Análisis de “La Fundación” de Antonio Buero Vallejo

Introducción: La Fundación fue la última obra de Buero Vallejo estrenada en 1974, durante el régimen de Franco. En la obra hay bastantes elementos autobiográficos, dado que Buero militó durante un tiempo al acabar la Guerra Civil en el Partido Comunista, estuvo encarcelado durante 7 años, e incluso condenado a muerte.
La obra se presenta como una fábula en dos partes y presenta al espectador el eterno problema de la realidad y ficción, producida por el rechazo del mundo. Esta es la clave bajo la que se desarrolla este drama.         ARGUMENTO Y TEMAS: El argumento de la obra es, en síntesis, el siguiente: Tomas es un preso político condenado a muerte por un régimen totalitario, y comparte celda con cuatro compañeros; todos van a ser ejecutados. Tomás fue detenido mientras repartía propaganda, delató a los miembros de su organización cuando lo torturaban, y ahora comparte prisión con ellos. Abrumado por el remordimiento, quiso suicidarse, pero Asel, uno de sus compañeros, lo evitó. Ante esta situación, su mente debilitada ha caído en una esquizofrenia que lo protege de la realidad. En su alucinación cree residir en una Fundación en la que el, sus amigos y su novia están becados para desarrollar sus investigaciones.     Todos estos aspectos del argumento son casi desconocidos para el público hasta muy cerca del final. La trama de la obra sigue una andadura diferente: la acción dramática transcurre en la celda de la cárcel, en la que los compañeros de Tomás, dirigidos por Asel, están tratando de conseguir su vuelta a la razón, dunque esto también se ignore durante mucho tiempo.        <Temas relacionados con el ámbito político: La lucha por la libertad Al final de la obra se llega a la conclusión de que el ser humano es un prisionero encerrado en una sociedad engañosa con apariencia de mundo feliz. Partiendo de esta premisa, Tomás y Asel debaten si merece la pena luchar por la libertad, arriesgarse a intentar la fuga, siguiendo un plan laborioso y con pocas posibilidades de éxito que consiste en excavar un túnel desde las celdas de castigo. Al principio, Tomás huye de la lucha porque se engañaba a sí mismo al negarse a admitir que vivía en una cárcel. Ahora, ya consciente de la realidad, sigue mostrándose reacio al plan de Asel, pero los argumentos y, sobre todo, la muerte de Asel lo obligan a actuar. Asel, en cambio, es partidario de luchar siempre. Convence a Tomás diciéndole que no deje de actuar nunca y que no puede despreciar las pequeñas libertades engañosas aunque conduzcan a otra prisión. La crítica frente a la violencia Tomás y sus compañeros son víctimas de la violencia en sus distintas manifestaciones: • La tortura, que resulta insufrible para cualquiera. Para escaparse de ella solo existen dos vías: delatar a los compañeros, como hizo Tomás, o suicidarse, la opción de Asel. Todos los presos saben lo irresistible que resulta el dolor, por eso perdonan al traidor, e incluso lo ayudan a recuperarse de su demencia, producto del trauma causado por sus remordimientos. Por otra parte, el suicidio de Asel no se considera un acto de cobardía, sino un sacrificio altruista.    • El hambre, que no solo ha causado la muerte por inanición de uno de los presos, sino que ha dado lugar a situaciones indignas por parte de sus hambrientos compañeros: no dan parte de la muerte para apropiarse durante unos días del rancho del cadáver.     • Las matanzas, que son una prueba de que la violencia solo engendra violencia. Se percibe en el asesino de Max a mano de su compañero Lino. Los propios presos, victimas de la violencia, se convierten asì en verdugos. La critica frente a la pena de muerte.  Las situaciones planteadas en esta novela fueron vividas por Buero Vallejo en primera persona, ya que estuvo condenado a muerte al terminar la Guerra Civil. Finalmente, tras haberle conmutado la pena por cadena perpetua, fue excarcelado en 1946.      <Temas existenciales: Contraste entre locura y cordura. La cordura es muy parecida a la de Don Quijote, que consiste en transformar la realidad que no le gusta para crear un mundo idílico. Así pues, la cárcel se convierte en fundación dedicada a la investigación; la celda se transforma en una confortable habitación, con vistas al campo y delicado menaje; a sus compañeros, los presos políticos, les cambia la profesión para adaptarlos a su papel de investigadores de la Fundación. Llega, incluso, a crear una novia ideal: Berta de Tomás es como la Dulcinea de Don Quijote, un producto de la imaginación del protagonista.    