David Hume (Empirismo)
Su obra más conocida es Tratado de la naturaleza humana. Hizo un compendio de la misma y posteriormente una Investigación sobre el entendimiento humano.
Empirismo y conocimiento
Hume antepone la experiencia de los sentidos al conocimiento, precisando los términos ya sugeridos por Locke. Al contrario que Locke, comienza con una noción estrictamente empírica: la percepción, ”cualquier cosa que pueda presentarse en la mente, ya sea empleando los sentidos o impulsada por el pensamiento”. Además las divide en dos tipos: impresiones (aquellas que son intensas, las sensaciones, pasiones y emociones) y las ideas (las imágenes o representaciones de las impresiones al hacer uso de la razón). El criterio de distinción es la vivacidad y lo primero son las impresiones, y de ellas se derivan las ideas. Cualquier idea debe tener en su base una determinada impresión. Este es el criterio empirista. Las impresiones pueden ser de sensación (sentidos) o de reflexión (pensamos) y las ideas pueden ser de la memoria (recordamos) o de la imaginación (alteramos los recuerdos). Las ideas de la memoria están relacionadas por tiempo y lugar, en cambio, las de imaginación obedecen a tres principios: asociación por semejanza, contigüidad o causalidad.
Crítica empirista a la noción de causalidad
Hume criticará varias ideas tradicionales como la sustancia o la causalidad. La relación causal era tradicionalmente considerada real, pero aplicando el criterio empirista será tachada de idea vacía por él. Este análisis comienza con la distinción de ”relaciones de ideas” y ”cuestiones de hecho”; las primeras son ciertas de modo intuitivo, mientras que las segundas dependen de los diferentes conocimientos de las ciencias reales y se apoyan en la causalidad. Poniendo como ejemplo el choque de dos bolas, Hume resalta como lo asociamos a una causalidad.
Sin embargo, las ideas de causa y efecto no provienen de impresión alguna; la única impresión es la del choque, pero no es la impresión de esa relación causal. Explica Hume que estamos acostumbrados a la relación entre eventos pasados y futuros y establecemos esa causalidad como una costumbre o creencia, habiendo en realidad procesos que se suceden unos a otros y entre los que nosotros suponemos esa relación. Hume no prohíbe el uso del término, tan solo que se use como creencia y no como algo real. Esta crítica también aparecerá con la ”sustancia” y así, circunscribirá el uso de la razón a la experiencia. Esto llevará al escepticismo.
Immanuel Kant (Criticismo)
Kant es una figura universal de la época ilustrada, donde la noción central es la razón, pero no dogmática, sino más amplia, incorporando la crítica empirista. En esta época, los campos de aplicación se van a ir ampliando. Se distinguirá entre dos filosofías: la mundana o cósmica y la académica o escolar. La filosofía mundana es aquella que de manera general engloba concepciones de ciertos temas, como el arte o la política. Suponen una actitud y no un sistema propiamente dicho. Al mismo tiempo surge la filosofía académica, más estricta y cuyo rasgo representativo es el uso de un vocabulario propio y característico. Ambas filosofías se relacionan entre sí: la primera expone y presenta los temas y problemáticas que tratará sistemáticamente la segunda. Kant se refiere a la filosofía mundana como ”legisladora de la razón” y al filósofo académico como ”artista de la razón”. El sistema incluirá todo lo referido a la naturaleza (necesidad; leyes necesarias que ponen de relieve las ciencias) y las costumbres (ética).
Fundamentación de la ciencia
Dogmatismo, escepticismo y criticismo
La problemática en torno a los fundamentos es la relativa al origen, validez y límite del conocimiento, algo trabajado ya por los racionalistas (razón universal cuyo criterio de validez sería las ”ideas claras y distintas”) y a los empiristas (experiencia que circunscribe el uso de la razón a sus límites). Kant interpreta como dogmatismo al proyecto racionalista, pues este aplica la noción de razón sin estudiarla, es decir, directamente, tal y como si fuera dogma. Por otro lado tenemos la filosofía empirista, que también será criticada por Kant porque lleva inevitablemente al escepticismo, que no es sino la limitación del conocimiento a la experiencia y la consecuente exposición de duda acerca del alcance de la razón. Para sortear estas problemáticas, Kant toma una vía nueva, la vía del criticismo o filosofía trascendental, realizando un análisis crítico de la razón, sus límites y su validez.
