KARL MARX (1818-1883)
Introducción: La Filosofía Dialéctica
Uno de los hitos que marcan el inicio de la Edad Contemporánea es el protagonismo concedido a la historia. La Ilustración (y su culminación en la Revolución Francesa) así lo exigían. En efecto, la Ilustración presentaba la razón y el progreso como los acicates de la acción humana, y la Revolución Francesa fue interpretada como un logro en la historia. Para el cristianismo tradicional, el sentido de la historia venía planificado por la providencia divina. El mundo tomaba el rumbo que Dios había decidido darle, aunque esa dirección fuese incognoscible para los humanos. La soberanía de la razón y de la conciencia, que se encendió con la Revolución Francesa, alumbró nuevas perspectivas al sentido de la historia. La revolución había demostrado que los planes de la razón podían hacerse realidad; que lo que la razón consideraba irracional (el sistema feudal) podía ser abolido y sustituido por un sistema racional.
Sin embargo, un ser humano responsable, único de su futuro, debe preguntarse hacia dónde se dirige, es decir, cuál es el sentido de la historia. Los grandes pensadores del siglo XIX dieron respuesta a esta cuestión. A principios de siglo, Hegel afirmó que el sentido de la historia consiste en el proceso ascendente de la conciencia de la libertad. Marx, por su parte, puso el acento en que tal sentido iría liberando a los seres humanos de sus alienaciones. Sin duda, los sistemas de Hegel y Marx han influido poderosamente en las versiones del sentido de la historia que se han ofrecido durante los siglos XIX y XX.
Contexto Filosófico
Se puede decir que el pensamiento marxista es deudor de la filosofía alemana de finales del siglo XVIII y el XIX, que tiene su máxima expresión en Hegel y continúa la línea iniciada por los discípulos de Hegel agrupados en torno a la denominada izquierda hegeliana. A la vez, la obra de Marx y Engels se desarrolla en el ambiente intelectual que impregnó la Europa decimonónica, influido por el desarrollo de las ciencias experimentales y el espíritu positivista. Está imbuida por el deseo de cientificidad de todas sus propuestas, como forma de reconocimiento de un pensamiento serio y riguroso.
Marx admira en Hegel sus ideas de que todo proceso discurre en clave dialéctica y de que el hombre debe completarse en su ser a través de su actividad. Claro que Hegel entendía esta actividad como algo espiritual, fruto del pensamiento, pero Marx, en cambio, la concibe como algo material, como un trabajo manual a través del cual se va realizando el hombre. Tomó de Hegel la idea de alienación, solo que Marx la concibe como la pérdida de la vida del trabajador, porque lo que sale de él es el producto de su trabajo, que es entregado al patrono a cambio de un mísero salario. Rechazará también el importante papel que Hegel le daba a la propiedad privada como fundamento de la sociedad.
A la muerte de Hegel, sus discípulos se dividieron en dos corrientes conocidas como la derecha y la izquierda hegelianas. La derecha hegeliana hacía una interpretación conservadora del pensamiento de Hegel y llegaba a interpretar que el Estado prusiano de entonces representaba el fin de la dialéctica y que el estado social existente era la culminación de una historia racional. La izquierda hegeliana, integrada por los jóvenes hegelianos, entre los que hay que citar a Bruno Bauer, David Strauss o Ludwig Feuerbach, adoptaron el método de Hegel y eran críticos con el estado de cosas con el que se encontraban, pues veían en él síntomas claros de una enorme pobreza, de censura y de discriminaciones de diversa índole, entre ellas, la religiosa. El camino dialéctico hacia la plenitud tenía aún que recorrerse. Por lo tanto, tenía como objetivo transformar el orden existente. El autor que más influyó en Marx fue Feuerbach. Este criticó el idealismo de Hegel porque situaba el pensamiento, la conciencia o espíritu como objetivo prioritario de la filosofía y el único sentido de la realidad. Para Feuerbach, la realidad es materia. Lo originario no es el pensamiento que construye la naturaleza al tensarla, sino que esta es real con independencia del pensamiento. En este sentido, Feuerbach se considera materialista. Por otro lado, Feuerbach se opuso a Hegel en su consideración de la religión. Sostiene que la religión no es más que la expresión del deseo humano. Es decir, establece las siguientes afirmaciones:
- El hombre, por necesidad y deseo, crea la imagen de un ser superior en el que coloca los atributos y cualidades humanas. Es el momento de la alienación del hombre en Dios.
