Crítica a la Idea de Causa según David Hume
Hume entiende por causa el hecho que interviene en la producción de otro; la causa precede, por tanto, al efecto. Si sólo es válido lo que nos da a conocer la experiencia, se afirma que en lo que llamamos relación de causalidad un fenómeno precede a otro. Es decir, a lo que llamamos causa no es más que un fenómeno que precede a otro de un modo constante. No es más que una sucesión temporal a la que, cuando observamos muchas veces, nos acostumbramos. Podría ocurrir otra cosa distinta y no pasaría nada: “lo contrario de cualquier materia de hecho es posible porque no implica contradicción”. La crítica de Hume a la causalidad se centra particularmente en la posibilidad de conocer a priori las relaciones causales entre las cosas y a la idea de la causalidad como algo real y necesario entre la causa y el efecto. Este es uno de los aspectos más importantes, y las razones de ello están en que con dicha crítica Hume se opone a la visión filosófica tradicional, siendo esta una de las creencias más arraigadas en el sentido común.
Hume consideró que nuestras creencias relativas a los vínculos causales son de extraordinaria importancia porque la relación causa-efecto es esencial en nuestra vida cotidiana, y en consecuencia de nuestras expectativas respecto de los acontecimientos futuros. Hume repite con frecuencia que nuestras certezas acerca de lo que acontecerá en el futuro se basan en inferencias causales. Nos parece que la causalidad se da en el mundo físico, en el psíquico, y entre ambos. Nuestra actitud ante el mundo consiste en suponer que todo lo que ocurre, ocurre porque se ha dado una modificación en alguna parte del mundo; esto es el principio de causalidad: todo lo que existe necesita de otra cosa para existir.
Tesis Tradicionales sobre la Causalidad
Las tesis tradicionales sobre la causalidad son:
- Existen cuatro causas: la causa material, la formal, la eficiente y la final.
- Es posible el conocimiento a priori de los poderes causales, mediante el conocimiento de los conceptos o mediante el conocimiento de las esencias.
- Podemos utilizar la razón para establecer vínculos causales entre las cosas.
- Los vínculos causales son objetivos, son relaciones que realmente se dan en las cosas.
- Las relaciones causales son consecuencia de los poderes de las cosas y establecen vínculos entre la causa y el efecto:
- Si A es causa de B, entonces en A se encuentra cierto poder gracias al que en A aparecerá B.
- Si A es causa de B, entonces cuando en el mundo tengamos A deberemos tener B.
- El principio de causalidad es absolutamente cierto y de plena evidencia.
- Nuestros argumentos causales son tan válidos que nos sirven para vincular objetos que se ofrecen a los sentidos y también para vincular esos objetos con realidades que están más allá del mundo empírico.
La originalidad del planteamiento de Hume es precisamente criticar la totalidad de estas afirmaciones. Para ello apela a la observación y experiencia:
La contigüidad en el tiempo y el espacio es una circunstancia indispensable para la atracción de todas las causas. Es evidente que el movimiento que fue la causa es anterior al movimiento que fue el efecto. La prioridad en el tiempo es, por tanto, otra circunstancia indispensable en cada causa. Hay una tercera circunstancia, la conjunción constante entre la causa y el efecto. Cada objeto similar a la causa produce siempre algún objeto similar al efecto.
Críticas de Hume a las Tesis Tradicionales Respecto de la Causalidad
- Las tesis se refieren a la causalidad eficiente; considera que la material y la formal son formas inadecuadas de hablar, y la final es reductible a la eficiente.
- Las relaciones causales entre las cosas no pueden ser conocidas a priori: con el mero razonamiento, nunca podremos descubrir sus causas y sus efectos. Los supuestos vínculos causales entre las cosas no se pueden establecer a partir de la comprensión de los conceptos de dichas cosas. Las relaciones causales no son relaciones entre ideas; nuestro conocimiento de dichas relaciones es un conocimiento empírico, pues se trata de cuestiones de hecho.
- La mera razón es incapaz de fundamentar nuestras creencias en las relaciones causales; dichas creencias son consecuencia del hábito basado en la costumbre. El hábito, como producto de la experiencia reiterada, está a la base de nuestras creencias futuras. La costumbre es lo que nos lleva a creer que el sol saldrá mañana, que el fuego quema, etc. La guía de nuestra conducta cotidiana está en la costumbre y no en la razón. Sin la costumbre no sabríamos cómo actuar en el mundo, ni qué cosas podemos esperar en el futuro.
- Si nos limitamos a aceptar sólo lo que se ofrece a la experiencia, no podemos decir que la causalidad sea una propiedad; éstas sólo nos ofrecen sucesión de fenómenos.
- Tampoco es posible observar ni el poder en A para producir B, ni el vínculo entre A y B, cuando A es la causa de B. Las fuerzas a través de las cuales supuestamente actúan los cuerpos nos son totalmente desconocidas. La conexión entre causa y efecto es arbitraria. Lo único que encontramos es sucesión reiterada de fenómenos:
- a) contigüidad espacio-temporal entre la causa y el efecto;
- b) prioridad temporal: la causa es siempre anterior al efecto;
- c) conjunción constante entre la causa y el efecto.
- El principio “todo lo que empieza a existir debe tener una causa de su existencia” ni tiene certeza ni se puede demostrar. Hume declara que creemos en dicho principio por la costumbre, porque nos hemos habituado a ver sucesiones entre fenómenos, experiencia que lleva a nuestra mente a suponer que nada puede existir sin otra cosa que no la ha producido.
- Hume alegará que, con las restricciones que implican las críticas anteriores, si seguimos creyendo en la causalidad, debemos limitar éstas al mundo empírico, pero no podemos saltar del mundo empírico a supuestas realidades metafísicas como Dios y el alma, de los cuales no cabe experiencia alguna.