Análisis de la Filosofía de Friedrich Nietzsche

Friedrich Nietzsche: Un análisis de su filosofía

Biografía

Friedrich Nietzsche nació el 15 de octubre de 1844. Su hermana, quien tendría un papel importante en su vida, nació dos años después. En 1864, Nietzsche se trasladó a la Universidad de Bonn para estudiar teología y filología clásica.

A los 24 años, se convirtió en profesor en la Universidad de Basilea. Su mala salud y su propia insatisfacción lo llevaron a jubilarse en 1879, mostrando signos evidentes de locura, de la que no se recuperaría.

Etapas de la filosofía de Nietzsche

La filosofía de Nietzsche se caracteriza por un lenguaje lleno de imágenes. Él mismo se refiere a las etapas de su filosofía de la siguiente manera:

Periodo romántico: Filosofía de la noche

En el fenómeno de lo trágico se descubre la verdadera naturaleza de la realidad. Corresponde al arte y a la tragedia conocer la esencia trágica del mundo. La vida es una oposición y un vaivén entre lo infinito y lo finito. Sócrates encarna la oposición a la visión trágica del mundo.

Periodo positivista o ilustrado: Filosofía de la mañana

Nietzsche acepta el rechazo positivista de la religión y la metafísica, que son sustituidas por la ciencia como formas de explicación de la realidad. Se utiliza el método histórico como medio para criticar los supuestos metafísicos. La crítica de la cultura occidental desvela que la moral y la religión son formas que el hombre ha colocado sobre sí mismo.

Periodo del mensaje de Zaratustra: Filosofía del mediodía

En este periodo se formulan las ideas principales de Nietzsche. La obra fundamental es Así habló Zaratustra, que consta de un prólogo y tres partes. En el prólogo se describe al superhombre y al último hombre. La primera parte plantea la muerte de Dios, la segunda, la idea de la voluntad de poder y la tercera, la idea del eterno retorno.

Periodo crítico: Filosofía del atardecer

Nietzsche completa la crítica a la cultura occidental, a la filosofía, a la religión y a la moral tradicionales. Es preciso destruir al hombre, al último hombre, para que pueda surgir el superhombre. Se hace necesaria la destrucción de la filosofía, la religión y la moral de la tradición occidental y la transmutación de los valores que impida la autoalineación del ser humano. Detrás de todos los valores está la vida como su fundamento último.

Conceptos clave en la filosofía de Nietzsche

La vida como voluntad

Nietzsche dice que la vida no se puede definir. La voluntad de poder es deseo ciego de vivir y precisamente si algo caracteriza a la vida es que cuando mueres la vida sigue naciendo. La vida hay que vivirla de tal manera que suponga el deseo de querer vivirla. Pero la vida también es para Nietzsche un juego trágico en el que se enfrentan en un proceso incesante generación y corrupción, vida y muerte, exaltación y dolor.

Filología y filosofía

Nietzsche considera que el lenguaje humano es una voluntad de poder, una forma de vida, pero el problema es que ese lenguaje lo hemos convertido en una cosa que no es. El lenguaje es simplemente una comunicación de nuestro estado de ánimo. Lo que nosotros captamos son las sensaciones, pero el hombre, para expresarlo a los demás, creó la palabra sabiendo que esa palabra no refleja la realidad, solo son metáforas para expresar la realidad.

Aquí se produce una transformación de estímulos en palabras.

El hombre convirtió esa palabra en concepto, pero Nietzsche dice que no hay conceptos. El lenguaje nunca puede expresar las cosas, pero no es un reflejo de la realidad.

El lenguaje como síntoma de la vida. Toda nuestra actividad mental está en palabras, es lenguaje. El lenguaje lo hemos creado para describir las cosas pero no lo hacen. Las palabras, según Nietzsche, son metáforas de la realidad. Esto se complica aún más cuando estas palabras se aplican a un concepto. Las palabras son simplemente algo que ha creado el hombre y ha olvidado que solo son meras metáforas de la realidad. Las palabras no expresan las cosas sino nuestra relación con ellas.