- Este Dios va progresivamente alejándose de su creador y convirtiéndose en un ser independiente, al que venera y al que se somete.
- El hombre recupera las propiedades puestas en Dios como propias, recupera su esencia mediante la superación de Dios.
A través de la negación de la religión de Dios, se afirma la religión del hombre. Otros filósofos y sistemas de pensamiento conviven en la misma época de Marx, aunque sin que tuvieran influencia en éste. Son, por ejemplo, el Positivismo de Comte, haciendo este un reconocimiento de la razón y de la ciencia como los únicos criterios posibles para lograr una explicación de la realidad. Mencionamos también la obra, en este contexto, de un pensador como Arthur Schopenhauer, crítico de Kant y de Hegel, y que ejercería influencia sobre Nietzsche.
EL SISTEMA FILOSÓFICO MARXISTA
El objetivo prioritario del marxismo es la transformación del mundo como una forma de acercar la filosofía a las preocupaciones de los hombres y sacarla de los reductos académicos. Sin embargo, Marx es consciente de que no se puede transformar el mundo si no se le conoce, si no se sabe su organización, sus leyes de funcionamiento y de desarrollo, y cuáles son las fuerzas sociales que pueden cambiarlo.
Parte de la crítica en cuanto a que los filósofos anteriores ignoraban la influencia de las condiciones económicas y sociales en la filosofía. A partir de ahí, hace hincapié en que toda filosofía es inseparable de la práctica social: la economía condiciona fuertemente nuestro modo de pensar. Marx se refiere a la transformación de la naturaleza mediante el trabajo y, sobre todo, a la transformación de la sociedad mediante la actividad revolucionaria. Dentro del sistema filosófico de Marx será muy importante la superación del pensamiento especulativo.
a) Crítica a la filosofía alemana
Marx, en multitud de ocasiones, reconoce el valor del pensamiento de Hegel. De este asume la concepción dialéctica de la realidad. Para Marx, la dialéctica es el único método válido para comprender el desarrollo histórico y social y, por lo tanto, la negación, la oposición, es el motor y el principio del cambio histórico. También acepta, con Hegel, que el discurrir de la historia es racionalmente necesario, que la historia tiene unas leyes que hay que descubrir para entenderla y explicarla. Ahora bien, decir que la historia tiene unas leyes necesarias no supone que los hombres particulares no puedan hacer nada.
Los dos están de acuerdo en la necesidad de colaboración de los sujetos para realizar los destinos humanos. La diferencia entre Marx y Hegel es la concepción del destino de la humanidad. Hegel concebía la realidad y el hombre como espíritu, y la historia como el proceso en el que el espíritu toma conciencia de sí. Como consecuencia, los individuos y sus relaciones sociales no son más que momentos en ese desarrollo del espíritu, y el Estado, la expresión y la consumación del espíritu objetivo que materializa la idea de libertad.
Para Marx, esta interpretación es una subversión del orden real de las cosas. La realidad no es así, lo que realmente existe son los individuos concretos, su vida material, sus relaciones familiares o sociales, y no el espíritu. No son las ideas las que dirigen el mundo, sino que las ideas son el producto de las relaciones materiales que los hombres establecen entre sí. Así, frente al idealismo hegeliano, el marxismo se define como materialismo.
Este materialismo significa una prioridad del ser sobre el pensar, de la naturaleza frente a la idea, pero también, y sobre todo, la prioridad de la realidad socioeconómica respecto a las ideas. Solo en esa realidad encontraremos la clave para la comprensión de lo real y, sobre todo, los medios para su transformación. Se consuma así la unión entre teoría (comprensión de lo real) y praxis (transformación de lo real) que define el pensamiento materialista marxista.
