen, lo que hace que nuestros novelistas puedan tener contacto con escritores extranjeros
como Hemingway o Brecht. Es en estos años cuando Sartre introduce la figura del escritor comprometido. El realismo
español se decantó en un primer momento por un realismo objetivista y después por un realismo crítico con mayor
carga política.
La aparición de La colmena de Camilo José Cela en 1951, marca la transición entre la narrativa
existencial de los cuarenta y la nueva novela social: en ella se presenta la miseria física y moral del
Madrid de la posguerra en un mosaico de decenas de personajes que se entrecruzan. Adelanta así rasgos
técnicos de la narrativa social, como el del personaje colectivo, la concentración espacio-temporal y la
tendencia a la objetividad del narrador
Los temas de la novela de los cincuenta serán los siguientes:
– Vida del campo e injusticias de los terratenientes.
– Mundo del trabajo y explotación de los obreros.
– Mundo urbano y su pobreza.
– Crítica a la burguesía.
– No tratan de la guerra, sino de sus consecuencias, por ello solo hay evocación.

Dentro del realismo de los años 50 podemos distinguir dos tendencias:
a) Neorrealista: se preocupan más por los aspectos humanos que por los políticos. Una de las
características fundamentales es el conductismo: presentan la realidad objetivamente sin
juzgar, para que el lector saque sus propias conclusiones. Obras: Entre visillos de Carmen
Martín Gaite, Los bravos de Fernández Santos, El Jarama de Sánchez Ferlosio (en donde
recoge un anodino día de excursión de unos jóvenes, con un final inesperado y trágico), El
fulgor y la sangre de Ignacio Aldecoa.
b) Socialrealista: los autores se implican políticamente, observan la realidad y luego la denuncian, por ello el
punto de vista es parcial. Obras: Central eléctrica de López Pacheco, La mina de López Salinas.


Algunos factores sociales, económicos y culturales, como la industrialización o la irrupción en España de la novela Hispanoamericana, hicieron que se produjese una renovación de las tendencias narrativas. La narrativa evoluciona hasta una novela estructural, que indaga en la personalidad del individuo a través de su conciencia.
La sociedad española continuó siendo el referente de la mayoría de las novelas (la guerra y la posguerra continúan siendo el trasfondo de muchas de estas historias, y la crítica social sigue presente), pero, a diferencia de lo que ocurría en la etapa anterior, importan más los aspectos formales.
Características:
1. Importancia del perspectivismo (se nos ofrecen diferentes visiones de un mismo hecho)
2. Digresiones: se habla de novela-ensayo ya que a lo largo de las obras hay una presencia de tesis.
3. Personas de la narración: junto a la 3a persona aparece la 2a en forma de desdoblamiento del “yo”. Ejs: Cinco horas con Mario, Volverás a Región.
4. Estructura: aparecen estructuras caleidoscópicas (profusión de historias y de personajes), el contrapunto (historias simultáneas), flash-back, estructura circular, ausencia de desenlace, …
5. Tratamiento de los personajes: estos son unos antihéroes en conflicto con ellos mismos y con el mundo que les rodea. Tratan de buscar su identidad. A veces no conocemos ni siquiera el nombre del protagonista a pesar de que la obra es un largo monólogo en primera persona.
6. Monólogo interior: con esta técnica se observa el interior y el subconsciente de los personajes.
7. Lenguaje: lenguaje poético, pueden aparecer recortes de periódicos y de noticias, informes, distintos tipos de letras, desaparece, en algunos casos, la puntuación,…

La novela que marcó este cambio en la forma de narrar fue Tiempo de silencio de Luis Martín- Santos (1962). Pese a su estructura tradicional, compuesta de presentación, conflicto y desenlace, la novela introduce muchas de las innovaciones técnicas y verbales anteriormente mencionadas. El
narrador, omnisciente, pero sarcástico y entrometido, narra y comenta subjetivamente el fracaso profesional y vital de un joven médico.
En 1966 se consolida el cambio con la aparición de tres obras importantes: Señas de identidad de Juan Goytisolo, Últimas tardes con Teresa de Juan Marsé y Cinco horas con Mario de Miguel Delibes (es un largo monólogo en segunda persona de la protagonista ante el cadáver de su marido donde recorre su vida en común).
Después vendrían otras obras a consolidar esta tendencia: Volverás a Región, de Juan Benet; San Camilo 1936, de Cela, o Retahílas de Carmen Martín Gaite. Como se ve, coexisten los autores de posguerra (Cela, Delibes), los del realismo social (Goytisolo, Martín Gaite) y los nuevos (Benet, Marsé). No se trata, pues, de un recambio generacional, sino de la adaptación de los
narradores a los nuevos rumbos.
Para concluir, merece la pena mencionar la obra de Francisco Umbral, prolífico escritor cuya prosa, trabajada y expresiva, adopta gran variedad de registros. Algunas de sus mejores novelas son Memorias de un niño de derechas o Mortal y rosa.