Arte y realidad: lo apolíneo y lo dionisiaco

El arte y la poesía son el medio a través del cual aprendemos la esencia originaria y profunda del mundo. La expresión simbólica de la vida se desarrolla a partir de dos fuerzas estéticas que se combaten, representadas por los siguientes símbolos:

  • El espíritu dionisiaco, de Dionisio, dios de la orgía, representa los valores de la vida, de la desmesura, la embriaguez mística y la anulación de la conciencia personal.
  • El espíritu apolíneo, de Apolo, dios de la belleza, representa los valores de la razón, la medida, el equilibrio y la individualidad.

La crítica a la cultura occidental: El nihilismo

El nihilismo es tomar conciencia de que vivimos en la nada, que la cultura occidental es pura creación del ser humano. En el cristianismo, Nietzsche encuentra encarnados los valores del nihilismo, el odio y el temor a la vida, que constituyen una voluntad de la nada. El nihilismo como negación de la vida. El origen del nihilismo debe situarse en la filosofía griega, en Sócrates y Platón.

El concepto de realidad ideal

La contraposición de los dos mundos platónicos sitúa al concepto imperfecto, cambiante y aparente. El triunfo de la razón contra la vida es el triunfo de Apolo sobre Dioniso. La identificación entre la razón, la virtud y la felicidad oculta el rechazo a los sentidos, el temor a los instintos, a la vida, que quiere ahogarse bajo la luz de la razón. No hay un mundo real distinto del que experimentamos por medio de los sentidos.

La inversión de la intuición y el concepto, el dominio del sujeto

El triunfo del lenguaje, del concepto, es el dominio de la conciencia frente a la intuición. La conciencia inventa una identidad única, estable y pública, que se olvida de lo sensible, de los cuerpos. La forma básica del conocimiento es la intuición mediante la que captamos lo inmediato e individual, la vida.

Crítica a los conceptos metafísicos

La ficción de la metafísica monoteísta se apoya en el lenguaje: el lenguaje nos hace abandonar el cambio, la apariencia, y nos empuja a la permanencia, a la unidad, a la identidad, a la sustancialidad y al ser. No existe un conjunto de conceptos preestablecidos para aprender la realidad, los conceptos no están antes que las palabras, sino que derivan de las palabras. Las palabras son metáforas que expresan las intuiciones originarias que tenemos de las cosas. Las palabras son así metáforas y los conceptos que formamos a partir de las palabras son solo residuos de metáforas.

Crítica a la idea de verdad

Cuando las palabras se transforman en conceptos, se abandonan las diferencias individuales para servir de instrumento de comunicación. El concepto abstrae las peculiaridades para destacar lo común; sin embargo no es posible pensar en la hoja sino en una hoja con una forma y un color determinados. El concepto falsea la palabra.

El error de la filosofía es haberse olvidado de las intuiciones como el origen de los conceptos. Ese olvido es el fundamento de la metafísica, que considera lo abstracto y universal. Las verdades son ilusiones de las que se ha olvidado que lo son.

Todo conocimiento es relativo: no conocemos ningún hecho en sí, el mundo es susceptible de diversas interpretaciones. El conocimiento es para Nietzsche perspectivismo.

Crítica a la ciencia

La realidad se convierte ahora en fenómeno y las matemáticas en el método científico. La crítica de Nietzsche se dirige contra las ciencias positivas. El ataque de la ilustración se dirigía contra los dogmas teológicos y el poder de la iglesia.

La crítica a la moral cristiana

La crítica a la moral y el método genealógico

Su análisis se sitúa “más allá del bien y del mal”, descubriendo los instintos desde los que brotan los conceptos morales a partir de su genealogía. El método genealógico permite estudiar cómo surgieron los conceptos morales y cómo se impusieron como valores aceptados por todos a partir de la fuerza del grupo social que los propone. La genealogía muestra la realidad que está detrás de las palabras, la voluntad de poder que las erige.