Debemos también hablar de la crítica a la filosofía alemana y, más concretamente, también la crítica a Feuerbach. Para Marx, el materialismo de este autor es también una forma de idealismo. Está de acuerdo con Feuerbach en que la religión es una construcción humana, pero este no tiene en cuenta las condiciones materiales, sociales e históricas que hicieron que los hombres, en un momento determinado, crearan las religiones. Feuerbach reduce la esencia religiosa en la esencia humana, pero tal esencia no existe como algo genérico a todos los hombres, sino que la esencia humana es el conjunto de las relaciones sociales. Por eso, Feuerbach sigue siendo idealista, porque no contempla esas condiciones concretas de la vida de los hombres.
b) Crítica a la economía política y al socialismo utópico
En su obra El Capital, Marx pone en evidencia las insuficiencias de la economía política inglesa al quedarse en la superficie del funcionalismo del sistema capitalista. Para él, el error fundamental de esta teoría es no haber contemplado el origen del enriquecimiento capitalista y de la acumulación de capital. Este origen está en la plusvalía que el obrero genera en el proceso productivo. La plusvalía es el concepto clave para entender el capitalismo y también los medios de su desaparición.
La crítica al socialismo utópico se relaciona con el hecho de que el fracaso de estos movimientos reside en que desconocen las condiciones de la realidad que intentan transformar. Los planteamientos son utópicos porque no tienen en cuenta las condiciones reales en las que se desenvuelve el sistema y, por lo tanto, carecen de los instrumentos necesarios que posibiliten la revolución.
EL MATERIALISMO
Se puede considerar la filosofía de Marx una filosofía materialista en cuanto a que considera que la realidad fundamental es la materia y no el espíritu. Es decir, todo cuanto existe es materia, procede de la materia o es una mera manifestación de la misma. La conciencia (entendimiento, el espíritu o la razón) no puede ser una realidad o una cosa en sí, independiente, sino mero resultado de una organización corporal enormemente compleja. Vamos a diferenciar entre materialismo dialéctico y materialismo histórico.
El materialismo dialéctico consiste en la explicación, por parte de Marx y Engels, del desarrollo y la evolución de la totalidad de la realidad. Así, para el materialismo dialéctico, la naturaleza se encuentra sometida a un continuo proceso de variación, evolución y cambio en virtud del cual no cesan de surgir cosas absolutamente nuevas. Para el materialismo dialéctico, la inmensa mayoría de los cambios cuantitativos, es decir, materiales, dan lugar a otros cambios cuantitativos. Además, determinados cambios cuantitativos originan variaciones cualitativas. Teniendo en cuenta que nada puede existir separado de la materia, de tal forma que se niega la existencia de entidades espirituales.
Se establece que la realidad evoluciona según las siguientes leyes:
- Ley de la transformación de la cantidad en cualidad. Según esta ley, las diferencias cualitativas surgen de las diferencias cuantitativas. Así, la conciencia, la inteligencia y la razón surgen gracias a la amplitud y complejidad alcanzadas por el cerebro humano.
- Ley de la interrelación o interpenetración de los contrarios. Así, en la naturaleza existen fenómenos contradictorios que se relacionan entre sí y, mediante su interrelación mutua, originan las distintas variaciones y cambios.
- Ley de la negación de la negación. En la marcha de la naturaleza, unos sistemas anulan o eliminan a otros, pero, a su vez, son anulados o eliminados por otros, y así sucesivamente.
MATERIALISMO HISTÓRICO
El materialismo histórico constituye una continuidad del materialismo dialéctico. Se considera que la historia constituirá una continuidad de la naturaleza. Se considera que la realidad económica es la base de la historia. Esto significa que el resto de realidades (política, arte, religión, filosofía, etc.) dependerán de la economía. Esto significa que las ideas, las teorías y las instituciones jurídicas, políticas, religiosas, etc., dependerán del sistema económico.
En todo este concepto, se tiene en cuenta que los seres humanos viven necesariamente en sociedad y que deben tener en cuenta las formas de trabajo y las relaciones laborales (relaciones de producción).
En este sentido, debemos identificar dos conceptos importantes en el marxismo:
- Infraestructura: lo que se encuentra en la base y sostiene a lo demás, es decir, la economía.