Contraste entre ficción y realidad. El simbolismo sugiere que la diferencia entre la realidad y ficción es más leve de la que parece a simple vista. La fundación representa la sociedad de la época, donde el ser humano vive tan engañado como Tomás en su fundación. Vivimos en un mundo engañoso que pretende  ocultarnos la cara trágica de la vida: la muerte, el hambre y las injusticias. El ratón de Berta, Tomás, representa al propio Tomás y al ser humano en general: un prisionero cuyo destino es la muerte.     Contraste entre mentira y verdad Ante la locura de Tomás, Asel y Tulio mantienen posturas contrastadas. Asel defiende la postura de seguirle la corriente al loco para no causarle más sufrimiento, ya que piensa que se irá curando lentamente al mejorar su condición física y al ir descubriendo la verdad. Así pues, siguiendo las instrucciones de Asel, todos los presos mienten. Tulio, es partidario de decir siempre la verdad aunque esta resulte dolorosa. Aún así acepta a regáñadientes el plan de Asel, pero no le gusta actuar, por eso se muestra antipático con el protagonista en los primeros diálogos.       <Técnicas y recursos dramáticos de La Fundación. Las acotaciones resultan un elemento clave en el teatro de Buero pues las suyas son obras destinadas a la puesta en escena más que a la lectura. Las acotaciones pueden ser: • Extensas, si se encuentran al inicio de cada una de las dos partes de la Fundación. La primera, que abarca más de dos páginas, describe meticulosamente el escenario irreal de la Fundación. Las de la segunda parte, en cambio, describen nítidamente el escenario de la cárcel. Estas acotaciones proporcionan información sobre el espacio, la música, la luz, la descripción de los personajes, etc.     • Breves, si los movimientos, gestos y tono de voz de los actores se indican en acotaciones muy rápidas y breves intercaladas en medio de los diálogos. El llamado efecto de inmersión consiste en identificar al espectador con el punto de vista del protagonista loco, a pesar de que no lo sepamos hasta muy avanzada la obra. Podríamos decir que el espectador es “engañado” por el autor, ya que el público ve lo que ve Tomás, y solo descubre la realidad a medida que este la descubre. Solo al final del cuadro primero de la segunda parte el escenario se presenta como lo que de verdad es: la celda de una cárcel.    A partir de este momento el espectador descubre que su percepción de lo que estaba ocurriendo en el escenario era tan falsa como la del protagonista. El efecto de inmersión apunta hacia el mundo como algo engañoso, y por medio de esta técnica dramática, Buero denuncia el equívoco de nuestra sociedad y busca la comprensión hacia el delator. También defiende la misma tesis que en otras muchas obras: la crítica es una necesidad constante del individuo para no caer en el engaño. Cuando la obra concluye vuelve a surgir la decoración de la idílica Fundación. Esta final, como en otras obras de Buero, indica una apertura y una esperanza.        LUGAR, TIEMPO Y ACCIÓN: Buero busca intencionadamente la inconcreción, tanto geográfica como temporal. No se precisa en que país ni época histórica se desarrolla la acción por dos razones. En primer lugar porque podría haber ocurrido en cualquier lugar y en cualquier época. Como denuncia Asel en la segunda parte de la obra, la falta de libertad, la pena de muerte o la tortura son males universales. En segundo lugar, para esquivar la censura, vigente durante la dictadura franquista (1939-1975).      Lugar: la obra mantiene unidad de lugar, ya que toda la acción transcurre en un único espacio, aunque éste varíe a los ojos de los espectadores, al pasar de ser la habitación confortable de una fundación a la celda de una cárcel. Podríamos decir que el escenario está situado en la mente de Tomás o al menos que lo vemos a través de sus ojos, y es un elemento de importancia trascendental en el desarrollo de la historia, ya que el proceso mental que se produce en el personaje al ir acercándose a la realidad se refleja en la transtormacion paulatina del escenario. Así, los sillones se transformaran el petates, las librerías en paredes desnudas, etc.      Tiempo: el tiempo interno tiene un carácter circular pues la obra empieza y termina en el isido punto: con el decorado de la Fundación, la música de Rosini y la luz irisada que crea una sensación de irrealidad.       La acción: se inicia la acción “in medias res” sin poner al espectador o al lector en antecedentes sobre la locura de Tomás o la verdadera condición de sus compañeros. Y termina de forma abierta, con los carceleros llevándose a los dos supervivientes, sin que sepamos, si los conducen al paredón o a las celdas de castigo, desde donde podrían intentar la fuga.        