Como consecuencia de su expansión en diferentes periodos históricos, el español ha llegado a ser una de las lenguas con mayor número de hablantes en el mundo. Se calcula que hoy en día es la lengua materna de 400 millones de personas; es la lengua oficial en España y en otros veinte países: diecinueve en el continente americano (Argentina, Uruguay, Chile, Bolivia, Ecuador, Venezuela, Colombia, Panamá, Costa Rica, Honduras, Nicaragua, El Salvador, Guatemala, México, Cuba y República Dominicana; lengua cooficial en Perú (junto al quechua), Paraguay (junto al guaraní) y Puerto Rico (estado libre asociado a los EEUU, cooficial con el inglés)) y en Guinea Ecuatorial en África. También es lengua oficial en organismos internacionales como la ONU o la UE. La expansión de la lengua española se produce históricamente en tres fases fundamentales:
a) Entre los siglos XI y XIV se extiende hacia el sur de la península ibérica; ocupa lo que hoy son Castilla la Mancha, Andalucía, Murcia y Extremadura, y limita las posibilidades de expansión del catalán, el gallego, el leonés y el aragonés.
b) A partir del descubrimiento de América, el español se extiende por casi toda Sudamérica y Centroamérica (con la excepción de Brasil, de colonización portuguesa) y por parte de Norteamérica. Se impone como lengua común del continente frente a la diversidad de lenguas indígenas que existían antes de la llegada de los colonizadores.
c) Durante los siglos XVI al XVIII, España amplió sus territorios en Europa, Asia y África. Hoy en día solo quedan algunos restos de ese momento de máxima extensión: el español se conserva en lugares tan distantes como Guinea, Filipinas o Israel.
A) EL ESPAÑOL EN FILIPINAS tras la guerra con los EEUU por las posesiones de ultramar y la derrota de las fuerzas españolas, Filipinas-junto a Cuba y Puerto Rico- dejará de pertenecer a España en 1898. Desde entonces, el inglés se impuso como lengua junto al tagalo (una de las lenguas indígenas), aunque hoy en día se sigue hablando el español, sobre todo en la capital, Manila. En 1924 se fundó la Academia Filipina de la Lengua Española. Hablan el español en torno a dos millones y medio de filipinos.
B) EL ESPAÑOL EN GUINEA ECUATORIAL Después de un periodo como colonia española y otro en el que Guinea y sus islas fueron consideradas provincias españolas, la independencia del país se produjo en el año 1968. Desde entonces se ha mantenido el uso de la lengua española, que es oficial junto al inglés y al francés. La importancia de nuestra lengua en el país africano se manifiesta en el hecho de que en el año 2013 se fundó la Academia Ecuatoguineana de la Lengua Española. En la actualidad, alrededor de un millón y medio de guineanos hablan el español como primera o segunda lengua.
C) EL ESPAÑOL EN EL SAHARA El Sáhara se independizó de España en el año 1976, pero hoy en día la lengua española sigue siendo empleada como segunda lengua oficial, influida por dialectos árabes, como el hassanía. También se habla en los campos de refugiados de la provincia argelina de Tinduf. Se emplea en la Administración y en algunos medios de comunicación locales. El número de hablantes ronda los doscientos mil.
D) EL JUDEOESPAÑOL O EL SEFARDÍ Los judíos expulsados de España (Sefarad en hebreo) se llevaron consigo sus costumbres y su lengua, el español del siglo XV, que se instaló con ellos en los lugares por los que se produjo la diáspora: Grecia, los Balcanes, Turquía, Oriente Próximo, etc. Esta lengua de los judíos expulsados se conoce con el nombre de sefardí y se caracteriza por haberse quedado anclada en las formas del castellano del siglo XV, con el mantenimiento de la pronunciación de la época (un seseo procedente de la antigua ç), el uso de la letra k con un valor fonético o la ausencia de las tildes. En torno a cuatrocientos mil judíos conocen y usan hoy el sefardí, que se mantiene en algunos medios de comunicación. De reciente creación es la Academia del Judeoespañol de la Lengua Española (2019)