Giro copernicano en Filosofía
Kant señala el paralelismo entre la revolución de Copérnico, que invirtió las relaciones entre la Tierra y el Sol (del sistema geocéntrico al heliocéntrico), pues el filósofo hace lo propio con la relación entre el sujeto cognoscente y el objeto conocido. Tanto los racionalistas como los empiristas habían supuesto que el lado activo era el objeto (O->S), mientras que Kant evita los problemas de los anteriores modelos estableciendo la relación inversa (S->O), pues de este modo indaga en las posibilidades de la razón.
Clasificación de los juicios de las ciencias según Kant
En su perspectiva crítica comienza examinando el alcance de la razón, empezando por los diferentes tipos de juicios que caracterizan al saber científico como objetivo y universal, para determinar en qué condiciones es esto posible. Así:
- Según la experiencia: tenemos por un lado los juicios a priori, que son independientes o anteriores a la experiencia y por ello son universales; y los juicios a posteriori, cuando se fundamentan en la experiencia (son posteriores a ella) y por tanto deben tenerse en cuenta como casos particulares a dicha experiencia.
- Según su extensión: tenemos en primer lugar los juicios analíticos, que suponen un sujeto igual al predicado, teniendo así una naturaleza explicativa que no amplía el saber, sino que lo reitera. En segundo lugar están los juicios sintéticos, que tienen un sujeto distinto al predicado y por tanto le aportan algo nuevo.
Entre las cuatro posibles combinaciones, el que caracteriza al saber científico no será otro que el juicio sintético a priori, porque es de carácter universal y dice algo nuevo. Kant estudiará los fundamentos que los hacen posibles.
Estructura de la Crítica a la Razón Pura
Kant comienza indicando los dos troncos del conocimiento que, si bien inseparables, se pueden diferenciar. Son la sensibilidad y el entendimiento. Por medio de la primera, los sujetos pueden tener representaciones de los objetos, y por medio del segundo, pueden conocerlos o pensarlos. La primera parte de su obra es una elementología.
Estética trascendental
Va referida a la sensibilidad, es decir, a la capacidad de tener representaciones. Kant analiza numerosos ejemplos de procesos en los cuales nos representamos algún contenido, algo que depende del objeto que nos afecta, pero además de esta presencia, Kant indaga en la actividad del sujeto que posibilita la representación (hasta ahora se suponía que la mera existencia del objeto ya bastaba). La conclusión es que esta actividad consiste en poner unos elementos formales que permiten unificar la diversidad material del objeto, y estas formas son el espacio y el tiempo (formas a priori). Así, el espacio es la forma a priori que pone el sujeto para poder tener representaciones externas, mientras que el tiempo es la forma a priori de nuestra sensibilidad que permite las representaciones internas. Así para tener representaciones no basta la presencia del objeto, sino también la actividad del sujeto que consiste en poner las formas a priori del espacio y el tiempo. Las representaciones de nuestra sensibilidad son denominadas como intuiciones de los objetos.
Lógica trascendental
Se refiere a la actividad del entendimiento, por medio del cual se pueden conocer o pensar los contenidos anteriormente representados. Tradicionalmente se refería a la lógica, y Kant mantiene dicho nombre.
Analítica trascendental
Los resultados de esta son que nuestro entendimiento supone unas formas a priori que Kant llama conceptos o categorías, por medio de las cuales conceptualiza o relaciona las intuiciones. Estos conceptos puros son deducidos a partir de la clasificación de Aristóteles de los juicios de lógica y surgen de la actividad del conocimiento, permitiendo conectar intuiciones entre sí. Esto es, pensarlos. Tenemos la totalidad, la negación, la causalidad… La relación de causalidad que habían discutido racionalistas y empiristas se resuelve ahora como concepto que el sujeto pone a priori para hacer posible la relación de dependencia entre objetos y sin la cual sería una experiencia caótica e imposible. Sería constitutiva de los objetos. Llegados a este punto ya podemos responder a la pregunta: ¿cómo son posibles los juicios sintéticos a priori? Son posibles gracias a las formas a priori de nuestra sensibilidad y entendimiento, que son el espacio-tiempo y las categorías puras (o conceptos). Estas formas a priori son el fundamento de ciencias que Kant usa a modo de referencia: la Matemática pura y la Física. Están posibilitadas por el espacio y el tiempo; el espacio permite representar figuras en él (Geometría), el tiempo permite el antes y después, consecuentemente, una sucesión de números (Aritmética). Las intuiciones de esta serán trabajadas por los conceptos y nacerá la fundamentación de los juicios de la Física. La ciencia irá entonces siempre referida a un campo de contenidos trabajados y afectados por nuestra actividad (formas a priori): son los fenómenos u ”objetos para nosotros”, frente a los noúmenos, el campo de los ”objetos en sí mismos”, que no podemos referir ni conocer porque nuestra actividad los modifica, ”influimos” en ellos y los alteramos.