- Superestructura: es lo que está encima, la ideología, es decir, las ideas políticas, sociales, jurídicas, estéticas, religiosas. De tal forma que se afirma que, mediante la superestructura, se intenta justificar y mantener las relaciones sociales y la estructura económica.
a) Las fuerzas productivas y las relaciones de producción
Se puede establecer que, en la estructura económica, se distinguen dos elementos interrelacionados:
- Fuerzas productivas: están constituidas por todos aquellos instrumentos, bienes, técnicas y actividades humanas que intervienen en la producción. De alguna manera, las fuerzas productivas consisten en realizaciones o creaciones humanas en cuanto a objetivos utilizados, productos e instituciones laborales (taller, oficina, fábrica, etc.)
- Relaciones de producción: consisten en la división social del trabajo, es decir, en diversas formas que adoptan las relaciones entre las fuerzas productivas en una sociedad. Establece que, con la llegada del capitalismo, las clases sociales quedan reducidas a los propios capitalistas, dueños de los medios de producción, y el proletariado, dueño de su fuerza, habilidades y capacidades.
b) La mercancía. Valor de uso y valor de cambio
Marx distingue entre:
- Valor de uso: consiste en las cualidades o capacidades de un bien o de un producto para satisfacer una necesidad humana.
- Valor de cambio o mercancía: consiste en el precio que los bienes, objetos o actividades adquieren en el mercado (como, por ejemplo, el salario que se le paga a un trabajador por su trabajo).
En la sociedad capitalista, el valor de uso tiende a ser suplantado y ocultado por el valor de cambio. Así, los objetos y actividades valen lo que valen en el mercado mediante la ley de oferta y la demanda.
c) La Plusvalía
La plusvalía es la diferencia entre el valor de cambio de los bienes u objetos producidos por un obrero y el salario que este percibe por su trabajo. Es sinónimo, por lo tanto, del beneficio del capitalista.
En la sociedad capitalista, el trabajo del obrero se convierte en una mercancía que se compra y vende de acuerdo con la ley de la demanda y la oferta. Estableciendo que, para que exista plusvalía, será necesario que el capitalista venda sus productos.
d) La alienación
La consecuencia directa de la existencia de la plusvalía será la alienación. Recordamos que Marx dio un vuelco materialista al concepto de alienación, que en Hegel y Feuerbach tenía un carácter idealista. La alienación no es del espíritu, ni del hombre genérico, sino del proletariado. Va a entender la alienación como la pérdida o desposesión de algo que es esencial o una parte importante de una persona. Diferencia entre dos tipos de alienación:
- Alienación económica o infraestructural: consiste en la alienación del trabajo, en el hecho de que el trabajador se despersonaliza y pierde su auténtica realidad humana. El resultado final del trabajo, el objeto producido, es la objetivación del trabajo, el resultado de su esfuerzo, pero, al no pertenecerle, pues es propiedad del capital, le resulta extraño y ajeno, algo que no puede controlar ni dominar. La alienación se agudiza cuando el trabajador asume como natural que el capitalista se apropie de la plusvalía porque es el dueño legal de los medios de producción. La eficacia del capitalismo reside en su capacidad para perpetuar las condiciones bajo las que aparece como moralmente legitimado. El objetivo de Marx será la abolición de la propiedad privada de los medios de producción (fincas, fábricas, banca, etc.)
- Alienación ideológica o superestructural: consiste en una deformación de las ideas y las creencias de los individuos. Importante papel le da Marx al apartado de la ideología. Por ejemplo, observa su relación con la economía. Marx señala que una ideología es un pensamiento que cree desarrollarse libremente, pero que, en realidad, sin que la persona se dé cuenta, refleja la situación económica y social en que se vive. Toda ideología, en vez de reflejar la realidad, tiende a desfigurarla y ocultarla. En toda sociedad, la economía es controlada por la clase dominante; luego, la clase dominante controlará también la ideología. En consecuencia, la ideología tenderá a estar de acuerdo con los intereses de dicha clase y a reforzar su situación. La ideología servirá para justificar la posición de la clase dominante.
- Alienación social: consiste en la división de la sociedad en clases sociales. Nos encontramos, en la sociedad capitalista, en la división anteriormente mencionada de capitalistas y proletarios.
- Alienación política: en toda sociedad de clases, el Estado pertenece a la clase dominante. El Estado se ha puesto al servicio de la clase dominante, de ahí la importancia del internacionalismo proletario.