Llamamos español de América a la variedad dialectal del castellano que se habla en ese continente. Es fruto del asentamiento de españoles en las nuevas tierras descubiertas por Colón en 1492 y colonizadas es un largo proceso que abarca varios siglos. Desde las islas del Caribe, el español se extiende con rapidez por todo el continente. Para ello es fundamental la labor de la Iglesia que, a la vez que difunde el evangelio, divulga el castellano y aprende y utiliza las lenguas indígenas. En el siglo XVIII, el español ya ha llegado a su máxima extensión y es una lengua de la Administración, la cultura y la enseñanza. Con la independencia de los países americanos en el siglo XIX, el español no pierde importancia, sino que las clases dirigentes criollas lo convierten en el idioma oficial de los nuevos países. El español que, sobre todo durante el siglo XVI, se propaga por todo el continente tiene unas características peculiares que responden a diversos factores:
 Influencia de las lenguas indígenas (sustrato): los misioneros a su llegada encontraron gran variedad de lenguas indígenas, por lo que se vieron obligados a adoptar una lengua auxiliar que facilitara la evangelización. La llamaron lengua general indígena y era la correspondiente al pueblo dominador en cada zona antes de la llegada de los españoles: el quechua en el Imperio inca, el náhuatl en el azteca, el chibcha en la parte norte y el guaraní en el sur. Estas lenguas pervivieron hasta que en el siglo XVIII se expulsa a los jesuitas del territorio americano y se obliga a los nativos a aprender el español.
 Procedencia de los colonizadores: entre los españoles que llegaron a América en los primeros años de colonización era muy alto el porcentaje de andaluces y extremeños. Además, los españoles de las otras regiones pasaban un largo tiempo, a menudo años, en Sevilla o las Islas Canarias en espera de autorización y de una expedición en la que embarcarse. Estos factores explican las similitudes entre los rasgos de los dialectos meridionales de España y los del español americano.
En la actualidad, el español es lengua oficial en Argentina, Uruguay, Chile, Bolivia, Ecuador, Venezuela, Colombia, Panamá, Costa Rica, Honduras, Nicaragua, El Salvador, Guatemala, México, Cuba y República Dominicana; lengua cooficial en Perú (junto al quechua), Paraguay (junto al guaraní) y Puerto Rico (estado libre asociado a los EEUU, cooficial con el inglés); es una lengua muy extendida, aunque no oficial, en los estados del sur de los EEUU (California, Texas, Florida, Arizona, Nuevo México) y en grandes urbes como Chicago o Nueva York. El español de América no presenta grandes diferencias regionales, lo que en parte se debe a que las clases cultas de todo el continente mantuvieron cierta uniformidad cultural. Por eso, hay una serie de rasgos lingüísticos bastante generalizados. Algunos coinciden con los rasgos de los dialectos meridionales peninsulares. Rasgos fónicos: seseo (corasón), confusión de l por r (arma por alma), aspiración del sonido /x/ (hiho por hijo), aspiración y pérdida de /s/ al final de palabra y de sílaba (niñoh por niños).. Rasgos morfosintácticos: entre los rasgos morfológicos más importantes están: el voseo, que consiste en el uso del pronombre vos para el tratamiento de confianza en lugar de tú. Se emplea con la segunda persona y su uso se remonta a los tiempos de la conquista y colonización de América.  Procede del vos que se empleó en España hasta el siglo XVI. El uso del voseo conlleva unas formas verbales diferentes en el presente de indicativo y en el imperativo: vos querés. En el plural, el pronombre de confianza es ustedes. Tendencia al uso del pretérito perfecto simple frente al pretérito perfecto compuesto (¿viste?). Desde el punto de vista sintáctico destaca el orden peculiar de las palabras en algunos usos concreto (no te pido más nada).. Rasgos léxicos: uso de palabras propias de las lenguas precolombinas (choclo=maíz; cacle=sandalia); uso de arcaísmos, muchas palabras que tuvieron vigencia en el español del siglo XVI perviven en América (agonía por fatiga, recámara por habitación); incorporación de anglicismos y neologismo (carro por coche, chance por oportunidad, rentar por alquilar). En el español de América se emplean determinadas palabras con un significado muy diferente del que tienen en España (manejar por conducir un coche, galleta por atasco de tráfico, saco por chaqueta, …)