Dialéctica trascendental
Kant investiga lo que sucedería si la razón trabajase únicamente con los conceptos, al margen de las intuiciones. Es decir, con esquemas en el vacío, sin contenido, o con esquemas de esquemas sin referencia a los contenidos de las intuiciones. Estos esquemas son las ideas trascendentales: el mundo, el alma y dios. El tratamiento de estas ideas no puede ser científico, pues generan paralogismos, antinomias y contradicciones que las aparta del dominio de la Ciencia y se ocupa de ellas la Filosofía. A pesar de esto, las ideas tienen un uso práctico en el sentido de que sí pueden ser esquemas que regulen nuestra actividad en la vida y en el mundo (Ej. vivir asumiendo la idea de dios).
En definitiva Kant ha logrado en su obra determinar los fundamentos que hacen posible el saber científico y a la vez ha diferenciado el ámbito de la ciencia del de la filosofía. La fundamentación de la ciencia ha consistido en determinar la actividad del sujeto que hace posible el saber a través de sus formas a priori. La ciencia es posible gracias a la síntesis que se hace posible cuando enlazamos los contenidos de nuestras intuiciones por medio de conceptos subrayando que lo que conocemos son siempre objetos modificados por nuestra actividad pero nunca objetos en sí mismos. Kant subraya la actividad del sujeto, responsable de la ‘’construcción de objetos’’ alineándose en una perspectiva idealista. Además, la metafísica se hace inviable como proyecto científico.
Fundamentación de la moral
La fundamentación de la moral también será una fundamentación trascendental, pues indaga en los fundamentos que hacen posibles los juicios morales. La problemática en torno a las costumbres ya había sido abordada por Hume, que distinguía el ámbito de la naturaleza (”es”) frente al de la moral (”debe”). Entre ambos hay un hiato insalvable: no se puede pasar de una a otra sin más. Kant advierte como la característica de los juicios morales radica en que son mandatos, imperativos.
Fundamentar la moral significa entonces determinar las condiciones que los hacen posibles. Analiza primero los sistemas morales tradicionales y comprueba que en todos ellos se da un imperativo hipotético pues utilizan normas en función de ciertas hipótesis, algún fin (Si quieres A, haz B). Por ello Kant busca la fundamentación racional, es decir, universal, que tendrá que ser estrictamente formal y no hacer referencia a nada material. Este imperativo obliga solo a su forma, siendo uno y único, y formulándose de la siguiente manera: ”actúa de tal manera que la norma de tu acción pudiera devenir Ley universal de la naturaleza”. Este imperativo categórico no es hipotético, pues no alude a ningún contenido, solo a su forma, obligando recíprocamente a todos: aquello que yo hago debe ser algo que puedan y deban hacer los demás. A partir de este imperativo Kant analiza algunos ejemplos.
Vocabulario
- Percepción: cualquier cosa que pueda presentarse en la mente, bien sea que empleemos nuestros sentidos o nos impulse el pensamiento y la reflexión.
- Impresiones: percepciones que penetran con mayor fuerza y que son sensaciones, pasiones y emociones que hacen su primera aparición en el espíritu.
- Ideas: son imágenes de aquellas impresiones cuando pensamos y razonamos.
- Relación causal (causa-efecto): relación real entre las cosas.
- Relaciones de ideas: afirmaciones ciertas de modo demostrativo.
- Cuestiones de hecho: dependen de los diferentes objetos de conocimiento de las ciencias reales.
- Filosofía mundana: propone los temas y cuestiones que deben debatirse.
- Filosofía académica: tratamiento sistemático de la problemática.
- Ámbito de la naturaleza: ámbito de la necesidad.
- Ámbito de las costumbres: ámbito de la libertad.
- Estética trascendental: va referida a nuestra capacidad de tener representaciones.
- Lógica trascendental: indaga la capacidad de nuestro entendimiento para conocer aquellos contenidos que hemos representado.
- Imperativo categórico: son aquellos que obligan por su forma.
- Imperativo hipotético: normas impuestas según un contenido hipótesis.