- Alienación religiosa: consiste en la evasión de la realidad hacia un mundo trascendente, es decir, hacia creaciones ilusorias. De ahí la célebre frase: “la religión es el opio del pueblo”, pues, según esta teoría, la religión tiende a adormecer la lucha revolucionaria.
f) La lucha de clases como motor de la historia
Parte de la afirmación de que una clase social se encuentra constituida por un grupo amplio que coinciden entre sí por el lugar que ocupan en el seno de un determinado sistema de relaciones productivas. Así, el curso normal de la historia es el paso de un modo de producción a otro producido por las propias contradicciones que se generan en él. El mecanismo de esta transformación es el enfrentamiento entre las clases en lucha por la defensa de sus intereses, por dominar la sociedad. El motor de la historia es, por lo tanto, la lucha de clases.
Marx no creó ni descubrió la lucha de clases. Esta idea procedía de los historiadores franceses; la diferencia con ellos estriba en que estos consideraban que la lucha de clases había acabado con la subida al poder de la burguesía. Evidentemente, para Marx no es así. Se genera una lucha de clases entre la clase capitalista y el proletariado. Mantenía que los miembros de esta clase cobrarán conciencia de su fuerza y terminarán derribando el sistema capitalista, tras lo cual se dará paso a la sociedad socialista.
Así, Marx creía que la lucha de clases puede ser eliminada si se suprime el motivo de la explotación: la posesión privada de los medios de producción. Por eso, la sociedad comunista será una sociedad sin propiedad. Para llegar a ella es preciso realizar lo que se denominó la revolución del proletariado.
El comunismo, al abolir la propiedad privada, elimina la separación del ser humano de su trabajo y su retorno a sí mismo como ser social, al coincidir los intereses de los individuos con los del conjunto de la especie humana.
En esta sociedad, también habrá desaparecido el Estado como forma de dominación de una clase por otra. Eso no significa la desaparición de toda organización, sino el mantenimiento de un poder político que ha perdido su carácter de político opresor. Si bien, el marxismo no deja nada clara la forma y la organización de este poder.
LA PROYECCIÓN DEL PENSAMIENTO MARXISTA
El marxismo, como teoría práctica de la sociedad, ha tenido repercusiones en todo el siglo XX, tanto en la teoría como en los movimientos revolucionarios de este siglo.
Desde el punto de vista teórico, el marxismo ha sido bastante prolífico en generar interpretaciones o lecturas del mismo. Destacamos las siguientes:
- La interpretación humanista de Jean-Paul Sartre: considera el marxismo como la filosofía de su tiempo, pues en ella se toma conciencia del momento histórico. El marxismo adolece de un auténtico examen de la existencia humana en términos de libertad y, por ello, pierde vitalidad como filosofía liberadora. Este será el objetivo del pensamiento sartriano: la reconversión humanista del marxismo.
- Antonio Gramsci: continúa el análisis marxista de las ideologías y su papel en las sociedades contemporáneas. Es el formulador de la teoría de los aparatos ideológicos del Estado, estudio de los instrumentos que el poder del Estado tiene para reproducir la ideología de la clase dominante (policía, ejército, religión, información, etc.).
- Concepción estructuralista de Louis Althusser: considera e insiste en el carácter científico del marxismo e interpreta que el devenir histórico obedece a leyes. La historia es un proceso sin sujeto.
- La Escuela de Francfort y su continuación en Habermas: aplican los presupuestos del marxismo al análisis de las sociedades contemporáneas, con la misma finalidad emancipadora, pero rectificando aquellos elementos que ya no son válidos.
En otro orden de cosas, el marxismo ha inspirado las estrategias revolucionarias de los movimientos radicales del siglo XX, pero sobre todo la revolución rusa liderada por Lenin en 1917 y la china dirigida por Mao Tse-tung en 1949. Ambas pusieron en entredicho la teoría de Marx de que la revolución se llevaría a cabo en países desarrollados y han puesto en evidencia las limitaciones del marxismo como inspirador del comunismo. También el marxismo, se puede decir, que ha orientado la política socialdemócrata que floreció en Europa occidental desde los años veinte.