Fragmento 1º: Duda y certeza
Descartes pretende comprobar si existe alguna verdad indudable, o certeza, o si todo son opiniones inciertas. Y para ello, cree que es necesario rechazar como falso todo aquello de lo que pueda tener alguna duda. Pero, al pensar que todo puede ser falso, se da cuenta de que hay algo de lo que no puede dudar y es que él, necesariamente existe. Concluye que hay una verdad: “pienso, luego existo”, de la que es imposible dudar, por lo que puede servir como primer principio en el que basar la metafísica.
Fragmento 2º: Alma y cuerpo
Descartes pretende demostrar la existencia del alma basándose en la única verdad indudable que ha descubierto por ahora: “pienso, luego existo”. Afirma que puede pensar que no existe su propio cuerpo ni el resto del mundo, pero no puede pensar que él no existe, ya que del hecho de pensar se deduce que tiene que existir para poder pensar. Concluye que es una cosa cuya esencia es pensar y que, para existir, no necesita nada material. De manera que su alma es algo que existiría aunque su cuerpo no existiese.
Fragmento 3º: Pensamiento e idea de Dios
Descartes cree haber encontrado una verdad indudable en “pienso, luego existo” que servirá como “criterio de verdad”. De modo que todas las cosas que pueda pensar tan clara y distintamente como esa verdad indudable son verdaderas. Utiliza ese “criterio de verdad” para demostrar la existencia de Dios. Afirma que si él dudaba era porque no era perfecto, pero veía “con claridad” que había mayor perfección en conocer que en dudar, de modo que si podía pensar en algo más perfecto que él, era evidente que debía existir algún ser más perfecto que él.
Fragmento 4º: Ideas y existencia de Dios
Descartes cree que puede demostrar la existencia de Dios basándose en la idea de perfección. Afirma que nuestras ideas de cosas exteriores pueden provenir de cosas exteriores, que existen realmente o de nuestro propio pensamiento. La idea de un ser más perfecto que él no podía provenir de un ser tan imperfecto como él. De modo que dicha idea debía haber sido puesta en él por un ser que fuera más perfecto. Y a este tipo de ideas Descartes las llama “innatas” porque cree que nacemos con ellas.
4.1. En el conjunto de su obra de Descartes
La obra de Descartes es el Discurso del método en el que se refleja que el objetivo de Descartes era encontrar un método que permitiese encontrar la verdad en todas las ciencias. Aplicaba su método en los tres tratados a los que su Discurso servía como introducción: Dióptrica, Meteoros y Geometría. Este divide los contenidos en seis partes:
Parte Primera
La primera parte es una autobiografía intelectual en la que Descartes pone en duda todos los conocimientos aprendidos a lo largo de su educación. De manera que critica la filosofía escolástica de su tiempo, en la que se basaban las ciencias, y defiende la necesidad de una reforma del pensamiento y de la libertad de las ciencias para la investigación. Por lo que propone un nuevo método.
Parte Segunda
La segunda parte aclara que no pretende reformar la enseñanza oficial, ni el orden social, sino que sólo expone cómo ha llevado a cabo una reforma de su propio pensamiento para obtener alguna certeza. A continuación, expone que su método parte de la duda metódica y provisional de todo lo que se sabe y, por último, expone las cuatro reglas de su método: evidencia, análisis, síntesis y enumeración.
Parte Tercera
La tercera parte propone una moral provisional, mientras se mantiene en la duda. Esta moral provisional tiene varias máximas:
- Obedecer las leyes y costumbres de su país, conservar la religión y guiarse por las opiniones más moderadas.
- Ser lo más firme y decidido posible en sus actos y seguir las opiniones más dudosas como si fueran verdaderas.
- Cambiar los propios deseos antes que el orden del mundo.
- Dedicar su vida a cultivar la razón y a desarrollar el conocimiento mediante el uso de su método.
Parte Cuarta
La cuarta parte es el capítulo central de la obra. A partir del “cogito”, Descartes demuestra la existencia de Dios y ésta nos garantiza la evidencia de nuestras ideas y la existencia del mundo, puesto que Dios al ser infinitamente bueno y veraz no puede permitir que seamos engañados constantemente por un genio maligno o por nuestros sentidos, aunque dependerá de nosotros, y no de Dios, evitar el mal uso de la razón que nos lleva a caer en el error.
Parte Quinta
La quinta parte habla acerca del mundo y de los seres vivos. De manera que distingue al hombre de los animales porque éstos no poseen la facultad de pensar, no tienen alma racional, y su organismo funciona como una máquina, de forma mecánica o automática. Mientras que el alma de los seres humanos es racional, independiente del cuerpo e inmortal.
Parte Sexta
En la sexta y última parte reflexiona sobre la importancia de las ciencias y de la publicación de sus investigaciones, porque para que las ciencias progresen es necesaria la comunicación de sus experiencias y ello será beneficioso para la humanidad. Sin embargo, el mismo Descartes confiesa que no publica todas sus investigaciones científicas, porque algunas de éstas podrían ser malentendidas y se vería mezclado con disputas teológicas en las que prefiere no entrar.
3.1. Duda y certeza
Para entender correctamente el significado y la importancia de la “duda” para Descartes hemos de tener en cuenta que, para él, ésta es necesaria como “medicina mental” que cure o libere al saber de los prejuicios a los que se veía sometido por la filosofía escolástica. De manera que el principal objetivo de toda su filosofía será encontrar la certeza, es decir una verdad de la que podamos estar seguros, basándose tan sólo en el buen uso de la razón y no en la revelación divina ni en la autoridad de otros filósofos. Para ello será necesario, según él, poner en cuestión todo el conjunto del saber recibido de la tradición filosófica anterior y, por eso, la duda será el punto de partida de su propio método para encontrar la verdad. De modo que pondrá en duda todo conocimiento de cuya verdad no podamos estar totalmente seguros.