Descartes: El Racionalismo
Conocimiento
La filosofía comenzó a quedar relegada a un segundo plano, desplazada por la matemática, la astronomía y la física, y, en consecuencia, el hombre también ha quedado desplazado. El conocimiento cartesiano persigue el valor de la seguridad tomando como modelo la matemática. Descartes aspira a que la filosofía se asemeje a la matemática. No debemos basar la filosofía en la experiencia, puesto que es una fuente constante de dudas y lo que se necesita son evidencias. Tampoco debemos basarnos en los sentidos porque estos nos engañan.
Por todo esto, Descartes duda de todo lo que se pueda dudar para así encontrar algo que no sea dudoso. Esto lo lleva a dudar de todo aquello que pueda engañarle. De la duda pasa a la primera certeza, la cual es “pienso, luego existo”. Descartes emplea el método deductivo en la filosofía y concluye que el mundo está lleno de personas que ocupan espacio, denominadas extensiones.
El método propio del conocimiento cartesiano tiene 4 reglas:
- Regla de la Evidencia: No admitir como verdadero nada que no sea evidente.
- Regla del Análisis: Descomponer cualquier idea en sus ideas más básicas.
- Regla de la Síntesis: Seguir el camino contrario a la regla anterior.
- Regla de la Enumeración: Revisión de todos los procesos anteriores.
Antropología
La idea que Descartes tiene del hombre se basa en entender el mecanismo, la realidad material que solo puede ser explicada por la causalidad eficiente. El cuerpo humano es una máquina, un ser en movimiento. Es un mecanismo que deja margen y rechaza la causalidad final.
Descartes reconoce la independencia del alma y reconoce tres sustancias: sustancia pensante (alma), sustancia material (cuerpo) y Dios. Sustancia es aquello que se necesita para vivir, ya que sustancia y alma no necesitan la una de la otra para vivir. El alma, cuya esencia es pensar, es un ser independiente de la sustancia, unida al cuerpo de forma sustancial. Para Descartes, el alma es algo material.
El verdadero conocimiento es el campo de la realidad y las cualidades primarias. El querer es propio del alma porque lo que hacemos queriendo es algo anímico, no afectivo.
Dios
Descartes inaugura un estilo muy definido de demostraciones: demostrar, con independencia de la experiencia, la existencia de Dios. Ofrece tres pruebas: Dios como causa de la idea de Dios que hay en mí, causa de mi existencia e interpretación cartesiana del argumento de San Anselmo.
- La primera es que yo no puedo ser esa causa, ya que es evidente que hay una idea en mí de Dios y esta no es una idea que proviene de mi experiencia.
- La segunda es que si yo fuese Dios no habría dudas y no me habría dotado de todas aquellas perfecciones de las que ahora carezco.
- La tercera es la reforma cartesiana del argumento ontológico. Un ser cuyo mayor no puede ser pensado es un ser que tiene todas las perfecciones y Descartes dice que no puede haber un ser sumamente perfecto que no exista, que es necesaria su existencia.
Hume: El Empirismo
Hume es el representante más célebre del empirismo, que basa su filosofía en la experiencia y se opone al racionalismo.
Conocimiento
Todo conocimiento parte y acaba en la experiencia. La experiencia es lo que nos es dado, aquello que nos pasa. Para Hume, lo que carece de dudas es la experiencia sensible. Los sentidos son la única fuente relevante de evidencia.
Las relaciones entre ideas son indudablemente verdaderas, pero el problema es que esas verdades no poseen materia. Solo son verdaderas en su forma, con independencia del mundo. Esas verdades no tienen interés porque no nos vemos afectados por ellas. Son evidentes, pero solo formalmente. Los juicios sintéticos son aquellos cuyo grado de verdad necesita ser comprobado en el mundo. Los juicios propios de las ciencias naturales son meramente probables. La base de la teoría del conocimiento de Hume se encuentra en esta afirmación. La experiencia es un límite irreparable.
Las sensaciones son con las que empieza el conocimiento. La experiencia es lo que sostiene y con lo que comienza el conocimiento. A las intuiciones que el sujeto percibe de manera primaria, Hume las denomina impresiones. Hay dos tipos de impresiones: de sensación y de reflexión. Esas impresiones son el conocimiento más claro, más puro. Las impresiones de reflexión se refieren a nuestro estado, a cómo nos encontramos, y estas impresiones son percibidas, no las creamos.
En segundo lugar, el conocimiento nos es dado a través de las ideas, que son copias de impresiones que provienen del recuerdo.
Todas nuestras ideas complejas las produce nuestro entendimiento o imaginación, y hay tres caminos (tres leyes de asociación): semejanza, contigüidad y la relación causa-efecto. Hay cuatro tipos de ideas complejas producidas por el sujeto activo: ideas generales, sustancias, modos y relaciones. Todas estas son producidas por el entendimiento. Lo realmente fiable es aquello que percibo con intensidad, lo que le es dado al sujeto. A Hume le interesa lo que permanece a través de los cambios.
Los tres tipos de sustancia que menciona Descartes serán objeto de la crítica de Hume. Dos principios en la filosofía de Hume: principio empirista y principio de inmanencia. Esto conducirá a un escepticismo (tesis que afirma que la verdad no se puede conocer o no existe) y a un fenomenismo (solo podemos probar la existencia de fenómenos, lo que nos es dado).
Dos críticas fundamentales que lleva a cabo Hume:
- Crítica al Principio de Causalidad: Se confunde la sucesión de hechos con la conexión necesaria entre ambos. No podemos afirmar que un suceso es causa de otro porque solo estamos seguros de que ha sucedido algo y después otro algo, no percibimos la conexión.
- Crítica al Principio de Sustancia: Lo que permanece a través de los cambios no se percibe. El yo sustancial del que habla Descartes es solo un conjunto o un haz de impresiones. También critica el percibir el mundo como un conjunto de sustancias.
Problema de la Moral
El principio de copia, toda idea derivada de una impresión, permite a Hume criticar las tres sustancias de la metafísica cartesiana: la sustancia corpórea, la sustancia pensante y la sustancia infinita.
Hume niega la sustancia pensante; dice que cuando observamos nuestra mente no encontramos nada simple y permanente, sino un cúmulo de percepciones que se suceden unas a otras. Tampoco se puede definir la idea del yo como un punto de referencia invariable de todas nuestras percepciones porque, recurriendo a la experiencia, vemos que no hay ninguna impresión que sea constante e invariable. La mente es un conjunto de percepciones unidas por la relación causa-efecto. Esta relación causal de las percepciones, reforzada por la semejanza que existe entre ellas, ayuda a crear la ficción de una identidad personal que nos permite ignorar la discontinuidad de nuestras percepciones.