El cristianismo y la inversión de los valores

Lo que antes no eran valores, los de los esclavos, se imponen sobre la moral de los señores, y esto se hace fundamentalmente en el judaísmo y más tarde en el cristianismo. Esa expresión de la moral cristiana, dice Nietzsche, que tiene su expresión máxima en la muerte de Cristo, eso es una aceptación de valores, el símbolo de inversión de los valores, como se impone la moral de los esclavos. Los valores que antes eran malos pasan a ser los valores superiores y los valores de los señores pasarán a ser contradicciones.

La muerte de Dios

“Dios ha muerto”

La muerte de Dios significa una crítica radical de la religión, la moral y la metafísica sobre las que se ha levantado la civilización occidental. La desaparición de la creencia en el Dios cristiano cambiará la orientación del hombre, alejándolo del mundo trascendente para centrarlo en el mundo real. El proceso de la muerte de Dios se había iniciado con el Renacimiento y continuado con la crítica. La muerte de Dios completa el proceso terminando también con este cristianismo secularizado. Con la muerte del Dios monoteísta acaba el dogmatismo, la escisión entre lo bueno y lo malo, lo verdadero y lo falso, lo real y lo aparente.

Comienza entonces un resurgimiento de los antiguos dioses del politeísmo: dioses múltiples que simbolizan una visión plural de la realidad y de la vida.

La voluntad de poder y el superhombre

La transvaloración

Una vez que el hombre pasa la etapa nihilista, Nietzsche se plantea el futuro de ese hombre, lo que dará lugar a la aparición del superhombre. Una vez que el hombre toma conciencia, solo le falta saber que él es el dueño de su destino; de alguna manera vuelve a aparecer el hombre, se convierte en creador de sus valores y es él quien decide qué es lo bueno y lo malo. Es lo que llama la transmutación de los valores.

Zaratustra, el profeta del superhombre

La llegada del superhombre atraviesa tres metamorfosis del espíritu:

  • El camello, simboliza al hombre que se inclina ante la omnipotencia de Dios y ante la ley moral.
  • El camello que quiere ser más y se transforma en león, que simboliza al negador, al nihilista que rechaza los valores tradicionales y crea las condiciones para la producción del superhombre.
  • Pero también el león tiene necesidad de transformarse en niño, de superar su autosuficiencia para poder vivir libre de prejuicios y crear un nuevo sistema de valores que esté al servicio del superhombre, al servicio de la recuperación de los instintos vitales del hombre. El niño es capaz de actuar por instinto, solo el niño podría ser el superhombre.

El superhombre y el sentido de la tierra

El superhombre dará un nuevo sentido a la realidad encarnando a Dionisos. Creará los valores de la vida sin fundamentarlos en un más allá. La tierra ocupa el lugar que tenía Dios. La moral del superhombre tendrá una absoluta autonomía moral, él mismo será quien establezca el bien y el mal. La libertad del hombre superior le sitúa por encima de cualquier adoctrinamiento. La llegada del superhombre dependerá de que los individuos superiores tengan la audacia de transformar todos los valores y crear otros partiendo de su vida y su poder.

La idea del eterno retorno

Zaratustra no es solamente el profeta del superhombre, sino también del eterno retorno. Todo lo vivo parece llamado a desaparecer, todo lo que nace muere. La doctrina del eterno retorno es el intento supremo de absolutizar el devenir como el “ser”. Cada persona, condenada a desaparecer, volverá a vivir la misma vida, en la misma época y del mismo modo.

El eterno retorno y el superhombre

La idea de un fijo retorno de lo mismo parece contradecir la idea del superhombre. El superhombre acepta la vida como suceder, como eterna repetición, sin crear un ser que trascienda al universo. La idea del eterno retorno es la consecuencia de la voluntad de poder que acepta la vida con todas sus consecuencias. La idea de superhombre es la expresión de un compromiso permanente de amor a la vida.