PERSONAJES DE LA FUNDACIÓN: Tomás: Ya ha sido analizado con bastante detalle al hablar de la obra. Su locura nace como coartada ante el miedo por su situación y la vergüenza de haber sido débil y haber delatado a sus compañeros. Se alimenta además por su imaginación, pues aspiraba a ser escritor. En cierto modo ha vivido su novela, en lugar de escribirla.      Asel: Es el más maduro y reflexivo y por él habla la experiencia. Definido como un hombre muy razonador, logra con serenidad salvar las difíciles situaciones que se le presentan en los dos primeros cuadros. Es un personaje matizado, que en la segunda parte acrecienta su complejidad. Ha trazado un plan de huida y lo desarrolla de acuerdo con Tulio, pero cuando este cae, nace en el un momentáneo desaliento que le lleva a dudar de todo aquello por lo que ha luchado. Cuando la esperanza parece muerta, renace de sus cenizas. Resurge la posibilidad de intentar la fuga sin Tulio, pero con Tomás ya recuperado. Asel, razonador y práctico, concibe también un sueño de futuro, la esperanza de un mundo mejor que debe ser buscado en el presente. No se rinde y piensa siempre que existe un remedio. Su fuerza procede del conocimiento de su debilidad y de la de sus compañeros. Hace años también él fue torturado y delató y ahora ve un Tomás un caso semejante al suyo y quiere salvarlo.      Berta: Es la novia de Tomás. Como personaje real aparece aludido al final de la obra, cuando se dice que lo ha visitado en el locutorio. La Berta que interviene en la obra desde el comienzo es un desdoblamiento de la personalidad de Tomás. Es un refugio para el joven, y a su través se filtran fragmentos de la realidad que pugnan por salir, cosas que sabe pero que ha preferido ignorar. Toda la escena del cuadro primero es una manifestación visible de la conciencia escindida del personaje. Reaparece en otros momentos de la obra, como en el cuadro tercero, representando el subconsciente de Tomás, que se enfrenta a su deseo de aferrarse a la fundación o aceptar la cruda realidad. Berta, en sus palabras producidas en la mente de Tomás, supone la primera y más importante ruptura del sistema establecido en su imaginación, al tiempo que es un reflejo del subconsciente que experimenta así los primeros atisbos de claridad.      Tulio: Es un fotógrafo que conserva su oficio en la mente de Tomás. Representa la intransigencia pero también la ensoñación. A diferencia del protagonista, para quien el sueño es una enfermedad, para él es el modo de salir de la realidad cruel que los envuelve. Es el más distante con Tomás y el que más se burla de su situación. Por esto se enfrenta con Asel y Max. En cierto modo sufre un proceso inverso al del protagonista. Es conducido a la muerte justo en el momento en que se dedica a fantasear con sus amigos, a soñar con un futuro mejor, antes de que Tomás haya por fin reconocido su situación. Cuando se lo llevan, le reitera a este que deje de soñar despierto y vuelva a la realidad.      Max: Es un tenedor de libros, aunque Tomás cree que es un matemático. Es un personaje tranquilo y bromista que defiende a Tomás al principio, aunque comienza a atacarle en el momento en que sospechan que el loco pudo haber sido el delator. Al final se descubre que es él quien ha traicionado al grupo a cambio de comida y comodidades. Su doblez egoísta le condena moralmente. Es asesinado por Lino en el desenlace de la obra. Max viene a ser el contrapunto de Asel, ya que representa la corrupción, la indignidad y la ruptura de unos ideales. Es débil ante el peligro y se entrega a fáciles compensaciones.      Lino: Es un torero, que en la mente de Tomas aparece como ingeniero, es el personaje menos comprometido, aunque representa la decisión. Muy impulsivo y brusco, desde el principio intenta decirle la verdad a Tomás pero de forma violenta, llegando a creer que está fingiendo. Descubre que Max es el delator y aprovecha la confusión del suicidio de Asel para matarlo. Es un hombre muy activo al que le falta el contrapeso de la prudencia y la reflexión. A pesar de todo, al final de la obra reconoce su error y apunta hacia un carácter renovado.      Hombre: Es el compañero de celda enfermo con el que habla Tomás hasta que descubre, cuando se lo llevan, que está muerto. Tiene una doble función: representa a las víctimas del sistema represivo y es el primer eslabón en el proceso de curación de Tomás.